jueves, 2 de enero de 2014

LA MAYÉUTICA FILOSÓFICA EL ARTE DE PARTEAR EN LA CONVERSACIÓN: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

Aquella mujer de Mantinea, llamada Diotima, dijo al divino Sócrates que todos los hombres “son capaces de engendrar mediante el cuerpo y mediante el alma, y cuando han llegado a cierta edad, su naturaleza exige el producir…” Ahora bien, “…cuando el ser fecundante se aproxima a lo bello, lleno de amor y de alegría, se dilata, engendra, produce. Por el contrario, si se aproxima a lo feo, triste y remiso, se estrecha, se tuerce, se contrae, y no engendra” (Banquete 206c-d)

            Y Diotima replica “Porque Sócrates me dijo el Amor no es amor por lo bello, como tú piensas, Pues, ¿de qué lo es? De engendramiento y procreación en lo bello” (Banquete 206e) Será en estas circunstancias donde Sócrates, en su oficio de partero-filósofo, ayudará a parir al alma su luz que es la belleza, esto es, el λóγος (discurso que da razón de las cosas; principio racional del universo, que también se entiende por dialogar, hablar).

            Mayéutica significa "partear", asistir a la mujer que está de parto. Oficio que Sócrates toma de su madre y lo trasplanta al diálogo filosófico, para ayudar a partear aquellas almas que están engendradas. Pues como ha dicho Diotima, los hombres son capaces de engendrar mediante el cuerpo y el alma. Del parto de la última se encargará el diálogo filosófico.

            En Teeteto, Sócrates dirá “Mi arte de partear tiene las mismas características que el de ellas, pero se diferencia en el hecho de que asiste a los hombres y no a las mujeres, y examina las almas de los que dan a luz, pero no sus cuerpos” (Teeteto 150b)

            El partear filosófico es ayudar a parir un nuevo conocimiento, un nuevo saber, una nueva forma de ver el mundo. Es el conocimiento a través del cuestionamiento. Es una técnica que consiste en interrogar a una persona para hacer que llegue al conocimiento y reconocimiento a través de sus propias conclusiones y no a través de un conocimiento aprendido. “Y es evidente que no aprenden nunca nada de mí, pues son ellos mismos y por sí mismos los que descubren y engendran muchos bellos pensamientos” (Teeteto 150d)

            La mayéutica filosófica parte del reconocimiento de las distintas capacidades intrínsecas que cada individuo posee en sí, las cuales constituyen el conjunto de competencias y fortalezas que están engendradas en el interior de cada persona. Entonces, la mayéutica filosófica consiste en generar un diálogo, que consiste en preguntar al interlocutor acerca de algo que le atañe en lo personal (por ejemplo, algo que le preocupa) y luego se procede a debatir el conjunto de respuestas dadas, con el fin que éste reconozca las situaciones en que se encuentra.

            El diálogo filosófico conlleva al interlocutor a generar un concepto nuevo, un nuevo horizonte de sentido, una nueva visualización de su situación y ha desarrollado nuevas formas de abordar la cuestión que le atañe. Pues el consultante reflexiona sobre su propia situación y encuentra la respuesta él mismo. Lo que hace el partero-filosófico es ayudar a que nazca esa idea desencadenante, esa acción efectiva. La mayéutica es responder preguntas con más preguntas, de este manera se llega a un final en que las respuestas las da la persona misma. Son sus respuestas, son su parto.

            La mayéutica o arte de partear, que para la filosofía consiste en ayudar a parir nuevas ideas. Contiene en sí la ironía, la ironía socrática, la cual es fundamental para poder llevar a cabo el parto. Ya que tal ironía tiene que hacer comprender al interlocutor que lo que él cree saber no está necesariamente en lo piensa, que su conocimiento está muchas veces basado en prejuicios y creencia. De allí la importancia de la ironía filosófica. Mayéutica e ironía se complementan para producir el parto. Esto se lleva a cabo desde un punto de vista crítico-analítico.

            Como apreciamos, en la mayéutica la persona es invitada a descubrir las realidades que se encuentran latentes en ella, las cuales no ha hecho consciente. Mientras que la ironía filosófica combate en el individuo lo erróneo de lo que cree saber y tiene como verdad; la ironía se dirige a aquello pretendemos saber. De allí que, Sócrates señale “ahora bien, lo más grande que hay en mi arte es la capacidad e que tiene de poner a prueba por todos los medios si lo que engendra el pensamiento del joven es algo imaginario y falso o fecundo y verdadero” (Teeteto 150c)

            Si la comadrona ayuda a parir, sin ella que ella misma para. Del mismo modo, el partero-filosófico por medio del arte de la mayéutica ayuda a los dialogantes a parir sus propios conocimientos, sus propias oportunidades, sus propias posibilidades, sus propias alternativas de solución. Éste no proporcionar en ningún caso conocimiento. Como vemos el dialogante pare su conocimiento a través del diálogo.

            En la consultoría filosófica, por medio de la mayéutica y la ironía, lo que se hace es favorecer que las personas encuentren su propio proceso de aprendizaje, pues éstas son quienes poseen el saber de lo que a ellas les afecta. Por tanto, el conjunto de alternativas de su propia solución. En tal caso, el partero-filosófico estimula a la persona para que ella pueda hacer visible lo que no logra ver.


            La consultoría filosófica se funda en una concepción liberadora. Pues el diálogo filosófico  abre las instancias de una nueva conciencia, ya que involucra un encuentro personal con el entorno; lo cual abre las puertas a una relación yo-nosotros. Abre una exigencia existencial comprometedora con el mundo por medio del diálogo, que no implica en ningún momento la imposición de una verdad; sino que se trata de un acto creador-interpretativo de la realidad en que estamos inmersos. 

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