lunes, 31 de agosto de 2015
jueves, 27 de agosto de 2015
NUESTRAS RELACIONES A PARTIR DE LOS OBJETOS: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA
El hecho de
acentuar nuestras relaciones a partir de los objetos tiene repercusiones en
todos los contextos de nuestra vida. Pues, los objetos no los concebimos por sí
mismos, sino que les damos connotaciones que muestran lo que pensamos y somos.
Es una vida del mero tener. Tener objetos tiene mucho valor, nos hace la vida
práctica más fácil y placentera. Pero, es diferente llevar una vida a partir de
los objetos es otra cosa, porque ellos se anteponen a nosotros. Estamos, en
este caso, en un segundo o tercer plano.
Si nos
planteamos llevar nuestra desde los objetos, es nuestra decisión. Puede ser
objetable o no, pero es la decisión de alguien. Pero, debemos entender que las
correlaciones de nuestro pensar-hacer se medirán a partir de los objetos, pero
no como objetos. Sino como valores que definen quienes somos. El objeto deja de
ser objeto y pasa a ser sujeto de representación; incluso más importante que el
sujeto que lo posee.
Desde este
punto de vista, el objeto no se puede definir como el objeto que es, sino por
la relación que el sujeto guardaba con él. Por ejemplo, el teléfono ya no es un
teléfono, es la connotación que le da al sujeto que lo posee; o, tal vez, el
objeto que posee al sujeto. ¿Quién es dueño de quién? Esto es lo que se
plantea.
No podemos
separar al sujeto del objeto. Pues, el primero fallece, depende del segundo. El
sujeto se hace indivisible del objeto. Si éste es apartado de aquel su mundo
anárquico, pierde todo sentido. Ambos son un fenómeno correlacionado, un
proceso de medición del sujeto en su relación con el objeto; al final de esta
cadena se halla la conciencia desventurada del sujeto.
El aspecto
crucial es que el objeto es fundamentalmente necesario para observar las cualidades
del sujeto, y para provocar la aparición de éstas. Por ejemplo, mi afecto consciente
sobre la manera de apreciar un objeto determina mis cualidades relacionales con
los demás. Si abordo al objeto como un valor supremo éste lo será, y mi
relación con él responderá a esa condición mediando, además, mi relación con
las personas que tenga un objeto igual o semejante. Soy sujeto de valor
mientras poseo el objeto de valor, o mientras éste tiene valor.
En nuestras
relaciones humanas, el objeto tiene propiedades subjetivas que dependen de mi
interpretación. Mantenemos una relación sujeto-objeto, entre yo avaluador y el
objeto apreciado, valorado por mí subjetividad. Por ello, cuando hablamos del
objeto hablamos, al mismo tiempo, sobre nosotros mismos. Nuestra relación con
el objeto está signada por un conjunto de valores que nosotros le damos.
De este modo,
los objetos están íntimamente vinculados a los procesos de nuestra mente, a
nuestros conceptos, pensamientos y valores. Estamos condicionados por nuestras
disposiciones de ánimo cuando nos paramos delante de los objetos. Los paradigmas
dentro de los cuales nos movemos están determinados por nuestros conjunto valores.
Por esto, ante nuestras relaciones tenemos responsabilidad intelectual y moral.
Este aspecto es
importante en la conformación de nuestro trato con las demás personas, más aún
en la constitución del trato con nosotros mismos. Ya que a cada uno de nosotros
nos compete decidir los caminos que vamos a tomar. La interacción de los
aspectos racionales-emotivos son aspectos esenciales de la naturaleza de
nuestras relaciones, tanto con los objetos como con los sujetos.
Para adoptar
una interpretación ecológica en nuestras relaciones, tanto en la práctica como
en la teoría, es necesario cambiar nuestras interpretaciones actuales con los
objetos y reeducar nuestro pensar-hacer con nosotros mismos y las otras
personas. Muchas veces, nos aferramos testarudamente a los modelos que hemos
heredados y a los cuales nos hemos asimilado, porque tenemos miedo de examinar
nuestros modos de vida; miedo a develar pseudo-verdades.
Debemos
atender nuestros comportamientos poco sanos. En vez de confrontar una situación
que a menudo nos resulta embarazosa y dolorosa, insistimos en delegar la
responsabilidad de ésta en, por ejemplos, fármacos, alcohol o buscar excusas.
Recordemos el título del libro de Marinoff «Más Platón y menos Prozac», el cual
es una invitación a reflexionar sobre nuestra vida. Por otra parte, tenemos la tendencia a
utilizar esos elementos exógenos para encubrir tanto nuestros malestares personales
como sociales.
Hablamos de
aburrimiento en vez de examinar los fallos en nuestras vidas y en la de
aquellos que nos rodean; preferimos que nos digan que somos excluidos a cambiar
nuestro perspectiva ante la vida; mundo
de los negocios, tan competitivo; aceptamos las situaciones que nos pasan en
vez de indagar por qué se están produciendo de esa manera. E incluso colocamos
nuestros asuntos más allá de nuestros intereses. No obstante, éstos apenas son
alterados se convierten en el centro de nuestro malestar, debemos superar
nuestros modelos ineficientes, para ello debemos estar dispuestos a mejorar
nuestras relaciones con el entorno, lo que implica modificar nuestra
perspectiva cultural y social.
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miércoles, 26 de agosto de 2015
martes, 25 de agosto de 2015
LA SEMÁNTICA DE NUESTRO DISCURSO EMOTIVO: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA
El lenguaje,
en todas sus manifestaciones, es imprescindible para saber cuáles son las emociones
de los otros y para comprender éstas. Ya que el vocabulario de los afectos es
parte incita de los sentimientos, que en cualquier momento nos embargan. Por
otra parte, nuestras experiencias afectivas, muchas veces, son confusas por la
complejidad que ellas poseen; razón por la cual nos sentimos desorientados al no
saber cómo nombrar esa pasión que, por momento, nos inquieta. No hemos podido
aún entender sus manifestaciones.
Tal vez, no estamos
seguros si atribuyéndole un nombre a ese sentimiento comprendamos lo que sentimos. Puede ser que sí
y puede que no. Sin embargo, al darle nombre a algo lo poseemos; ya que lo relacionamos
con nuestra experiencia, con nuestra vida, lo relacionamos con nuestro saber y
por ello le damos un nombre. Por ejemplo, si lo que siento por una persona lo
determino y denomino como aversión, en ese momento estoy introduciendo mi
sentir en campo semiótico, el cual me permite elaborar supuestos, anticipar acciones,
situaciones y dar respuestas adecuada o no a ese sentimiento que he nombrado.
Cuando nos
sentimos mal por alguna razón, se hace evidente ese malestar, podemos llorar o
quejarnos. De este modo enviamos mensajes, discursos a otras personas o a una
persona específica; esta persona capta que algo no funciona bien y que debe
atender esta situación; por lo general, que debe buscar el modo modificarla. Por
el contrario, si sonreímos mostramos una actitud tranquilizadora, nuestro
entorno se hace amistoso y todos deseamos que la situación permanezca de esta
manera porque hay sentimientos de felicidad. Son nuestros discursos
sentimentales.
La semántica
de nuestro lenguaje emocional puede ser aceptada o rechazada, sea que nos
reímos o que reñimos. En este sentido, enviamos una llamada que es recibida y,
a la vez, devuelta, principio de la teoría de la comunicación. Como apreciamos
hay una semiótica establecida en el idioma sentimental. Pues, sin racionalizarlo,
contamos con que alguien nos va a entender. Así cuando nos sentimos náufragos
en medio de nuestra realidad emocional, lanzamos un mensaje apremiante en un
mar donde cualquiera puede entenderlo, porque todos comprendemos la llamada de
los afectos. Y no podemos ser indiferentes a esta semiótica.
Nuestra
experiencia cotidiana nos llena de signos, mensajes, información, nos constituye
en un lenguaje permanentemente. Nos vamos conformando adquiriendo muchas cosas
y aprendiendo a hacer otras tantas. Esto hace que no seamos neutrales, que
tomemos partido por ciertas cosas y por otras no. Ya que nos constituimos en
medio de un mundo de acciones prácticas, de necesidades y aprendemos a distinguir
entre lo que nos es conveniente y lo que nos es perjudicial. Ya que nos vamos
conformando con un conjunto valores, por medio de los cuales dirigimos nuestras
vidas. Por ejemplo, el dolor y el placer refuerzan en un sentido o en otro
nuestro pensar-hacer; a través de éstos advertimos los senderos que queremos
andar y los que nos proponemos evitar, aunque a veces no se cumplan nuestros
deseos.
Nuestro trato con
la realidad, en primera instancia, es emotivo. Luego vendrá la razón a dar
cuenta de nuestras circunstancias. Ese primer trato es afectivo porque vivimos en
un mundo de necesidades, afectos y acciones prácticas, como hemos señalado
antes. De allí, que entendamos el conjunto de ese lenguaje emocional, estamos
en disposición de atender esa semiótica sentimental que constantemente nos
aturde.
Sin darnos
cuenta vamos re-creando formatos de interacción con los demás, lenguajes
privados y sociales que constituyen nuestra cultura como sujetos. No captamos
lo complejo que es nuestra vida y ésta nos parece que es muy sencilla. No comprendemos,
en primera instancia, el diluvio de novedades que constantemente asimilamos en
el día a día. No percibimos que vivimos negociando permanentemente con nuestro
entorno. Por ello, muchas veces, nuestra vida es un hastío. Porque somos
incapaces de ver la riqueza de cosas con las que interactuamos a diario.
Para aprender
apreciar esta riqueza de nuestro mundo debemos desarrollar la aparición de una «afectividad
inteligente», como bien dice José Antonio Marina. Para ello debemos integrar
nuestra vida asimilándola al cuerpo. Debemos abandonar esa estructura escindida
que nos constituye, para ser una totalidad. Comenzar a ser un verdadero sujeto,
el cual ha de sustituir ese simulacro automático de ser que actualmente somos.
Por ejemplo, donde la vida laboral no tiene nada que ver con la vida personal,
y así hablamos, ni con lo que hacemos y sentimos.
Este
aprendizaje re-construye nuestro ser en el mundo, el cual se convierte en un
híbrido de razón y emoción. En este sentido, comenzamos a asistir al re-construcción
de un sujeto que adquiere los sentidos de su vida a partir de esa unidad
múltiple que es la pasión-razón. Y con esta unidad vamos, entonces, a
interpretar el mundo, nuestras circunstancias, nuestras relaciones de vida. A
partir de este nuevo repertorio afectivo, perceptivo y racional re-edificamos nuestra
propia inteligencia y el mundo. En este sentido, nos convertimos en artesanos
de nuestra vida, re-elaboramos una nueva semiótica que sustituye a la anterior.
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lunes, 24 de agosto de 2015
jueves, 20 de agosto de 2015
ACTITUDES Y COMPORTAMIENTOS NO COMPROMETIDOS: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA
Se dice que
padecemos el «síndrome de Solomon» cuando nuestras decisiones o comportamientos
las asumimos con el objeto de no sobresalir en algunos de los grupos social a los
cuales pertenecemos. Asimismo, cuando plegamos nuestras decisiones a una
mayoría con el fin de permanecer en el mismo rol que ésta, ya que es la gente
con que compartimos a diario.
Estas cosas,
muchas veces, las hacemos de forma inconsciente. Otras veces, tenemos miedo de llamar
la atención o de triunfar, ya que pensamos que tales logros pueden molestar a
los otros. O que tales logros nos distancien de esas personas con las cuales
tenemos relaciones. Ya que nos exponemos, abiertamente, a ser excluidos de un
grupo particular de amigos; esto nos
hace vulnerables y nos hace sentir desvalidos. De allí que nos apeguemos en esa
solidaridad grupal.
En este
sentido, hay que estar atento con el «síndrome de Solomon», ya que revela una
parte de nuestra condición humana que es importante. Por una parte, nos revela que
podemos tener unos niveles bajos de estima y confianza en nosotros mismos; al creer
que nuestro valor, como persona, depende de cuánto nos valoren los otros; de
allí nuestro empeño por mantenernos y mimetizarnos con nuestro grupo.
Dependemos, en primera instancia, de la opinión del grupo y no de nuestra
propia opinión. Nos importa más la opinión de los otros que la nuestra.
Por otra, el
«síndrome de Solomon» nos hace ver que formamos parte indisoluble de unas
comunidades, las cuales pueden ser egoístas y no toleran el talento y el éxito de
quienes a ella pertenecen. En este caso, es necesario revisar la relación que
se mantiene con esa comunidad o grupo, ya que éste puede ser un grupo o una comunidad
castradora, e incluso «tóxica». Se fundan en un egoísmo perverso, y como todo
grupo o comunidad está constituida por personas; tales personas tienen, como
diría Bachelard, un «simplejo» que les impide alcanzar metas favorables, por lo
cual impiden que cualquier otro las alcancen. Son estas personas a las cuales
les molesta que a cualquier otro le «vaya bien en su vida».
Una conducta
de este tipo está signada por la envidia. Que provoca, en quien la padece, un
sentimiento de desdicha al ver que a los otros le va bien. En la envidia se
anida ese deseo de algo que no poseemos; entonces nos planteamos que esa otra
persona tiene ese algo que nosotros anhelamos y no tenemos. Es una pasión
intensa. Y aunque ésta nos revela nuestra carencia, no la vemos. Si no que
anhelamos lo que el otro tiene, pero no podemos obtener lo que ese otro posee
debido a nuestra carencia. Nos convertimos en un depredador. Con la
consecuencia que, sin darnos cuenta, nos vamos sintiendo menos porque,
aparentemente, los otros tienen más que nosotros. De acá nuestro «simplejo» de
inferioridad.
La envidia nos
impide ver que es lo que tenemos, cuáles son nuestras fortalezas y cuáles son
nuestras virtudes en nuestro pensar-hacer. Por la pasión de la envidia no vemos
ni nuestra alegría ni la ajena; este sentimiento se convierte en un bucle, en
el cual solo convivimos en nuestra frustración. Reconocerse como envidioso es
muy difícil, requiere mucha valentía y ésta es una fortaleza que la envidia
misma impide ver. Además, la envidia es prolífica en imaginar motivos para
criticar y anhelar lo que el otro posee. Indudablemente, la envidia es una
pasión tóxica.
Para superar
ese estado de baja estima y poca confianza en nosotros se hace necesario la
reflexión sobre nosotros mismos, esto es, atender a lo que somos. Es lo que en
otros artículos he denominado atender al «cuidado de nosotros mismos», que
conlleva en sí el conocernos a nosotros. Se dice fácil, pero no lo es; porque
todo pensar sobre nosotros requiere dedicación, y si tenemos poca estima, ¿cómo
podemos dedicarnos cuidado a nosotros mismos? En este caso, tenemos la
alternativa de buscar ayuda.
No obstante,
la reflexión personal es necesaria, para comprender que la opinión de los demás
no puede estar sobre nuestra opinión de nosotros mismos. Debemos entender que
aun cuando de la opinión de los otros nos perturbe, nuestra opinión es más
importante. Porque somos nosotros quienes nos pertenecemos como personas. Esto
debe ser un imperativo, tal como Kant indicaba los imperativos categóricos.
Cuando nuestra
opinión se hace más importante que la de los demás, terminamos por reconocer
que somos una fortaleza. Que tenemos valores que nos constituyen y conforman
nuestro pensar-hacer cotidiano. Comenzamos a gustar del bien ajeno, lo
admiramos y aprendemos de las virtudes que hicieron posible ese éxito. Ahora codiciamos
nuestras metas, nuestros objetivos. Admiramos eso que nos conforma, cultivamos
nuestra persona como un bien propio.
Convertimos
una pasión, que puede no ser favorable a nuestros fines o que los perturba, en
un instrumento de análisis que nos ayuda a ver nuestros talentos que tenemos
por desarrollar. En vez de tener actitudes y comportamientos no comprometidos,
nos asumimos como sujetos de nuestro hacer; asumimos actitudes y compromisos
que nos permiten construir adecuadamente nuestras relaciones interpersonales, y
nuestras relaciones con nosotros mismos. De este modo, podemos participar en
nuestro hacer personal y comunitario de manera más comprometida con nosotros.
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martes, 18 de agosto de 2015
PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA DE RECURSOS HUMANOS: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA
Establecer estrategias de
planificación es una tarea de responsabilidad para determinar hacia donde se
dirige una organización. El proceso de formulación de estrategias, así como la
naturaleza y dirección de la organización está determinado por las personas que
la conforman. Por ello, la planificación estratégica es una herramienta
fundamental para el desarrollo y ejecución de proyectos, la cual da sentido de
dirección y continuidad a las actividades diarias de una organización. Permite
visualizar el futuro e identificar los recursos, principios y valores
necesarios para transitar desde el presente al futuro. Para ello se siguen una
serie de procesos y estrategias que definen los objetivos en diferentes plazos;
identifica metas y objetivos cuantitativos. Se desarrollan estrategias para
alcanzar los objetivos propuestos y localizar los recursos necesarios para
llevar a cabo tales estrategias.
