martes, 31 de octubre de 2023

“ECOLGANTES”: COLOR, GEOMETRÍA Y SENSIBILIDAD. CONVERSA CON BEATRIZ ADRIANA HURTADO SANABRIA

 


Ya son veinte (20) años en el mundo de la joyería y la orfebrería. En estos años[i]:

Tenemos en nuestro haber estudios de joyería y orfebrería. Incluso antes de entrar a la Escuela Cristóbal Rojas ya estudiaba con un joyero en el Centro de Caracas, el cual elaboraba los cáliz de las iglesias. Este joyero hacía grabado, repujado, un joyero de muy amplia trayectoria, pero al cual solo lo conocen en el mundo de la joyería. Lo cual no es nada extraño, ya que ésta es una particularidad de los joyeros, el conocerse solo entre ellos, pero no fuera del mundo de la joyería. Somos muy ensimismados, es la verdad.

Esta experiencia fue un aprendizaje pragmático, una praxis sobre las técnicas de la joyería.

Después de ese aprendizaje entré a la Escuela Cristóbal Rojas, donde estudié Artes del Fuego con el maestro Fenier Pérez y con la maestra Maricela Morantes, de los quienes aprendí el oficio de artista. Pues, como sabemos tanto la orfebrería como la joyería pertenecen a las Artes del Fuego, asimismo, el vitral y la cerámica.

En el hacer de joyera-orfebre tenemos, primero, el trabajo de la orfebrería escultórica a través del cual me identifico plenamente como artista. Segundo, el trabajo de joyería, en el cual hago diversos trabajos para distintas marcas y diseñadoras, de éste no me llevo ningún crédito, pero del mismo vivo; porque los joyeros, como dije antes, somos artistas anónimos para el público en general, aunque que sí conocidos y reconocidos dentro de ese mundo.



Tercero, el proyecto “Ecolgantes”, que es mi marca y la propuesta artística que vengo desarrollando desde el año 2015, éste consiste en el re-uso de láminas de aluminio, hasta el momento solo con este material. Aunque está en los planes de la propuesta de “Ecolgantes” experimentar con el re-uso de otros materiales que se prestan al trabajo de la orfebrería urbana.

Como vemos tengo tres vertientes con las cuales es posible presentar un proyecto o propuesta expositiva. Las mismas se pueden mostrar de manera separada o secuencial; o exponer las tres vertientes en un proyecto conjunto o común, como es el caso de “Ecolgantes”. El cual es capaz de reunir las dos disciplinas —orfebrería y joyería— con la propuesta del re-uso de las láminas de aluminio.

En el caso del proyecto “Ecolgantes” es posible trabajar la orfebrería escultórica, la joyería urbana y cualquier otra propuesta artística dentro de las Artes del Fuego.

Por otra parte, es necesario plantear el tema de la exposición, el discurso que hace coherente una museografía o museología, no sé. Porque el trabajo técnico, esto es, la elaboración de las piezas siempre se lleva su tiempo y tengo que calcularlo yo.

En el sentido plástico o artístico, el proyecto “Ecolgantes” tiene en su raíz dos fundamentos esenciales: Primero, lo geométrico; segundo, el color. Pues ya antes de plantear “Ecolgantes” he venido desarrollando un trabajo de color y de geometría en la orfebrería y la joyería. El cual, de cierta manera, tiene afinidad con los postulados y el trabajo del maestro Cruz Diez. Esto lo he planteado tanto en la elaboración de  piezas utilitarias como en las piezas expositivas o contemplativas.



Ahora te comento que la propuesta, el proyecto artístico “Ecolgantes” tiene la virtud de ser un proyecto casi accidental, una serendipia, podríamos decir. Pues esta propuesta la he llevado adelante más por curiosidad que por un rigor metodológico. Pero esto es importante, porque es parte de mi búsqueda artística, y en toda indagación aparecen cosas de manera colateral o fortuita que con el tiempo asumen forma y vida propia. Y esto ha sucedido con “Ecolgantes”. Pues hasta el uso del color en esta propuesta ha sido, de alguna manera, accidental.

En esta medida, de lo accidental, puedo decir que en el proyecto “Ecolgantes” hay una espiritualidad, en el sentido que lo expresaba Kandinski. La cual se ha manifestado en esa manera no racional de haber llegado a esta propuesta, y por la manera que la misma se ha venido desarrollando más allá de una racionalidad.

Fíjate, la joyería y la orfebrería son un trabajo más riguroso, más artístico. Por ejemplo, la orfebrería escultórica habla más de mí, de mi esencia, de mi trabajo artístico, es como algo más interno de mi persona. Este trabajo —el de orfebrería escultórica— es más triste, más oscuro. Porque allí expreso mucho de mí tristeza, de mi sufrimiento y de mi oscuridad, por eso es una expresión intima para conmigo misma. Que es mi normalidad, mi hablar conmigo misma.

“Ecolgantes”, por el contrario, es como mi alter ego, de alguna manera es esa expresión que tengo con y hacia el mundo exterior. “Ecolgantes” es una propuesta más feliz, porque los colores y la geometría están involucrados de otra manera, es como un abrirme al mundo. Es otra manera de expresarme, en verdad.

Por supuesto, que como trabajo artístico es un todo, a través del cual manifiesto una sensibilidad, que es lo común y lo que comparto en todas las vertientes de que he señalado.

Con “Ecolgantes” experimento permanentemente con el re-uso del aluminio principalmente y con otros materiales, en menor medida. Porque este proyecto empezó con el re-uso experimental de las latas de aluminio. Experimenté al principio con el reuso de las latas de refrescos, pero el problema con estas láminas de aluminio es que son de un calibre muy fino, de muy poco espesor. Por eso he optado por otras láminas de un calibre de mayor espesor, el cual es más adecuado para hacer mi trabajo.



Este re-uso del aluminio coloca a mi propuesta de joyería-orfebrería en el campo de lo ecológico. Por lo que puedo decir, que el mismo está en sintonía con la preocupación por la preservación y cuidado de las condiciones de la pervivencia del proceso civilizatorio.

Es una propuesta ecológica en el campo de la orfebrería escultórica y la joyería urbana. Pues no utilizo materiales nobles, por ejemplo, oro o plata, sino materiales que ya han tenido una historia y ahora adquieren un nuevo relato artístico, sea utilitario o expositivo. En sentido, considero que “Ecolgantes” es un propuesta amplía, que no se queda solo en lo utilitario, es un proyecto artístico y como tal tiene la característica de que también puede ser para la contemplación, para la experiencia estética.

“Ecolgantes” está fundamentado en el color, la geometría, en el reuso del aluminio, bajo la técnica de las Artes del Fuego en tanto es una visión artística, es decir, una concepción estética. Por eso esta propuesta está más allá de un mero trabajo artesanal, que sí lo incluye. El mismo es un proyecto artístico de mayor dimensión y proyección.

Esta propuesta es una experimentación, una búsqueda estética. En la cual propongo hacer que el material de re-uso se devele en un discurso plástico, sea una manifestación sensible y produzca una apertura al mundo de las experiencias artísticas. Al hacer uso de los aspectos que antes mencioné.

En este aspecto, como en todo proyecto, van apareciendo ideas, van apareciendo cosas por hacer, ya que no es proyecto concluido sino que se va haciendo, está en elaboración y se va nutriendo día a día. Ya que tengo mucho que decir, mucho que expresar en el campo de las Artes del Fuego. Y “Ecolgantes” es esa voz hacia el exterior, que sin querer ha hecho que llame la atención sobre mi trabajo de orfebre, que era lo último que yo pensaba que podía suceder.



La primera sorprendida con los resultados del proyecto “Ecolgantes” soy yo. La gente ha tenido mucha receptividad con el trabajo elaborado hasta el momento, que en su mayoría son piezas de joyería y orfebrería urbana, piezas utilitarias. Hay nuevas ideas que apuntan a la elaboración de piezas expositivas de la orfebrería escultórica, éstas son partes de la búsqueda que permanentemente estoy haciendo.

Caracas, Venezuela, octubre 2023

Obed Delfín

Investigador





[i] Conversa sostenida con la artista joyera-orfebre Beatriz Adriana Hurtado Sanabria el día 09 de octubre del 2023 en Caracas, Venezuela.


sábado, 28 de octubre de 2023

VICENTE Y QUINTA CRESPO


 

Iba embalao para la estación del Metro de Sabana Gay cuando de pronto alguien se acerca muy sutilmente y me dice:

—Abuelo.

Me detengo y miro a la persona, y era el viejo Vicente. Parece un rastafari viejo. A Vicente lo conocí por allá en el año de 1984, acababa Vicente de cumplir el servicio militar, tendría él unos 20 años. Era peleón el carajo, un hombre fuego. No le comía cuento a nadie para caerse a coñazo limpio con quien fuese. Pero buena gente el muérgano.

Siempre nos llevamos bien, nos tratamos con respeto y aprecio mutuo, hasta el día de hoy.

Me dijo que anda jodido de la ciática. Yo pensé que era alguna china que lo había jodido o le había arreado un palazo por una canilla, porque anda renqueando. Me contó que varios panas, entre ellos Memo, habían muerto. Le di lo que tenía en efectivo para que bajara para Carayaca, para El Litoral.

Nos abrazamos y nos despedimos.

Uno nunca sabe si se volverá a ver.

Bajé al metro y me fui a Capitolio, rumbo a Quinta Crespo. Debe ser un karma, o algo semejante. Voy a tener que ir a un psicoanalista a ver que quevonada me dice, nada interesante seguro.

Es que ir a Quinta Crespo es como ir al Golgota. Tienen razón quienes desprecian esa vaina, es que se ve cada mierda. Pero resulta interesante, al contrario de esas urbanizaciones insípidas y desvaídas. Acá fluye la inmundicia, el género humano en su esplendor.

Tenía que comprar yemas y queso, porque no tenía nada. Y café de Biscucuy para llevar para la Ítaca laboral. Las yemas están otra vez caras, ya a están a 100 simones, el medio cartón.

Iba por la avenida Baralt mirando a ver dónde vendían las yemas más baratas, porque varían de precio tres pasos más allá o tres pasos más acá. Vi una muchacha guapa que vendía y le pregunté:

—¿A cómo está el medio cartón?

—A 87,50, mi viejo. Me dijo ella.

Yo le repliqué:

—Mi moza, mi Dulcinea del Toboso, cuando venga de José Revuelta te compro ese medio cartón.

Y seguí pa’lante.

Compré los 100 gramos de café, medio kilo de queso y me metí al Mercado del Compadre que mataron en La Mata Carmelera. A comprar comino, que la vez pasada se me olvidó. Comprando el comino, me acordé del Bicarbonato de Sodio y compré una ñingita.

Una muchacha, de ahí del mercado, me había comentado, unos meses atrás, que el gobierno tenía controlado la venta del bicarbonato porque los mariguanos lo estaban usando para rendir la droga. Lo que se están es metiendo por esa nariz es bicarbonato de sodio parejo, se van a inflar como una torta casera.

Compre mi verga y me regresé por donde había ido. Y, por supuesto, of course se dice en inglés para los entendidos, pase por donde la Dulcinea del Toboso y compré el medio cartón de yemas, por no tener mucha confianza no nos quisimos ni abrazar ni despedirnos con algún besos furtivo. Ni siquiera un requiebro de amor.

Me vine de regreso para la Pequicueva. El Metro venía traqueteando, si llega a Petare es de verga pensé yo. Me bajé en Sabana Gay y sin novedad en el frente.


viernes, 27 de octubre de 2023

HOY CAÍ EN CUENTA


 

Hoy caí en cuenta de una verga, porque me senté a conversar con una pana allá en la Ítaca laboral.

Conversando con este pana le decía que en mi puta vida yo había trabajado en la administración pública, que esta era la primera vez. Porque desde 1993, hace treinta años, yo he trabajado por mi cuenta.

Lo que uno llamaba antes, si la vaina iba más o menos, matar tigres. Y si alguien preguntaba, de asomao, qué estaba haciendo uno; uno le decía que andaba con la escopeta al hombro, por si salía un tigre para matarlo.

No como estos maricos tristes de ahora que se la pasan con esa guevonada del emprendimiento, de los emprendimientos. Parranda de vergas, esa verga se llama matar tigre, así lo bautizaron los helenos hace unos 2.500 años antes de Chucho. No sé cómo se dice matar tigre en griego, tengo que averiguar.

Si uno estaba matando tigres y la vaina comenzaba a ir bien y de bien a mejor, uno decía que estaba en el ejercicio libre de la profesión. Porque estaba entrando una fuerza de manera pareja. He ahí la diferencia entre una verga y la otra. Uno le daba status al matar tigres, verga de la ontología.

En este hablar guevonadas en la Ítaca laboral, medí cuenta de que yo no puedo trabajar al 70%, al 60% de mi capacidad laboral. No, nada de esa pendejera. Yo trabajo al 100%, porque después de 30 años no lo puedo hacer de otra manera.

Porque cuando uno está en el ejercicio libre de la profesión, o como diría el coño e madre de Kiyosaki, que uno es un auto-empleado; uno tiene que trabajar al 100%, porque no tiene a quien echarle la culpa si una verga en el trabajo sale mal. Solo está uno haciendo esa vaina y al cliente le vale verga si uno hace algo mal. El cliente lo que quiere, y para eso lo contratan a uno, es para que uno le resuelva el asunto por lo que le están pagando. No para oírle ningún yanten.

Al cliente, lo demás le vale madre. Les resbala por los cojones. El quiere que el dinero que él pagó de buenos resultados.

Uno está forzado a hacer el trabajo bien, porque el trabajo es la tarjeta de presentación. Y por eso es que de mi pueden decir lo que les venga en gana, de coño e madre pa’ bajo;  pero si dicen alguna mierda de mi trabajo me arrecho y les puedo reventar la jeta. Porque mi trabajo lo hago bien, para que nadie hable guevonadas.

Desde el trabajo de arquitectura, el del mal profesor que fui, y las investigaciones filosóficas que hago. Esa verga las hago bien. Para que no venga ningún comemierda a hablar guevonadas.

Son 30 años del ejercicio libre de la profesión en la arquitectura. La impronta queda, y no me la puedo quitar de encima porque ya estoy habituado hacer mi trabajo lo mejor posible.

Por eso no me contamina el síndrome del empleado público, que se echa las bolas al hombro para hacer el trabajo a los coñazos.

Dudo que pueda cambiar en mi forma de trabajar, porque, además, siempre hay algunos rugidos por la calle y de esos uno está pendiente. Y la carabina, por mera costumbre, siempre está montada en el hombro.


miércoles, 25 de octubre de 2023

BEATRIZ ADRIANA HURTADO SARABIA: Reseña artística


Beatriz Adriana Hurtado Sarabia nació en Caracas, el 7 de marzo del año de 1980.

Beatriz Adriana es una artista joyera-orfebre.

En el año de 1998, egresó como Bachiller en Ciencias del Colegio El Alba, Caracas. Ese mismo año ingresó a la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Santa María, en Caracas; en la cual cursó hasta el 2002 seis semestres de la carrera de economía. Se retiró porque cayó en cuenta de que ese mundo no era su vocación.

Su hacer estaba destinado al mundo de las artes plástica.

La intuición y la tendencia artística la llevaron de la mano al mundo del arte. En el 2003, inicia su actividad como expositora-vendedora en la cual muestra sus trabajos artesanales.

En el 2004, asume el cargo de orfebre en el Taller de la diseñadora Cecilym Valera, Caracas. Allí se consolida en la elaboración de piezas con materiales nobles.

En el 2005, inició sus estudios en la Escuela Cristóbal Rojas, Caracas. En el año del 2008, egresó de la misma como Técnico Medio en las Artes del Fuego.




En el año 2006, cursó el seminario “Erotismo en el Arte” dictado en el Museo de Bellas Artes de Caracas. En este mismo año, participa como asistente en el Taller del Profesor Pedro Terán, Caracas. En este taller realiza diversas tareas.

En el 2008, es pasante en el “Taller Orfelojeros”, Caracas. En este taller desarrolla y consolida la elaboración de piezas en plata aplicando técnicas de joyería avanzada.

En el 2009, realizó el taller de “Resina por inclusión” dictado por el profesor Ursi Galeti, en el “Ursi Galeti Taller”, Caracas.

En el 2010, es profesora de joyería en la Escuela Técnica Robinsoniana de Artes Visuales Cristóbal Rojas, Caracas.



En el año 2015, comienza a desarrollar el proyecto artístico “Ecolgantes”. Como parte de este proyecto elabora piezas de orfebrería escultórica, joyería urbana y accesorios utilitarios elaborados con el reuso de láminas de aluminio.

Exposiciones

En el 2006, participa en el Concurso de marca libros Faber Castel, Galería Arturo Michelena, Caracas.

En el 2006, participa en el II Salón Nacional de Orfebrería, en el Museo de la Estampa y el Diseño Cruz Diez, Caracas.

Mayo del 2018, participa en la Exposición colectiva en homenaje al profesor Fenier Pérez, Galería Espiral de la Escuela Técnica de Artes Visuales Cristóbal Rojas, Caracas.



Premios y reconocimientos

En el 2023, la cultora gana el Primer Lugar del Certamen Municipal de Artesanía “Identidad caraqueña”, del Consejo Municipal de Caracas.


“Proyecto Ecolgante”

En el año 2015. Inicia el proyecto artístico “Ecolgante”, propuesta de orfebrería escultórica y joyería urbana con el reuso de láminas de aluminio.



Referencias en la Web sobre la artista:

Ebefa Venezuela

http://www.ebefavenezuela.com/hurtado_beatriz.html


Instagram

https://www.instagram.com/aniorf/?hl=es

https://www.instagram.com/p/Bxmh64HH4d4/

Concejo Municipal premia a los artesanos por su desempeño

https://ciudadccs.info/publicacion/5607-concejo-municipal-premia-a-los-artesanos-por-su-desempeno

 

Obed Delfín

Investigador




 

martes, 24 de octubre de 2023

EL MIEDO ATÁVICO A LO ATOPOS


 

En “Nickxar” de Facebook suben videos donde el personaje o está disimuladamente disfrazado de árbol o disfrazado, para las fiestas de Hallowen, de bruja, Chuqui, Drácula o cualquieras de estos personajes de terror.

El fin del disfraz es asustar a los incautos, a los distraídos que van caminando por la calle o están tomándose un café o una cerveza, no importa si es hombre o mujer, las reacciones de ambos son semejantes.

La reacción inicial es defensiva, encoger el cuerpo para exponer la menor parte posible y simultáneamente gritar. Esto último, debe ser un vestigio de que ser el humano es un animal de manada, pues el grito es la vocalización por excelencia para llamar la atención de la manada sobre algún peligro posible. Además, que debe servir para drenar el impacto del susto y el miedo, como lo son el pegar brincos o correr huyendo del peligro.

Estos sustos urbanos, que son inocuos, terminan en carcajadas por parte de quienes han recibido tal sorpresa; incluso los que más se han asustado y gritado son los que más se ríen al darse cuenta que no hay ningún peligro real, sino que es un juego de diversión. Otros, por lo general, muchachas corren huyendo mientras se van riendo.

La risa, en este caso, debe compensar el miedo y vuelve a poner las cosas en su lugar. Porque es la expresión de que es un juego lo que ha sucedido en el motivo del susto, y por tanto no hay nada que temer. De allí la risa, en algunos casos la misma se acompaña con algún gesto de vergüenza por haber gritado. Cuando es un grupo unos se burlan de los más asustados porque todo, en verdad, es un juego, una diversión humana.

El disfraz del árbol, no importa el tipo, a diferencia de los disfraces de Hallowen no es feo, no es macabro. El mismo es una mata o algo parecido a una mata verde o de otoño. El disfrazado de mata permanece quieto, mimetizado en la calle, hasta que la persona va pasando cerca y él se mueve o intenta acercarse a la persona. En este momento, la persona se asusta porque ha sucedido algo extraño que el cerebro, en primera instancia, no reconoce y por tanto se produce el susto. En los disfraces de Hallowen lo macabro es evidente y el personaje se pasea impunemente por la calles, o permanece medio escondido hasta que las personas están cerca y ahí hace su sorpresiva aparición.

