martes, 30 de mayo de 2017

NUESTRO PENSAR-HACER EMOCIONAL: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

El asunto de la inteligencia emocional no versa sobre cómo ser feliz o no está enfocado a ser feliz. Lo que trata es el hecho de abordar inteligentemente el gobierno de los sentimientos angustiosos; que éstos sean advertidos de manera correcta, en el tiempo adecuado y terminen siendo sustituidos por estados de ánimo más adecuados y favorables a nuestra salud mental y corporal. Lo que nos permitirá ser más eficiente en nuestro proyecto de vida.

Aún cuando atravesemos momentos de enojo o depresión disponemos, siempre, de la posibilidad de disfrutar de cierta sensación de bienestar, al contar con el adecuado contrapeso que son las experiencias alegres y felices que hemos vivido. Ese recuerdo lo podemos convertir en un punto de apoyo inteligente para que nos ayude a capear el temporal del enojo o la depresión. Por esa razón, es que se recomienda que en el lugar de trabajo se tengan, para su contemplación, fotos de las personas más queridas; pues en caso de enojo o depresión el recordar los momentos alegres con estas personas podamos salir de ese momento inadecuado.  

El gobierno de las emociones constituye una tarea ardua, la cual requiere de una atención y dedicación completa. La mayor parte de nosotros sólo tratamos de dominar y controlar nuestras emociones en el tiempo libre que disponemos para nosotros; tenemos que dedicarle más tiempo e inversión para llegar a entender, en primer término, ¿Qué es el estado de ánimo que nos embarga? y ¿Por qué llegar a estar en este estado de ánimo?

Todo nuestro pensar-hacer debe estar dirigido a alcanzar un estado emocional más favorable. No podemos dejarlo relegado como si eso fuese una actividad secundaria; es, por el contrario, una praxis importante y prioritaria. En muchos casos, nos dedicamos a ver televisión, o nos encontramos amigos o nos dedicamos a alguna actividad deportiva con el fin de sentirnos mejor. Si analizamos este hacer solo lo estamos haciendo como una medida exterior, positiva, como una actividad de distracción; y no como una actividad esencial de mejorar nuestro ser emocional.

Al intentar calmarnos ante una determinada situación estamos haciendo, sin saberlo, uso de nuestra inteligencia emocional. Pues intentar calmarnos ante cierta circunstancia constituye el desarrollo de habilidad emocional vital en nuestras interacciones diarias, ya que siempre tenemos roces en nuestros diversos entornos. Intentamos pasar de la rabia a estar calmados, y eso requiere de un cierto recurso emocional. 

Aunque las distracciones son un recurso muy eficaz para modificar nuestro estado de ánimo, tienen el inconveniente que nos puede llevar a distraernos de preguntarnos ¿Qué es eso que somos? Es decir, de conocernos. Tenemos que distraernos porque es fundamental para el desarrollo de nuestro pensar-hacer emocional y racional; porque es difícil de tener emociones inadecuadas cuando uno lo está pasando bien. Pero que esto no haga que nos olvidemos de nosotros mismos; de conocernos y cuidarnos.  

El enfado o la molestia siempre nos rondarán, estarán a la vuelta de la esquina. Tenemos que saber que nos podemos enfadar, porque es una emoción más, ante una circunstancia que nos desagrada. Pero asimismo, tenemos que permitir que el enfado se vaya enfriando para dar paso a una emoción adecuada y agradable. Lo que no podemos pensar es que nunca nos vamos a enfadar, que somos inmunes a esa emoción; eso es caernos a mentiras.

El hecho de expresar nuestra emoción de enfado, sigo con este ejemplo, es diferente a darle rienda suelta al mismo. Pues, esto último constituye echarle leña al fuego, ya que los arranques de enfado se incrementan por la excitación emocional y hacen que nos sintamos más enfadados. No debemos confundir expresar la emoción a darle rienda suelta a la misma, son dos actos diferentes y de consecuencias distintas.

Nuestras respuestas emocionales mal enfocadas o mal encaminadas terminan provocando que las mismas se prolonguen, en lugar de amainarse. Al mal encaminar nuestras emociones convertimos una llovizna en una tormenta tropical. Por ello, resulta más eficaz tratar de calmarnos que avivar nuestro enojo; al ir calmándonos vamos pensando más asertivamente, hasta que totalmente calmados asumimos la situación de un modo asertivo y constructivo, entablamos un diálogo solucionador que nos permite resolver el problema que genero la situación de enfado.

Las formas de encarar un problema están ligadas a la emocionalidad favorable y adecuada. No a las emociones inadecuadas; ya que éstas suelen estar ligadas a las preocupaciones y se dirigen a los aspectos destructivos de las relaciones. En lugar de buscar solución a los problemas, la emocionalidad aprensiva se limita a dar vueltas en torno al problema mismo profundizando el surco del pensamiento inestable y confuso. Las emociones aprensivas albergan confusiones ante a el amplio abanico de alternativas de solución. La mayoría de las veces, tenemos escasas probabilidades de recurrir a éstas para solucionar un conflicto. Por el contrario, con las emociones animosas están dirigidas a la  solución de conflictos.

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sábado, 27 de mayo de 2017

NUESTRO HACER EMOCIONAL: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

La inteligencia emocional es, para Goleman, un conjunto de habilidades. Entre las que destacan: el autocontrol, el entusiasmo, la perseverancia y la capacidad para motivarse a uno mismo. Tales habilidades pueden ser enseñadas y aprendidas.

Tal aprendizaje brinda, a las personas, la oportunidad de lograr el mejor rendimiento emocional posible; ya que potencia la capacidad intelectual de ésta. Por lo cual, la diferencia entre las acciones emocionales de una persona y otra radica en la inteligencia emocional que cada una de éstas posee y maneja.

La importancia de la inteligencia emocional radica en que ésta constituye el vínculo entre los sentimientos, el carácter y los impulsos morales. Es decir, nuestra inteligencia rige nuestro hacer emocional. Además, según Goleman, existe evidencia de que las actitudes éticas fundamentales, que adoptamos en la vida, se asientan en nuestra capacidad emocional subyacente. Entonces existe estrecha relación entre nuestro hacer emocional y nuestro hacer ético.

El impulso-deseo es lo que motiva la emoción. Como éste es un sentimiento expansivo, es a través de él que llegamos a expresar nuestras acciones emocionales. Ahora bien, si estamos a merced de impulsos-deseos sin autocontrol, entonces adolecemos de una deficiencia moral. Ya que nuestra capacidad de controlar tales impulsos constituye el fundamento de nuestra voluntad y nuestro carácter. Es decir, cuando no tenemos control de nuestro hacer ético es porque estamos regidos por impulsos-deseos sin autocontrol.

De ahí la importancia de la inteligencia emocional, porque ésta rige nuestro hacer ético y emocional. Por lo cual, al poseer una habilidad emocional favorable podemos poner coto a ese sentimiento expansivo que busca expresarse y someterlo a nuestro control. En tal caso, ya no estamos sometidos a tales impulsos-deseos, sino que éstos están bajo el gobierno de nuestra inteligencia emocional. Al poseer control de tales impulsos, tenemos la capacidad de realizar nuestras acciones morales bajo el dominio de nuestra voluntad y a nuestro carácter.

