domingo, 31 de diciembre de 2023

LA SUPERSTICIÓN Y EL AÑO NUEVO

 



Tenía días pensando que había que pasar la aspiradora por la pequicueva porque hacía meses que no lo hacía, y ya venía el año nuevo y todas esas vainas.

Además, esta semana en la Ítaca laboral nos dieron un combo hallaquero, entre otras vergas traía un pedazo de cochino y carne de res, ésta última yo creía que era un pedazo pero no, era una carne picada para las hallacas de verga. Total que llegué esa tarde, adobé al chanchito y la carne, hasta aceitunas les puse de unas que nos dieron. Las uvas pasas me las comí de una vez como caramelos. Hallacas no iba a hacer, me valen verga.

Guardé la carne y el cochino en el congelador para hornearlos el 31, era lo máximo que podía hacer por ellos. Así que está mañana prendí el horno y carne para dentro, saqué la aspiradora y empecé a limpiar el piso. No voy a repetir que eso de que los oficios del hogar me hincha las pelotas en grado sumo.

Al estar en esos menesteres me acordé que en Camboya había una superstición entre el campesinado que cuando nacía un niño o niña, quienes iban a visitar al recién nacido decían a toda jeta:

—¡Qué niño más feo! ¡Pobrecito, que feo!

Si el camboyanito era feo o no, no importaba. La idea de la superstición es que si decían que el bebe era bonito los dioses los podían oír y se podían sentir celosos, y llenos de celos se arrechaban y se llevaban al bebe. Para evitar eso, decían que el carajito era feo que jode, lo más probable, y así los dioses lo dejaban quieto.

Porque si hay una verga que tienen todos los dioses es que son celosos. Los celos le comen el culo, quién sabe por qué será. Por eso siempre es que cuando un humano anda como una lombriz buscan joderlo, alguna verga le hacen para que el coño e madre no sea feliz. Si no es el capitalismo es el comunismo, si no es Milei son los chavistas, si no es la lluvia es la sequía, o un Tsunami o una diarrea, pero el humano liso no sale de esta verga.

Al humano hay joderlo por algún lado, a lo mejor es que se lo merece por hijo de puta.

Además, el humano es el único vergajo en esta tierra que quiere ser feliz, en esa verga se la pasa. Los demás seres que habitan el planeta lo único que pretenden, si es que pretenden algo, es vivir. Pero el humano anda pa’rriba y pa’bajo con esa guevonada de ser feliz. Que si el psicólogo para ser feliz, que si el coaching de verga de Triana para ser feliz.

Esa vaina debe ser culpa del proceso civilizatoria, es decir, que la desgracia humana comenzó hace unos 10 mil años atrás. Por ponerse con esa mariquera de lo civilizatorio.

Mejor nos hubiésemos que dado en cueros y ya.

Toda esta verga es por qué cómo coño, siendo los dioses altos celosos, le puede uno desear a la gente un feliz año nuevo. Uno no puede, porque si los dioses se enteran lo primero que van hacer es joderlo, escoñetarle la poca vida que le queda, darle en la mera madre.

¿Qué hacer?

Es un dilema ontológico y metafísico.

Dentro de la idiosincrasia venezolana, la mejor opción podría ser desearle que todos se mamen un guevo en el 2024. Claro, que esto qué podría ser un deseo, más de una y uno lo podrían agarrar como un imperativo y empezar desde el mismo 31 de diciembre en esas funciones. Pero este deseo suena poco cortés, y lo cortés no quita lo valiente.

Tal vez lo mejor es desearles que este próximo 2024, que es mañana, les vaya cómo les salga del mismísimo forro, cómo les valga verga. Y creo que así los dioses no se sentirán celosos y no los podrán joder más allá de lo que ya están.

Sino que los dioses le den lo suyo, que les den por el saco.


martes, 12 de diciembre de 2023

DÓNDE ESTÁS


 

Llamame cuando querás, llamame que en tu soledad siempre por ahí estaré para vos. Perpetuamente distraído espero oír tu voz que en el silencio del alma se me ha ido olvidando. No te preocupés, sí llamá a cualquier hora que para vos estaré por siempre. Dejá que tus lágrimas derramadas crucen el Atlántico y los Sargazos, que yo las recogeré en esta orilla.

Ya no recuerdo casi nada, aun cuando aún me siento en las aceras de esas calles por donde creo caminamos. Recordá que la vida no ignora a nadie porque ella es indiferente. Solo es vida y con ella siempre está la muerte, todo es tan banal y efímero. Solo nosotros no lo sabemos. No hay verdades ni mentiras solo soledades de cada uno.

Las ideas tampoco existen, éstas se confunden con los sueños. Solo los dolores y nuestros desvaríos son permanentes, nacemos y convivimos con ellos. Y por ello los negamos. Amarrate la felicidad al tobillo y caminá más allá para que se arrastre.

Solo buscate a vos, porque no hay más nada. Si te encontrás o no, no importa. Todo es fragilidad, todo es instante. No hay obligación, ni propósito ni destino, eso son inventos de los desquiciados.   

Recordá que la vida es vida y nada más. Porque nada elige que vivir ni donde existir. Solo somos azares sin destinos ni manzanares; nada tenemos que ver en eso, marionetas de dioses indiferentes eso somos. Veletas sin rumbos creyéndonos que hay puertos para nuestras almas. Somos seres sin destinos, sin amor y sin querernos.

No te apures que no hay porqué. El Todo avanza a sus anchas y no nos espera, ni se interesa por nosotros. Es el Dios indiferente. Lo demás son inventos de nuestra soledad y desesperanza, de nuestra orfandad. No te mirés siquiera, pero siempre que querás llamame que yo por ahí estaré para decirte que te quiero.


miércoles, 6 de diciembre de 2023

QUE NO TE TOQUE LA NOCHE


Te ha tocado la noche con su oscuridad y los fantasmas con sus yelmos; ya el aire de las mañanas y la aurora han huido de tus pestañas. La tierra se ha endurecido bajo tus pasos, los olores se han negado a habitar tus recuerdos.  El agua ya no se oye caer en el aguamanil de tu sexo. Y el barrio de tus sueños se ha poblado de soledades.

Tus ojos se posan perdidos en algún atardecer sin sol, tus pies que cruzaron las fronteras del amor ya no consiguen el camino del querer sin querer. La tenebrosidad se enreda en tus caderas. Todo es noche sin luna, ni el torpe país del que te fuiste tiene los recuerdos en sus esquinas.

Todo es tierra yerma, sin virtud ni racimos, ni los mangos crecen oyendo los gritos y las aguas del otro lado; el barro de la lluvia y las resinas fragantes de los lirios sanjuaneros se han extraviado en las madrugadas de nuevos olores.

Décime vos, qué se hicieron tus ojos que ni las garuas ya son las lagrimas tuyas; que tu andar sin huellas cruza falsas fronteras, sin amor. Ni tus caderas tocan el pajonal de las carreteras, eres la tierra oscurecida que no conozco. La sombra larga del día cuando muere.

La oscuridad estaba agazapada bajo la ternura de tus manos, y olvidaste amarte cuando vos te olvidaste de los besos, de tu corazón que quedó recordando cada palabra, errando como herida por las calles sin comprender que ya no te habías encontrado. Amor sin territorio ni besos y con cicatrices.

Te tocó la noche, porque tal vez, solo tal vez, de los que quedamos acá vivos o muertos nos hemos quedado malditos. Sin almas, sin sentidos y sin sueños robándonos los mañanas y los futuros. La penumbra duerme sobre tu alma sin almohada, alma pérdida sin luz y extraviada, que no te toque la noche ni en la madrugada, porque el día aún no ha llegado.