viernes, 22 de mayo de 2020

QUÉ SIGNIFICA ESA REFERENCIA A LA ENSEÑANZA




Qué significa actualmente una referencia a la enseñanza cuando los jóvenes están atiborrados de información y, además, es tan fácil de buscar y localizar la misma. La enseñanza en este momento es un acto distinto a lo que era veinte años atrás, apenas una generación. De allí que debe pensarse qué es el enseñante y con él la enseñanza.
La enseñanza, en general, se caracteriza por tres aspectos: Primero, como un oficio de coyuntura, de ocasión y de conjetura, que a través de los signos mostrados se trataba de reconocer si el oyente comprendía o no, se preveían los cambios y se escogía la forma adecuada de abordar la entrega de información. Un oficio de coyuntura y conjetura que se apoya en una teoría educativa, la cual puede considerar las condiciones particulares y poner en juego la práctica del desciframiento.
En segundo lugar, la enseñanza es un arte de persuasión, el buen enseñante debe ser capaz de persuadir a sus oyentes. La enseñanza para esclavos, que es practicada por estos, es una enseñanza que se conforma con dar preceptos y fórmulas, dice lo que hay que hacer. Opuesta a ésta, existe la enseñanza libre para personas libres, y ejercida por sujetos libres; esta se caracteriza porque el enseñante y el aprendiz hablan el uno con el otro. El aprendiz muestra al enseñante cuáles son sus necesidades de aprendizaje y cuál es su régimen para aprender. A cambio, el enseñante le explica por qué su régimen no es productivo, por qué se le dificulta el aprendizaje y lo que tiene que hacer para aprovechar sus potencialidades; lo persuade para que sea más eficiente y eficaz. La buena enseñanza, la enseñanza de sujetos libres es el arte del diálogo y la persuasión.
La tercera característica que determina la enseñanza es el hecho de que ésta no concierne a tal o cual sujeto que desea aprender o a tal tema que se desea enseñar; sino que es un arte que considera la vida entera del alumno, su enseñanza y se hace cargo de ella. Es cierto, hay que dar información para que el aprendiz se informe. No obstante, lo importante es hacer ver a este que lo que requiere en verdad es la formación de sus potencialidades.
Con respecto a la formación de las potencialidades es que la tarea de la persuasión es importante y decisiva, para que el aprendiz realmente se forme y sepa cómo abordar cualquier dificultad. Para ello es menester que acepte evaluar sus potencialidades. La enseñanza, en este sentido, se refiere en igual medida a las potencialidades y a las circunstancias en que nos encontramos.
Si tomamos estos tres aspectos señalados de la enseñanza, sus diferentes notaciones y las relacionamos con la tarea del enseñante, advertimos que el papel del enseñante no es ejercer la función de un autócrata, ya que no asume las decisiones que le corresponden al alumno. El enseñante solo interviene cuando el alumno requiere cierta orientación para encauzar su potencial. En este caso, es necesario diagnosticar en qué consiste tal perturbación y, a la vez, ayudar a que a la persona restablezca el orden de las cosas.
El enseñante, en este sentido, asume un papel crítico en el orden de una crisis y de la conciencia que la otra persona tiene de las cosas que no funcionan adecuadamente. El papel del enseñante libre no es el papel del enseñante de esclavos que se conforma con decir: hay que hacer esto, no hay que hacer aquello, hay que tomar esto, no hay que tomar aquello. Por el contrario, el papel del enseñante libre es prescribir y al mismo tiempo persuadir, debe explicar por qué hay que hacer algo para que se entienda porque hay que hacerlo. En esta medida, el enseñante libre no es el autócrata que indica a la otra persona cómo debe gobernarse y qué tiene que obedecer.
El enseñante, actualmente, tiene que pensar bajo una forma persuasiva qué es el régimen de enseñanza con el fin de cuestionar el mismo. Porque el asunto es entender, comprender y saber cuál es la voz propia de cada enseñanza; entender cuál es la voz que corresponde a cada alumno y a cada situación. El problema del enseñante es que debe resolver en qué consiste es voz que se ajusta cada individuo particular, y repensarla. Le es necesario intuir las contradicciones de las potencialidades de los demás y respetar las mismas, para determinar la manera adecuada en cómo se le puede ayudar; a esto hay que agregar que la persuasión se debe traducir en acciones productivas.
El enseñante libre es alguien que no le impone al otro lo que éste tiene que hacer ni pensar, solo se dirige a la voluntad de la otra persona. Porque la idea es ayudar a la formación de esa otra voluntad. Es menester comprender que solo es posible dirigirse a ella si esa persona es ética y tiene la voluntad concreta de escuchar. Porque si no desea escuchar, entonces lo que se diga son solo palabras arrogadas al aire.
El enseñante que habla sin ser escuchado, habla al aire y al vacío. Para que el discurso del enseñante sea un discurso real es necesario que el mismo sea escuchado y entendido por aquellos a quienes se dirige. La existencia del enseñante tiene por condición que sea escuchado y que su discurso responda a las expectativas de quien lo escucha.
La enseñanza, como apreciamos, se fundamenta en la escucha. El enseñante se dirige a quienes quieren escucharlo, solo así puede ser persuasivo. El enseñante no puede hablar consigo mismo, eso no tiene sentido. Lo real del enseñante radica en que se dirige a la voluntad de otra persona, de uno que realmente desea aprender.
La escucha forma la realidad del enseñante, en eso consiste el papel del enseñante, en ser escuchado. En que él tiene una promesa de escucha. Si el discurso son solo palabras al aire es porque la escucha no se produjo y la promesa fue incumplida.
El enseñante tradicional, como lo vemos en la actualidad, ya no tiene quien lo escuche, por eso su inexistencia. De allí la pregunta inicial ¿qué significa esa referencia a la enseñanza?

Obed Delfín Consultoría y Asesoría Filosófica

viernes, 8 de mayo de 2020

COLABORACIÓN EFECTIVA




La importancia de la cooperación siempre ha sido considerada relevante. Pues, quienes han salido victoriosos ha sido porque han sabido cooperar de manera eficiente en los diferentes conflictos en que se han visto envuelto.
Tener mejores técnicas y herramientas es adecuado, pero a éstas se debe agregar ser capaces de colaborar de manera más eficaz. Los sujetos más disciplinados superan, a la larga, a los desorganizados y los equipos mejor cohesionados prevalecen sobre los desorganizados.
Equipos minoritarios señorean sobre las masas porque están mejor organizados y saben cómo cooperar eficazmente en defensa de sus intereses. Por el contrario, las masas son desorganizadas e incapaces de llevar a cabo una colaboración efectiva. En las relaciones de poder, los equipos minoritarios se aseguran de que las masas no aprendan a cooperar. Los mismos se mantienen en el poder gracias a una organización eficaz, solo caen cuando se convierten en una organización deficiente.
Los cambios en una sociedad los hacen pequeñas redes de cooperación y no las grandes masas. Para producir algún cambio debemos preguntarnos: ¿cuántos de los que nos apoyan son capaces de colaborar eficazmente con nosotros? Además, los cambios se producen cuando un equipo se sitúa en el lugar y momento adecuado.
La cantidad importa, pero es con la cooperación efectiva con la que podemos asumir el control de algo. Por tanto, es fundamental tener una organización eficiente en nuestro hacer, de resto podemos naufragar y no alcanzar el éxito.
Obed Delfín Consultoría y Asesoría Filosófica

sábado, 2 de mayo de 2020

FORZADOS AL PLACER




Hemos llegados, sin saberlo, a estar forzados a realizarnos en el placer y, paradójicamente, éste se ha convertido en un instrumento de tortura. Si no lo buscamos somos considerados sujetos raros. Nadie pregunta: ¿Cuál es el placer que en verdad necesitamos? Ninguna respuesta nos hará llegar ni a un mediano consenso.
La búsqueda del placer parece más una maldición que una bendición, y esto nos pasa por delante de manera inadvertida, quiero decir la maldición del placer. Éste se hace una maldición cuando estamos condenados a buscar el placer por obligación y, lo que es más desquiciante, por imitación.
No nos damos cuenta que estamos condenados a esta situación, porque esto nos sucede de manera sutil y sofisticada, hasta tal punto que creemos que buscar el placer es una idea nuestra, una idea propia. Como eso de ser originales. Nos han sugestionado hasta convencernos que estamos obligados a buscarlo. Pero cuidado, buscar el placer no es lo mismo que tenerlo.
La tiranía y la condena del placer es parte de una fórmula interesada en un placer sentimental, emocional y ligero. Además, de algo instantáneo y fácil de adquirir sin ningún esfuerzo de formación.
Con esta fórmula nos han convertido en dependientes emocionales y castigados a buscar dosis de placer, probablemente postizo. Sin darnos cuenta hemos caído en la búsqueda incesante de placer, en cualquiera de sus variantes. La cual se enmarcan dentro de las actuales tendencias de moda.
Estas tendencias se enfocan en el consumo de nuestras experiencias emocionales, en las sensaciones que nos perturban, que nos trastornan, que nos excitan y que son capaces de alterar nuestro estado de ánimo. Eso sí enfocadas exclusivamente en las llamadas emociones positivas, porque son las que mejor se venden y comercializan.
Por otra parte, cada día se diseñan nuevas dosis de placer, cada vez más apetecible y con ofertas más estimulantes. Son tantas que resulta imposible probarlas todas y en esto consiste, realmente, la maldición. Pues queremos saborear todas esas dosis y así caemos en la trampa de la hiperactividad del placer. La cual es muy tentadora.
Si por alguna razón no conseguimos alguna de estas dosis caemos el síndrome de abstinencia, ya que buscamos consumir el mayor número de porciones de placer. Para eso elaboramos listas para chequear si conseguimos las dosis de consumo nos proponen, por ejemplo: asuntos que están de moda, viajes que no nos podemos perder, el último gadget en el mercado, las clases de zumba-yoga-boxing, las sesiones de mindfulness o celebrar muchos brunch. En nuestra lista tachamos cada dosis consumida después de compartirlas en las redes sociales, porque esto último también forma parte del placer.
Como la oferta de placeres es bastante amplia logramos estar ocupados y enganchados a tal hiperactividad. Pero muchas de estas dosis tienen fecha de caducidad, por lo que el tiempo nos apremia y no queremos quedarnos rezagados o quedar fuera de la tendencia actual. En este apresuramiento hace su aparición la ansiedad, que nos castiga si nos quedamos rezagados o nos detenemos.
Vivimos obsesionados con ese placer encapsulado en pequeñas raciones, prefabricado con la idea popular de lo instantáneo y asociado al hiperconsumo emocional. En el cual, no hay cabida para detenerse a reflexionar.
En la sociedad del culto al instante, a lo inmediato se nos ha impuesto la dictadura del placer solo como acción, que desplaza la reflexión serena y pausada al olvido. Por lo cual, en este olvido del pensamiento analítico que agoniza ante la desmesura del placer prefabricado se hace necesario avivarlo.
Reflexionar sobre esa clase de placer es importante. Porque toda acción es un valor y necesitamos saber si la misma es cierta o no. No es el rechazo al placer, sino a ese placer mercantilizado, a esa apariencia que nos empuja a accionar sin pensar reflexivamente.
Hay que pensar el placer de un modo sutil y sin apuros, de manera elegante. Con un pensamiento analítico para ser más eficaces en nuestro pensar-hacer, sin cortinas de humo que desvíen nuestra atención hacia asuntos banales.
Poner el foco de atención solo en el placer porque es placer es conformar un sujeto anestesiado y adulterado, bajo el yugo de la hiperactividad del ímpetu, de la pasión, de la vocación y el entusiasmo, con la intención de convertir a ésta en un hábito sano. Mientras se debilita el pensamiento crítico, se crean situaciones necesarias para que éste no tenga cabida, por lo cual abundan sujetos desequilibrados y disfuncionales.
En estas circunstancias, debemos atender aquella recomendación de Seneca, que decía: “Trabaja sólo en aquello que puede hacerte feliz. Arroja y pisotea esos objetos que brillan por fuera, que te prometen otros o por otro motivo; atiende al auténtico bien y goza de lo tuyo”.
Obed Delfín Consultoría y Asesoría Filosófica