miércoles, 10 de enero de 2024

MUÑECAS, LOS PC Y CANTV


 

Ayer nomás fui a CANTV a buscar a Sharira porque me habían comentado que ella ya no trabajaba ahí. Y fui a buscarla porque fue ella quien me involucró en el asunto de las muñecas de trapo.

Esto ocurrió el año pasado, cuando fui a averiguar por qué coño el teléfono de la pequicueva no tenía tono desde la cuarentena. Para preguntar o hacer un reclamo se tiene que hacer una cola larga, fácil pero larga.

Como yo había empezado por ese entonces en la Ítaca laboral, me puse a mirar que en esa vaina había varias esculturas y murales, y me dije:

—¿Qué habrá pasado con el catálogo de obras de CANTV? Porque con toda esta ventolera de mierda es capaz que se ha perdido el mismo y esta gente es capaz que no sabe dónde está el inventario de obras que tiene la institución. Ese puede ser un buen trabajo, y uno ofrece sus servicios para hacerlo.

Esto lo pensaba mientras hacia la cola para que me atendieran.

Llegué a la vaina donde lo atienden a uno y me tocó una morena que quitaba el hipo, unas pailas de 24 kilates, lo menos. Preciosa y con una sonrisa como un sol. Yo con ganas de proponerle matrimonio, pero sin tener ni donde caerme muerto, cómo iba hacer. Fue muy agradable la atención y todo eso. La muchacha me dijo que el problema es que había una falla masiva en el sector. Yo solo la miraba sin importarme ya ni el puto teléfono ni el tono de mierda.

Me anotó en un papel el número de no sé qué y nos despedimos. Yo no quería irme pero la cola era muy larga y si me resistía me podían sacar a coñazos de ahí.

Cuando salgo de la oficina de atención a los ladillas, me dije:

—Aquí debe haber una vaina de cultura o algo semejante.

Agarré hacia la recepción y pregunté.

—La gente encargada de eso es Comunicación.

Me dijo la recepcionista.

—¿Puedo hablar con alguno de ellos? Un asunto personal.

La recepcionista llamó a no sé quién. Y vino una muchacha más simpática que un pan dulce, que resultó ser la Sharira.

Porque uno no puede pasar para adentro así como perro por su casa, y menos como un gato.

Muy amable la muchacha y yo con la lengua más suelta que lengua de borracho, nos fuimos conversando para su oficina.

—Que buen diseño tiene este edificio. Aquí hubo una buena mano. Dije yo.

Porque en verdad la sede de CANTV ahí en la Avenida Bolívar es un buen diseño de arquitectura. Nunca había entrado y a qué. Pero está del carajo el edificio.

Nos sentamos a conversar, ella me dijo que sí tenían el catálogo de obras y me lo mostró. Porque recordemos que las instituciones públicas y las privadas eran grandes compradores de obras de los artistas. Eso era parte de una política de Estado, ya que las instituciones son parte de la educación ciudadana y ésta se da por medio de las obras que las instituciones poseen. Seguro que alguno se va a poner a hablar guevonadas en esta parte.

Como tenían el catálogo se me había caído la idea de la propuesta. Pero ni modo.

Le pregunté por un mural que hay en la entrada y ella me dijo que no sabía de quién era. Le pregunté si sabía quién era el arquitecto de ese edificio, y como no sabía yo le prometí que le iba a averiguar esas dos cosas.

Me abstuve de preguntarle por qué en esa vaina había tantas mujeres buenas.

A todas éstas, le averigüé que el conjunto arquitectónico fue diseñado, entre los años de 1967 y 1970, por los arquitectos Guido Bermúdez, Carlos Brando, Pedro Lluberes e Isaac Van Praag. En ese año del 2023, el edificio sede de CANTV cumplió 50 años de construido, porque en el año de 1973 se terminó de construir el conjunto de edificaciones de 63.000 metros cuadrados que conforman el Centro Nacional de Telecomunicaciones. Por otra parte, el Mural por el que yo había preguntado se titula “Orikua”, es de mosaico vitrificado, diseñado y ejecutado por la artista María Centeno conocida como “Waika”, nacida en el estado Sucre, no recuerdo si es de Cumaná.

“Río Manzanares déjame pasar, que mi madre enferma me mandó a llamar”, dice la canción.

Esa información se la envíe por correo. Porque al día de hoy si yo veo a esa muchacha no la reconozco, no me acuerdo de su cara. Después de eso, ella me escribe dándome las gracias y me sugiere informalmente si yo puedo hacer un trabajo sobre las muñecas de trapo y las muñequeras. Y ahí fue mi perdición.

Yo le dije que sí, pero que no sabía ni, aún, sé nada sobre las muñecas de trapo.

Comencé a indagar en la internet, y conseguí información de las muñecas de trapo y de algunas muñequeras; de ahí saqué una lista de unas veinte muñequeras, unas más relevantes que otras. La lista seleccionada no tenía ningún criterio metodológico, pero en ese momento me sabía a mierda. Porque yo andaba más perdió que “la honestidad en un policía” como dijo Canserbero.

Por meras coincidencias del destino, viene el aniversario de Reverón y la Galería de Arte Nacional (GAN) hace una exposición homenaje al artista, el pana Félix Hernández, que fue el curador, incorporó a las muñequeras en esa muestra. Había muñequeras por todos lados, pero yo no conocía a ninguna. Ahí fue la primera vez que vi a Dominga Rada, a Clairet Sucre, a Elva Villegas, a Rosa Córdova. Pero ni la puta idea de quienes eran.

Fui muchas veces a la GAN a mirar a las muñecas de trapo y a tomarles fotos, fui a unas conversas y hasta terminé siendo padrino.

Luego vinieron otras exposiciones, en el Museo Jacobo Borges, en el Museo Bárbaro Rivas; Malú expuso como artista joven en la misma GAN. Y otros eventos más que ahora no recuerdo bien. Lo cierto que donde exponían las muñequeras yo iba. Y así las fui conociendo. Hasta participé en un coloquio.

Dando más vueltas que un perro antes de echarse llegamos a este enero del 2024. Yo en diciembre me propuse terminar de diseñar los cuadernos de las muñecas de trapo. Había pensado inicialmente hacer cuatro cuadernos con cinco muñequeras cada uno, pero la lista inicial la tuve que ir reduciendo porque muchas muñequeras no son de Caracas, y aunque tenía información escrita no tenía fotos de sus trabajos. Pero esa verga yo no la sabía cuando las seleccioné.

A todas estas en diciembre se jodieron los dos PC. Se tiraron tres peos y una plegaria, por lo cual solo pude diseñar dos cuadernos inconclusos. Le escribí a la Sofita preguntándole cuánto costaba un equipo, y la Sofita me respondió:

—Tengo equipo Lenovo refurbished 15 de 6ta SSD 25g 8 Gb ram expandible a 32.


 

 Vaya a la verga. Qué será toda esa verga, Dios santo. Por qué no podrán hablar en cristiano.

—¿Y si tiene 16 vergas de memoria a cuánto sale, Sofita?   

—270  machantes.

¡Aprieta ese culo!

Claro, entendamos que dólares.

—Algo tengo reunido, Sofita. Creo que a finales de enero o mediados de febrero puedo completar ese dinero.

Le respondí.

Se dice fácil 270 dólares, pero para un guevón como yo es un dineral.

Como tenía la duda de si la Sharira seguía en la CANTV, un día que me llamó Chepel, al preguntarme por el trabajo de las muñecas de trapo, se me ocurrió la idea de darle el trabajo a la Red de Arte, porque ellos llevan adelante esa parte del hacer cultural.

