La solución de
problemas tiene como fin alcanzar el éxito de solución en una situación
conflictiva. Para ello se requiere el conocimiento de técnicas, de estrategias adecuadas y la práctica de
éstas.
Las metas que
guían tales acciones formativas son: Primero, conocer cómo funciona nuestra forma de
pensar, esto es, los aspectos que limitan el uso eficaz y las potencialidades
que tengo que manejar para la solución exitosa de
problemas. Segundo, aprender
estrategias de dominio de mis procesos mentales, para implantar nuevos modos
para la solución de problemas. Tercero, y último, utilizar eficazmente las
herramientas de trabajo individual y grupal para optimizar las decisiones.
El primer
aspecto que planteamos fue el de cómo funciona nuestra forma de pensar, es decir, cómo pienso yo; cuáles son
mis potencialidades en esta forma que tengo de pensar en las cosas y cuáles
elementos pueden estar limitando el uso eficaz de mi modo de pensar. El primero
aspecto que constituye mi forma de pensar es el pensamiento intencional; en
éste modo de pensar opero sobre la experiencia a partir de un propósito que me he fijado. El mismo está conformado, a su vez, por cuatro modos de pensar dirigidos
a una meta y con unos objetivos establecidos, a saber, estos son el pensamiento lógico, el pensamiento
intuitivo, el sistémico, y por
último el pensamiento
optimista. De Bono, por su parte, asume seis modos de pensar, por ahora sólo trataremos
estos cuatros.
Cada una de
estas formas de pensar es adecuada o se adecua para problemas y situaciones determinadas.
Al hacer uso de manera indiscriminada es lo que conlleva a cometer errores en el modo de tratar
los problemas y las situaciones.
El pensar de
modo lógico sirve para analizar, argumentar, razonar, justificar o probar
razonamientos. La característica del pensar lógico es que éste utiliza términos precisos, por ejemplo, no es lo mismo decir «todos», que decir «la mayoría
o algunos». La búsqueda se basa en datos comprobables, en hechos que se pueden confirmar, busca
una información válida.
Esta forma de pensar se lleva a cabo a
través de un modo analítico, que divide los razonamientos en partes, que examina
los elementos de la información para establecer relaciones
posibles; el
razonamiento lógico sigue reglas, por ello se
estructura en base a secuencias lógicas. Los razonamientos se enlazan como eslabones de una cadena manteniendo
un orden riguroso. Las conclusiones estarán fundadas en los planteamientos o proposiciones anteriores. Según el modo de razonamiento se divide en
deductivo e inductivo; el razonamiento deductivo obtiene conclusiones particulares a partir de
premisas generales, el inductivo, por su parte, obtiene conclusiones generales
a partir de premisas particulares.
El modo de
pensar intuitivo es eficaz para producir ideas sin reglas, pues genera alternativas,
planteamientos nuevos mediante la re-estructuración de los
esquemas conceptuales por medio de la intuición. Establece relaciones entre los elementos del análisis no necesariamente estructurados, por
ejemplo, no sólo determina una relación A+B, sino que A se relaciona con B de
cualquier otra manera incorporando otros elementos; genera múltiples alternativas.
Los rasgos
destacados de este modo de pensar lo constituye su flexibilidad, ya que establece un conjunto
de alternativas probables, y no una única solución. Difiere el juicio
aprobatorio o desaprobatorio; primero piensa, imagina,
fantasea, busca alternativas; luego valora si cada idea o alternativa es adecuada o no. No desecha
ninguna alternativa. Funciona sin normas estrictas, esto es, no hay reglas
obligatorias, utiliza éstas en la medida en que sirven para producir
alternativas. Se plantea qué ocurriría si las cosas
fueran de otra manera. Por ello acepta cualquier idea y la
ambigüedad en las que las cosas no están claras o los
roles no están bien definidos.
En el modo de pensar sistémico interpreto
situaciones o procesos globales. Este modo de pensar no va de hecho en hecho,
sino que analiza la situación en su globalidad, en todo su conjunto; se trata
de ver todo en el conjunto que conforma una organización, un organismo; de este
modo establece nexos entre los elementos individuales, pues trata de determinar
si hay algún patrón indicativo, alguna pauta que se repite dentro de los hechos
puntuales.
Antes de tomar decisiones, en el pensar
sistémico, estudio las repercusiones de las mismas en el sistema global; pues
se considera el corto plazo, el mediano y largo plazo, ya que todos los
elementos de un sistema se influyen entre sí y, a su vez, son influidos por el
sistema. Por lo que cada elemento de un sistema no es separable de su posición
en el mismo.
En el modo de pensar sistémico se potencia
el trabajo en equipo; al trabajar en equipo se crean sinergias que enriquecen y
facilitan el resultado total, y en consecuencia a cada uno de los miembros del
sistema u organización. El proceso más habitual en los sistemas es la retroalimentación.
Ésta se divide, primero, en retroalimentación reforzadora, que refuerza e intensifica
el efecto que se viene produciendo; tal efecto puede ser, por una parte, de
crecimiento donde el sistema crece, se desarrolla y mejora; por otra, de
involución o deterioro, en ésta el sistema intensifica un efecto negativo y se
degrada cada vez más. Segundo, la retroalimentación compensadora, la cual tiende
a compensar el efecto para mantener el equilibrio del sistema.
El modo de pensar optimista o más favorable
nos ayuda a movernos mejor en la vida y a ser más felices. Nos ayuda a manejar
nuestras emociones respetándolas y valorándolas. Este modo de pensar permite
que seamos nosotros los que guiamos nuestra vida. El modo de pensar optimista
trasciende la individualidad, ya que formamos parte de diferentes sistemas, en los
que influimos y nos influye; no somos individuos aislados.
El pensar optimista se centra en lo más
favorable. De las diferentes facetas que tiene la realidad, éste se fija en
aquéllas que le pueden ser favorables a sus metas y objetivos, las que lo
ayudan a sentirse mejor en esta vida. Es impulsador, pues los objetivos se
logran más fácilmente si se tiene una visión favorable sobre los mismos. El
pensar optimista valora todos los elementos de la personalidad, las emociones, los
sentimientos y los aspectos corporales.
Es modo de
pensar se centra más en comprender que juzgar. Escucha antes de emitir juicios. Porque considera que
las opiniones son relativas y no impone la suya a los demás. Está abierto a
otras formas de conocimiento y de realidad; no desprecia ninguna forma de
conocimiento, pues cualquiera puede ser favorable para sus objetivos y metas.