jueves, 31 de marzo de 2016

DE UNA FILOSOFÍA DEL FRACASO A UNA FILOSOFÍA DEL ÉXITO: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

Ninguna filosofía en tanto filosofía es una filosofía del fracaso. Tomo, pues, el término como esa visión de la vida que está signada o dominada por el fracaso. Y ¿por qué está signada por el fracaso o por la ausencia del éxito? Recordemos que el éxito es un resultado feliz. Ahora bien, entre el deseo de lograr el éxito y el éxito mismo falta, por lo menos, un eslabón. Y aquí es donde se asienta o toma raíces la falta del éxito o el fracaso. En este eslabón que debemos descubrir. Otro aspecto a considerar es somos nosotros quienes determinamos el alcance de nuestro éxito.

Si nuestro patrón mental, ese subconsciente que dirige muchas de nuestras acciones y decisiones, no está conformado para alcanzar resultados felices o exitosos, nada de lo que aprendamos, de lo que sepamos y de lo que hagamos hará cambiar nuestros reiterados fracasos. La conformación de nuestro patrón mental es un asunto interior y exterior. Depende de nosotros y de nuestro entorno, esto es, de nuestras circunstancias internas y externas.

Estamos condicionados por circunstancias externas para pensar y actuar con respecto al éxito. A partir de tales circunstancias debemos preguntarnos ¿cuál es nuestra experiencia con respecto al éxito? ¿De dónde procede nuestra concepción del éxito? ¿Cómo nos han ido las cosas en la vida? ¿Por qué nos han ido de tal manera? ¿Qué pasa con nuestro potencial? Como apreciamos tenemos que hacer una reflexión de nosotros mismos para conocer qué pensamos con respecto al éxito y cómo abordamos éste.

            Tenemos que examinar nuestros juicios, nuestras creencias, nuestros pre-juicios con respecto al éxito. Cuando hacemos esto es porque tenemos algunas preocupaciones con respecto al hacer de nuestra vida. Incluso, debemos examinar es preocupaciones negativas y arraigadas con respecto al éxito. Porque sin darnos cuenta tenemos rechazo al éxito, ya que lo percibimos como algo que no es moralmente bueno. Y esto ya no es adecuado a una visión exitosa de la vida.
 
Si nos va mal y nosotros queremos que nos vaya bien, es porque hay algo que no sabemos; en consecuencia, estamos haciendo algo inadecuado a nuestro éxito o estamos actuando en contra del éxito. Tenemos que reflexionar, para llegar a saber cómo pensamos, que juicios tenemos, que acciones realizamos a favor o en contra del éxito en nuestra vida.

            Algunos autores recomiendan, a partir de la interrogante ¿cómo piensa un sujeto exitoso? Llevar a cabo ciertas acciones; por ejemplo, comenzar por copiar cómo piensa la gente exitosa; por lo que hay que estudiar a la gente exitosa, para saber cómo piensan. Esto es un modelo de imitación, un aprendizaje a partir de un modelo, y está bien. No obstante, cada quien tiene que definir o determinar cuál es su idea o aspiración de éxito. Porque podría estar imitando modelos inadecuados a sus fines.

            Para alcanzar una filosofía de éxito tenemos que elaborar estrategias de pensamientos, esto es está dentro del campo de la filosofía de la mente. También tenemos que elaborar estrategias de acciones, estrategias industriosas o de emprendimiento. Para ello tenemos que comprometernos a lograr el éxito mismo, ni el deseo, ni el abismo, sino el éxito. Tenemos que trabajar para ganar el éxito. Centrarnos en metas de éxito factibles.

            Acá viene la pregunta, ¿cómo podemos hacer eso? Porque son postulados y suenan muy bien. Pero, en la mayoría de los casos, carecemos de herramientas, de brújula que nos permita trazarnos un rumbo hacia los resultados felices. Podemos señalar que en el proceso de análisis de nuestras circunstancias debemos analizar ¿cuál es nuestro patrón mental de éxito? Porque en este nuestro patrón se anidan nuestros juicios y acciones con respecto al éxito.   

            A partir del patrón mental de éxito que tengamos, y si estamos insatisfecho con éste; entonces podemos comenzar a generar un enfoque o patrón mental dirigido al éxito. Reconfiguramos nuestro patrón mental de una manera consciente. Lo reconfiguramos de acuerdo a nuestro universo de intereses. Porque nuestro patrón mental puede ser el mayor obstáculo para lograr el éxito que deseamos. Esto quiere decir que tenemos que asumir un pensar-hacer que estimule e incite al logro de nuestro éxito.

Tenemos que aprender a gobernar nuestro ser interior para alcanzar el éxito. Lo que conlleva a aprender a pensar el éxito, para así hacernos exitosos. Porque muchas veces y es muy común que no sabemos pensar el éxito, incluso de una forma inconsciente lo rechazamos, lo consideramos ajeno a nosotros, no nos sentimos con el valor para alcanzar éste.  De allí, la necesidad de aprehender a reconfigurar un patrón mental de éxito, que esté realmente en función de lograr el éxito. Por esta razón, es esencial reconocer ¿de qué modo nuestro pensar-hacer nos ha puesto en el lugar en que nos encontramos? Porque éste está signado por nuestro, repito, patrón mental de éxito.


PD. Facebook: consultoría y asesoría filosófica Obed Delfín
Twitter: @obeddelfin
Youtube: Obed Delfín

martes, 22 de marzo de 2016

LOS PROCESOS DE CAMBIO EN LA ORGANIZACIÓN: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

Muchas organizaciones, para mejorar la situación laboral, deciden replantearse la forma en que el trabajo está siendo realizado. De este modo, se plantean procesos de cambio dirigidos a mejorar el funcionamiento de ésta. Buscan adoptar nuevas actitudes, nuevas tecnologías y nuevas formas de hacer negocios.
Tales procesos de cambios conllevan a analizar la situación de la empresa, por parte de altos ejecutivos, consultores externos, y con la participación del personal encargado de los procesos de trabajo, esto es, de los mandos medios y del resto de los colaboradores. Ya que, todos los miembros de la organización, en mayor o menor medida, son capaces de detectar las debilidades, las fortalezas de la empresa, y proponer acciones necesarias para llevar adelante los procesos de cambio. Es fundamental contar con todos los puntos de vista, a la hora de a de asumir decisiones sobre los procesos de cambio.
Una administración efectiva de cambio permite la adecuada transformación de las estrategias, los procesos, la tecnología y las personas para reorientar la organización al logro de sus objetivos; maximizar su desempeño y asegurar el mejoramiento continuo en un ambiente siempre cambiante.
Un proceso de cambio ocurre de forma eficiente si todos están comprometidos con él. En este sentido, las personas no pueden ser maltratadas por tal proceso. Ya que el cambio ocurre a través de las personas, y éstas deben ser reconocidas en sus valores, sus creencias, sus comportamientos. No obstante, más allá de que exista un consenso, la actitud de las personas varía ante una reingeniería de procesos y, en muchas ocasiones, se asume una resistencia natural hacia el cambio.
La organización debe estar atenta a los cambios, y preparar sus recursos humanos para afrontar éstos. En las organizaciones, algunos cambios ocurren por las circunstancias y oportunidades que surgen; en cambio, otros son planificados.
El cambio es un fenómeno en que intervienen dos aspectos bien identificados. Primero, una situación inicial de la que se quiere salir. Segundo, una situación o meta que se quiere alcanzar porque se juzga más ventajosa. Entre estas dos situaciones se da la transición, que es difusa y difícil de calificar y operar.
Los procesos de cambio constituyen uno de los aspectos más relevantes de la gestión de organizacional. Porque la organización comienza a enfrentar situaciones complejas, por lo cual requiere de una plataforma mínima para asegurar el éxito del cambio propuesto. El proceso de cambio es el medio a través del cual una organización llega a ser diferente de lo que era. Por otra parte, toda organización busca que el cambio se produzca en la dirección favorable a sus objetivos. Por ello que se habla de gestión del cambio, agentes de cambio, intervención para el cambio, resistencia al cambio…
Cuando se inicia un proceso de cambio, hay que considerar que las personas involucradas en el mismo pretenden que la nueva situación les proporcione la misma seguridad que la situación anterior. Mientras el proceso avance sin mayores dificultades, el cambio seguirá adelante. Sin embargo, al momento que se produzcan inconvenientes, las personas tenderán a volver rápidamente a la situación anterior. Por esta razón, los procesos de cambio fracasan al poco tiempo de ser implementados.
Para que un proceso de cambio tenga éxito y se sostenga en el tiempo es fundamental tener en cuenta el factor humano. Las personas deben confiar, estar motivadas y capacitadas para ello. Ya que el cambio es un proceso difícil, tanto a nivel personal como organizacional.
Quien lidera el cambio debe lograr que las personas puedan hacer mejor su trabajo, con un menor esfuerzo y mayor satisfacción. En este sentido, la confianza es un requisito esencial para lograr un ambiente de trabajo agradable y de franca cooperación. Pues, los empleados desconfiados se comprometen menos y son menos eficaces que quienes tienen confianza. Por otra parte, los directivos que desconfían de sus empleados malgastan su tiempo controlándolos, así ni unos ni otros se concentran en sus tareas y responsabilidades. La motivación se logra cuando se tienen en cuenta tanto las metas de la organización como las metas de las personas. Esto crea una verdadera integración que facilita el proceso de cambio.
La adaptación de la empresa al cambio sucede a través de un proceso que va ocurriendo real y efectivamente. El cambio no debe ser autoritario, porque así es muy difícil de lograrlo. Éste debe ser flexible y con la participación de todo el personal, esto permite que el proceso avance. Para lograr el cambio, los grupos deben perder el miedo. Con los primeros logros, los integrantes experimentan la satisfacción de los resultados obtenidos, y a partir de este momento se rompe la inercia al cambio.
Los cambios se originan por la interacción de fuerzas, éstas se clasifican en: 1) Fuerzas internas: Son aquellas que se producen al interior de la organización. Éstas surgen del análisis del comportamiento organizacional y se presentan como alternativas de solución; representan condiciones de equilibrio al crear la necesidad de cambio de orden estructural. 2) Fuerzas externas: Son aquellas que provienen de afuera de la organización y crean la necesidad de cambios en la organización; por ejemplo, decretos gubernamentales, normas de calidad, limitaciones en el ambiente físico y económico.
Para realizar procesos de cambio exitosos es fundamental el convencimiento real de los directivos, y que el personal esté consciente de la necesidad del mismo. El proceso de cambio está conformado básicamente por tres etapas. 1) Recolección de datos: Se determina la naturaleza de la situación, la disponibilidad de los datos necesarios y de los métodos para su recolección. Incluye técnicas y métodos para describir el sistema organizacional, las relaciones entre sus elementos y las maneras de identificar problemas y asuntos más importantes. 2) Diagnóstico organizacional: A partir del análisis de los datos se pasa a la interpretación y al diagnóstico. Se trata de identificar preocupaciones, problemas, consecuencias, para establecer prioridades y objetivos. 3) Acción de intervención: Se determina cuál es la intervención más adecuada para solucionar un problema particular. Esta no es la fase final del proceso de cambio. Ya que éste es continúo. Es una etapa capaz de facilitar el proceso sobre una base de continuidad.
En el proceso de cambio se puede plantear el rediseño total o parcial de la estructura de la organización, por el impacto de diversas variables macroeconómicas, fusiones, adquisiciones, incorporación de nuevas tecnologías, creación de nuevas unidades de negocios o la implementación de nuevos procesos. Son sólo algunas de las tantas causas que pueden generar en una organización o en determinados sectores de la misma una situación de cambio.
Durante el proceso de cambio, se dan dos tipos de cambios. 1) Los cambios reactivos: Son los que se dan como respuesta a una coyuntura externa o interna determinada. 2) Los cambios anticipatorios: Se adelantan a situaciones contextuales del exterior o el interior de la organización. Se busca ajustar la organización a escenarios futuros, oportunidades y desafíos en lo externo y a superar las debilidades en lo interno o a mejorar las fortalezas frente a los retos existentes.
Por otra parte, todos los cambios no son iguales. Por ello es necesario entender el proceso, para así desarrollar las técnicas de intervención más apropiadas para cada caso. Entre éstos tenemos: 1) Cambios adaptativos: Son las fuerzas externas, más que las internas, las que llevan a la necesidad de este tipo de cambio. La organización está inmersa en un sistema abierto, donde el ambiente que la rodea interactúa con ella y la obliga a responder a las presiones externas. Este tipo de cambio está constituidos por: Cambios en las relaciones de la organización con su entorno (proveedores, clientes, etc.); readecuación de grupos y equipos; Ajustes en las relaciones de poder, de liderazgo; cambios en la gestión de los recursos ajustándolos a nuevas realidades. 2) Cambios evolutivos: éstos implican un cambio incremental dentro de los parámetros establecidos; sirven para mantener y reactivar el ciclo de un producto, pero no para la innovación o el cambio de paradigma. Consta de: Cambios parciales; estrategia gradualista; mejora continua; cambios parciales en los procesos y sistemas; cambios en las estructuras y en los diseños organizacionales; cambios en la gestión de recursos humanos (de gestión tradicional a gestión por competencias) Introducción de nuevas formas de aprendizaje en la organización; cambios en la gestión de los recursos tecnológicos y de la innovación; cambios en la cultura organizacional. 3) Cambios revolucionarios: Consisten en la modificación sustancial y discontinua de la forma, estructura y naturaleza de la organización, más que por adaptaciones progresivas o perfeccionamientos de la situación actual. Éstos incluyen la introducción de un cambio a gran escala, implicando cambios importantes en los procesos tecnológicos, en la estructura de la organización o en la conducta y habilidades de todos los empleados. Lo conforman: Cambio total e integral; estrategias globales e inmediatista; cambio de paradigma; reingeniería de las organizaciones; innovación. 4) No cambio: El no cambiar también es una acción posible de la organización, pero la lleva necesariamente a cumplir su ciclo y desaparecer.
Otros tipos de cambios son: 1) Cambio drástico: Suele darse en tiempos de crisis o de gran oportunidad, cuando el poder está concentrado y hay un mercado que puede aprovecharse racionalizando costos, reestructurando la organización y reposicionando la estrategia. Debe equilibrarse con el orden y el compromiso de toda la organización. 2) Cambio sistemático: Es menos ambicioso, más gradual, se focaliza y desarrolla en forma ordenada y cuidada. Suele ser promovido por equipos y consultores que gestionan la planificación y el desarrollo organizacional. Ejemplos son: el mejoramiento de la calidad, reprogramación de tareas, incorporación de mejores prácticas y planificación estratégica. 3) Cambio orgánico: Involucra procesos complejos bajo denominaciones vagas o amplias (aprendizaje, proyectos de riesgo, etc.). Este abordaje es anárquico y a veces fragmentado; puede haber equipos trabajando con propósitos encontrados, y disputándose los recursos. Este cambio no está sistemáticamente organizado ni es necesariamente lógico en sus intenciones.
En necesario considerar el ritmo del cambio. Pues, si el cambio «drástico» no se integra con otros abordajes puede terminar en drama; el «sistemático» debilitarse y el «orgánico» tornarse caótico. Es necesario combinar los tres tipos. Cuando operan simbióticamente, el cambio drástico brinda impulso, el sistemático infunde orden y el orgánico genera entusiasmo.
Tres aspectos básicos se consideran en el proceso de cambio, a saber: Primero: La capacidad de la gerencia para manejar los cambios. Ya que éstos implican costos, riesgos, ineficiencias temporales y cierta dosis de trauma y turbulencia en la organización. Adicionalmente, pueden obligar a la gerencia a invertir tiempo y esfuerzos y obviar otros asuntos claves para la empresa. Segundo: Una vez que se inicia el cambio, éste adquiere una dinámica propia e independiente de quien lo promueve o dirige. Este fenómeno es motivado, entre otras cosas, por el hecho de que una vez que se desencadena el proceso de cambio ocurren una serie de eventos, acciones, reacciones, consecuencias y efectos que difícilmente, pueden ser anticipados y controlados por completo. Tercero: El cambio en una empresa es un proceso lento, costoso, confuso y conflictivo, que normalmente ocurre a través de ciertas etapas más o menos comunes.
Es importante, por una parte, diseñar y planificar la situación futura deseada. Por otra, es necesario analizar el estado de transición para que la organización se mueva hacia el objetivo deseado. El cambio requiere de un alto nivel de compromiso, inversión y dedicación para el logro de la nueva situación. Ya que si no se cuenta con la participación activa y el apoyo de quienes tienen el poder de toma de decisión, es probable que el cambio no sea exitoso o quede inconcluso, lo que es perjudicial para la organización.
Los cambios son producto del crecimiento de las organizaciones; en cuanto a los planes que ésta desarrolla, la diversificación de sus acciones, especialización de sus actividades, el liderazgo de sus direcciones y las características del ambiente donde actúa. La necesidad del cambio es un proceso lógico dentro de la dinámica de una organización. Ya que los avances tecnológicos, por ejemplo, juegan un rol muy importante en los aspectos de la eficiencia organizacional. Por tanto, la organización que usa y aplica tecnología está constantemente adaptándose a nuevas formas de hacer las cosas. Por otra parte, el hecho de que los individuos son proclives al cambio se hace evidente cuando se mira el entorno. Por eso, el cambio en lugar de ser una opción es una necesidad inevitable.
La necesidad de un cambio organizacional se da por múltiples factores, entre éstos cuando: Existen señales del contexto que determinan como conveniente o urgente un cambio. Existe una dinámica de innovación que impulsa al cambio. Se necesitan cambiarse las relaciones individuales. Se necesitan realizarse cambios en unidades y equipos de la organización. Se debe cambiar la estrategia de aprendizaje organizacional. Se necesitan realizar cambios en las estrategias de innovación y gestión del conocimiento. Se deben modificar los procesos y es necesaria una reingeniería. Se debe modificar la estructura organizacional. Se desea modificar la cultura, la ideología y los valores organizacionales imperantes. Se debe transformar las relaciones de poder y las formas de conducción de la organización. Existen conflictos en la organización que requieren de una intervención para resolverlos
En el proceso de cambio se dan tres etapas, a saber: 1) Etapa de cuestionamiento: De retar el status, de fijar metas y de diseñar. De una u otra forma se cuestiona la forma actual de hacer las cosas. 2) Etapa de cambio: De aclarar, de reforzar. Aquí se hace el trabajo de cambio, al crear estructuras y desarrollar nuevos sistemas comenzando por fomentar nuevas actitudes y formas de trabajar. 3) Etapa de consolidación: De institucionalización y de evaluación. En esta  etapa se consolida el cambio asegurando que la gente piense que es algo que va a perdurar en la organización.
La transición es la etapa más confusa. En ésta influye el proceso psicológico por el que las personas van pasar para encontrarse en sintonía con la nueva situación. La transición es el momento intermedio entre la situación actual y la deseada. Durante la transición, por una parte, se proyectan los beneficios que generará la situación deseada; por otro, se sigue operando según la práctica que se desea abandonar, porque aún no se cuentan con los medios, los procesos, las personas, las estrategias, la información o la tecnología necesaria para operar de acuerdo a la situación deseada.
En esta etapa, los actores involucrados no ven totalmente claro el norte de la situación y emergen trabas, dudas, resistencias a los costos del cambio, afloran las desventajas del mismo y los perjuicios personales que esta nueva situación les podría traer a cada quien. Como es el caso de pérdida de poder, de status, duplicidad o sobrecarga de tareas, posibles nuevos jefes. Por lo que emergen cuestionamientos acerca de su capacidad personal de cada quien e interrogantes de diversa índole.
Lo que caracteriza a la transición es la incertidumbre. La misma tiene un impacto directo en el desempeño y motivación de las personas afectadas, lo que genera reacciones de la más variada magnitud; que al no ser atendidas pueden dificultar el camino hacia el objetivo deseado. Es el momento en que el cambio tiene más posibilidades de fracaso.
Para superar exitosamente la etapa la transición, es necesario: Entender el por qué del cambio, y asumir la propia transición personal.
Visualizar la situación de manera sistémica entendiendo el todo, sus partes, las interrelaciones existentes entre dichas partes involucradas, y el impacto que una decisión puede generar en toda la organización.
Reconocer que la resistencia al cambio es una verdad a medias. Muchas empresas se aferran al paradigma de la resistencia para justificar de antemano el fracaso del cambio. La resistencia es una reacción natural, predecible y humana.
Aceptar reacciones de toda índole, al menos en una primera etapa. 1) Si no hay reacción en un proceso de cambio, no hay cambio. La gente reacciona cuando percibe que algo está cambiando. La resistencia, adecuadamente canalizada, siempre suma. 2) Minimizar, no ignorar, el impacto emocional que toda situación de cambio genera, sin por ello resignar la profundidad y la toma decisiones, a veces no deseadas, que todo proceso de cambio conlleva. 3) Acortar, al máximo posible, el período de transición suministrando información acerca de la marcha del proceso, generando aprendizaje y compartiendo la incertidumbre. 4) Comprender que las personas no son artefactos que cambian en una fracción de segundo de un estado al otro, sino que requieren su tiempo; por esto hay que realizar el acompañamiento por medio de la capacitación formal o informal.
Frente a la incertidumbre que representa un proceso de cambio las personas adoptan diversas actitudes, que van desde el temor hasta el optimismo ante un nuevo desafío. En algunos casos, surgen cuestionamientos abiertos. En otros, la resistencia está latente generando una tensión tácita que acarrea una disminución en el rendimiento. Generalmente, las posturas de los empleados, ante el cambio, pueden encuadrarse en tres perfiles: 1) El impulsor: El empleado considera al cambio como una posibilidad de aprendizaje y de mejora de sus tareas o funciones. 2) El opositor: El empleado se resiste al cambio ya sea por hábito, por incertidumbre o porque no fue informado adecuadamente. 3) El neutral: el individuo no toma una postura inicial firme, pero luego se inclina hacia el compromiso o la oposición de acuerdo a la tendencia y opinión de la mayoría.
Ahora bien, en todo proceso de cambio es necesario realizar un análisis del nivel de compromiso inicial y definir e implementar herramientas para lograr que todos los empleados de la empresa asuman positivamente el cambio. Las etapas que una persona o una organización atraviesan cuando algo cambia se parecen a las etapas de un proceso de duelo, conocer éstas da un mapa útil para transitar el proceso de cambio. Estas etapas son: 1) La negación: Se asume que no es cierto que las cosas hayan cambiado o que van a cambiar, se niega que el cambio está ocurriendo o que va a ocurrir. En las organizaciones es frecuente que algunos grupos tiendan a quedarse estancados por un tiempo en esta etapa. 2) La cólera: Hay enojo contra la organización como una manera de lidiar con la realidad, en el momento en que ésta ya no puede seguir siendo negada. Se culpa a otros de lo que está ocurriendo y se siente cierta injusticia. En etapa se debe proveer al personal de información abundante, frecuente y consistente. Si esto no se hace, la cólera conduce a la invención de historias terribles (rumores), lo que empeora la situación. 3) La negociación: Es una etapa de regateo interno. En la cual, para poder asimilar el cambio que representa la nueva situación, se producen un conjunto de quejas al interior de la persona, también hacia fuera. Cuando esta etapa se da en las organizaciones, usualmente, las personas han empezado a asimilar el cambio y han iniciado algunos intentos de adaptación al nuevo sistema. Este es un período de transición en el cual el cambio ha ganado parcialmente algunos adeptos, aunque por supuesto, algunos colaboradores aún estarán en la etapa de negación y otros en la etapa de cólera. Por ello, la empatía juega un papel importante en esta fase de negociación interna. 4) El Valle de la Desesperanza Transitoria (VDT) o la Depresión Transitoria (DT): Acá la realidad se ha vuelto innegable, por ejemplo, el nuevo sistema de trabajo ha llegado para quedarse y que el antiguo sistema ya no regresará jamás. La persona no está enojada, ha dejado de regatear y se da el fenómeno de que, transitoriamente, se siente vacía, sin energía ni entusiasmo, está desalentada. Tanto a nivel personal como organizacional se pone en duda la propia competencia, la estima es frágil en esta etapa. En el contexto organizacional esta es la etapa más difícil. Las personas están claras de que el nuevo sistema ha llegado para quedarse pero aún no lo manejan del todo, y tienen que lidiar con esta frustración. Por otra parte, saben que no pueden regresar al sistema antiguo.
La gerencia del cambio es fundamental en el proceso de la gestión organizacional, pues cuando la organización comienza a enfrentar complejas situaciones de cambio, éstas deben ser atendidas a partir de una plataforma mínima que asegure el éxito del cambio en la organización. Para acometer un proceso de cambio se debe estar seguro de que la organización puede absorber los cambios, y que el recurso humano está capacitado para comprender la importancia de éste, para que se comprometa en el desempeño de tal cambio; se debe tener presente que el mismo es un proceso continuo, y hay que tratarlo como tal.
En este sentido, es necesario realizar un diagnóstico previo de la organización, que permita apreciar la verdadera situación y definir los lineamientos estratégicos que deben orientarla; al mismo tiempo que facilite la identificación de aquellas variables que puedan incidir negativa o positivamente en el proceso de cambio, y así disminuir la resistencia al cambio. Veamos algunas herramientas para lograr disminuir tal resistencia: 1) Comunicación: La migración o cambio de un modelo a otro llegará a buen término si los colaboradores conocen los motivos y las ventajas que proporciona el cambio. 2) Identificación de mejores prácticas: Los nuevos procesos deben contener aquello que ya se hace bien y funciona correctamente, de manera que sean adoptados por todas las personas como forma habitual de trabajo. 3) Motivación: Ya que la reingeniería consiste en nuevas formas de hacer las cosas, se deben considerar nuevas formas de motivación asociadas a las mismas, a través de incentivos materiales e inmateriales en un nivel individual y grupal. 4) Acompañamiento: En todo proceso de cambio es fundamental acompañar al colaborador. El mando debe proporcionar feedback para ayudar a que reconozca qué cambios debe realizar y cómo hacerlo fomentando el autoconocimiento y el autodesarrollo. 5) Reconocimiento: A medida que las personas asumen su nuevo rol y desarrollan el trabajo de acuerdo a los procesos definidos es importante comunicar los logros, reconocer los esfuerzos realizados y celebrar los resultados.
En definitiva, es necesario un nuevo enfoque estratégico para asegurar que la reingeniería de procesos logre la sustentabilidad de la organización; lo que se traduce en mejoras en la eficiencia de las operaciones, optimización en la estructura de los procesos y en la calidad del servicio. La clave es entender la forma en que las personas se adaptan el cambio, para realizar las acciones precisas para impulsarlo. Para que un cambio sea efectivo, no basta con tener buenas ideas y contar con tecnología adecuada. Lo más importante es contribuir a que las personas transiten de forma armónica por una situación compleja, pero que a su vez es sumamente enriquecedora, como lo es la transición.
El advenimiento de un nuevo paradigma organizacional impone una nueva forma de pensar y una conducta alineada con las exigencias innovadoras del proceso; el nuevo estilo de gerencia y la implementación de sistemas de apoyo permitirán a la organización moverse hacia adelante, manteniendo a ésta enfocada en un proceso sostenido de aprendizaje y de cambio. Las condiciones actuales han determinado que existe una vinculación recíproca entre la cultura organizacional, el cambio, y el impacto de la tecnología en la gerencia de recursos humanos; lo que genera desafíos permanentes en los retos que debe enfrentar toda organización.
La gestión organizacional tiene sentido en la medida en que los procesos de cambio sean superados satisfactoriamente, para lo cual se requiere creatividad en el manejo y control del ambiente tan cambiante. Por otra parte, la inversión en la capacitación del personal es un aspecto fundamental a fin de convertirlo en el eje y motor de los procesos de transformación. El fracaso de los esfuerzos de cambio en muchas organizaciones ha radicado en no tomar en cuenta, más allá de la retórica, al personal como centro de la transformación y en no lograr un equilibrio adecuado entre la adaptación de éste y los cambios en los procesos.
Es imprescindible conocer los valores culturales en la organización, a fin de que puedan ser promovidos y reforzados mediante un plan de acción. Esto permite determinar los aspectos favorables o desfavorables de la cultura organizacional. Para ello, la organización debe mantener una visión de la eficacia y efectividad fundamentada en una concepción asertiva de cambio; lo que permite crear nuevos paradigmas organizacionales.