Lo atopos es arracional, por eso la sorpresa y el susto de los transeúntes. De allí que lo feo sea arracional, irreverente, turbulento, insubordinado, difícil de encajonar y de aceptar. Lo feo es atopos. Y creo que está más allá de lo cultural, sino que pertenece a la fisiología humana del rechazo, del asco. Lo asqueroso no tiene una explicación racional, sentimos asco por algunas cosas de manera corporal, atávica.

De allí que estos sustos urbanos se produzcan porque no están en la estructura racional del hacer urbano, no son esperados en este ámbito. Aparecen porque algo anómalo se ha producido y sorprende. Incluso, algunas personas se quedan viendo al árbol porque sospechan que hay algo que no cuadra en él, y cuando éste se mueve el susto se da por igual. Algo semejante ocurre cuando el disfrazado de Hallowen se pasea por las calles, algunas personas lo están mirando y cuando él hace el amague de acercarse se asustan y gritan.

Aunque están a la expectativa los sorprende el gesto, porque es algo extraño lo que están viendo. Y es atopos porque es feo, extravagante y no cuadra con el esquema mental predominante de lo armónico. De ahí ese desconcierto, ese no encontrar un lugar posible donde ubicar tal anomalía. 

Lo feo siempre sorprende, porque nos saca de la normalidad, de lo dado. Lo feo necesita de otra forma de pensar y sentir, ya que no se adecua a una tradición. Ni siquiera a una tradición de lo feo, porque de ser así no nos sorprendería.

Esta condición de lo feo es lo que hace que el mismo sea relejado, apartado de las convenciones sociales. Lo feo es un paria, se le excluye de la luz, de la razón, es lo otro, lo que hay que ocultar y evitar, es lo inmoral, lo que no pertenece a lo divino y le está negado el cielo de la esperanza. Lo que no hay que nombrar. En la tradición filosófica está emparentado con la materia, en tanto sustrato último de un proceso creativo.

Es lo último a lo podría aspirar el humano, está excluido de toda aspiración. Es lo no-humano.  Aunque extrañamente es lo más cercano a nosotros, a la cotidiana, al hacer diario, a lo que somos en nuestra condición permanente de ser humanos. Es parte de nuestra condición humana.

Pero lo feo es lo que no se ha de mostrar, debe permanecer oculto. No está en nuestro ideal, ni en nuestros paradigmas. Es lo que negamos, lo que no queremos tener cerca. Tal vez, porque representa nuestros miedos, lo que no entendemos, lo que no hemos podido domesticar. Lo que todavía reina de manera salvaje y a sus anchas, independiente de nosotros.


viernes, 20 de octubre de 2023

MUÑECAS DE TRAPO EN ROSA


 

“Muñecas de trapo en Rosa” es una propuesta artística del Movimiento Muñequero Amoroso que todos los 19 de octubre inaugura una exposición artesanal de muñecas de trapo. Como bien sabemos, el 19 de octubre de cada año se conmemora el Día Internacional de lucha contra el Cáncer de mama, y ésta ha asumido el color rosa como identidad universal.

La edición 2023 se lleva a cabo en el Museo Jacobo Borges, ubicado en la parroquia de Catia, muy cerca de la Estación del Metro Gato Negro en el área del Parque del Oeste.

De esta manera, las muñequeras rinden un homenaje a todas las mujeres que padecen y han padecido el cáncer de mama. Es una exposición que busca la toma de conciencia, por parte de todos, sobre este tipo de cáncer. Porque aunque quien lo padece físicamente es la mujer, el ser procreador, arrastra en sus consecuencia a toda la familia y a todos los amigos.


Es en este sentido, “Muñecas de trapo en Rosa” es un acto estético, porque busca despertar las sensaciones y las percepciones ante este padecimiento. También, esta praxis estética, busca concientizar a todo el sexo femenino, en primera instancia, para que esté alerta y tome las previsiones necesarias, porque esto es fundamental.

En la edición 2023 participan unas 104 muñecas, esto ha rebasado las expectativas que estaban por el orden de las 30 o 40 muñecas de trapo. Las muñequeras de trapo son artesanas, cultoras, solidarias entre sí y con la comunidad.

La naturaleza de la muñeca de trapo, como parte de la cultura tradicional y urbana, transforma las sensaciones de unas circunstancias tristezas y complejas como es el padecimiento del cáncer de mama, en particular. Porque éste cercena o disminuye, por una parte, la feminidad y, por la otra, el sostenimiento natural de la procreación; porque ataca la fisiología femenina que define nuestra especie. Pues somos mamíferos.

Las muñecas de trapo, por lo general, pertenecen a la belleza. No obstante, en esta exposición ellas, las muñecas, conjugan el drama y las circunstancias dolorosas de este cáncer con la belleza. Estamos, entonces, irremediablemente ante lo sublime. Ante ese sentimiento de arrobamiento, que un temor nos arrebata y enmudece.


Nuestro juicio ante lo sublime, en el caso de las muñecas en rosa, nos permite una emoción propia de la necesidad que muestra el signo de una obligación moral. Se trata de un temor-terror en lo presentado y de la exaltación en lo impresentable. Puesto que la causa estética presente nos place con una sensación de displacer. La analítica de lo sublime, en este sentido, pertenece a la razón práctica y emocional.

Ante cada muñeca, la disposición del espíritu y el sentimiento de lo sublime es una disposición particular que atrae y al mismo es terrible por lo que manifiesta; pues la emoción ejerce su influencia sobre la imaginación, con el objeto de hacerla entender esta conformidad artística con el dominio la circunstancia práctica.

No importa si el juicio sobre lo sublime no supone cierta cultura, porque éste no se origina ni en la cultura ni en la convención social, sino que se fundamenta en la naturaleza emocional humana y en aquello que, a la par del entendimiento, es atribuido a cada quien y de cada persona en su posibilidad de abrirse al mundo, a saber, en la disposición de cada uno de nosotros para el sentimiento relativo a las circunstancias del sentimiento moral.

En este medio de este movimiento de apertura al mundo se articulan las relaciones entre lo práctico y lo emotivo. Esta articulación ocurre en la experiencia estética, la cual posee una legalidad propia, de manera que se opera una reunificación del todo personal, que transforma el nexo de cualidades morales y la verdadera virtud de lo sublime.


El sentimiento sublime de la moderación del dolor tiene en su naturaleza algo de penoso. Este sentimiento es un displacer, no es una sensación que se produce cuando el peligro reina como una soledad absoluta. Cualquier cosa que excite nuestra idea de dolor y peligro, de cualquier situación terrible es fuente del sentimiento de lo sublime; pues produce una fuerte emoción más allá de lo que la racionalidad es capaz de sentir.

Por eso las reacciones que genera lo sublime son contradictorias, pues están por encima de nuestra libre elección. Tales emociones se dan en un estado puro del sentimiento, desprendidas de lo consciente impulsadas por un movimiento libre. Son empujadas por las sensaciones al encuentro de efectos intensos.

La idea de la muerte es, en general, una idea que afecta más que el dolor, porque ninguno deseamos la muerte. Esto hace que el dolor sea más doloroso, pues consideramos a éste como un emisario que reina en el mundo de los espantos. Cuando el peligro está demasiado cerca somos incapaces de dar alegría. Pero a cierta distancia y con ciertas modificaciones se transforma en una experiencia estética, como es el caso de las “Muñecas de trapo en Rosa”, que en ese drama son un canto a la vida, a la virtud de vivir.


La sublimidad, que se conmemora, en esta exposición se inscribe en el marco de las pasiones más intensas. Esta radicalidad agita el espíritu e impide toda indiferencia, ya que está involucrada una pasión que conduce al displacer.

En medio de las circunstancias dolorosas, por ser contradictorias, el placer estético aparece como efecto reconciliador con la vida. Acá es justo que el espectador esté en el punto más elevado de sus expectativas, para conjugar la debilidad de las artes de imitación y la proclamación del triunfo de la verdadera compasión, que aquellas expresan.


La sublimidad artística, en este caso particular de las muñecas en rosa, se origina en el dominio de las pasiones, en esa ficción del dolor y del peligro tal como están representadas. No obstante, es gracias a esa representación que se percibe y reconoce lo sublime de las pasiones humanas en la vida real. En el lenguaje de esta tragedia está el poder de conmover a través de la manifestación figurativa de las muñecas de trapo.

Lo sublime en el caso de las “Muñecas de trapo en Rosa” no es ni oscuro ni áspero ni opaco, aunque no tiene adornos innecesarios él está soterrado en medio de la belleza de las muñecas. De esta manera, lo sublime está expresado sin que se pierda la aprehensión por el dolor y el peligro desconocido.


“Muñecas de trapo en Rosa” es una expresión de lo sublime, por lo que ella muestra y representa. Asimismo, es un poema en trapo a la vida, a la esperanza, a la lucha, a la mujer. En eso consiste la grandeza de esta exposición, en ser un rezo que canta y canto que reza.






jueves, 19 de octubre de 2023

EL AGUA DE COCO

 


El miércoles temprano me envía un mensaje Javier, por el whatsverga, de que está jodido, de que tiene dengue. Como yo no sé nada de medicina pensé que esa verga era el merequetengue o una vaina parecida a esas que cantaba “de película” el Rolando Laserie. Y además, me decía que quería agua de coco.

Por esta verga no hay ni una playa cerca. Las playas que yo sé que existen, quedan por Barlovento, Chuspa, El Supí, playa Culito, playa Pantaleta, y otras por allá en Río Caribe.

¿De dónde coño saco agua de coco? Me pregunté.

Pero luego recordé que en el supermercado venden esa verga en unas botellas. No es que el coco venga dentro de una botella, sino que le sacan el agua al coco y la echan dentro de la botella. Un trabajo jodido, después que la naturaleza se ha pasado millones de millones de años para que el coco evolucionara hasta la forma en que hoy lo conocemos. Con el agua adentro.

Porque todos sabemos, incluso los esquimales, que ya el puto coco trae el agua adentro, para qué coño se la sacan para meterla en otra verga. El humano es el ser más inútil de la naturaleza, es el único que sobra en este planeta. La verga es que así lo hacen. Trasplantan el agua de coco a una botella. A lo mejor venden la vaina esa donde viene el agua, porque de esa vaina hacen muchas cosas. Hacen el Plagatox y hasta mecates, porque en estos días vi haciendo esa vaina en el Indostan, esos si le echan bolas a toda verga.

Los hindúes y los paquistaníes le para bolas a nada, y le caen a lo que sea como cochino a la mierda y hacen los que se les ocurre. Bueno, llegué al supermercado y fui al estante donde tienen el agua de coco, y no había. Coño e la madre.

Había una verga rara, amarilla, que por la memoria colectiva supuse que era parchita. Pero que otro lo averigüe. Esta que yo buscaba es un agua que trasiegan del coco a la botella en ese supermercado. Me fui para el otro estante donde venden ya un agua con etiqueta y todo. A la verga, había una sola botella. ¿Servirá esta verga?

Decía “sin gas”, ni que fuese el proyecto Gran Mariscal de Ayacucho. Y “sin azúcar”. A lo mejor sirve. No hay más nada. La marca decía “Canaria”, yo no sé si  en esa isla del coño habrá cocos. Pero ir tan lejos para traer cocos no tiene sentido, cuando en la recta de Tucacas hay que jode.

¿Cuánto cuesta esta vaina? Un dólar y verga. Si no sirve no es mucho lo que se pierde. Agarré la botella y me fui a la caja a pagar esa vaina. La muchacha me preguntó por el número de la cédula y se lo di, que más iba a hacer. Porque si uno no da el número ese del coño no puede pagar. Así está la verga.

Ni en el centro de reseña de Parque Carabobo piden el número de cédula, ahí zampan a los choros de cabeza después que los tienen llevando sol parejo en la avenida México. Y está bien, para que no sean tan coños e madre, porque se la pasan robando a los mismos parroquia. Jodiendo a la misma gente del barrio. No es que vayan a joder a otro lao, sino que son unos coños e madre.

Y no vengan con la guevonaita, con la explicación sociológica.

Pagué el agua y me la llevé. Ni bolsa pedí. Total me la llevé a mano pelá. Fui hasta donde Javier y nadie respondió, ni al teléfono ni al timbre. Debe estar durmiendo, me dije. Y me fui pa’ la verga, para la casa.

Seguro que  cuando se despierte me llama. Llegué y puse a Tego Calderón, mientras le daba leña a una reseña que estoy escribiendo sobre una joyera-orfebre. En eso sonó el teléfono.

—Ok, en inglés respondí. Ya voy para allá, cuando llegue te llamo.

Apagué el pianito y me largué a llevar el mandao.

Llegué y llamé. Javier bajó y me dijo:

—Vamos al Arabito.

—Vamo a dale, dije yo.

Cómo el sol estaba que partía los cojones, Javier llegó acalorao. Yo del calor no digo un coño, ya de esa vaina comenté algo.

—Aquí está el agua de coco, dije.

Y saqué la vaina de la bolsa donde la había metido.

—Esta vaina no sirve para nada, dijo Javier.

—No había más, era la única.

El muchacho muy diligentemente trajo dos vasos y Javier sirvió el agua de coco.

Y me eché un trago con ganas.

¡Nogoda!

—Esta mierda sí es mala, coño e la madre esto es jarabe, dije mientras encomendaba mi alma a Dios.

Verga, con esa vaina pueden exterminar a la raza humana. No sé, si ese será el propósito de esa puta de agua de coco del coño de su madre.

Lástima que no le tomé foto a la puta botella de la mierda esa.

Esa vaina sabe a medicamento, a vaina rara, a vedija. Al fabricante de esa regorgalla hay que enviarlo a Auschwitz, nogoda. Cómo es posible hacer una vaina tan mala y llamar a esa vaina agua de coco.

Tomar agua del Guaire debe ser más saludable, que tomar esa reverga. Si los soviéticos hubiesen conocido esa agua de coco “Canaima”, seguro que se la echan encima al reactor de Chernóbil cuando se escoñetó. Apagan esa vaina y lo desinfectan.

Aunque creo que el vaso de agua de coco que se tomó Javier le cayó bien, porque hasta los valores en la sangre, en la orina y en toda vaina se le estabilizaron. Y no es pa’ menos.


jueves, 12 de octubre de 2023

LA SERENDIPIA AMERICANA


 Aquel día según el calendario azteca, el maya y no sé cual otro de 1492, aparecieron a lo lejos tres barcos en medio del Atlántico y un coño e madre que estaba moneando en una mata de coco dijo:

—A la verga, allá vienen unos carajos en barco.

—No le pareis bola y bajá esos cocos, pa’ tomarnos una aguita de coco. Esos deben ser unos europeos que andan más perdios que el hijo de Lindbergh.

Porque, la verdad, solamente a los europeos se les podía ocurrir la verga de ponerse a buscar al Indostán por la vía del Atlántico. Si acá hacía rato que ya sabíamos que para ir a Asia, Rusia y la India había que agarrar la buseta en la parada de Alaska.

Si de antes habíamos ido por todos esos lados y luego nos hicimos los guevones y nos devolvimos porque nos habíamos metidos en varios peos. Por ejemplo, habíamos preñao a la abuela de Stalin y a la de Lenin allá por la Rusia, y en la China dejamos empreñá a la abuela de Mao.

Nos vinimos rapidito antes que nos fuesen a joder y tumbamos el puente que habíamos construido en el estrecho de Bering, para que nadie pasara para esta verga. Después inventamos esa verga que de allá habían venido para acá.

Nosotros los americanos hacía rato que sabíamos que de aquel lado había gente que jode, Pero que va, ya nosotros teníamos rato en este berenjenal.

Aquí estábamos en la pura joda, oyendo el reguetón parejo y todos los días en el perreo. Ya habíamos inventado el bolero, las rancheras, el tango hasta a Pilin León. Por  andar todos endrogaos oyendo el reggae nadie le paró bolas a esos mamertos que venían en esos barcos.

Así que cuando el Colón llegó a la playa y preguntó:

—¿Esta verga es la India?

Todo el mundo se cagó de la risa.

—Mirá, vo lo que estáis es perdió chico. Venite pa’cá, pa’ que te comai alguna verguita. Aquí hay unas mandocas, porque tenei cara como de hambre.

—¿Cómo se llaman ustedes?

—Nosotros nos llamamos cómo vos querai llamarnos.

—¿Qué hacen ustedes aquí?

—Hacemos lo que nos sale del forro.

“Si tiramos duro, sufres; y si tiramos suave, lloras”. Se oyó que venía un Taino canturreando.

“Estos payasos de la risa nos están matando”, dijo el coro.

“Lo que traemos es chulería en pote”, repitió el coro.

“Tú eres Colón, tú eres un bandolete, tú eres un cabrón y eres un cadete”, se puso a rapear un indio Caribe.

—Venite Colón, pa’ que te echei una fría, y llamá al Rodrigo de verga de Triana.

“Que si no me matás de bala, matame de risa”, dijo el Tego Calderón.

—“Pero no me hables con la boca llena, que lo que traemos es maicena”

Estos vergajos decían que eran europeos, pero nosotros de una vez los medimos a ojo de buen cubero. Y dijimos entre nosotros:

—Tranquilos panelas, estos vergajos son africanos, árabes, de la india o de Blangadesh y lo que quieren es el bembé. Estos no traen ni el abeyarde, porque ya nosotros lo tenemos.

Algunos, de una vez, empezaron con la verguita de un solo Dios, y le dijimos:

—Mirá, aquí hay dioses que jode, agarren los que quieran, eso es lo que nos sobra por estos lados.

Así fue como comenzó este capítulo de la novela, diferentes actores pero la misma novela. Después han venido que si fue un descubrimiento, que si fue un encuentro.

La verdad es que fue una serendipia.

Porque quién se iba a imaginar que aquel 12 de octubre, aquel coño e madre que estaba encaramao en una mata de coco iba a descubrir a los europeos que venían en tres barcos de mierda en la lejanía de la mar.

Por eso este día celebramos la serendipia en América por haber nosotros descubierto a los europeos mientras buscábamos unos cocos.

martes, 10 de octubre de 2023

APRECIADO PLOTINO


 

Desde aquella tarde de verano que conversamos en aquel café junto a la orilla del Nilo, en tu ciudad de Asiut, no te he vuelto a ver. Me dijeron que te asentaste y vives en Roma. Me alegro por esa decisión, en verdad. Los vientos del desierto se llevan las ideas y a veces tardan en volver. Roma en su caos es serena.

Te debés de acordar que te comenté que deseaba volver a leer tus escritos, esta vez leerlos en griego, porque los traductores a veces se meten en aprietos. Te dije, también, que me interesaba un tema en particular. Y me sonreíste, porque ya sabías por dónde iba mi inquietud.

Porque después de haber tratado, primero, sobre la proairesis y, posteriormente, sobre lo metafísica de lo bello; vos sabías que el paso natural era abordar el asunto de la epimeleia heautou. No dijiste nada, solo te sonreíste.

Lo he hecho, he estado estudiando desde hace tiempo ese tema. Tengo que confesarte dos cosas, la primera sin ninguna prepotencia, es que sé lo que tengo que hacer. Lo segundo, es que hay algo que se me escapa, una especie de hilo que no logro encontrar para poder tejer el estambre del discurso.

En algunos momentos he pensado volver a un salón de clases; para ver si allí, sentado en un pupitre se me aparece ese sendero que tengo que recorrer y que por alguna razón se me escabulle del entendimiento. Algo me ciega, y no sé que es. Hay un velo, que oculta el sendero que se bifurca. Pero en este caso no es como el camino de Alicia, no es cualquier camino el que hay que tomar, si no uno preciso que conduzca al alma y le permita tejer el discurso sobre el tema.

Apreciado Plotino, siempre recuerdo que me dijiste que hay que vivir para el alma, la cual es libre y bella. Saludos y abrazos a la Escuela.