La inteligencia racional y emocional nos permite comprender el poder y los objetivos de nuestras emociones. Nuestros sentimientos, nuestras aspiraciones y nuestros anhelos constituyen nuestros puntos de referencias emocionales, por los cuales guiamos buena parte de nuestro hacer.

La inteligencia emocional, en cada emoción, nos dispone de un modo diferente según cada circunstancia; aquella nos señala la dirección que nos permite resolver adecuadamente los desafíos a que nos vemos sometidos a diario. En este sentido, nuestro hacer emocional se fundamenta en unos valores éticos de existencia, que terminan integrándose en nuestro pensar-hacer de manera autónoma. Porque lo hemos decidido nosotros, no actuamos bajo un automatismo.

Nuestras valoraciones y reacciones ante cualquier encuentro interpersonal son, en primera instancia, producto de nuestras emociones; luego hacen su aparición el juicio racional y el de nuestra historia personal. Rechazamos o aceptamos en un primer roce a la otra persona por una química emocional, en ese momento no importa si estamos racionalmente equivocados o no.

Ello implica la presencia de tendencias emocionales, lo decimos «no sé, me cayó bien a primera vista» No hay explicación racional, sino un impulso emotivo. Por lo general, afrontamos los retos del mundo cotidiano con los recursos emocionales que hemos heredados del pleistoceno. Afrontamos la vida con nuestros recursos básicos y elementales, esta es la realidad de nuestro día a día. Así resolvemos nuestras situaciones.

Las emociones o pasiones son impulsos-deseos que nos llevan a actuar, a movernos hacia; es decir, dirigimos una acción hacia algo. Muchas veces, por medio de una reacción automática. Primero actuamos emocionalmente y luego sometemos esa acción al juicio racional. Decimos «no sé, lo hice sin pensarlo» «actúe por impulso, no medí las consecuencias». Son nuestros impulsos-deseos básicos los que nos incitan a actuar.

El conocerse a uno mismo, no nos lo libera de esa condición impulsiva. Eso sí, nos permite darnos cuenta de nuestro impulsos-deseos en el momento en que éstos tienen lugar, y poder controlarlos en caso de ser necesario. Lo que constituye el recurso fundamental de nuestra inteligencia emocional. En este sentido, el cuidado y el conocernos a nosotros y, además, nuestra inteligencia nos permite el gobierno de nuestra propia vida.

La meta, tal como señala Aristóteles, consiste en manejar la emoción apropiada en una circunstancia determinada, es decir, un tipo de sentimiento en consonancia con la situación en que nos encontramos. La meta no es acallar las emociones, lo cual produce embotamiento y apatía. La meta es gobernarnos emocionalmente de manera adecuada y favorable a nuestros fines; a nuestro proyecto de vida. Hacer de nuestro pensar-hacer una praxis exitosa.

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martes, 23 de mayo de 2017

TOMA DE DECISIONES Y LA PLANIFICACIÓN ESTRUCTURAL: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

La toma de decisiones es la capacidad de elegir un curso de acción entre varias alternativas. Conforme aumenta la complejidad de la situación aumenta la diversidad de las decisiones y la forma en que éstas se toman; va de una toma de decisiones instintiva a procesos guiados por el pensamiento racional. En una organización, la toma de decisiones consiste en comparar varios cursos de acción para finalmente seleccionar la acción que se considera más favorable. Al enfrentarse a una decisión es necesario conocer la situación presente, tener la capacidad de usar la información, reunir alternativas, incorporar una orientación adecuada, tener capacidad de discernimiento para analizar y evaluar. Todo esto con el fin de poder hacer una selección alternativas de decisiones.

La toma de decisiones es un constantemente decidir lo qué debe hacerse, quién ha de hacerlo, cuándo, dónde y cómo se hará. Sin embargo, la toma de decisiones es un paso en el proceso de la planificación estructural. La toma decisiones está basada en cinco aspectos fundamentales: 1) INFORMACIÓN: Ésta se recoge tanto para los aspectos que están a favor como en contra del problema, con el fin de definir las limitaciones. Si la información no puede obtenerse, la decisión entonces debe basarse en los datos disponibles los cuales caen en la categoría de información general. 2) CONOCIMIENTOS: Sean éstos de la circunstancia que rodea el problema o de una situación similar, los mismos pueden utilizarse para seleccionar un curso de acción favorable. En caso de carecer de conocimientos es necesario buscar consejo de quienes están informados. 3) EXPERIENCIA: Cuando se soluciona un problema, con resultados favorables o no, la experiencia proporciona información para la solución de un próximo problema. Si se carece de experiencia se tendrá que experimentar (ensayo y error), sólo cuando las consecuencias no tengan consecuencias desastrosas. Por tanto, los problemas importantes no pueden solucionarse con experimentos. 4) ANÁLISIS: No puede hablarse de un método en particular para analizar un problema, debe existir un complemento pero no un reemplazo de los otros elementos. Si estos otros métodos fallan entonces debe confiarse en la intuición. 5) JUICIO: Éste es necesario para combinar información, conocimientos, experiencia y análisis, con el objeto de seleccionar el curso de acción apropiado.

Existen cinco características de las decisiones: 1) EFECTOS FUTUROS: Tiene que ver acerca de cómo la decisión afectará el futuro. 2) REVERSIBILIDAD: Se refiere a la velocidad con que una decisión puede revertirse y la dificultad que implica hacer el cambio. 3) IMPACTO: Éste se refiere a la medida en que otras áreas o actividades se ven afectadas por la toma de decisiones. 4) CALIDAD: Hace referencia a las relaciones laborales, valores éticos, consideraciones legales, principios básicos de conducta, imagen de la compañía…  5) PERIODICIDAD: Responde a la interrogante de si una decisión se toma frecuente o excepcionalmente.

La búsqueda de eficiencia, productividad y competitividad contribuye a la búsqueda de metodologías que apoyen la toma de decisiones complejas, en escenarios de múltiples criterios de selección. Tales métodos buscan eliminar las conjeturas improvisadas, el pensamiento no explicado, injustificado e intuitivo que acompañan a la mayoría de las tomas de decisiones con respecto a problemas complejos. Una tendencia al tomar decisiones en escenarios complejos es la de ponderar criterios y determinar para cada opción un indicador de desempeño. Al multiplicar el peso de los criterios por el nivel de desempeño de cada opción, se construye una jerarquía que permite escoger la mejor de las opciones evaluadas. Este método tiene como base el sentido común. Sin embargo, esta aproximación intuitiva está condicionada, pues podría sesgar el análisis.