La planeación
estratégica permite a una organización ser proactiva en vez de reactiva. Toda organización
debe diseñar planes estratégicos para lograr sus objetivos y metas. Tales planes
pueden ser a corto, mediano y largo plazo, según la amplitud y magnitud de aquella.
Esto implica, por otra parte, la cantidad de planes y actividades que se han de
ejecutar. En la planeación estratégica se tienen que elaborar preguntas
inteligentes, explorar posibles respuestas, experimentar con posibles
soluciones y volver a empezar el proceso estratégico evaluando las respuestas
obtenidas. Se debe precisar con exactitud la misión a la que se va seguir, ya
que ésta representa las funciones operativas que se van a ejecutar.
La planificación
estratégica se concibe como el conjunto que integra las diversas prácticas de
recursos humanos, con el objeto de preparar a la organización para alcanzar sus
metas. Estas prácticas deben formar un sistema capaz de atraer, desarrollar,
motivar y entrenar al personal necesario, con el fin de asegurar el efectivo
funcionamiento de una organización. La planeación estratégica de recursos
humanos puede ser definida como: El proceso de análisis de las necesidades de
recursos humanos conforme cambia el entorno interno y externo de la organización,
y la aplicación de estrategias proactivas para asegurar la disponibilidad de
recursos humanos que demanda la organización.
Para algunos autores, la
planificación estratégica de RRHH consiste en disponer de las personas
apropiadas, en los puestos correctos, con las habilidades suficientes, en los
momentos correctos. Por otra parte, es un proceso dinámico que desarrolla la
capacidad organizacional para fijar objetivos en forma conjunta; además, de
observar, analizar y anticiparse a los desafíos y posibles oportunidades, tanto
con relación a la realidad interna como a las condiciones externas de la
organización. En conjunto, la planeación estratégica es un proceso sistemático
que da sentido, dirección y continuidad a las actividades diarias de una
organización; le permite a ésta visualizar el futuro e identificar los
recursos, principios y valores requeridos para llevar a buen término sus
objetivos. En consecuencia, es necesario contar con herramientas de
diagnóstico, de análisis, de reflexión y toma de decisiones en torno al camino
que debe recorrer la organización. Esto con el fin de adecuarse a los cambios y
a las demandas que les impone el entorno.
Consiste, entonces, en
la búsqueda de ventajas competitivas para la organización; en la formulación y
puesta en marcha de estrategias que permitan producir o preservar tales
ventajas en función de la misión, de los objetivos y de los recursos
disponibles. La planificación contiene el manejo de procesos de reingeniería y
la capacidad de pensar estratégicamente para transformar la organización tomando
ventajas favorables de los cambios que se producen. La planificación
estratégica se caracteriza por coadyuvar a la racionalización de la toma de
decisiones, se basa en la eficiencia institucional e integra la visión de largo
plazo (filosofía de gestión), mediano plazo (planes estratégicos funcionales) y
corto plazo (planes operativos). De este modo, es el conjunto de las actividades
formales se encamina a producir una formulación estratégica de muy variado
tipo.
Como apreciamos, la
planificación estratégica es un proceso interactivo multidireccional. De modo que
debe ser entendida como un proceso participativo, en el cual se requiere
respetar determinadas fases, así como una metodología apropiada. La
planificación como proceso comprende diversas fases, entre éstas tenemos: 1) definir
la misión y visión de la organización; 2) establecer objetivos y metas; 3) desarrollar
supuestos acerca del entorno en que se desarrolla la organización; 4) tomar
decisiones respecto a las acciones a seguir; 5) emprender las acciones elegidas;
finalmente, 6) evaluar la retroalimentación del desempeño para volver a
planificar. En este sentido, es adecuado considerar el marco de referencia
general y el contexto global en el que se desenvuelve la organización.
La estrategia al determinar
el propósito general de la organización tiene las siguientes características:
1) Da dirección y estructura a los planes organizacionales. 2) Crea la
estructura de los planes ayudando a los administradores a orientar las
decisiones de operación. 3) Permite un sistema de control y de
retroalimentación para observar los resultados de la empresa. A su vez, la
planificación estratégica está compuesta por varios niveles, entre éstos: 1) Estrategia
corporativa: considera a la organización con relación a su entorno y constituye
el plan general de actuación de ésta. 2) Estrategia de negocios: determina la
forma de cómo desarrollar, lo mejor posible, las actividades correspondientes a
la unidad estratégica. 3) Estrategia funcional: trata de cómo utilizar y
aplicar los recursos y habilidades dentro de cada área funcional, actividad o
unidad estratégica. En este caso, se generan estrategias por unidades organizacionales.
La planificación
estratégica es por naturaleza aquella planificación a largo plazo, que enfoca a
la organización como un todo; está diseñada para satisfacer las metas generales
de la organización y los lineamientos generales que se van a seguir; exige
cuatro fases bien definidas: 1) Formulación de objetivos organizacionales. 2) Análisis
de las fortalezas y limitaciones de la empresa. 3) Análisis del entorno. 4) Formulación
de alternativas estratégicas. La planeación operativa, por su parte, consiste
en formular planes a corto plazo que ponen de relieve las diversas partes de la
organización, con el fin de obtener logros a corto plazo. Las decisiones estratégicas, a
su vez, determinan lo que la organización quiere ser; ésta es un marco que guía
las alternativas que determinan la naturaleza y dirección de la organización.
La toma de decisiones operacionales, por su parte, determina como debe llegar
la organización adonde quiere ir. Los planes estratégicos y operativos están
vinculados en la definición de la misión de una organización, y en la meta
general que justifica la existencia de una organización.
La planificación
estratégica es importante porque guía el modo de conocer cómo organizar a la
gente y los recursos. Sin un plan estratégico una organización tiene muy pocas
probabilidades de lograr sus metas o de saber cuándo y dónde ha desviado su
camino. Permite, así, la buena administración permitiendo un proceso claro sobre
lo que se quiere lograr y como se va a conseguir. La planificación estratégica permite
conocer lo siguiente: 1) ¿Qué capacidad tiene y que puede hacer? 2) ¿Qué
problemas se están tratando? 3) ¿Qué influencia quiere causar? 4) ¿Dónde debe
situar la organización sus recursos y cuáles son sus prioridades?
La planificación
estratégica determina la misión de la organización; la cual establece la razón
de ser de ésta. La misión enuncia el propósito general de la misma, así como el
grado requerido de excelencia; define el quehacer de la organización, establece
su sentido trascendental y los objetivos; articula, además, sus principales
valores. El propósito principal de la misión es establecer el enfoque y la
dirección de la organización. Además, visualiza como ésta conforma las
exigencias que enfrenta. Las organizaciones exitosas tienen un claro sentido de
su misión. Una misión organizacional bien definida provee un enfoque preciso
que impulsa la estrategia, el control y la dirección de la organización. La
misión es una definición duradera del propósito de la organización, que la
distingue de otras organizaciones. Señala el alcance de las operaciones; fija
en términos generales el rumbo futuro de la organización. Da repuesta a: ¿Para
qué existe la organización? ¿Cuál es su razón de ser? Es la formulación de
acciones, comportamientos y valores que definen la organización.
Toda organización debe,
junto a una misión, tener una visión. Ésta es la manera como la organización ve
las cosas, es la percepción simultánea de un problema y de una solución. La visión
adscribe la misión, es decir, hace que la misión se convierta en realidad. La
visión es el planteamiento de la meta a la que se aspira llegar; indica el
rumbo y la orientación de todas las acciones; debe ser ambiciosa y realista. La
visión es definida como la imagen-objetivo a ser lograda por la organización.
Constituye un enunciado, es el ideal operativo de la organización, indica lo
que la institución quiere ser y cómo quiere ser percibida. Se entiende ésta como
la imagen que se va desarrollando sobre la realidad en la cual trabaja, por lo
que orienta y define las acciones. En este sentido, define la orientación que
debe tener la organización para llegar a ser lo que desea ser. Los componentes
de la visión son: 1) Qué aspira a ser la organización. 2) Qué otras necesidades
futuras busca satisfacer. 3) Qué segmentos de población y/o ámbitos de atención
tendrá. La planificación de recursos humanos tiene la visión de: 1) Optimizar
del factor humano de la empresa. 2) Asegurar cualitativa y cuantitativamente el
recurso humano necesario. 3) Desarrollar, formar y promocionar al personal de
acuerdo con las necesidades de la organización. 4) Motivar al factor humano. 5)
Mejorar el clima laboral. 6) Contribuir a maximizar los beneficios
organizacionales.
Con respecto a los
valores organizacionales, éstos son los aspectos éticos y morales por medio de los
que opera la organización. Dan sentido a las directrices y comportamiento de
los integrantes de la misma. Los valores le dan cohesión a la misión y visión
organizacional. Son el conjunto de principios que inspiran la gestión y
conforman las bases éticas sobre la cual se construye la propuesta. Toda
organización tiene un conjunto de valores corporativos implícita o
explícitamente formulados; los cuales constituyen los pilares fundamentales
para el desarrollo de la cultural organizacional.
El proceso de planificación
estratégica de RRHH tiene como propósito fundamental prever un acontecimiento
futuro diseñándolo, construyéndolo o realizando varias cosas a la vez. Existen
dos clases de planificación; por una parte, la que prevé el futuro mediante una
norma que debe cumplirse sin considerar oposición o fuerzas contrarias a esa
norma; por otra, la que lo prevé afincándose en las acciones que puedan
desarrollar fuerzas opositoras coincidentes con los objetivos. Hay que definir
cual proceso se debe adoptar.
La planificación
fundamentalmente es un proceso de toma de decisiones para alcanzar un futuro
favorable, tiene en cuenta la situación actual, los factores internos y
externos que pueden incidir en el logro de los objetivos. La planificación
selecciona información y hace suposiciones con respecto al futuro, a fin de formular
las actividades necesarias para alcanzar los objetivos planteados. Esto indica
que la planificación posee tres características: 1) Debe referirse al futuro.
2) Debe indicar acciones. 3) Debe contemplar una causalidad personal u
organizacional: futurismo, acción y causalidad personal u organizacional.
Planificar significa que
se estudian anticipadamente los objetivos y las acciones a tomar sustentando éstos
con algún método estratégico. La planificación establece los objetivos de la
organización y definen los procedimientos adecuados para alcanzarlos; es la
guía para que la organización obtenga y aplique los recursos para el logro de sus
metas, y para que los miembros de ésta tomen decisiones coherentes con los
objetivos y procedimientos escogidos.
La planificación busca
asegurar el óptimo aprovechamiento del recurso humano relacionando a éste con
las necesidades futuras de la organización. Para alcanzar plenamente los objetivos
se deben considerar lo siguiente aspectos: 1) Determinar los factores del
entorno macro envolvente de la organización tomando en cuenta las
características de la actividad económica o rama a la cual pertenece la
organización, las acciones de gobierno que se emprenden en ese sector, el
avance tecnológico, las cuestiones sociales y culturales, y sobre todo, las
características y penetración en el mercado de los competidores. 2) Identificar
la misión y los objetivos institucionales. 3) Conocer con precisión la estructura
y las funciones de la organización. 4) Comprender los programas y los proyectos
prioritarios o sustantivos y de apoyo. 4) Establecer políticas, procedimientos
y programas en materia de administración de recursos humanos. Por otra parte,
debe precisar que requisitos ha de reunir el personal, entre otros: 1) Información
extra-institucional: estatus socioeconómico, nivel cultural y problemática
familiar. 2) Información intra-institucional: en términos de inventario de
recursos humanos, incluyendo habilidades, reclutamiento, selección,
contratación, inducción, desarrollo, sueldos y salarios, relaciones laborales y
motivos de salida del personal. 3) Elaborar diagnósticos y pronósticos del
personal para conocer sus características y planear dotaciones o movimientos
futuros.
Para iniciar el proceso
de planeación estratégica se debe tener claro ¿qué es y en qué consiste ésta? Se
debe definir un proceso que se inicia con el establecimiento de metas; para así
definir estrategias y políticas para lograr tales metas; y desarrollar planes
para asegurar la implantación de las estrategias y obtener lo fines propuestos.
Como apreciamos, es un proceso para decidir de antemano que tipo de esfuerzos se
deben hacer, cuándo y cómo deben realizarse, quiénes los llevarán a cabo, y qué
se hará con los resultados. La planeación estratégica es organizada y conducida
en función de una realidad entendida. La planificación estratégica requiere de:
1) Un proceso continuo, flexible e integral. 2) Considerado de vital
importancia. 3) De responsabilidad directiva. 4) Debe ser participativo. 5) Requiere
de tiempo en información. 6) Pensamiento estratégico cuantificable. 7) Entorno.
8) Administración estratégica. 9) Cultural organizacional.
Se dan cuatro pasos
fundamentales en el proceso de planificación, a saber: 1) Detección de las
oportunidades: este precede a la planificación real y, por tanto, no es
estrictamente parte del proceso de planificación; la detección de las
oportunidades, tanto en el ambiente externo como dentro de la organización, es
el punto de partida de la planificación; ya que es necesario realizar un
estudio preliminar de las oportunidades para acciones futuras. 2) Establecimiento
de objetivos: Deben realizarse tanto para el largo como para el corto plazo; pues
los objetivos determinan los resultados esperados y señalan los puntos finales
de lo que debe hacerse; se les debe dar prioridad para lograr un conjunto de
estrategias, procedimientos, reglas, presupuestos y programas. 3) Desarrollo de
premisas: consiste en establecer, difundir y obtener consenso para utilizar
premisas críticas de planificación tales como: pronósticos, políticas básicas y
planes ya existentes de la organización. 4) Determinación de cursos
alternativos de acción: consiste en buscar y examinar caminos o vías
alternativas de acción; en particular, cuando no resultan inmediatamente
evidentes; el problema más común no es encontrar alternativas, sino reducir su
número para poder analizar la más prometedora.
Un buen proceso de
planificación contiene los siguientes aspectos: 1) Debe tener objetivos
definibles y cuantificables en plazos definidos para ejecutar las acciones que
se planifican. 2) Debe poseer la instrumentación adecuada; esto implica la
utilización de elementos de racionalidad y una dirección sobre bases
científicas. 3) Establecer un orden de prioridades, en caso de la existencia de
objetivos no complementarios sino competitivos. 4) Poder distinguir entre
instrumentos y objetivos para establecer un sistema de relaciones entre ellos.
5) Poseer un sistema de control y evaluación eficaz. 6) Los fines y objetivos
deben tener el consenso y aceptación mayoritarios. 7) La planificación debe ser
flexible y adaptables, significa que deben tomarse las previsiones necesarias
con el fin de dotarlos de mecanismos de ajuste a los cambios que se operen. 8) Inherencia
o inmanencia.
Los procesos de
planificación están conformados por: 1) Formulación: Comprende la preparación
del plan, que se inicia con el diagnostico y el pronóstico; en esta etapa se
hace necesario formular objetivos y metas concretas, es la etapa de las
proyecciones, se destinan los recursos, se aplican los coeficientes de
rendimiento, se evalúan las alternativas aplicando el proceso de las
aproximaciones sucesivas. 2) Discusión y aprobación: En esta etapa deben
participar las unidades de dirección superiores, medidas y auxiliares, las de
asesoramiento, así como algunos sectores externos que de una u otra manera
están ligados a los intereses de la organización. Debe agotarse la discusión en
torno a un plan. 3) Ejecución: Corresponde a las unidades ejecutivas la
ejecución de los programas y subprogramas. No obstante, en las unidades de
asesoramiento participan la supervisión y control; en esta etapa participa toda
la organización; se requiere una coordinación eficiente, buena comunicación,
buena administración de personal, efectividad y eficiencia en las decisiones,
control efectivo, niveles de autoridad y responsabilidad claramente definidos.
4) Control y valoración: La esencia de este proceso es controlar el
cumplimiento de las metas y como se van cumpliendo éstas en los distintos
programas; se requiere, entre otros, a las estadísticas como instrumento para
mostrar los resultados; las metas deben ser evaluadas en forma permanente; la aplicación
oportuna y sistemática de estos procesos permite introducir correctivos a
tiempo que facilitan el cambio de rumbo de objetivos o metas.
En la planificación hay que considerar los factores
externos e internos a la organización. El estudio del entorno consiste en
determinar los alcances y limites del sistema económico, político, social y
cultural de la organización. Esto reviste implicaciones fundamentales en la
formulación de una estrategia. La organización está obligada a estudiar las
tendencias y cambios que ocurren en su entorno.
Los factores externos
presentan las oportunidades y las amenazas que bajo una acertada perspectiva
crean atracción. Las condiciones externas influyen en gran medida en el
reclutamiento. Los cambios en la oferta y la demanda de trabajo; es decir, las
alternativas del mercado de trabajo son un elemento de primera importancia, ya
que el mercado laboral está conformado por las ofertas de trabajo que realizan
las diversas organizaciones. Es muy difícil predecir los acontecimientos que se
producirán en el entorno organizacional en un corto plazo y más aún en el largo
plazo. Como factores externos se pueden considerar: 1) Económicas, sociales,
políticas y legales. 2) Avances y cambios tecnológicos. 3) Competencia. 4) Reducción
del empleo industrial. 5) Satisfacción general del empleo. 6) El conocimiento
como recurso más importante. 7) Tendencia creciente a la globalización. 8) Actividades
de reclutamiento de otras empresas
Por otra parte, tenemos
como factores externos: 1) Necesidades: El crecimiento de la organización y la
eficiencia de RRHH determinan en gran medida la necesidad de recurrir a fuentes
externas; si no se alienta al personal a explotar sus capacidades es probable
que no se preparen adecuadamente para llenar las vacantes que se presenten; la
falta de personal con potencial para ser promovido refleja una deficiencia
grave en cualquier empresa. 2) Mercado de trabajo: El éxito está en la
localización de nuevos empleados del mercado de trabajo, pero también de la habilidad
de los especialistas en personal para llevar a cabo esta importante tarea; las
necesidades de personal pueden satisfacerse atrayendo a la organización empleados
de otras. 3) Factores demográficos: Son un elemento que a largo plazo afecta la
oferta de trabajo; los indicadores demográficos de la mano de obra constituyen
una valiosa ayuda para la planeación de recursos humanos, ya que permiten a los
directivos anticiparse y adaptarse a los excedentes o a la insuficiencia de
individuos con la calificación adecuada.
Entre los factores
externos más importantes pueden mencionarse los siguientes: 1) Ausencia de
políticas económicas de largo plazo por parte del Estado. 2) Falta de una ética
de trabajo con objetivos en la calidad, productividad y mejora continua por
parte de la población; carencia de una cultura y disciplina laboral. 3) Sistema
económico que no premia la mejora y la productividad; ausencia de premios y
castigos. 4) Instituciones jurídicas que no protegen convenientemente los
derechos de propiedad, y en especial los de propiedad intelectual. 5) Falta de
fomento a la investigación y desarrollo por parte del Estado. 6) Ausencia de
una política educativa destinada a formar individuos con conocimientos técnico,
científicos y disciplina de trabajo. 7) Falta de inversión en obras públicas.
8) Falta de buenos sistemas de seguridad. 9) Ausencia de inversión en materia
de salud
El análisis
organizacional de los factores internos sirve para evaluar las principales
fortalezas y debilidades de la empresa. La primera, constituyen la fuerza
propulsora de la organización y facilitan la consecución de los objetivos
organizaciones. La segunda, son las limitaciones y fuerzas restrictivas que
dificultan o impiden el logro de tales objetivos. El primer elemento en el
análisis interno de la empresa lo constituye saber ¿cuáles son las
motivaciones? El verdadero valor de una empresa reside en la gente que trabaja
en ella. En este aspecto, tenemos: 1) Análisis de RRHH existentes por
ocupación, nivel de capacitación, posición y tiempo de servicios. 2) Análisis
del desgaste con el fin de reducir la pérdida de recursos humanos. 3) Evaluación
de los cambios en las condiciones de trabajo y del ausentismo. 4) Promociones y
reemplazos.
Entre los factores
internos a considerar, tenemos: 1) Ausencia de liderazgo. 2) Falta de
conciencia y apoyo del personal. 3) Ausencia o deficiencia en los planes de
implementación y puesta en marcha. 4) Ausencia de capacitación y entrenamiento.
5) Carencia de partidas presupuestarias para su aplicación. 6) Falta de una
auditoría cultural y de diagnóstico de la situación. 7) Falta de aplicación de
desarrollo organizacional. 8) Carencia de buenos sistemas de información,
seguimiento y control de resultados. 9) Falta de conocimientos técnicos y experiencia
por parte de los consultores externos. 10) Desconocimientos técnicos o
conocimientos parcializados. 11) Falta de trabajo en equipo y de una política
de participación. 12) Ausencia de un sistema de premios y castigos, o políticas
de motivación.
Una manera acertada de
llevar a cabo el análisis del entorno organizacional es por medio de la «matriz
FADO». Ésta hace ver las Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas
(FADO) que tiene o puede tener una organización en su entorno. Las fortalezas y
debilidades se refieren a factores internos. Las oportunidades y amenazas a
factores externos. Es importante desarrollar tal matriz para tener una mejor
orientación en el momento de plasmar los objetivos y planes de acción, para que
éstos sean lo más cercano a la realidad de la empresa. El primer paso es
definir claramente las metas. Cuando hay varias metas es mejor efectuar un
análisis «FADO» para cada meta separadamente. Si se consideran demasiadas metas
juntas se confunde el análisis, especialmente, cuando los «FADO» son generados
y juzgados por diferentes personas. Por ello se necesita un mismo marco de
referencia.
El análisis consta de
los siguientes pasos: 1) Entrevistar por separado a gente relevante respecto a
la decisión a tomar; se hace de forma abierta sin preguntar explícitamente por
los «FADO»; centrar la entrevista bosquejando claramente la meta institucional
seleccionada y el papel de los conocimientos en adquirirla. 2) Analizar las
entrevistas y clasificar las observaciones hechas en cada uno de los «FADO».
Estudiar todos los «FADO» y combinar los comparables y eliminar aquéllos que no
son relevantes para la meta; intentar limitar el número de los «FADO» en cada
categoría a un máximo de cinco. 3) Devolver las observaciones a los
entrevistados, si fuese necesario a otros, y mostrarle los cinco FADO en cada
categoría; pedir que añadan, al menos, cinco nuevos FADO en cada categoría; pedir
que los clasifiquen en términos de importancia para la meta institucional
seleccionada. 4) Analizar la clasificación. Si hay unanimidad o mayoría
absoluta de acuerdo sobre la clasificación e importancia de los FADO, pueden introducirse
en la matriz táctica; en caso de desacuerdos relevantes, éste puede reflejar
discrepancias concernientes a la meta, pero también diferencias en valores y
conocimientos entre las personas participantes en el ejercicio. 5) Construir la
matriz FADO. Esta matriz hace resaltar las componentes de los FADO en columnas
y filas; las celdas de la matriz se convertirán en propuestas para mejorar
indicando los enfoques estratégicos generales que pueden seguirse.
Una vez elaborado el
análisis FADO se puede mostrar cómo se crearan los puntos fuertes, como se
afrontaran las debilidades, como se aprovecharan las oportunidades y como se
enfrentaran las amenazas por medio del proyecto propuesto. La matriz FADO
permite un análisis objetivo de la posición de la organización contra ella
misma, el entorno y otras organizaciones semejantes. Es una herramienta que
provee los insumos necesarios al proceso de planificación estratégica,
proporciona la información imprescindible para la implementación de acciones y
medidas correctivas, considera los entornos internos y externos; los factores
económicos, políticos, económicos y culturales. La matriz FODA es una
herramienta para afrontar los factores internos y externos, con el objetivo de
generar diferentes opciones estratégicas y alcanzar la misión, por medio de la
determinación de las necesidades y elementos que constituyan un apoyo o una
desventaja al propósito planteado en la organización. Las fortalezas con las
que cuenta la organización y las limitaciones que obstaculizan el cumplimiento
de sus objetivos estratégicos son parte del mundo interno de la institución, y
las oportunidades y amenazas en cambio tienen lugar en el mundo externo de la
institución.
Para la identificación
de los FODA, se debe definir los siguientes elementos: 1) Análisis factores
internos: consiste en detectar las fortalezas y debilidades de la organización,
de las operaciones, de las finanzas u otros factores específicos de la
organización que generen ventajas o desventajas competitivas. 2) Fortalezas: es
la parte positiva del carácter interno de la organización; representa los
principales puntos a favor con los que cuenta la empresa. Son controlables,
porque dependen únicamente de la organización. 3) Debilidades: las debilidades
son aquellos recursos y situaciones que representan una desventaja y un
obstáculo para alcanzar los objetivos y la misión de una organización; está
relacionada con el potencial humano, con la capacidad de proceso o finanzas; afecta
negativamente a la organización; sin embargo, puede ser disminuida mediante
acciones correctivas. 4) Análisis factores externos: se trata de identificar y
analizar las amenazas y oportunidades del entorno que podrían quedar agrupadas
en los factores externos. 5) Oportunidades: son circunstancias que se espera
que ocurran o pueden inducirse a que ocurran en el mundo exterior, las cuales
pueden tener un impacto positivo en el futuro de la empresa; son aquellos
hechos o situaciones que la organización debe ser capaz de aprovechar y obtener
ventajas y beneficios. 6) Amenazas: son eventos o circunstancias que pueden
ocurrir en el mundo exterior y que pueden tener un impacto negativo en el
futuro de la empresa, tienden a aparecer en las mismas categorías que las
oportunidades, son aquellos riesgos y situaciones externas que están presentes
en el entorno y que puede perjudicar a la empresa tal como la aparición de un
nuevo competidor o el cambio del gusto o necesidades del los clientes.
La identificación
pronóstico de necesidades de capital humano, éste se define como la mano de
obra dentro de una organización, es el recurso más importante y básico; ya que
son los que desarrollan el trabajo de la productividad de bienes o servicios
con la finalidad de satisfacer necesidades y venderlos en el mercado para
obtener una utilidad. La organización empresarial es una entidad económica
donde se combinan dinámicamente factores que son necesarios para el proceso de
producción, entre estos factores esenciales está el capital, el capital humano,
el trabajo y la dirección empresarial. La relación laboral de la empresa con el
capital humano se da en el proceso de trabajo en la producción. El capital
humano puede realizar trabajos manuales o intelectuales y puede aplicarse en
muchas áreas de trabajo. En sentido más estricto del término, el capital humano
no es realmente capital del todo. El término fue acuñado para hacer una
analogía ilustrativa útil entre la inversión de recursos para aumentar el stock
del capital físico ordinario (herramientas, máquinas, edificios, etc.) para
aumentar la productividad del trabajo y de la inversión en el entrenamiento de
la mano de obra como medios alternativos de lograr el mismo objetivo general de
incrementar la productividad.
El personal en una
organización aporta ventajas competitivas y de mucha flexibilidad para
enfrentar factores de competencia. Cabe señalar, que al igual que cualquier
otro recurso productivo, los recursos humanos pueden deteriorarse, las
habilidades y conocimientos pueden convertirse en obsoletas y perder su
potencial de contribución al rendimiento de la organización. Por lo cual, es
necesario mantener un programa de inversiones en actualización de conocimientos
y desarrollo de habilidades para que este recurso no pierda valor. Por otro
lado, cada vez se demanda más un giro articulado de los departamentos de RRHH
para promover un valor percibido por medio del entrenamiento de los empleados.
En consecuencia, el plan estratégico de RRHH es el instrumento para dar
respuesta a este recurso y que el esfuerzo del personal se traduzca en valores
económicos reales. Cada organización determina su requerimiento de personal,
éste se basa en sus necesidades actuales y futuras, para cumplir con los
objetivos a nivel de toda la organización. En las demandas de recursos humanos
se deben incorporar las necesidades para mantener o remplazar el personal que
se retira, el fallecido, el cancelado, el que toma licencias prolongadas por
motivos de estudio, investigaciones o razones similares, el que es promovido o
transferido, y aquel que toma licencias por razones de salud. Todos estos
factores deben ser incluidos en el cálculo de las demandas de RRHH para la organización
en conjunto, este es el punto de partida de la proyección de demanda de RRHH.
El próximo paso en la
estimación de demanda de RRHH es incorporar los futuros cambios en el diseño de
la estructura organizativa, es decir, expansión, reducción de ciertos
departamentos, eliminación de posiciones duplicadas o redundantes, así como de
reducción de personal de cierto nivel. Estos ajustes tienen que considerarse en
los estimados de demanda consolidada de RRHH. Los responsables del pronóstico
de demanda deben considerar la supresión de tiempos improductivos que se puedan
identificar en los grupos de puestos. La demanda de RRHH está determinada por
cambios en el ambiente externo o entorno de la organización que incluyen las
variables económicas, tecnológicas, sociales, demográficas y legales. Así como
por factores internos vinculados con los objetivos del plan estratégico y los
cambios en los niveles de productividad del recurso humano disponible a corto y
largo plazo en la institución. Estos últimos son difíciles de medir en la
práctica y de monitorear en el tiempo, son también muy complejos de incorporar
en una expresión estadística, en la cual pueda determinarse el efecto neto del
cambio de productividad en el nivel de demanda de RRHH de corto y largo plazo.
Los métodos de uso
frecuente para proyección de demanda de RRHH, consiste en definir y calcular en
base a datos históricos un índice que relaciona una variable clave que refleja
el nivel de actividad, servicio y/o producción con el tamaño de la dotación de
personal. Luego este índice se aplica a los niveles de actividad y servicios
futuros para determinar la necesidad de RRHH. Algunos métodos son: 1) Método
DELPHI: por medio de cuestionarios se van mejorando con sucesivas rondas los
pronósticos, hasta que se alcanza una decisión mayoritaria que representa el
mejor estimado de los expertos. 2) Método de grupo nominal: al igual que el
método DELPHI, esta es una técnica cualitativa de proyección de largo plazo, en
la cual el grupo de expertos interactúa personalmente después que cada uno ha
dado a conocer sus estimados sin discusión previa, y el pronóstico a escoger se
determina por votación secreta del grupo de participantes. 3) Pronostico de
escenarios: es un conjunto de proyecciones, de acuerdo a diferentes supuestos
para estimar la demanda de personal correspondiente a los métodos escenarios
optimista, pesimista y a un punto medio identificado como el más probable; cada
uno de estos escenarios produce un cuadro de necesidades o excedentes de
personal de las diferentes unidades de la organización. Un aspecto clave en la
construcción de estos escenarios es la tormenta de ideas. 4) Análisis de
regresión: esta técnica es ampliamente referida en casi todas las actividades
de planificación, investigación y gestión, sólo es necesario reiterar que la
misma vincula una variable dependiente, en este caso, la demanda de RRHH, con
una o varias variables independientes (variables explicativas) en forma lineal
o no lineal para efectuar proyecciones de corto y largo plazo. Esta clase de
técnica requiere de registros históricos de por lo menos diez años de las
variables utilizadas. 5) Promedios móviles y suavizadores exponenciales: Los
promedios móviles son muy utilizados (al igual que los suavizadores
exponenciales) para pronósticos de corto plazo y ajuste del efecto estacional;
ofrecen la opción de otorgar mayor o menor importancia o ponderación a las
observaciones o datos más antiguos o a los más recientes.
La caracterización del inventario
del capital humano se da ante la necesidad de las empresas de contar con una
herramienta de alta tecnología que dé soporte en la producción; ya que un
equipo por muy avanzado que sea no puede manejarse solo, se necesita de los
trabajadores para ponerlo a funcionar. El análisis de puesto es el examen del
conjunto de posiciones en una organización para determinar los conocimientos,
experiencias y habilidades asociados con un desempeño exitoso de los mismos. El
resultado de este proceso puede ser una descripción de puesto o una
especificación de puesto. La primera, se centra en los deberes,
responsabilidades y tareas que deben ejecutarse en los puestos. La segunda, en
las competencias que deben poseer aquellos que se espera desempeñen
exitosamente los puestos. El análisis de puesto es el fundamento para todas las
actividades de planificación y gestión de RRHH; ya que antes de publicar y
reclutar candidatos para los puestos disponibles se debe identificar, a través
de la planificación de RRHH, el personal que se va a seleccionar. Una vez identificado
se debe desarrollar un conjunto de candidatos de alta calidad de los cuales se
seleccionarán aquellos que mejor respondan a los requerimientos del puesto.
Este proceso de análisis de puesto es fundamental para una efectiva selección;
además, produce los criterios que permiten planear la sucesión de ocupantes de
puestos dentro de la organización, así como también posibles transferencia y/o
promociones.
El análisis de puesto,
como eje de la planeación estratégica de RRHH, determina que una vez seleccionados
los ocupantes de puestos, el desempeño de éstos se va a guiar descripciones de
puestos actualizados; de la misma forma, la evaluación del desempeño será
realizada comparando los estándares establecidos en el puesto con la actuación
en el mismo. Si el proceso de evaluación del desempeño revela deficiencias
pueden ser corregidas con entrenamiento y desarrollo, se deben diseñar cursos y
programas para tales fines. Asimismo, el sistema de retribución se fundamenta
en puestos clasificados con diferentes contenidos y complejidades; ya que
demandan diferentes calificaciones, de forma que la compensación reflejará
mayores responsabilidades y complejidades contenidas en los puestos.
El analista de puesto
tiene que escoger una perspectiva o una combinación de perspectivas de análisis
antes de iniciar el examen de los puestos, dependiendo de la información
requerida, el tiempo y los recursos disponibles. Así puede focalizarse en: 1) La
realidad o el trabajo que hacen los ocupantes de los puestos. 2) La percepción
que tienen los ocupantes de los puestos o el trabajo que ellos creen que
realizan. 3) El trabajo que deberían hacer los ocupantes de los puestos (punto
de vista normativo). 4) El trabajo que está en capacidad y condiciones de hacer
los ocupantes de los puestos. 5) El trabajo que los ocupantes de puestos
quieran hacer o están motivados a hacer.
El propósito de esta
proyección es determinar si hay una disponibilidad suficiente de personal en
capacidad para desempeñar exitosamente los puestos disponibles en el horizonte
del plan estratégico. La planificación estratégica debe ser parte integral del
desarrollo de una organización. Con el objeto de construir un futuro con
mejores resultados, procesos y medios de trabajo. Para la planificación
estratégica se necesita desarrollar y validar metodologías apropiadas, cuya
introducción en la práctica organizacional evidencia debilidades y fortalezas
en el diseño e implantación de las estrategias organizacionales, como variable
determinante en el éxito o fracaso de la planificación.
La planificación
estratégica es útil para resolver las dificultades de una empresa. Entonces por
qué puede fracasar una planificación, encontramos la existencia de diversos
motivos como la falta de empeño por parte de la gerencia, falta de coordinación,
así cuando una estrategia es demasiado compleja y difícil de comprender acarrea
problemas, cuando existe una comunicación deficiente, la incapacidad de
mantener un actitud flexibles a la hora de hacer frente a imprevistos y la
incapacidad para especificar los resultados esperados. La planificación
estratégica de RRHH aporta beneficios sustanciales a la gestión organizacional;
ya que define horizontes de corto y de largo plazo, define el nivel y las
competencias necesarias del personal para contribuir al logro de los objetivos
estratégicos de la organización. El papel de ésta señala nuevas oportunidades y
fortalezas fundamentadas en los RRHH actuales y futuros de la organización, e
identifica las limitaciones de RRHH que debilitan o anulan la viabilidad del
plan estratégico.
Los departamentos de
RRHH tienen que demostrar que pueden proporcionar valor agregado percibido,
tanto a lo interno como a lo externo; tienen que integrarse y dominar las
técnicas de planificación para defender las consecuencias de sus propuestas en
el plan estratégico. La disponibilidad de sistemas de información y sistemas de
clasificación, análisis y valoración de puestos, son requisitos claves que se
suman a la existencia de un plan estratégico; como factores esenciales para
elaborar un plan estratégico; sin ellos no se puede determinar el inventario de
competencias, ni el nivel actual y futuro de RRHH demandado, ni mucho menos sus
costos. Los requerimientos del personal demandan un programa de acciones para
que este nivel de RRHH se ajuste en forma consistente con los objetivos del
plan estratégico, de ahí la necesidad de políticas de reclutamiento y
contratación o políticas de reducción de personal.
En una situación bien
estructurada con información completa, relevante y cierta, las técnicas de
soporte a la toma de decisiones trabajan eficientemente y proporcionan la
decisión idónea en todo momento y lugar. En estos casos reales, a veces no
sirve tomar la decisión en base a la información, es decir, los datos y
noticias disponibles, es necesario recurrir a los conocimientos. En este
aspecto, la matriz FADO prepara la toma de decisión para que esta se base en
los conocimientos y, a partir de ahí, poder aplicar las técnicas clásicas y
obtener decisiones efectivas y eficientes. Puesto que, el logro de un buen
desempeño requiere de elegir la mejor estrategia, para ello se debe de crear
una cultura de calidad en la organización que se lleve a la práctica. Para que
una planificación estratégica sea comprensible se debe diseñar sin
ambigüedades, de forma coherente. Así, los objetivos y estrategias de la
organización pueden lograr la unidad y la continuidad de la acción
organizacional. La planificación estratégica específica la relación de la
organización con su ambiente en función de la misión, los objetivos, las
estrategias y el plan de cartera. El análisis del entorno está cifrado en
identificar las oportunidades que se presentan para la empresa y las amenazas
que se vislumbran en el futuro. La inversión sistemática en capital humano, el
conocimiento y las habilidades se convierten en factores decisivos para
determinar la productividad de una organización. Es fundamental considerar la
economía humana, el desarrollo del capital humano.
Las fuentes consultadas para la
elaboración de este artículo han sido:
Ansoff, H.I., Declerck R.P. & Hayes
R.L. El Planteamiento Estratégico, México, editorial Trillas, 1988.
Cope, R. El Plan Estratégico: Haga que la
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Corredor, J. La Planificación Estratégica,
Valencia, Hermanos Vadell, 1997.
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…………………….... Introducción a la Teoría
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David, F. Conceptos de Administración
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George A. Steiner (1998).
"Planificación Estratégica, Lo que Todo Director debe Saber".
Vigésima Tercera Reimpresión. Editorial CECSA, 1998.
Gómez, O. Planificación Estratégica en
Contribuciones a la Economía, Texto completo en http://www.eumed.net/ce/
Guizar, R. Desarrollo Organizacional,
México, MC Graw Hill, 1999.
Hill, C. & Jones, G. Administración
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Hoffer, C. Planeación Estratégica:
Conceptos Analíticos. Bogotá, editorial Norma, 1986.
Jaramillo, José Carlos. Dirección
Estratégica, México, Mc Graw-Hill, 1992.
Mintzberg, H. El proceso de Planeación
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Palma Le Blanc, A. Dirección de
Organizaciones (1ra ed.). Providencia, editorial Dolmen, 1993.
Robbins, S. y Coulter, M. Administración,
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Rodríguez Pottella, Marlene. Manual de
Planificación Estratégica para Instituciones Universitarias. Caracas, Editorial
FEDUPEL, 1997.
Serna, H. Planeación y Gestión Estratégica,
Bogotá, RAM Editores, 1996.
Thompson, A. y Strickland, A. Dirección y
Administración Estratégicas: Conceptos, casos y lecturas. Buenos Aires, Addison
Wesley Iberoamericana, 1994.
PD. En facebook:
CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA OBED DELFÍN
Escucha: “PASIÓN Y
RAZÓN” por WWW.ARTE958FM.COM y WWW.RADDIOS.COM/2218-ARTE (todos los martes desde las 2:00 pm, hora de
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jueves, 13 de agosto de 2015
IDENTIDADES Y PLURICULTURALIDADES EN NUESTRO PENSAR-HACER: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA
Al hablar de nuestros
haceres en comunidades pluriculturales tenemos que plantearnos espacios de
derechos y deberes mutuamente compartidos. Ya que en condiciones de justicia e
igualdad podemos llegar a plantearnos la integración entre nuestras diversas
posiciones o puntos de vistas; donde cada persona tiene la posibilidad de oponerse
a la asimilación que, muchas veces, encierra la propia integración. En este
sentido, el discurso de la integración es insuficiente.
Será más conveniente,
entonces, plantearse la posibilidad de construir comunidades integradas e
integradoras; y no la construcción de comunidades de integración que involucran
personas o grupo social o cultural que no se integran. Esto implica re-definir nuestra
visión personal e interpersonal, sea ésta social, laboral, económica…; consiste
en re-definirnos los tipos de comunidades en la que actuamos y en la que
queremos actuar. Cuando me refiero a comunidades, me refiero a los ámbitos en
que nos desenvolvemos diariamente.
Para una re-definición
adecuada debemos adquirir una plena idea de nuestras comunidades; ya que así
tendremos la posibilidad de acceder a su contexto cultural e incidir culturalmente
en ese contexto que habitamos. Esto es lo que Armengol denomina «democracia
cultural»; donde se asegura a cada uno de nosotros seamos sujetos activos de
producción cultural, y podamos ejercer esa producción con libertad, responsabilidad
y autonomía. Esto es, donde cada uno de nosotros podamos conducir nuestra
cultura y nuestra vida con respeto a nuestra propia identidad cultural; y por
supuesto, con respeto por la identidad cultural de los otros.