Pero antes tenía que cerciorarme de si Sharira estaba o no en su trabajo y por eso regresé esta semana a CANTV a preguntar por ella. Rumbo a la Ítaca laboral me bajé en la Estación Colegio de Ingeniero, me fui por el túnel como todo el mundo y salí a la Avenida Bolívar, llegué a la recepción y pregunté:

—Buenos días. Quiero saber si aquí sigue trabajando Sharira, ella trabaja en Comunicación.

Le dije a la recepcionista. Algo rebuscó y me dijo:

—Cédula de identidad laminada, por favor.

Saqué la misma y se la di. Medio seria la recepcionista. Debe ser que no le dieron su mañanero ni su mamerto del día.

Ella agarró el teléfono y llamó a alguien, que inmediatamente contestó. Le dijo que un guevón estaba ahí buscando a la Sharira.

Del otro lado deben haberle preguntado para qué coño e la madre estaba yo buscándola, porque la recepcionista me preguntó:

—¿Para qué la solicita?

Yo con gran prestancia y seriedad le respondí:

—Sobre muñecas de trapo.

La recepcionista, que no se esperaba esa respuesta, peló los ojos como huevos fritos y casi se atraganta. Y le dijo a la otra persona:

—Sobre muñecas de trapo.

Quién sabe qué le dijeron del otro lado. La recepcionista me dijo que estaba de vacaciones la Sharira.

Ya cumplido mi trámite, me fui para la Ítaca laboral caminando porque la vaina está cerca, pasa uno por el frente del Ribot y del Renovación y de una llega.

Le mandé un mensaje de voz por la Whtasverga a Sharira, y ella me respondió que ya no estaba en Comunicación y que le parecía muy bien que le diera el trabajo a la Red de Arte.

Ahora la verga está en reunir los bolívares, porque dólares no tengo para comprarle el equipo a la Sofita. Y ojalá la Sofita no se arreché y me mande a comer mierda porque lo tengo son bolívares.


viernes, 5 de enero de 2024

EL REGUETÓN


El reguetón le metió la pala a todo el mundo. Le guste o no se lo metió doblado y  sin vaselina a tuttirimundi. Muchos dicen que ya murió y ahora lo que se oye es la música urbana. Pero puso al mundo a mover esas pailas bajando hasta el pozo profundo.

A los que les da asco el reguetón esgrimen como contraparte la música palaciega como el gran ejemplo de la música. Una maricada, por qué cómo carajo vas a comparar dos géneros antagónicos.  Y esos sabihondos cuando mucho llegan a Vivaldi; pero ni de vaina a Mahler, lejos Rimski-Kórsakov y más lejos Schönberg.

Quieren ufanarse con esa música de los pollos crudos de la realeza euro-pea. Esa música es una vaina que nadie ha escuchado ni les interesa, en su tiempo menos que ahora. La gente, el populacho no sabía que esa vaina existía. Era música para oírla en los palacios y en los teatros donde iban cuatro gatos que componían la monarquía.

Gran vaina la comparación.

La música palaciega, por vainas de la vida, se hizo popular en la Repúblicas, gracias a las grabaciones y a la radio. Pero esa vaina solo les interesa a cuatro gatos que andan con la nariz alzada y cagando arriba del culo. A ver si a las 2 de la madrugada en la discoteca piden que les pongan “Las cuatro estaciones” de Vivaldi.

El marginal seguía, como siempre, oyendo su vaina vulgar, rastrera y pendenciera. Para eso hay que atender al gigante de París en “Los Miserables”.

El reguetón, y con él el perreo, es del vulgo, del populacho, de los barriobajeros, esa es la realidad. Y no hay ningún prurito en esa verga. Por esa razón el reguetón es plenamente estético, en el sentido de los helenos. El reguetón es cuerpo, es carne, es corpóreo. Es sensación. Y de ahí pa’lante sandungueo.

Todavía hay unos mamertos que andan, con respecto al reguetón, como caminando en un campo minado de mierda, no se quieren manchar. Esa vaina nació de lo marginal, por eso es crudo y rudo. Dice las vainas de manera descriptiva, no hay posibilidad a la interpretación. Por eso molesta a las mentes de oídos tiernos como un condón de Hello Kitty. Porque el reguetón es ordinario como un tetero de mondongo.

Porque pertenece a lo crudo, a la realidad brutal. Y es americano caribeño. Mámense esta.

Esos que hablan mariconadas de esa vaina, desprecian lo mestizo, desprecian lo nuestro americano, son clasistas y racistas y no lo saben. El reguetón con su vulgaridad es de alguna manera contracultura. Sexual por todo el cañón. Te lo meto y te lo saco hasta la mitad.

Habla de lo que no se quiere hablar. Dice de lo que no se quiere decir. No tiene pelos en la lengua. Y eso molesta.

Además, pone a mover las pailas con un “tumpa tumpa” y nada más, es cartesiano: Una idea simple. Y eso arrecha.

Los críticos de pacotilla, no son más agresivos porque lo baila la reina de Suecia, la difunta de Inglaterra, los sajones, los franceses, los escandinavos, los nórdicos, los chinos. No hay coño e madre que no se mueva con el reguetón. Y eso los jode. El reguetón es sangre, sudor y sexo.

Los tik tok existen gracias al reguetón. A la gente le saca, como decía Calle 13, el indio Taino. Cuando la Sandunga suena no hay culo con reumatismo. Que es inmoral. Inmoral es bombardear un país, robarse el erario nacional y el futuro de cualquier nación.

Es una vaina inexplicable como todo lo americano. Nosotros sobrevivimos hasta al meteorito que cayó en México, gracias a la pachanga, al bembe, al dembo. Quieren que le den gasolina como si fuesen un motor de combustión interna. No te llevo na’.

Así es la vaina con el reguetón, ya fallecido el mismo; pero tiene su heredero en la música urbana. Y la vaina sigue pa’ rato. Así que a mover las pailas. “El perreo hasta el suelo y la autoestima hasta el cielo”.

 

miércoles, 3 de enero de 2024

MIS DÍAS


 

Mis días en la Biblioteca se alargaron desde el inicio de los 20 años hasta el final de los 45. Viví entre los libros en un ambiente soleado y brillante impregnado por ese olor del papel tipografiado. Los recuerdos de aquellos días son un presente por eso no existen los recuerdos. Fue ahí donde mi vida empezó, sin esa estadía todo habría sido insustancial, banal y vulgarmente insulso.

Un espacio-tiempo importante e inolvidable es para mí la Biblioteca Central. Los recuerdos aunque un día se me olviden permanecerán vívidos y listos para surgir entre los recovecos de la memoria.

Todo empezó al cruzar aquella puerta y el sol de los libros se encarnaron en mi alma. No pude salir sino hasta muchos años después y, sin embargo, creo todavía estoy ahí dentro. No tengo nostalgia por volver, porque siempre te llevo dentro. Vos y yo solo somos un instante entre la vida y mi muerte.

De vos aprendí que un hombre es solo una palabra, un sentido sin sentido. Un verso o una prosa, una línea bien o mal escrita. Entendí que podía tomármelo con calma porque era nadie. Aunque siempre lo supe. Me invitaste y me quedé, porque así vos lo quisiste.

Me enseñaste a leer. Todo con calma lo pusiste a mi disposición. Cuántos días hace de eso, no sé ni me interesa. Ojalá fuese poeta para escribirte cien sonetos de desamor y escribir sobre tus paredes historias de amores fallidos y tristes. He sido feliz y vos fuiste parte de esa felicidad.

Quise una vida que fuese mía y lo hice. No sabía que quería entender la vida, no lo sabía. Me demoré cuarenta años en saberlo y una tarde la entendí y me entendí. Aunque todo lo olvide, nunca olvidaré lo que me has dado, porque si me olvido me habré olvidado de mí. Te recuerdo porque tengo ganas de recodarte, solo por eso. Pero no te puedo olvidar. Es raro pensarte, porque no hay nostalgia ni recuerdos, solo presentes en cada palabra que leo. Así sos vos, una con mi alma.