Entre los aspectos para la toma de decisiones, tenemos: 1) DETERMINAR LA NECESIDAD DE UNA DECISIÓN: El proceso comienza con el reconocimiento de que se necesita tomar una decisión. Este reconocimiento lo genera la existencia de un problema o una disparidad entre cierto estado deseado y la condición real del momento. 2) IDENTIFICAR LOS CRITERIOS DE DECISIÓN: Se deben identificar cuáles criterios que serán más importantes para la toma de decisión en función de la necesidad. 3) ASIGNAR VALOR A LOS CRITERIOS: Es necesario ponderar cada criterio y priorizar su importancia en la decisión. 4) DESARROLLAR TODAS LAS ALTERNATIVAS: Quien que ha de tomar una decisión tiene que elaborar una lista de todas las alternativas disponibles. 5) EVALUAR LAS ALTERNATIVAS: La evaluación de cada alternativa se hace analizándola con respecto al criterio ponderado. Una vez identificadas las alternativas se evalúan de manera crítica; se consideran las ventajas y desventajas de las mismas en sí y entre sí. 6) SELECCIONAR LA MEJOR ALTERNATIVA: Una vez seleccionada la mejor alternativa se llega al final del proceso de toma de decisiones. En el proceso racional esta selección es bastante simple, el tomador de decisiones sólo tiene que escoger la alternativa que tuvo la calificación más alta. 7) IMPLEMENTACIÓN DE LA DECISIÓN: El proceso no finaliza cuando la decisión se toma, ésta debe implementarse. Puede ser que quienes toman la decisión sean los mismos que la implementen; en otros casos corresponde a equipos operacionales la implementación de la decisión.

La SELECCIÓN DE LA MEJOR ALTERNATIVA tiene varios supuestos. Quien toma la decisión debe ser imparcial, objetivo y lógico a la hora de tomar la decisión. Tiene que haberse establecido una meta clara. Pues, todas las acciones en el proceso deben llevar, de manera consistente, a la selección de la alternativa que maximizará la meta. De esta manera, la toma de decisión debe: 1) ESTAR ORIENTADA AL LOGRO UNA META: No deben existir conflictos acerca de la meta final. Lograr tal meta es lo que motiva la solución más favorable a las necesidades planteadas. 2) TODAS LAS OPCIONES SON CONOCIDAS: Quien toma la decisión tiene que conocer las posibles consecuencias de su decisión. Asimismo, tiene que tener conocimiento de todos los criterios y todas las alternativas. 3) LAS PREFERENCIAS SON CLARAS: Se asignan valores numéricos y se establece un orden de preferencia para todos los criterios y las alternativas posibles.

La toma de decisión se puede dividir en dos categorías, a saber: 1) DECISIÓN PROGRAMADA: Son programadas en la medida que son repetitivas y rutinarias. En la medida que se ha desarrollado un método definitivo para poder manejarlas. Al estar la toma de decisión bien estructurada, el equipo de mando no tiene necesidad de pasar por el trabajo y el gasto de realizar un proceso completo de decisión. Este tipo de decisiones cuenta con procedimientos, que son las directrices de dirección concreta. 2) DECISIÓN NO PROGRAMADA: Contraria a la anterior, éstas no son ni repetitivas ni rutinarias. No poseen un método específico, ni cuentan con un manual de procedimientos. Por ejemplo: La reestructuración de una organización o el cierre una división no rentable.

En la toma de decisiones existen los modelos de base no cuantitativa y cuantitativa: 1) MODELO DE BASE NO CUANTITATIVA: El método no cuantitativo es útil para los asuntos que se refieren a las metas y para los medios de alcanzar ésta. La aplicación de este modelo es en alto grado personal. Existen cuatro aspectos a considerar: intuición, hechos, experiencias y opiniones. EXPERIENCIA: La habilidad de tomar decisiones crece con la praxis. La experiencia tiene un papel importante en la toma de decisiones, sea para las situaciones mal estructuradas o nuevas. BUEN JUICIO: Se refiere a la habilidad para evaluar información de forma inteligente. Está constituido por el sentido común, la madurez, la habilidad de razonamiento y la experiencia. INTUICIÓN: La toma de decisiones basada en la intuición se caracteriza por el uso de «corazonadas», sugerencias, influencias, preferencias y formato psicológico del individuo. En este sentido, lo subjetivo es vital. HECHOS: Una decisión se basa en hechos adecuados. Cuando éstos se usan la decisión tiene su fundamento en datos objetivos, esto implica que las premisas de la decisión son sólidas. CREATIVIDAD: Habilidad para combinar ideas de maneras diferentes para lograr un resultado nuevo y útil. Es capaz de captar y entender el problema de manera más amplia y de ver las consecuencias que otros pasan por alto. Éste se puede dividir en cuatro fases: Exploración inconsciente, intuición, discernimiento, formulación lógica.
2) MODELO DE BASE CUANTITATIVA: Es el empleo de métodos cuantitativos o de investigación de operaciones. Por ejemplo, la programación lineal teoría de líneas de espera y modelos de inventarios. Éste modelo ayuda a los equipos de mando a tomar decisiones efectivas, sin olvidar la importancia del buen juicio. Entre los modelos de base cuantitativa tenemos, por ejemplo: LA PROGRAMACIÓN LINEAL: Ésta ayuda a determinar la combinación óptima de recursos limitados para resolver problemas y alcanzar los objetivos organizacionales. Para que sea aplicable debe reunir los siguientes requisitos: 1) Tiene que optimizarse un objetivo. 2) Las variables que afectan los resultados poseen relaciones directas. 3) Hay restricciones sobre las relaciones de las variables. TEORÍA DE JUEGOS: Ésta implica el uso de la estrategia de mínimo pensar. Se determina el curso de acción que causará a «B» el mínimo de molestias, se continúa siempre y cuando los competidores ejecuten la acción más astuta posible. De esta forma, la planeación de «B» se hace más beneficiosa para «B». Este puede ser un tanto limitado y, en consecuencia, la decisión se basa en antecedentes demasiado estrechos. TÉCNICA MONTECARLO: Es un método simplificado de simulación, que incluye factores de probabilidad. La simulación es guiada por un muestreo al azar que toma en cuenta la probabilidad de que el evento suceda. Este es un medio de tanteo para ver qué sucede cuando ciertos eventos, normales y anormales, se presenten. Puede usarse para resolver problemas con preguntas típicas, tales como ¿Cuál es la probabilidad de un evento o combinación de eventos, que ocurran en un proceso dado? ¿Qué decisión debe tomarse en base a las alternativas posibles?

Hay que considerar varios aspectos en la toma de decisiones. ESCALONADO DE DECISIONES: Se hace un incremento en la toma de decisión para lograr una meta y evitar un total compromiso con una decisión que no se pueda cambiar. EXPLORACIÓN: Se usa la información disponible para intentar una solución; la exploración es una estrategia modificada de ensayo-y-error para manejar los riesgos. Requiere un firme sentido de propósito y dirección. MANEJO POR EXCEPCIONES: Se trabaja el problema que compete en particular; los aspectos colaterales o afines se dejan para otra toma de decisión. INTUICIÓN: Estas son opciones basadas en la experiencia, valores y emociones. Sin embargo, puede producir juicios precipitados y decisiones imprudentes. RETRASO: Si una decisión no es necesaria inmediatamente y hay tiempo para desarrollar otras opciones, se puede retrasar la toma de decisión. Durante este retraso el problema puede desaparecer u ocurren eventos que lo solucionan. DELEGAR A OTROS: La toma de decisión se debe delegar a la persona correspondiente, a quien corresponda en verdad.

Entre los tipos de tomas de decisiones tenemos. LLUVIA DE IDEAS: El propósito de este método es favorecer la solución de problemas mediante el hallazgo de nuevas ideas. Lo que se busca en una sesión de lluvia de ideas es justamente una multiplicación de éstas. Las reglas son las siguientes: 1) No criticar ninguna idea. 2) Mientras más extremas sean las ideas, mejor. 3) Alentar la cantidad de ideas producidas. 4) Estimular el progresivo mejoramiento de las ideas. SINÉCTICA: Se seleccionan los miembros del equipo sinéctico según su aptitud para la solución de un problema, lo cual puede involucrar a toda la organización. El líder dirige la discusión sin revelar el problema sobre el cual se trata. La principal razón para hace esto es impedir que el grupo llegue a una solución prematura. Este sistema supone una compleja serie de interacciones para el surgimiento de una solución.

La toma de decisiones, en una organización, comprende cuatro funciones administrativas que son: PLANEACIÓN: Selección de objetivos, metas y acciones a cumplir. Esto implica: ¿Cuáles son las metas a largo plazo? ¿Cuáles estrategias son adecuadas para lograr las metas? ¿Cuáles deben ser las metas a corto plazo?  ORGANIZACIÓN: Establecer la estructura de desempeño. ¿Cuánta centralización debe existir? ¿Cómo deben diseñarse los puestos? ¿Quién está mejor calificado para ocupar un puesto vacante? ¿Cuándo se debe instrumentar una estructura diferente? DIRECCIÓN: Esta función requiere que los gerentes influyan en el personal para el cumplimiento de las metas ¿Cómo manejar a un grupo que tiene motivación baja? ¿Cuál es el estilo de liderazgo más eficaz para cada situación? ¿Cómo afectará un cambio específico a la productividad? ¿Cuándo es adecuado estimular el conflicto? CONTROL: Es la medición y corrección del desempeño individual y organizacional, de manera que se puedan alcanzar las metas propuestas. ¿Cuáles actividades necesitan ser controladas? ¿Cómo deben controlarse tales actividades? ¿Cuándo es relevante una desviación en el desempeño? ¿Cuándo hay desempeño efectivo?

En las organizaciones existen niveles de jerarquía que determinan el tipo de decisiones y  acciones a tomar. Tales niveles estas son: NIVEL ESTRATÉGICO: Alta dirección; planificación global de toda la empresa. NIVEL TÁCTICO: Planificación de los subsistemas empresariales. NIVEL OPERATIVO: Desarrollo de operaciones cotidianas (diarias/rutinarias). Conforme se asciende en la jerarquía de la organización la capacidad para la toma decisiones no programadas adquiere mayor importancia; ya que este tipo de decisiones atañe a los niveles más altos. Por tanto, los programas para el desarrollo de gerentes buscan mejorar las habilidades para toma decisiones no programadas, al enseñar a analizar los problemas en forma sistemática y a tomar decisiones lógicas. Por el contrario, en las jerarquías más bajas las tareas que se desempeñan son rutinarias, por lo cual las decisiones tienden a ser programadas.

La toma de decisiones a LARGO PLAZO es considerada una decisión de alto nivel. En cambio, una decisión a CORTO PLAZO puede ser tomada a un nivel inferior. Si la REVERSIBILIDAD ES DIFÍCIL la decisión debe ser a un nivel alto, si ésta es FÁCIL la decisión es a un nivel bajo. Cuando el IMPACTO ES EXTENSIVO la toma de decisión es un nivel alto, un IMPACTO ÚNICO se asocia con una decisión tomada a un nivel bajo. Si MUCHOS FACTORES que constituyen la calidad están involucrados se requiere tomar la decisión a un nivel alto, si sólo ALGUNOS FACTORES son relevantes se recomienda tomar la decisión a un nivel bajo. Una DECISIÓN EXCEPCIONAL es una decisión de alto nivel, mientras que una DECISIÓN FRECUENTE es una decisión de nivel bajo.

Las barreras más comunes para la toma de decisiones son: INDECISIÓN: Evitar decisiones para escapar a los aspectos desagradables del riesgo, del temor y la ansiedad. ANDAR CON RODEOS: Rehusarse a enfrentar el tema; recolección obsesiva de hechos que no llevan a ninguna parte. SOBRE REACCIONAR: Dejar que una situación se salga fuera de control; dejar que las emociones tomen el control. VACILACIÓN: Revertir decisiones, poco comprometido con el plan de acción. MEDIDAS A MEDIAS: Arreglárselas a medias; tomar la decisión más segura para evitar la controversia, pero sin lidiar con el problema en su totalidad. PREJUICIOS PSICOLÓGICOS: A veces quienes deben tomar las decisiones están muy lejos de ser imparciales y objetivos en la forma de recopilar, evaluar y aplicar la información. Las personas tienen prejuicios que interfieren con una racionalidad objetiva. ILUSIÓN DE CONTROL: Creer que uno puede influir en las situaciones aunque no se tenga control sobre lo que va a ocurrir. Pues, quienes toman las decisiones ignoran los riesgos y por lo tanto fracasan en la evaluación objetiva de las probabilidades de éxito. EFECTOS DE PERSPECTIVA: Se refieren a la manera en que se formulan o perciben los problemas, las alternativas de decisión y al modo en que las influencias subjetivas se imponen sobre los hechos objetivos. PRESIÓN DE TIEMPO: La toma de decisión que se realiza con mayor conciencia puede volverse irrelevante e incluso desastrosa si se dedica demasiado tiempo en hacerlo.

El propósito de la estructura organizacional es definir los parámetros y los procedimientos necesarios para alcanzar las metas propuestas. La estructura organizacional implica cómo se organiza, se categoriza y delegan las tareas para alcanzar un objetivo en particular. A grandes rasgos esta es la planificación estructural en la organización.

Los recursos humanos según la posición que éste ocupa dentro de la estructura organizacional pueden ser: NIVEL INSTITUCIONAL: Nivel jerárquico de dirección, esto es, con capacidad de decisión. POSICIÓN DE ASESORÍA: Brinda consultoría y servicios de staff. El departamento de RRHH está vinculado a la alta dirección y a la organización; todas las políticas y procedimientos elaborados y desarrollados por éste requieren el aval de la dirección para que puedan ejecutarse.

El estilo de Administración en una organización puede ser: SISTEMA AUTORITARIO Y FUERTE: Consiste en un ambiente de desconfianza hacia los subordinados, en el que hay poca comunicación y se hace énfasis en recompensas o castigos ocasionales. Las decisiones están centralizadas en la cúpula de la organización. SISTEMA AUTORITARIO BENÉVOLO: Reside en un clima de confianza condescendiente. En el que hay poca comunicación, castigos potenciales, poca interacción humana; algunas decisiones están centralizadas y se basan en prescripciones y rutinas. SISTEMA PARTICIPATIVO Y CONSULTIVO: Radica en un ambiente en el que hay más confianza, aunque todavía no es total. Existen algunas recompensas, hay interacción humana moderada, pequeña vinculación individual y una apertura relativa de directrices; esto permite que se tomen ciertas decisiones en la base de la organización. SISTEMA PARTICIPATIVO DE GRUPO: Se asienta en un ambiente de completa confianza, en el que los subordinados se sienten libres para actuar en equipos; en el que las actitudes son productivas y las ideas constructivas; hay participación y vinculación grupal de manera que las personas sienten responsabilidad en todos los niveles de la organización.

La estrategia de recursos humanos debe ser diseñada en función de la estrategia general de la organización. Ésta debe definir el perfil de la organización como un sistema social. Lo aconsejable es reconocer el valor del ser humano en la organización, tratar de motivarlo y de lograr su autorrealización al enriquecer su trabajo, optar por modelos de liderazgo que promuevan la participación y actúen con criterio flexible, en definitiva, centrarse en la calidad de vida laboral.

La estructura organizacional representa la percepción que tienen los miembros de la organización sobre la cantidad de reglas, procedimientos, trámites y otras limitaciones a las cuales se ven enfrentados en el desarrollo de su trabajo. La estructura organizativa define como se dividen, agrupan y coordinan formalmente las tareas de trabajo. Se puede determinar de la siguiente manera: DIVISIÓN DEL TRABAJO: Es el principio de la especialización necesario para la eficiencia en la utilización de las personas. Consiste en la designación de tareas específicas a cada una de las partes de la organización. AUTORIDAD Y RESPONSABILIDAD: La autoridad es el poder derivado de la posición ocupada por las personas y debe ser combinada con la inteligencia, experiencia y valor moral de la persona. UNIDAD DE MANDO: Una persona debe recibir órdenes solo un único superior. Es el principio de la autoridad única. UNIDAD DE DIRECCIÓN: Principio según el cual cada grupo de actividades que tienen una misma meta, debe tener un solo jefe y un solo plan. CENTRALIZACIÓN: Se refiere a la concentración de autoridad en la cima jerárquica de la organización. JERARQUÍA O CADENA ESCALA: Debe haber una línea de autoridad del escalón más alto al escalón más bajo. Toda orden pasa por todos los escalones intermedios hasta llegar al punto donde debe ser ejecutadas: es la cadena escalar o principio escalar.

Existen otros elementos de la estructura de su organización, a saber: LA ESTRUCTURA SIMPLE: Ésta no es elaborada; tiene un bajo grado de departamentalización y amplios tramos de control. La autoridad centralizada está en una sola persona y tiene poca formalización. Ésta es una organización plana. Por lo general, tiene dos o tres niveles verticales, un cuerpo de empleados y un individuo en quien está centralizada la autoridad para la toma de decisiones. La fortaleza de la estructura simple yace en su sencillez. Es rápida, flexible, poco costosa de mantener y es clara la asignación de responsabilidades. Una debilidad importante es que es difícil de mantenerla una vez que la organización deja de ser pequeña. BUROCRACIA: Se caracteriza por operaciones altamente rutinarias logradas por medio de la especialización, reglas y reglamentos muy formalizados. Tareas que se agrupan en departamentos funcionales, autoridad entrelazada, tramos de control estrechos y toma de decisiones que siguen la cadena de mando. La fortaleza principal de la burocracia yace en su habilidad de desempeñar actividades estandarizadas de una manera muy eficaz. Una de las mayores debilidades de la burocracia es que la especialización crea conflictos entre las subunidades, otra de las debilidades es el interés obsesivo por las reglas. ESTRUCTURA MATRICIAL O DE MATRIZ: Combina dos formas de departamentalización: FUNCIONAL y de PRODUCTO. La fortaleza de la departamentalización funcional yace en poner juntos especialistas de la misma rama, lo que reduce al mínimo el número necesario de ellos. Su mayor desventaja es la dificultad de coordinar las tareas de diversos especialistas funcionales, para que terminen sus actividades a tiempo y dentro del presupuesto. Por su parte, la departamentalización por productos tiene las ventajas y desventajas opuestas. Facilita la coordinación entre los especialistas para terminar a tiempo y cumplir con el presupuesto. DEPARTAMENTALIZACIÓN: La agrupación de actividades y personas en departamentos permite que, al menos en teoría, las organizaciones crezcan en un grado indeterminado. Algunos tipos de departamentalización son: DEPARTAMENTALIZACIÓN POR TIEMPO: La existencia de turnos de trabajo es común en muchas empresas, en las que por razones económicas, tecnológicas o de otro tipo la jornada laboral normal no es suficiente. DEPARTAMENTALIZACIÓN POR FUNCIÓN EMPRESARIAL O FUNCIONAL: Las funciones empresariales básicas son la producción, venta y financiamiento. Ha parecido lógico agrupar estas actividades en departamentos como ingeniería, producción, ventas o comercialización y finanzas. DEPARTAMENTALIZACIÓN TERRITORIAL O GEOGRÁFICA: Es común en empresas que operan en regiones geográficas extensas. En este caso, puede ser importante que las actividades que se realizan en un área o territorio determinado se agrupen y asignen a un administrador. Otras son: Departamentalización por tipo de clientes. Por procesos o equipos; Por productos. UNIDAD ESTRATÉGICA DE NEGOCIOS: Son pequeñas empresas establecidas como unidades de una gran compañía para la promoción y manejo de cierto producto o línea de productos, como si se tratara de una actividad empresarial independiente.

Fuentes documentales para la elaboración de este artículo:
Chiavenato, Idalberto. Introducción a la Teoría General de la Administración, México, McGraw Hill, 1999.
Ferraro, Eduardo. Administración de Personal: Funciones Fundamentales para el Desarrollo del Área, Buenos Aires, Primo Editora, 1995.
Gibson Ivancevich, Donely. Las Organizaciones, octava edición. Barcelona, McGraw Hill.
Gómez Ceja, Guillermo. Planeación y Organización de Empresas. México, octava edición, McGraw Hill.
Hall, Richard H. Organizaciones. México, Editorial Prentice-Hall Hispanoamérica.
http://gestionemprendedora.wordpress.com/2008/02/15/los-modelos-como-herramientas-de-toma-de-decisiones/
Koontz, Harold y Weihnrich, Heinz. Administración: Una Perspectiva Global, México, McGraw Hill, 1994.
Leon Orfelio, Tomar Decisiones difíciles, Madrid, segunda edición, Editorial McGraw Hill.
Maristany, Jaime. Evaluación de Tareas y Administración de Remuneraciones, Buenos Aires, Editorial Edilí, 1972.
Melinkoff, Ramón. La Estructura de la Organización, Caracas, Universidad Central de Venezuela, 1969.
Moody, Paul. Toma de decisiones gerenciales, México Editorial McGraw Hill Latinoamericana.
Robbins, Stephen. Comportamiento Organizacional, México, Prentice Hall, México, 1996.
Solana, Ricardo. Administración de Organizaciones en el Umbral del Tercer Milenio, Buenos Aires, Ediciones Interoceánicas S.A., 1983.
Terry & Franklin. Principios de Administración. Caracas, Editorial Pañazo S.R.L.
Werther, William y Davis, Heith. Administración de Personal y Recursos Humanos, México, McGraw Hill, 1995.

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martes, 16 de mayo de 2017

NUESTRA PERICIA PERSONAL Y SUS DEFICIENCIAS: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

Al ir desarrollando nuestras pericias personales vamos, a la vez, construyendo sus deficiencias. Aunque no vamos a escapar de estas últimas, debemos estar atentos a ellas para equilibrarlas y no dejar que terminen por predominar en nuestro hacer. ¿Cuáles son tales deficiencias? De eso vamos a tratar en este artículo sin pretender que las abarcamos todas.

El EGOCENTRISMO OBJETIVISTA. Con ésta ignoramos el análisis situacional y acentuamos el mal uso del concepto de diagnóstico, con el cual pretendemos explicar la realidad en que nos encontramos inmersos. Esta deficiencia acarrea dos elementos relevantes. Primero, crea la incapacidad de poder ver la realidad que generan los otros participantes del hecho social; segundo, es propensa a estimular el dogmatismo.

Por otra parte, nos incapacita para llevar a cabo el análisis estratégico necesario, pues nuestra formación nos impide identificar y comprender las diversas lecturas que los otros actores sociales hacen sobre la realidad. Sin fallamos en realizar el análisis situacional no tenemos fundamentos, para realizar el cálculo interactivo que se efectúa en el ámbito social.

De este modo, permanecemos con una visión única del diagnóstico. Por lo cual, terminamos calificando a quienes discrepan de nuestro punto de vista como enemigos. Ya que estamos incapacitados para discrepar con tolerancia y para tener comprensión de la posición de los demás.

El DETERMINISMO. Esta deficiencia limita nuestras posibilidades de lidiar con problemas cuasiestructurados, con la incertidumbre y con las sorpresas que depara el cálculo sobre el futuro. A partir del determinismo exploramos el porvenir con proyecciones basadas en predicciones, en lo que algunos llaman profecías auto-cumplidas.

Desde esta perspectiva, todo cálculo posible es cierto, preciso y cuantitativo, pues ya está determinado. Además, ignoramos el cálculo de previsión de posibilidades. Porque operamos como si el futuro fuera ya algo conocido, por lo que menospreciamos la dimensión cualitativa de las variables en nuestra vida. Es un vicio muy común, pues sin darnos cuanta atribuimos el hacer humano a fuerzas externas o a condiciones que rigen nuestras vidas.

El DEPARTAMENTALISMO. Esto es algo propio cuando nuestro no reconocemos las interrelaciones de nuestro pensar-hacer. Nos sucede algo como a Funes El Memorioso,  narración de Jorge Luis Borges, hombre con gran capacidad de recordar sucesos pero incapaz de relacionar uno con otro. En este sentido, nuestra vida, nuestro pensar, nuestro hacer está departamentalizado. Somos un conjunto de departamentos sin conexión alguna. 

A partir de esto, adoptamos una visión distante y externa de los sucesos que nos ocurren. Ignoramos la teoría del actor y de la acción en el rol vivencial. Asumimos una visión unidimesional de nuestra realidad, al reducir nuestras decisiones a un sólo criterio de eficacia; sin llegar a comprender la variedad opciones posibles a analizar y evaluar. Encerramos el análisis de cualquier problema en un cálculo compartimentado y estrecho; aislamos y cercamos toda decisión a un único criterio.

Además, nos negamos a explorar el intercambio de problemas con los demás, e incluso con nosotros mismos en un diálogo interior. El extremo de esta actitud es el barbarismo personal y social, que está basado en juicios, o prejuicios, unilaterales de eficiencia y eficacia. El departamentalismo es una limitación que nos impide comprender la realidad, la necesidad y el alcance de las situaciones variables de la vida.

El ACCIONISMO. Es algo muy propio de nuestro hacer en la actualidad. Pues concentramos nuestra atención solo en la búsqueda de soluciones, sin valorar el paso previo del procesamiento sistemático de los problemas, esto es, de la reflexión analítica. Solo queremos saber cómo puede solucionar tal problema, es solo el hacer instrumental que excluye la reflexión de saber sustancia, causas y relaciones. Estamos ante un hacer unidimensional, pragmatismo malo.

En el accionismo siempre tenemos una solución preferida de antemano. Ya que asumimos que el mundo está sobre-diagnosticado, todo es pura «paja». Lo que necesitamos es actuar, decimos. Esto es algo muy propio de las terapéuticas actuales, donde todo se define por el cómo, no por la reflexión abarcadora.  

Desde esta perspectiva, encajonamos nuestro actuar en decisiones de soluciones parciales y de baja efectividad. Por una parte, perdemos la visión del sistema al cual pertenece el problema; por otra, asumimos el preconcepto de solución preferida para enfrentar el problema. Es una limitación muy dominante en nuestra vida, dada por la inmediatez y una practicidad mal entendida. Creemos que los problemas de la vida lo podemos resolver de la misma manera como se prepara un café instantáneo. No queremos invertir nuestra energía en la reflexión.

El NORMATIVISMO. Éste deficiencia se manifiesta en dos vicios. Primero, el voluntarismo personal. Segundo, el voluntarismo social. El primero reduce el problema de la inviabilidad personal a una cuestión de voluntad personal. El segundo ignora el problema de la viabilidad social. Como apreciamos están en juego la inteligencia intrapersonal y la interpersonal.

Por medio del normativismo destacamos de modo excluyente nuestro raciocinio en el plano del debe ser, sin que tengamos conciencia del análisis estratégico de las circunstancias en que nos encontramos. Acentuamos el barbarismo personal, por el exceso de confianza en el argumento del determinismo. Extremamos el barbarismo social por la excesiva valoración que atribuimos a la propuesta departamentalista, para resolver los obstáculos que se nos ponen al frente de nuestra vida.

El INMEDIATISMO. Esta se refiere al corto plazo, al aquí y ahora. Al sujeto con la vista baja que está de espaldas al horizonte. En este sentido, valoramos excesivamente el presente sin proyección en el tiempo; podemos señalar que de acuerdo a los metaprogramas del PNL el enfoque y la experimentación en el tiempo es el presente. Por otra parte, en el inmediatismo estimulamos, muchas veces, el vicio de andar sin brújula.

Es, por lo general, la táctica sin estrategia. El caminar sin explorar nuevos caminos. La imitación de los caminos ya transitados, la copia sin creación, el utilitarismo del ahora sin futuro y sin metas, es parte del hacer del accionismo que ya vimos antes. Es el dominio de los medios, pero sin fines. No hay metas. Es como un pedalear en una bicicleta fija, por mucho que uno pedalee nunca va a ningún lado.

Lo que cuenta es el poder del aquí y ahora, pues no hay proyecto de vida. El inmediatismo es un tipo de ceguera situacional, donde establecemos el dominio absoluto del presente. En este presente se dan la faceta temporal y la faceta sustancial.

En la primera faceta predomina la incapacidad de razonar más allá del corto plazo. En la segunda, el inmediatismo se convierte en facilismo, en adaptación a los deseos inmediatos. No nos interesan los desafíos, ni los grandes problemas de nuestra vida. Es un absurdo contrariar nuestros deseos, nuestras emociones inmediatas. La actitud consiste en interpretar nuestros deseos. Orientar y conducir nuestra vida sobre objetivos y metas quedan excluidos.

El VOLUNTARISMO PERSONAL. Es un vicio fuertemente arraigado, cuando hemos asumido una concepción de vida, que supuestamente sirve para dar respuesta a todas las circunstancias de nuestro hacer, y por la cual regimos nuestro pensar-hacer férreamente. Con esto perdemos el sentido de la táctica y la estrategia. Nos convertimos en un fiscal, un inspector de lo que está permitido o no según la meta ideal de tal concepción.

Cualquier desvío de la trayectoria lineal de tal meta es una transgresión a los preceptos de la vida misma, y tal transgresión debe ser censurada y castigada. Con este voluntarismo, el problema sólo cambia de contenido, la censura siempre será la misma. Todo nuestro razonamiento se hace lineal y unidimensional, pues nada puede perturbar la aplicación rigurosa de los paradigmas que hemos asumido. No hay espacio para la táctica y la estrategia, para la discusión, para la reflexión. Las cosas son como son.

Debemos estar atentos a estas limitaciones en la conformación de nuestra pericia personal. Por suerte, las mismas se reparten en proporciones desiguales, pero nunca dejemos que lleguen a sus extremos. Además, casi nunca están todas juntas en un solo individuo. Se combinan, por otra parte, con las virtudes; como la perseverancia, la honestidad, la lealtad y el coraje. Somos sujetos heterogéneos, esto nos permite construir un pensar-hacer de destrezas y deficiencias.

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miércoles, 10 de mayo de 2017

LA EMOCIÓN DE DESAGRADO SOCIAL EN NUESTRO PENSAR-HACER: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

La emoción de desagrado como bien sabemos es una emoción básica, que nos produce la  necesidad de expulsar de nuestra vida lo que nos causa repulsión. Tal emoción desempeña un papel fundamental en nuestros rechazos fisiológicos, sociales, personales, interpersonales, laborales… Es decir, cumple un rol importante en nuestro pensar-hacer, porque lo modela y lo estructura.

Lo que nos interesa de esta emoción es su carácter variable determinado por nuestro roce social y cultural. El lenguaje corporal con el que manifestamos nuestro desagrado es expresado por arrugar la nariz, elevar el labio superior y descender nuestras comisuras. Cuando nuestro desagrado es muy fuerte sacamos la lengua para dar mayor énfasis, e incluso hacemos el gesto de meternos los dedos en la boca y nausear.

Esta emoción es una reacción defensiva contra determinadas circunstancias, personas, situaciones… Con lo cual evitamos la aceptación de éstas porque nos parecen repulsivas y nocivas. Reaccionamos con esta emoción ante experiencias desagradables vividas o por vivir; ya que desarrollamos diversos grados de aversión a las mismas. En este sentido, el desagrado nos protege de diferentes estímulos incómodos que pueden comprometer nuestra vida.

El desagrado es una emoción necesaria y adecuada; ya que por medio de ésta  aseguramos nuestra supervivencia al protegernos de la absorción de situaciones que comprometen nuestro pensar-hacer. Gracias al desagrado evitamos llevar a cabo acciones que están en contra de nuestras convicciones, de nuestros deseos, de nuestras metas. Por lo que se hace improbable que realicemos acciones que estén en contra de nuestra ética y nuestra moral. Pues, esto nos conduciría a una mala conciencia, a un estar en desagrado con nosotros mismos que afectaría nuestro nivel cognitivo, fisiológico y conductual.

A nivel cognitivo se produce en nosotros un estímulo auto-amenazante, contaminante capaz de producirnos una alteración permanente al estar inmersos en esta emoción, lo que nos llevaría a un estado de repulsión personal. A nivel fisiológico, podemos sentir náuseas por nuestro comportamiento, por nuestras acciones; como una reacción natural del cuerpo a alejarse de lo desagradable. A nivel conductual, llevamos a cabo conductas de repulsión y escape que nos sirven para comunicar nuestro desagrado o caemos en estados depresivos al vernos inmersos en situaciones que no deseamos.

La emoción del desagrado social es influenciada por las condiciones sociales y culturales en que nos desenvolvemos, en que habitamos. Por ejemplo, el racismo es un desagrado social; o cuando consideramos a alguien socialmente inferior a nosotros; o lo que ahora se denomina homofobia. En este sentido, el desagrado es una emoción que derivada de las condiciones sociales y culturales de nuestro entorno, las cuales hemos asumido; las cuales tienen el fin de proteger y preservar unos valores culturales particulares o específicos.

A partir de lo anterior, podemos hacer un mal uso de la emoción del desagrado, que nos puede conducir a asumir actitudes erradas e inadecuadas. Por ejemplo, a apartarnos de nuestras metas, a perder nuestra brújula. Pues experimentamos sensaciones desagradables que están influidas por los criterios de nuestro contexto, y no por nuestra reflexión acerca de ellas. Creemos que si hacemos tales acciones o nos involucramos en tales situaciones nos vamos a contaminar, a enfermar, esto es, que vamos a poner en peligro nuestra supervivencia. Estos son criterios o prejuicios que hemos asumidos de nuestro entorno social.

Al encontrarnos en esta situación es posible que comencemos a tener un comportamiento errático relacionado con un mal manejo de la emoción del desagrado. Lo que nos puede conducir a un estado de ansiedad o miedo. Pues aquello que nos repugna tiene su origen en criterios falsos y segmentados, lo que nos hace más propensos a rechazar ofertas o situaciones basadas en prejuicios heredados, y no en juicios racionales elaborados por nosotros.

Puesto que, usualmente, nuestro desagrado tiene su origen en algún estímulo de carácter externo, sea social o cultural; lo que nos hace creer que es potencialmente peligroso o molesto. Por lo cual, generamos la necesidad de evitarlo o alejarnos de ciertas personas, lugares, circunstancias… No obstante, aquello que provoca tal emoción no ha pasado por el tamiz de nuestra reflexión. Por esta razón, es necesario reflexionar acerca de nuestras emociones de desagrado social y cultural. Para evitar pseudo-estímulos de desagrado.  

Ya que a nivel conductual y cognitivo estos pseudo-estímulos no-racionales de desagrado motivan una conducta de repulsión y de escape que no tiene ningún asidero real. Con lo cual generamos respuestas de escape innecesarias; evitamos situaciones aparentemente desagradables o potencialmente dañinas sin saber si en realidad lo son o no; potenciamos hábitos adaptativos inculcados por terceros pero no analizados racionalmente por nosotros.

Lo que evitamos es experimentar una sensación que no sabemos si es desagradable o no amparándonos en una actitud protectora. Porque así lo dice mi mamá o mi papá, es lo que decimos cuando somos niños. No obstante, en la vida adulta los prejuicios y esquemas asumidos siguen funcionando. 

Por lo cual, es necesario estar atentos a la emoción del desagrado social debido a su cualidad de ser una influenciada social y culturalmente; la cual asumimos de manera automática e irreflexiva. Que a la larga nos puede alejar del éxito de nuestro hacer; alejarnos del éxito de nuestro pensar. Pues lo que hacemos es reproducir desagrados aprendidos inconsciente e irreflexivamente. Tenemos que aprender a distinguir conscientemente cuál es el desagrado real, y cuál es el desagrado reflejo de una cultura excluyente.

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jueves, 4 de mayo de 2017

LA COMUNICACIÓN EFICIENTE: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

En las organizaciones, la eficiencia de la comunicación es un recurso estratégico de  desarrollo. Por otra parte, la comunicación permite la confrontación, el diálogo franco, la valoración de las acciones individuales y colectivas, y el establecimiento de relaciones armónicas. Por el contrario, las estructuras cerradas y aisladas atentan contra la toma de decisiones.

Muchos de los problemas organizacionales son producto de la ausencia de una comunicación efectiva. Por esta razón, la comunicación en las organizaciones es imperante y necesaria; ya que de ésta depende el éxito de la misma. Los problemas comunicacionales responden a la presencia de paradigmas erróneos, que detienen el desarrollo efectivo de la interacción. Los cambios de tales paradigmas conllevan un serio y decidido análisis, capaz debe superar las meras buenas intenciones y establecer un conjunto de interrelaciones eficaces. Esto implica compromisos claros y bien determinados, en última instancia eficientemente bien comunicados.

Existen tres factores claves en la comunicación organizacional a considerar: 1) Se da en un sistema complejo y abierto influenciado e influyente. 2) Conlleva mensajes. 3) Implica personas. Con respecto al mensaje, éste se da en cualquier sistema que exista información; el modo en que el receptor recibe el mensaje es variable ya que se ve influido por el contexto.

Los procesos de comunicación están compuestos por: EMISOR: Persona que emite el mensaje. RECEPTOR: Persona que recibe el mensaje. MENSAJE: Contenido de la información que se envía. CÓDIGO: Signos y reglas empleadas para enviar el mensaje. CONTEXTO: Situación en la que se produce la comunicación. CANAL DE TRANSMISIÓN: Vía por la que se transmite el mensaje. MENSAJE CODIFICADO: Texto que se quiere hacer llegar al receptor. RETROALIMENTACIÓN: Confirmación de que el mensaje fue recibido correctamente. RUIDOS, DISTORSIONES E INTERFERENCIAS: Interrupciones en el proceso de comunicación. FACTORES INTERNOS: Factores psicológicos, estados de ánimo, etc. FACTORES EXTERNOS: Dificultades en el canal de transmisión, problemas técnicos, de idioma, de cultura.

La mayor parte de los elementos que conforman el proceso de comunicación tienen la capacidad de crear distorsiones. Esto incide en la meta de la comunicación. Las distorsiones dependen fundamentalmente del estado psicológico del emisor y del receptor, del canal usado y del tipo de codificación.

La comunicación es eficaz cuando el receptor interpreta el mensaje en el sentido que pretende el emisor. La comunicación que es dinámica, continua y sistemática permite la oportunidad del encuentro con la otra persona. De esta forma, plantea una amplia gama de posibilidades por ser el canal de interacción social. Por medio de ésta se logran el entendimiento, la coordinación y la cooperación que posibilitan el crecimiento y desarrollo de las organizaciones.

La comunicación produce una multiplicidad de sentidos dado que cada receptor se transforma, a su vez, en emisor de nuevos y variados mensajes. En este proceso de intercambio se establecen compromisos, se asignan y delegan funciones. Por lo cual, la comunicación organizacional se determina con relación a la creación, mantenimiento y renovación de: CULTURA (valores): Principios, conceptos y creencias, explícitos o implícitos, compartidos por quienes forman parte de la organización. ESTRUCTURA: Cómo está operativamente organizada la empresa; además determina las relaciones laborales entre las distintas áreas que conforman la estructura organizativa. ESTRATEGIA: Pasos que deben darse para alcanzar los objetivos de la empresa. RECURSOS (habilidades): Áreas, capacidades, conocimientos, fortalezas. PROCEDIMIENTOS: Rutinas, formas en que se ejecutan las actividades, niveles de acción e interrelaciones. PERSONAL (potencial humano): Factor que se define en función de perfiles, habilidades, actitudes, aptitudes, conocimientos, acordes al número necesario que requiere una actividad determinada. ESTILO DE DIRECCIÓN: Actitudes que adoptan los integrantes de los niveles gerenciales de la organización.

Otros aspectos a considerar para mejorar la eficacia en la comunicación organizacional son: 1) ESCUCHAR TODO lo que la otra persona comunique. 2) NO EMITIR JUICIOS sobre el mensaje a partir de prejuicios o estados emocionales. 3) Escuchar TODOS LOS PUNTOS DE VISTA de quien intervenga en una conversación. 4) PLANIFICAR la forma como se va a comunicar algo. 5) NO EXPRESAR una opinión si no se está seguro de lo que se está diciendo. 6) VERIFICAR el efecto que la comunicación puede producir en el receptor. 7) Tratar de ser lo más IMPARCIALMENTE posible cuando se exprese una opinión. 8) No EXAGERAR los sentimientos para tratar de convencer a otra persona. 9) Considerar siempre los SENTIMIENTOS ajenos. 10) NO DESCALIFICAR una opinión sin antes oír todos los argumentos.

Para que la comunicación fluya adecuadamente, se debe ser estructurar un MENSAJE COMPRENSIBLE, para ello hay que: 1) Emitir el mensaje utilizando un lenguaje simple. 2) Evitar el uso de palabras que den lugar a ambigüedades. 3) Construir sintácticamente las oraciones siguiendo una estructura simple: Sujeto-verbo-predicado. 4) Hacer uso de los canales más adecuados, según de la naturaleza del mensaje. 5) Exponer cada idea en forma positiva. 6) Utilizar el mayor número posible de canales. 7) Reiterar las partes fundamentales del mensaje. 8) Proponer ejemplos que clarifiquen el mensaje. 9) Establecer una relación de empatía con el receptor. 10) Elegir el momento oportuno para transmitir el mensaje. 11) Eliminar en lo posible la existencia de intermediarios entre el emisor y el receptor.

Hacer uso del  MENSAJE DIRECTO para: 1) Reducir el mínimo de tiempo que va desde el emisor hasta el receptor. 2) Expresar lo que se espera del interlocutor. Configurar el MENSAJE PRECISO para: 1) Distinguir perfectamente bien entre la idea principal y las ideas secundarias. 2) Explicar los objetivos que se persiguen. Estructurar el MENSAJE CONCISO con el fin de: 1) Evitar la excesiva longitud del mensaje.

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