Lo opuesto, es
cuando asumimos bienes culturales que son elaborados y proporcionados por
otros, y que consideramos que son nuestros. Los cuales, muchas veces, son
elaborados por otras relaciones de poder, que son comercializan y que nosotros demandamos
por la constante acción publicitaria.
Cuando las
relaciones pluriculturales son producto de nuestros haceres tendemos a considerar
las comunidades como lugares de encuentro, de intercambio. Desde este punto de
vista, vislumbramos nuestras comunidades como espacios de reflexión; donde la comunidad
no es solo un lugar de adquisición, de clasificación, de contemplación. Ahora
es un lugar de hacer e intercambio ciudadano, es decir, de producción personal
y social.
Nuestras
identidades y pluriculturalidades pasan a convertirse en elementos de
aprendizajes, en el marco de un aprender permanente y pluricultural de primer
orden; de este modo nuestras relaciones social se convierten en espacios de
recreación estética. Nuestros patrimonios culturales son, a la vez, nuestros y
de los otros; a todos nos pertenece, por lo cual participamos en su producción,
promoción y gestión. Esto es importante tenerlo en consideración, ya que hay
momentos en que nuestras identidades se pueden volver difusas, y asumir
características diferenciadoras y excluyentes.
En este
sentido, la participación socio-cultural fluye abiertamente al hacer uso del
asociacionismo, lo que nos permite desarrollar labores de atención, de asesoramiento,
de orientación, de acompañamiento mutuo. Debemos reconocer, que en la práctica,
muchas veces esta asociación entre las personas carece de medios para alcanzar
resultados a adecuados a sus propósitos generales; lo que no le permite resolver
inicialmente sus asuntos cotidianos. Esto, por supuesto, requiere un
aprendizaje cooperativo.
Plantearnos la
cuestión de la participación social como formadora de nuestras identidades no
es nada extraño, pues ya estamos ella. Nos desenvolvemos en diversos ámbitos
durante nuestra vida, y éstos son
nuestras comunidades, las cuales van modelando nuestras identidades y éstas son
pluriculturales. En estas comunidades formamos vínculos sociales, vínculos
afectivos que presiden nuestras las relaciones mutuas y articulan nuestro de
ser de afuera y de adentro.
Consideramos
que nuestras identidades son formadas al compás de las comunidades a las que
pertenecemos, y éstas son un espacio que propician nuestra participación
cultural, son un elemento multiplicador de nuestro pensar-hacer. Creemos que esa
pluriculturalidad reflexiva contribuye a generar la tolerancia, fomenta el
respeto y la atención a la diversidad. Por lo cual, los diversos ámbitos en que
nos desenvolvemos deben ser apreciados como espacios de aprendizaje
multidisciplinario e intercultural.
El interés por
nuestros ámbitos de vida debe estar en función de nuestras necesidades
culturales, necesidades que debemos satisfacer y ser el resultado de una visión
del mundo. De esta manera, conseguiremos que nuestra vida personal y social sea
un importante factor de dinamización cultural en las comunidades en las cuales
intercambiamos con el otro. En esos ámbitos debemos buscar nuestras identidades,
nuestras raíces y la comprehensión del mundo que nos rodea. Esto es importante
porque, en última instancia, nos acerca a nosotros mismos.
Somos una
construcción intercultural susceptible de ser modificados. Es necesario
producir comunidades con enfoques pluriculturales. Debemos comprender que tenemos
referentes culturales, visiones del mundo, expectativas, creencias y significados
diversos; en muchos casos, encontrados. Los cuales influyen en nuestro
aprendizaje, en los procesos y en los resultados de nuestra vida.
PD. En
facebook: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA OBED DELFÍN
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Caracas)
martes, 11 de agosto de 2015
EL SÍNDROME DE SOLOMON Y LA ESTRUCTURA DE NUESTRAS RELACIONES: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA
Conocido es el
estudio realizado por Solomon Asch, en el cual muestra la solidaridad
automática que, en muchos casos, desarrollamos ante la opinión del grupo al que
pertenecemos, o con el cual estamos involucrados en algún ámbito de nuestra
vida. Lo solidaridad, en tal caso, se da por diversos aspectos; en todo caso
nos integra y nos hace participar de lo social. Es una forma natural de ser
social, lo que hasta un cierto límite es aceptable.
En este
proceso de solidaridad puede estar presente nuestra identidad social, a la cual
no queremos renunciar; e incluso puede estar, de por medio, nuestro temor al
aislamiento social. En uno u otro caso, dejamos por fuera otros muchos,
cambiamos nuestras decisiones, pensamientos y comportamientos para permanecer o
formar parte de un determinado grupo social; éste puede ser de cualquier
índole, por ejemplo, laboral, escolar, de afición a un deporte… Con ello,
formamos parte y somos parte de ese grupo en el que queremos estar.
Indudablemente,
aquí tenemos en mente casos donde nuestra opinión se ajusta por conveniencia a
un determinado grupo social, y en eso consiste a grandes rasgos el «síndrome de
Solomon». Casos donde nuestras identidades corren riesgo de no amoldarse a un
tal grupo, o donde modificamos nuestra opinión para no ir a contra corriente de
la opinión de los demás; para no ser un salmón recordando a Calamaro.
La
situación parece muy sencilla, y podemos decir «no tengo nada que perder, para
que voy a llevarle la contraria a los demás», «esto es parta salir del paso». Y
es cierto, muchas veces preferimos darle la opinión o coincidir con el otro
para no entrar en un conflicto banal. Algo así como cuando en una reunión nos
toca un borracho o alguien impertinente, allí preferimos salir del paso
dándoles la razón; en este caso tenemos una actitud prudente, que muchas veces
es recomendable.
No
obstante, en otros casos la situación no es la descrita en el párrafo anterior,
es decir, no asumimos una actitud para salir del paso. Sino que nos mimetizamos
en las opiniones o comportamientos de los otros; porque queremos ser parte de
ese grupo o no queremos ser rechazados por tal grupo o persona. Acá nos es una
cuestión de actitud prudente, sino de abandono de nosotros mismos.
Este
abandono de nosotros mismos, no es una acción pensada o deliberadamente
elegida. Nos vemos forzados a ella. Causas externas e internas nos conducen a
esta situación; que no elegimos sino, que cuando nos damos cuenta, nos
encontramos en ella. Y muchas veces tampoco nos damos cuenta que estamos en
ella, porque nuestros sentidos, nuestro pensar ya no nos pertenecen. Nos hemos
enajenados en el otro.
Esto
comienza cuando nos dejamos influir y arrastrar, permanentemente, por el ser y
hacer de los demás. No oponemos resistencia a lo externo, porque no hemos
desarrollo fuerzas para ello. Así nos vamos entregando, cada día, al abandono
de nuestro pensar-hacer. Muchas veces esto es algo tan natural en nosotros que
logramos percibir esta situación, hasta que algo en ella se hace insoportable a
nuestra condición humana y entramos en un vértigo existencial.
En otras
situaciones, llegamos a saber claramente que estamos entregando nuestro
pensar-hacer; y lo hacemos por miedo a equivocarnos ante los demás, a hacer el
ridículo o ser el elemento discordante del grupo. Somos, en estos casos,
blandengues con nosotros mismos, cobardes a la hora de tomar una posición
personal y nos dejamos arrastrar la
opinión del grupo. No sabemos distinguir entre asumir una posición personal y
el miedo a quedarnos aislados. A la larga, mantener una posición vertical sobre
nuestras convicciones nos genera el respeto de los demás; esto no quiere decir
que debemos ser unos tozudos.
El hecho de
defender nuestras convicciones, nuestros juicios entendiendo que éstos son
nuestras interpretaciones del mundo; y estar abiertos a aceptar las
interpretaciones de los demás, nos permite entender que somos seres interpretados.
Que estamos condicionados por y en
nuestras relaciones con los otros. Que no somos seres únicos y originales. Que,
por el contrario, somos compendios, palimpsestos de otros y de nosotros mismos.
Que somos, a la vez, seres individuales y seres sociales. Que nuestra libertad
se da en medio de circunstancias y entre condiciones prácticas de la vida
cotidiana. Esto nos lleva a decidir nuestro propio camino en medio de acciones
prácticas que configuran nuestra vida.
Lo que no
podemos permitir es que otro tome las decisiones que nos corresponde a nosotros
tomar. O que otro determine nuestro comportamiento, o que adoptemos
comportamientos que no son nuestros arrastrados por miedos y temores a lo
social. Porque terminaremos siendo «otro ladrillo en la pared» como decía la
canción de Pink Floyd.
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