sábado, 10 de junio de 2017

LA PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA EN NUESTRA GESTIÓN DE VIDA: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

Establecemos nuestras estrategias de acuerdo a las metas que deseamos alcanzar, según el fin hacia donde nos dirigimos. La planificación de tales estrategias las debemos concebir como un conjunto de acciones prácticas para lograr nuestros anhelos. Estas acciones prácticas deben conformar una praxis capaz de atraernos y motivarnos para asegurar el efectivo funcionamiento de nuestro proyecto de vida.

De este modo, nuestra planificación estratégica la podemos definir como el proceso de análisis de nuestras necesidades en conformidad a una propuesta de cambiar el entorno interno y externo de nuestro pensar-hacer. Además, de la aplicación proactiva de tales estrategias para asegurar la disponibilidad de nuestros recursos espirituales y materiales para alcanzar el fin establecido.

Para ello, debemos disponer de recursos y personas apropiadas que nos ayuden a llevar a cabo nuestras estrategias; contar con las habilidades suficientes para realizar las acciones correctas y la aplicación adecuada de nuestro programa de acciones para dar respuesta  a nuestro propósito general planteado. Éste es un proceso dinámico, en el cual desarrollamos la capacidad de organizarnos y fijarnos objetivos, para anticiparnos a los desafíos y oportunidades que se presenten.

La planificación estratégica es un proceso sistemático que da sentido, dirección y continuidad a nuestras actividades diarias. Nos permite, por otra parte, visualizar el futuro e identificar los recursos, principios y valores requeridos para llevar a buen término nuestros objetivos y metas. Para ello debemos seguir un conjunto de pasos y estrategias que definen los objetivos a corto, mediano y largo plazo propuestos. Debemos identificar metas y objetivos con el fin de precisar las estrategias para alcanzarlos. Para esto, tenemos que contar con herramientas de análisis, reflexión y toma de decisiones, con el fin de adecuarnos a los cambios y demandas que nos impondrá el cambio del entorno interno y externo.

Al plantearnos tales estrategias buscamos ventajas competitivas para la formulación y puesta en marcha de las mismas. Pues, debemos crear y preservar tales ventajas en función de los objetivos y recursos que disponemos. En la planificación personal debemos tener la capacidad de pensar estratégicamente para transformar nuestro pensar-hacer, aprovechando los cambios a medida que se van produciendo.

Nuestra toma de decisiones nos ayudará a racionalizar de manera eficiente la visión de nuestra gestión personal, de analizar las estrategias funcionales y nuestros planes operativos. Para plantearnos el conjunto más adecuado de actividades encaminadas a producir resultados favorables. De esta manera, marcamos nuestras metas, establecemos las prioridades y hacemos descender la preocupación que nos puede generar asumir nuestra gestión de vida.

Adoptamos una metodología personal que nos permite determinar las fases de nuestra gestión. Esto es, definir nuestro valores e imperativos, establecer objetivos y metas, desarrollar alternativas acerca del entorno en el cual nos desenvolvemos, tomar decisiones sobre las acciones a seguir, emprender tales acciones, y evaluar nuestro desempeño, para volver a planificar en caso que haya que hacer correcciones y ajustes.

Para llevar a cabo nuestra gestión de vida debemos analizar nuestras fortalezas y limitaciones; analizar nuestro entorno y formular de alternativas estratégicas y operacionales. La planificación estratégica nos permite dar dirección y estructura a nuestra gestión de vida, a eso que queremos ser. Ya que conformamos planes de acción que nos ayudan a administrar y orientar nuestras decisiones operacionales. Nos permite controlar y evaluar los resultados que vamos teniendo. De este modo, podemos visualizar la relación que tenemos con nuestro entorno; nos permite desarrollar la mejor actividad posible para utilizar y aplicar los recursos y habilidades que poseemos. Para así satisfacer las metas que nos hemos propuesto.

La planificación operativa de nuestra gestión personal nos permite poner las diversas estrategias para lograr alcanzar resultados favorables a corto plazo. Con nuestra toma de decisiones operacionales determinamos la manera, el modo o cómo debemos llegar adonde queremos ir o llegar. Son los aspectos operativos o instrumentales para alcanzar nuestras metas.

Al planificar nuestro pensar-hacer le damos sentido y significado a nuestra vida; organizamos nuestras fortalezas, nuestras habilidades y recursos, e incluso adquirimos una idea clara de lo que necesitamos organizar para realizar nuestro proyecto de vida. Con un plan de acción tenemos muchas probabilidades de lograr nuestras metas; además podemos darnos cuenta cuándo y dónde nos estamos desviando de tal meta. Un plan estratégico y de acción es una brújula que nos permite mantener el rumbo hacia la meta trazada.

Al planificar tenemos una buena administración de lo que queremos lograr y de cómo lo vamos a conseguir. Porque nos permite conocer: ¿Qué capacidad tenemos y qué podemos hacer? ¿Qué problemas debemos tratar? ¿Qué influencia podemos alcanzar? ¿Dónde debe situar nuestro esfuerzo e inversión?  ¿Cuáles son nuestras prioridades? A todas estas interrogantes tenemos que darles respuestas para poder llevar a cabo nuestra gestión personal. Asimismo, nos permitirá realizar una ejecución coherente y adecuada al fijar nuestras metas, la asignación de recursos y la implementación de nuestro plan de acción.

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martes, 6 de junio de 2017

LA MATRIZ FODA Y LA VISUALIZACIÓN DE NUESTRO SER-HACER: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

Hacer uso de la matriz FADO o FODA para conocernos es algo interesante. Pues ésta permite visualizar nuestras FORTALEZAS, OPORTUNIDADES, DEBILIDADES y AMENAZAS. Las dos primeras se refieren a nuestros factores internos, es decir, a nuestra personalidad, carácter, inteligencias... Las dos últimas, por el contrario, a factores externos, a al entorno donde nos desenvolvemos.

Analizarnos a partir de esta matriz es importante porque nos permite una mejor orientación al momento de plasmar nuestras metas, objetivos y planes de acción, para que éstos sean lo más cercano a nuestra realidad interior y exterior. El primer paso es definir claramente nuestra meta. Cuando hay varias metas, a la vez, es mejor efectuar un análisis FADO para cada meta por separado, de esta manera el análisis es más eficiente. Ya que, si se consideran demasiadas metas juntas se confunde el análisis. Por el contrario, si analizamos cada meta por separado podemos tener un mismo marco de referencia.

El análisis de los factores internos consiste en detectar nuestras fortalezas y debilidades según la meta que deseamos alcanzar un momento determinado. Porque como hemos señalado previamente debemos tener un mismo marco de referencia para generar ventajas competencias.

FORTALEZAS: ésta la parte favorable y adecuada de nuestro carácter, de nuestro pensar, de nuestras actitudes, de nuestras emociones… siempre con vista a un fin. Representan los aspectos principales con los que contamos a nuestro favor. Son controlables, porque dependen únicamente de nosotros, tenemos gobierno sobre estos aspectos de nuestra personalidad; en caso de tener aún gobierno sobre ellos podemos invertir tiempo y trabajo hasta llegar a tener control sobre nuestras fortalezas. Es esta es la gestión de nosotros mismos. Debemos hacer hincapié en nuestras fortalezas para desarrollarlas al máximo.

DEBILIDADES: éstas son aquellos recursos y situaciones que representan una desventaja y un obstáculo para alcanzar nuestras metas y objetivos. Están relacionadas con ciertas incapacidades de para alcanzar nuestras metas; por lo que afecta desfavorablemente nuestro desempeño con vista a un fin. Aunque pueden ser tratadas mediante acciones correctivas, es preferible enfocarse en las fortalezas. Por ejemplo, Lionel Messi es magistral con su pierna izquierda por ser un zurdo natural; sería absurdo someter a este futbolista a acciones correctivas para que él cobre los penaltis con la pierna derecha. Podrá mejorar, pero nunca llegará a ser tan bueno como con la pierna izquierda.

Por esta razón, es recomendable enfocarse en mejorar las fortalezas. Y conocer cuáles son las debilidades para buscar ayuda con respecto a éstas. Dedicarse a tratar mejorar las debilidades para que se conviertan en fortalezas es desperdiciar energía sin sentido. Lo mejor es buscar cooperación para solventar las debilidades y dedicarse a lo que mejor uno sabe hacer. 

El análisis de los factores externos tiene como finalidad analizar e identificar las amenazas y oportunidades del entorno, para sacar lo mejor de éstas. Aprovechar su potencial, no cometer errores innecesarios; para conocer si necesitamos ayuda de otras personas y saber emplear tal ayuda a nuestro favor.

OPORTUNIDADES: son las circunstancias que esperamos que ocurran a nuestro favor, o que podemos inducir a que éstas ocurran de manera favorable a la meta planteada. Tales situaciones deben tener un impacto positivo a nuestros fines. Éstas son aquellos hechos o situaciones que debemos ser capaces de aprovechar para obtener ventajas y beneficios. Tenemos que manejarlas a nuestro beneficio, por ello son oportunidades.

AMENAZAS: son eventos o circunstancias que ocurren y, por lo general, tienen un impacto desfavorable en nuestras metas. Son aquellos riesgos y situaciones presentes en el entorno y pueden perjudicar los fines que nos hemos planteado.  Por ejemplo, la aparición de un competidor si estamos concursando para un empleo, o el cambio de gusto y necesidades de un cliente. Siempre debemos considerarlas como una posibilidad, ya que están fuera de nuestro control. 

En la ejecución de la FODA debemos analizar por separado cada agente, aspecto, situación… relevante con respecto a la decisión a tomar; centrar el análisis bosquejando claramente la meta seleccionada y el papel de los conocimientos para alcanzarla. Clasificar las observaciones, combinar lo que es comparable y eliminar aquello que no es relevante para la meta.  Es necesario clasificar en términos de importancia para la meta seleccionada.

El análisis FODA es, a la vez, una herramienta de planificación porque ayuda a identificar nuestros puntos fuertes y débiles, oportunidades y amenazas que están presentes y a las cuales nos enfrentamos. Al elaborar el análisis visualizamos cómo desarrollaremos y emplearemos nuestras fortalezas, cómo afrontaremos las debilidades, cómo aprovecharemos las oportunidades y cómo enfrentaremos las amenazas por medio del proyecto propuesto.
La matriz FODA nos permite un análisis objetivo de nosotros con respecto a nosotros mismos, con respecto al entorno y a otros aspectos a considerar. Es una herramienta que nos provee de los elementos necesarios para determinar una planificación estratégica; nos proporciona información necesaria para implementar acciones y medidas correctivas, considerar el entorno interno y externo.

Por medio de ésta, podemos afrontar los factores internos y externos con el fin de generar diferentes alternativas de solución y alcanzar la meta propuesta. Al determinar las necesidades y elementos que son favorables y desfavorables al propósito planteado por nosotros. Al establecer las fortalezas con las que contamos y las limitaciones que pueden obstaculizar el cumplimiento de nuestros fines, las oportunidades favorables y las amenazas que debemos evitar o prever.

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sábado, 3 de junio de 2017

MISIÓN, VISIÓN Y VALORES EN NUESTRO PENSAR-HACER: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

Por lo general, no nos planteamos de manera consciente la misión de nuestra vida; es decir, la razón de ser de nosotros. Ésta la vamos adquiriendo a lo largo de los años de manera inconsciente; y, muchas veces, no llegamos a saber cuál es nuestra misión.

La misión de vida personal enuncia el propósito general de nuestro pensar-hacer, así como el grado requerido de excelencia para llevarla a cabo. La misión define nuestro  quehacer diario y cotidiano. Establece un sentido trascendental de los fines que nos planteamos, y repito muchas veces sin saberlo. Además articula, lo que Kant llama, los imperativos éticos o principales valores de nuestra vida.

El propósito principal de la misión es establecer el enfoque y la dirección de nuestra vida, de nuestro quehacer. A través de ésta visualizamos las exigencias que enfrentamos en esas labores que realizamos. Una vida de éxito es la que tiene un claro sentido de su propósito. Por ello, una misión clara, comprendida y compartida provee un enfoque que impulsa nuestras estrategias, nuestro control y dirección en el hacer de nuestra existencia. Por medio de ésta ejecutamos nuestro existir.

Declarar o declararnos cuál es nuestra misión de vida es definir el fin de nuestro pensar-hacer, que nos distingue de los demás. La declaración de nuestra misión nos señala el alcance de nuestro operar; fija el rumbo de la vida que deseamos hacer y alcanzar. ¿Para qué existimos? ¿Cuál es nuestra razón de ser? Las respuestas a estas preguntas es el propósito esencial de la misión. Como apreciamos es la formulación de un conjunto de acciones, comportamientos y valores, que poseemos y ejecutamos a diario.

Todos poseemos una visión de la vida, adoptada o propia, autentica o inauténtica. Nuestra visión es la manera que tenemos de ver las cosas, de percibir nuestro entorno, de vernos a nosotros mismos, a los demás… es la percepción simultánea de un problema y una solución. Es una apuesta sobre la aceptación de una idea, de una perspectiva. La visión adscribe una misión a nuestra vida: hacer que nuestra visión del mundo se convierte en realidad.

Nuestra visión es el planteamiento de la meta a la que aspiramos llegar en la vida. Nos indica el rumbo y la orientación de todas nuestras acciones. Pueden ser ambiciosas, pero deben ser realistas. Crea pasión en nuestro hacer. La visión la podemos determinar como esa imagen-fin que deseamos lograr. Constituye un enunciado de la configuración de nuestro pensar-hacer, la expresión de nuestro desarrollo plenos.

La visión es nuestro ideal. Indica lo que nos gustaría ser y como queremos ser percibidos. Entendemos la visión como la imagen futura que vamos desarrollando a lo largo de los años, y en la cual trabajamos permanentemente. Ésta orienta y define nuestro hacer en cuanto definiendo el estado hacia el cual transitamos. En este sentido, la visión define la orientación de lo deseamos ser. Los componentes de la visión son: ¿Qué aspiramos a ser en el futuro? ¿Qué otras necesidades futuras buscaremos satisfacer?

Nuestros valores, por su parte, son la expresión de los límites éticos y morales en los que operamos todos los días. Éstos dan sentido a nuestras directrices y comportamientos creando y sustentando nuestro capital moral. Nuestros valores le dan cohesión a nuestra misión y visión. Deben ser coherentes unos y otros.
Nuestros valores son el conjunto de principios o imperativos propios que inspiran nuestra gestión de vida y que conforman las bases éticas sobre la cual construimos nuestra propuesta de existir. Toda persona tiene un conjunto de valores implícita o explícitamente formulados. Nuestros valores constituyen los pilares fundamentales para el desarrollo de una vida plena.

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