Aquella mujer de Mantinea, llamada
Diotima, dijo al divino Sócrates que todos los hombres “son capaces de
engendrar mediante el cuerpo y mediante el alma, y cuando han llegado a cierta
edad, su naturaleza exige el producir…” Ahora bien, “…cuando el ser fecundante
se aproxima a lo bello, lleno de amor y de alegría, se dilata, engendra,
produce. Por el contrario, si se aproxima a lo feo, triste y remiso, se
estrecha, se tuerce, se contrae, y no engendra” (Banquete 206c-d)
Y
Diotima replica “Porque Sócrates ─me dijo─ el Amor no es amor por
lo bello, como tú piensas, ─Pues, ¿de qué lo es? ─De engendramiento y
procreación en lo bello” (Banquete
206e) Será en estas circunstancias donde Sócrates, en su oficio de partero-filósofo,
ayudará a parir al alma su luz que es la belleza, esto es, el λóγος (discurso
que da razón de las cosas; principio racional del universo, que también se
entiende por dialogar, hablar).
Mayéutica
significa "partear", asistir a la mujer que está de parto. Oficio que
Sócrates toma de su madre y lo trasplanta al diálogo filosófico, para ayudar a
partear aquellas almas que están engendradas. Pues como ha dicho Diotima, los
hombres son capaces de engendrar mediante el cuerpo y el alma. Del parto de la última
se encargará el diálogo filosófico.
En
Teeteto, Sócrates dirá “Mi arte de
partear tiene las mismas características que el de ellas, pero se diferencia en
el hecho de que asiste a los hombres y no a las mujeres, y examina las almas de
los que dan a luz, pero no sus cuerpos” (Teeteto
150b)
El
partear filosófico es ayudar a parir un nuevo conocimiento, un nuevo saber, una
nueva forma de ver el mundo. Es el conocimiento a través del cuestionamiento.
Es una técnica que consiste en interrogar a una persona para hacer que llegue
al conocimiento y reconocimiento a través de sus propias conclusiones y no a
través de un conocimiento aprendido. “Y es evidente que no aprenden nunca nada
de mí, pues son ellos mismos y por sí mismos los que descubren y engendran
muchos bellos pensamientos” (Teeteto
150d)
La
mayéutica filosófica parte del reconocimiento de las distintas capacidades
intrínsecas que cada individuo posee en sí, las cuales constituyen el conjunto
de competencias y fortalezas que están engendradas en el interior de cada
persona. Entonces, la mayéutica filosófica consiste en generar un diálogo, que
consiste en preguntar al interlocutor acerca de algo que le atañe en lo
personal (por ejemplo, algo que le preocupa) y luego se procede a debatir el
conjunto de respuestas dadas, con el fin que éste reconozca las situaciones en que
se encuentra.
El
diálogo filosófico conlleva al interlocutor a generar un concepto nuevo, un nuevo
horizonte de sentido, una nueva visualización de su situación y ha desarrollado
nuevas formas de abordar la cuestión que le atañe. Pues el consultante
reflexiona sobre su propia situación y encuentra la respuesta él mismo. Lo que
hace el partero-filosófico es ayudar a que nazca esa idea desencadenante, esa
acción efectiva. La mayéutica es responder preguntas con más preguntas, de este
manera se llega a un final en que las respuestas las da la persona misma. Son
sus respuestas, son su parto.
La
mayéutica o arte de partear, que para la filosofía consiste en ayudar a parir
nuevas ideas. Contiene en sí la ironía, la ironía socrática, la cual es
fundamental para poder llevar a cabo el parto. Ya que tal ironía tiene que hacer
comprender al interlocutor que lo que él cree saber no está necesariamente en
lo piensa, que su conocimiento está muchas veces basado en prejuicios y creencia.
De allí la importancia de la ironía filosófica. Mayéutica e ironía se
complementan para producir el parto. Esto se lleva a cabo desde un punto de
vista crítico-analítico.
Como
apreciamos, en la mayéutica la persona es invitada a descubrir las realidades
que se encuentran latentes en ella, las cuales no ha hecho consciente. Mientras
que la ironía filosófica combate en el individuo lo erróneo de lo que cree
saber y tiene como verdad; la ironía se dirige a aquello pretendemos saber. De
allí que, Sócrates señale “ahora bien, lo más grande que hay en mi arte es la
capacidad e que tiene de poner a prueba por todos los medios si lo que engendra
el pensamiento del joven es algo imaginario y falso o fecundo y verdadero” (Teeteto 150c)
Si
la comadrona ayuda a parir, sin ella que ella misma para. Del mismo modo, el
partero-filosófico por medio del arte de la mayéutica ayuda a los dialogantes a
parir sus propios conocimientos, sus propias oportunidades, sus propias posibilidades,
sus propias alternativas de solución. Éste no proporcionar en ningún caso
conocimiento. Como vemos el dialogante pare su conocimiento a través del
diálogo.
En
la consultoría filosófica, por medio de la mayéutica y la ironía, lo que se hace
es favorecer que las personas encuentren su propio proceso de aprendizaje, pues
éstas son quienes poseen el saber de lo que a ellas les afecta. Por tanto, el
conjunto de alternativas de su propia solución. En tal caso, el partero-filosófico
estimula a la persona para que ella pueda hacer visible lo que no logra ver.
La
consultoría filosófica se funda en una concepción liberadora. Pues el diálogo filosófico abre las instancias de una nueva conciencia,
ya que involucra un encuentro personal con el entorno; lo cual abre las puertas
a una relación yo-nosotros. Abre una exigencia existencial comprometedora con el
mundo por medio del diálogo, que no implica en ningún momento la imposición de
una verdad; sino que se trata de un acto creador-interpretativo de la realidad
en que estamos inmersos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario