domingo, 5 de enero de 2014

EL CONOCIMIENTO DE UNO MISMO: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSOFÍA

Nosotros, por lo común, somos unos desconocidos para nosotros mismos. Esto se da por múltiples razones. A causa de este desconocimiento caemos en el descuido de nosotros mismos, lo cual nos acarrea diferentes consecuencias que padecemos a diario. Ahora bien, ¿cómo podemos conocernos a nosotros mismos?

            Necesitamos realizar una crítica de nuestros valores, de nuestras disposiciones, de nuestras interpretaciones; hay que poner en entredicho el valor mismo de nuestra forma de ver el mundo que nos rodea. Y para esto necesitamos tener conocimiento de las condiciones y de las circunstancias en las que tales valores, disposiciones, interpretaciones surgieron, en las que se desarrollaron.

            Necesitamos, pues, un conocimiento de nosotros mismos que hasta ahora no ha existido, ni tampoco se ha deseado tener. Ya que hemos nuestros valores, nuestras interpretaciones, nuestra forma de ver el mundo como algo dado, real y efectivo, situado más allá de toda duda. Lo hemos considerado, sin saber porqué, una Verdad.

            En es necesario a través de un proceso crítico-reflexivo, es decir, filosófico cuestionar lo incuestionado de nuestra vida, para ello era preciso pensar lo impensado algo que hasta es este momento nos ha resultado impensable Para ello tenemos que adentrarnos con arrojo en el hondo y obscuro mundo formado por el inconsciente histórico-social de nuestros valores.

            Debemos asumir e intentar este arriesgado proyecto. Debemos estar dispuestos a elaborar una nueva mirada efectiva que esté dirigida a la historia de nuestros valores. Esto requiere construir un nuevo saber fundado en nosotros mismos. Un saber descarnado y, a la vez, encarnado en lo realmente comprobable, en aquello que efectivamente nos hace existentes, en toda una larga y difícil escritura que conforma nuestro presente. En el aquí y ahora que somos.

            Esta búsqueda del conocimiento de nosotros mismos nos obliga a rastrear las bases de los valores instituidos, de esa aparente verdad que se presenta como la única legítima y también como la única posible. Debemos generar la duda crítica sobre nosotros mismos y sobre es realidad instituida.

            Rastrear el origen y precedentes de las cosas que nos conforman es una forma específica de indagación, que requiere el análisis-crítico de esa sucesión de procesos que nos avasallan y nos configuran en lo que somos. Antes de esta indagación, sin saberlo, generamos resistencias que nos causan dolor, que nos perturban; resistencias que utilizamos, en cada caso, para contrarrestar esos procesos, generamos pseudo-metamorfosis con la finalidad de defendernos y de reaccionar ante ello, así obtenemos resultados de contra-acciones afortunadas o desafortunadas.

            En la indagación de este conocimiento de uno mismo podemos descubrir, tal vez, que todo valor se ha podido construir de un no valor, que toda verdad de una mentira, que toda honestidad una bajeza del alma. Pero ese es el precio que hay que pagar por llegar a conocernos. Lo contrario, implica la renuncia a uno mismo.

            Cuando se colocamos el centro de gravedad de nuestra vida en la vida misma, construimos personalmente las razones de nuestro ser, la naturaleza de nuestra existencia, los sentidos de nuestra vida. A partir de ahora, toda nuestra vida se convierte en algo beneficioso, favorecedor de la vida misma, garantizador del futuro, suscita confianza vivir de tal modo, pues nuestra vida se convierte en el sentido propio de nuestra propia vida.
            Nuestra vida consigue así, un para qué colaborar, un para qué confiar, un para qué favorecer y tener en cuenta algún bien general. Nos convertimos en gozadores con corazón, con razón. Dejamos de ser seres sin espíritu, dejamos de ser nulidades, dejamos de ser fantasmas con pretensiones de una nueva humanidad, formas de etéreas de subjetividad.

            La ontología crítica de nosotros mismos es una actitud, un ethos, una vida filosófica en la que la crítica de lo que somos sea al mismo tiempo el análisis histórico de los límites que se nos imponen, y principalmente la experimentación de la posibilidad de transgredir todos esos límites. Esta es la razón de ser del conocimiento de uno mismo. La puesta en marcha de nuestro propio proyecto de vida. Proponemos la reflexión, el análisis crítico de nosotros mismos y del mundo en que vivimos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario