jueves, 28 de diciembre de 2017

LA MOTIVACIÓN Y EL COMPROMISO: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

Por lo general, oímos o nos recomiendan que cuando nos centramos en la preparación para realizar un proyecto debemos motivarnos para mejorar nuestras posibilidades de tener éxito. No obstante, consideramos que la idea clave es que cuando decidimos hacer algo lo importante es el compromiso, no la motivación.

La motivación es el deseo hacia algo, que como dijo Aristóteles es lo que nos mueve. Pero después de este movimiento que desea o motiva aparece la razón, decía el filósofo. En nuestro caso hablaremos del compromiso, porque éste nos implica racionalmente a terminar lo iniciado, a perseverar para lograr el éxito. El compromiso, por otra parte, puede ser personal o interpersonal.

La motivación nace de lo emocional, es un sentimiento que desea algo y que nos permite salir del letargo y de la apatía. La motivación se produce cuando creemos que podemos obtener una recompensa o cuando deseamos que algo cambie. La motivación es útil para impulsarnos porque es el deseo,  pero no es necesariamente esencial para alcanzar el éxito.

No todos los días estamos motivados porque ésta tiene altibajos, independiente de lo que hagamos. La motivación por ser un deseo se nutre de las sensaciones de la emoción, y éstas pueden variar por factores externos e internos.

El compromiso, por su parte, procede de la razón. Esto supone la capacidad racional de seguir un plan incluso si un día en particular no nos apetece hacerlo. Por ejemplo, si nos hemos comprometido a pintar la casa, no podemos decir a la mitad del trabajo «hasta acá lo dejo y nos largamos», puede ser que ese día no estemos motivados pintar, lo podemos dejar para más tarde o mañana. La motivación no acabará el trabajo, el compromiso sí.

Cuando asumimos emprender un proyecto, de la naturaleza que sea, debemos empezar comprobando que tenemos la posibilidad real de llevar a cabo lo que nos proponemos, en este caso no es un mero desear, sino la realidad de que el deseo se realice. Plantearnos un proyecto solo tiene sentido si nos comprometemos con el reto de alcanzar su ejecución.

Para lo anterior, tenemos que someternos a las condiciones que el compromiso requiere. Es importante, además, que tanto nuestra condición racional como emocional funcionen adecuadamente, que haya colaboración entre ambas partes. Porque si solo nos comprometemos emocionalmente, por ejemplo, el asunto no marchará del todo bien; debe haber sincronía —la sincronía se rompe permanentemente y hay que reconfigurarla— entre ambos aspectos que nos conforman. Es un error emprender un proyecto solo con una parte, ésta se agotará y agotará a la otra parte. Tanto lo emocional como lo racional deben ir equilibrándose para lograr el éxito.

El compromiso es parte de la toma decisiones que conforma nuestra parte racional, el entusiasmo forma parte de nuestro lado emocional. Puede ser que nos entusiasmemos con una propuesta que nos planteamos o nos han planteado, pero resulta que luego nos damos cuenta que ésta requiere más tiempo y dedicación del que habíamos pensado o querido, y allí comienza a decaer nuestra exaltación, solo el compromiso es el que nos puede mantener hasta alcanzar el logro planteado.

Emprender un proyecto solo desde la motivación quiere decir que estamos inclinado la balanza solo hacia la parte emocional. No pretendemos excluir esta parte, lo que intentamos es mostrar que lo emocional a largo plazo falla, lo emocional es de corto plazo, de resultados rápidos. El compromiso, por el contrario, es más adecuado para el medio y largo plazo, porque éste nos permite trazar planes de acción y reacción.

El compromiso debe ir aparejado con cierta lógica de acción, para definir lo que necesitamos para obtener el éxito, si no lo hacemos nuestra motivación puede convertirse en una pesadilla y terminará por desmotivarse y abandonar emocionalmente el proyecto planteado.

Necesitamos concretar con qué podemos comprometernos, tanto racional como emocionalmente. Si un proyecto lo llevamos a buen término desde nuestro punto de vista del compromiso, pero terminamos emocionalmente devastados considero que el éxito es cuestionable, porque no estamos contentos del todo; esto sucede mucho con las tesis de grado en las universidades. Es necesario que alcancemos un equilibrio entre nuestra motivación y nuestro compromiso, esto es, entre lo emocional y lo racional.

Con la motivación nos decimos lo que sentimos; con el compromiso nos contamos hasta qué grado algo es viable o no. Ambos tienen que cooperar para alcanzar el éxito, lo cual aumenta nuestras probabilidades de quedar satisfechos y agradados.

Referencias:
Facebook: consultoría y asesoría filosófica Obed Delfín
Web: http://obeddelfin.wix.com/coasfi-obed-delfin
Youtube: Obed Delfín
Blog: http://obeddelfin.blogspot.com/
Issuu: http://issuu.com/obeddelfin
Pinterest: https://www.pinterest.com/obeddelfin

Twitter: @obeddelfin

martes, 5 de diciembre de 2017

LAS VERSIONES DE UNO MISMO: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

La primera versión de uno mismo, por lo general, es algo más corta, pues ésta se compone de una infancia borrosa que no le pertenece a uno. Por el contrario la presente obra, me refiero a la vida consciente, es algo más que una simple reimpresión e incluso que una edición corregida y aumentada de aquella infancia inédita, aunque permanecen de ésta elementos básicos que nos definen.

Somos en nuestra vida una especie de reescritos; de capítulos casi enteros y en ocasiones considerablemente ampliados. Hay partes en que los retoques, los cortes y las transposiciones no han respetado casi ninguna línea de la versión anterior. En otras, por el contrario, hay largos pasajes de la versión anterior que permanecen iguales.

Nuestra historia, tal como hoy se muestra, es una reconstrucción de los años pasados y la posibilidad de los años futuros. Sin embargo, somos una reconstrucción donde lo nuevo y lo anterior se imbrican hasta tal punto que casi es imposible discernir donde empieza el uno y acaba el otro.

Ni los personajes, ni los nombres, ni los caracteres, ni nuestras relaciones recíprocas y el escenario en que nos situamos son los mismos. Los temas principales y secundarios de nuestra vida, su estructura, el punto de partida de los diversos episodios y nuestros epílogos, en algunos casos, no han variado en lo más mínimo; en otros presentan un rostro nuevo.

Nuestra vida tiene por centro el relato entre lo histórico y lo simbólico que es nuestro atentado por vivir. En este relato se entremezclan cierto número de figuras tragicómicas, más o menos relacionadas con el drama de existir o, algunas veces, totalmente ajenas a él. Aunque afectadas casi todas, conscientes o no, por los conflictos de la época que nos toca vivir, tales figuras se agrupan en torno a nuestros episodios centrales.

Nuestra intención en la vida consiste en elegir a unos personajes que, a primera vista, parecen escaparse de una comedia o de una tragedia, con el único propósito de insistir sobre lo que cada uno de nosotros posee de más específico, de más irreductiblemente, para luego, adivinar cuál es nuestro quid divinum más esencial. Que se encuentra, también, en nuestra primera versión no oficial.

Nuestro deslizamiento hacia el mito o la alegoría es más o menos semejante y tiende igualmente a confundir en un todo lo que somos, lo que nos pertenece, lo que pensamos y hacemos; en éstos se ata y desata nuestra aventura humana.

Nuestra elección de un medio voluntariamente estereotipado, por ejemplo, el del personaje de moda que pasa de mano en mano para unir entre sí nuestros episodios, ya emparentados por la reaparición de los mismos personajes y de los mismos temas; o por la introducción de temas complementarios, ya se encuentra en nuestra primera versión. Acá predomina el símbolo de contacto entre unos seres sumidos, cada cual a su manera, en sus propias pasiones y en su intrínseca soledad.

Al reescribir nuestra vida acabamos diciendo, en términos a veces muy diferentes, casi exactamente lo mismo. ¿Por qué obligarnos a una reconstrucción tan considerable? La respuesta es bien sencilla. Al releernos, algunos pasajes de nuestra vida nos parecen deliberadamente elípticos, vagos, sosos, aburridos, con demasiados adornos en algunas ocasiones y demasiado blandengues en otras, o bien simplemente fuera de lugar. Las modificaciones que hacemos de nuestra una obra tienen la finalidad de lograr una presentación más completa y más particularizada de ciertos episodios; de un desarrollo más profundo, de la simplificación o del ahondamiento y enriquecimiento en otros.

Intentamos acrecentar, en más de un pasaje, la parte de realismo o de poesía, lo que finalmente es o debería. El paso de un plano a otro, las transiciones bruscas del drama a la comedia o a la sátira frecuentes en nuestra vida. Empleamos la narración directa o indirecta, el diálogo dramático y el monólogo interior, destinado a mostrarnos un cerebro especular que refleja pasivamente el flujo de nuestras imágenes e impresiones, por el que desfilan los elementos básicos de nuestra persona y la simple alternancia del sí y del no.

Podemos multiplicar nuestros ejemplos para interesar a los que leen nuestra historia. Nos permitimos atacar de falsedad de escribir una obra nueva como una empresa inútil, donde el impulso y el apasionamiento se hallan ausentes. Por el contrario, es un privilegio y una experiencia el ver esa sustancia que nos conforma, desde hace tanto tiempo inmóvil, hacerse dúctil, revivir aquella aventura por nosotros imaginada en circunstancias que ni siquiera nos acordamos ya.

Al encontrarnos en presencia de nuestros hechos novelescos como ante unas situaciones vividas, podemos explorarnos hondamente, interpretarnos mejor o explicar con más detalle nuestro pensar-hacer; pero que no es posible cambiar. La posibilidad de aportar a nuestra expresión de ideas o emociones el beneficio de una mayor experiencia humana y más profunda, me parece es una oportunidad demasiado valiosa que debemos aceptar con placer y prosperidad.

Referencias:
Facebook: consultoría y asesoría filosófica Obed Delfín
Web: http://obeddelfin.wix.com/coasfi-obed-delfin
Youtube: Obed Delfín
Blog: http://obeddelfin.blogspot.com/
Issuu: http://issuu.com/obeddelfin
Pinterest: https://www.pinterest.com/obeddelfin

Twitter: @obeddelfin