Actualmente hablamos mucho acerca del
aquí y ahora. Sin embargo, ¿estamos preparados para el allá? ¿Cómo estamos
preparados para ese futuro inmediato que nos espera? ¿En cuál dirección
avanzamos con respecto al mañana? ¿Qué nos estamos ofreciendo a nosotros mismos
para cuando llegue ese mañana?
Descubrir que somos esa posibilidad que
se nos damos a nosotros es importante. Estamos referidos permanentemente a ser
nuestra propia posibilidad, a saber, que somos ese descubrirnos en nuestra
naturaleza en nuestra esencia, que es el existir que realizamos cada día.
Podemos decir que nos definimos por nuestro poder de ser nosotros, por el hecho
de estar referidos a nuestra propia posibilidad.
Cuando habla de nuestra naturaleza,
debemos entender que nos referimos al conjunto de nuestras fortalezas,
virtudes, nuestro carácter; pues esto que
poseemos es lo que nos constituye como personas. Nuestra naturaleza es el
poder de hacer o no hacer. En este sentido, es lo que nos hace existir y por
existir somos algo real, algo que está presente en este mundo.
Si somos ese poder ser, entonces nuestro modo
de ser es la posibilidad. El siempre poder ser algo a lo que en este
presentamos somos. Hoy somos algo, pero dentro de semana habremos cambiado en
algunos aspectos de nuestra vida, aunque no nos percatemos de ello. Esto se da
porque estamos proyectados a nuestras oportunidades. Por eso no existimos como una
mera realidad en el presente, sino como un proyecto que se va construyendo.
Existir es un estar afuera, como dijo
Heidegger. Es un sobrepasar la realidad presente en dirección hacia la
posibilidad de hacer las cosas que nos proponemos. En este sentido, es que
somos posibilidades, oportunidades, a saber, un proyecto de vida. Nuestro ser,
entonces, consiste en estar manifestándonos a las posibilidades en un mundo de cosas y de otras personas, en
un pensar-hacer cotidiano.
En la cotidianidad del mundo es donde
realizamos nuestras oportunidades. Por ello, muchas cosas de esta cotidianidad
son instrumentos que debemos aprovechar para llevar a cabo lo que deseamos.
Estamos, en el mundo, referidos a nuestras propias posibilidades. Somos
personas que proyectamos y encontramos las cosas para incluirlas en nuestro proyecto,
como instrumentos necesarios. Por ejemplo, los libros son instrumentos, el
estudio o el trabajo son otros instrumentos para llevar a cabo nuestros
proyectos.
Debemos hacer el mejor uso posible de
tales instrumentos. Porque de ellos depende la realización o no de nuestras
oportunidades. Esto no permite apreciar que no son solo los deseos por los que
hacemos las cosas; es el manejo adecuado y eficiente de los instrumentos, que
tenemos a la mano, por lo que podemos ejecutar nuestro proyecto. Si no
aprovechamos, p. ej., los estudios o el trabajo para hacer lo que deseamos
hemos fracaso en el uso de tales instrumentos.
La totalidad de los instrumentos que
tengamos a mano y su manejo eficiente es lo que determina nuestro éxito o
fracaso. No hay unas instrucciones para hacer uso de dichos instrumentos,
porque median nuestras circunstancias. Debemos, entonces, aprender racional y
emocionalmente a usar los instrumentos para la consecución de nuestras metas.
Por medio de tal uso construimos nuestra experiencia; por lo que podemos
reconocer si estamos acertados o no en lo que estamos haciendo. Pues de alguna
manera ya lo conocemos.
Porque somos constitutivamente la
posibilidad de ser algo más de lo hoy somos, todas las estructuras de nuestra
existencia poseen el carácter de apertura y de posibilidad. Como personas
vivimos cada día en la forma de proyecto. A los ancianos, por el contrario, los
oímos decir que ya ellos han hecho todo lo que tenían que hacer en la vida;
esto se da por ya no se conciben como proyecto, sino como algo ya acabado,
terminado. El joven es todo lo contrario, éste es la posibilidad totalmente
abierta.
Mientras nos concibamos como posibilidad,
nos estaremos pensando como proyecto por realizar. Tendremos la esperanza de
hacer las cosas que deseamos. Porque el proyecto o la posibilidad es nuestra
guía; que por supuesto está abierto a modificaciones y ha ser desarrollado.
Pues, todo proyecto es inicialmente solo un esbozo que debe ser plenamente elaborado.
La idea de proyecto define la totalidad
de nuestra persona. Por ella nos podemos medir, evaluar en lo que estamos
haciendo en la vida. El proyecto de vida nos da significados y sentidos; nos
permite buscar la comprensión del mundo para insertarla en nuestras
posibilidades. En la medida que vamos desarrollando nuestro proyecto vamos
incorporando más significados, que conforman el mundo que vamos elaborando
o develando. Esto ocurre, solo en la
medida que como personas somos el poder de llegar a ser algo más. Por tanto, debemos
ser siempre una posibilidad abierta.
Síguenos en:
Facebook: consultoría y asesoría filosófica
Obed Delfín
Twitter: @obeddelfin
Youtube: Obed Delfín
Pinterest: https://www.pinterest.com/obeddelfin
Escúchanos en: “Aquí y Allá en las mañanas”
Todos los domingos a las 9:00 am (hora de Caracas) por http://www.radios.co.ve/alba-caracas/ y http://albaciudad.org/radio/