Fuentes consultadas para la elaboración de este artículo:
KRIEGER, Mario. Sociología de las organizaciones, una introducción al comportamiento organizacional, Buenos Aires, editorial Pearson, 2001.
HAMPTON, David R. Administración, México, Ediciones Mcgraw-Hill, 2002.
DENISON, Daniel. Cultura corporativa y productividad organizacional, Bogotá, Editorial Legis, 1992.
DAVID, F. Conceptos de Administración Estratégica, México, Prentice Hall, 1997.
GAITHER, N. y FRAZIER, G. Administración de Producción y Operaciones, cuarta edición, México, Thomson Editores, 1999.
ROBBINS, S. Administración: teoría y práctica, cuarta edición, México, Prentice Hall, 1994.

PD. Facebook: consultoría y asesoría filosófica Obed Delfín
Twitter: @obeddelfin
Youtube: Obed Delfín

viernes, 18 de marzo de 2016

LA TEORÍA DE LAS VENTANAS ROTAS EN NUESTRO COMPORTAMIENTO COTIDIANO: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

En 1969 Phillip Zimbardo llevo a cabo el experimento de la «ventana rota», que es un experimento de psicología social o urbana. El mismo, trata de lo siguiente: Zimbardo dejó abandonado un automóvil idéntico, la misma marca, modelo y color, en dos sectores diferentes. Uno lo dejó en el Bronx, zona pobre y conflictiva de New York; el otro en Palo Alto, zona rica y tranquila de California. Un equipo de psicología social estuvo estudiando la conducta de la gente en cada sitio.

El primer resultado, fue que el automóvil abandonado en el Bronx comenzó a ser saqueado en pocas horas; se llevaron los cauchos, el motor, los espejos, el radio…  Todo lo aprovechable se lo llevaron y lo que no lo destruyeron. Por el contrario, el automóvil abandonado en Palo Alto se mantuvo intacto. La primera impresión del resultado fue atribuir a la pobreza las causas del delito. Sin embargo, el experimento no acabó ahí.

Cuando el automóvil abandonado en el Bronx era ya deshecho; el de Palo Alto llevaba una semana impecable, nadie lo había tocado. En ese momento, los psicólogos sociales rompieron el vidrio de una de las ventanas del automóvil de Palo Alto. El resultado de esta acción fue que se desató el mismo proceso de saqueo que en el Bronx. El robo, la violencia y el vandalismo en Palo Alto redujeron el vehículo al mismo estado en que había quedado el del Bronx.

La pregunta que se generó fue la siguiente: ¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario supuestamente seguro fue capaz de producir un proceso delictivo? La primera respuesta, fue que no se trata de pobreza. Los investigadores llegaron a la conclusión que tal conducta tiene que ver con la psicología humana y las relaciones sociales.

Pues, un vidrio roto en un auto abandonado transmite la idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación; y esto va, poco a poco, rompiendo los códigos de convivencia. Por ejemplo, ausencia de ley, normas, reglas; con lo cual se genera una actitud inconsciente de que todo es posible por el abandono y la impunidad. Cada nuevo ataque que sufría el auto reafirmaba y multiplicaba esta idea, hasta que la escalada de actos se hizo cada vez peor y se volvió incontenible; esto desembocó en una violencia irracional contra el objeto vehículo.

En experimentos posteriores, James Q. Wilson y George Kelling desarrollaron la «teoría de la ventana rota». Los autores concluyeron que, desde el punto de vista criminológico, el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores. En estos sectores, hay un crecimiento exponencial a medida que el deterioro se va acrecentando. A mayor deterioro mayor criminalidad.  

Si se rompe un vidrio de una ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás. Si una comunidad exhibe signos de deterioro y esto parece no importarle a nadie, entonces allí se generarán más delito. Si se cometen pequeñas faltas urbanas sin que las mismas sean sancionadas, entonces habrá una escalada hacia faltas mayores y luego hacia delitos cada vez más graves. La conciencia de la impunidad da rienda suelta a la criminalidad y el caos.

Al dejar y permitir espacios urbanos abandonados, éstos son ocupados progresivamente por los delincuentes. Con lo cual crecen rápidamente los actos vandálicos, contra lo urbano y la gente. Esto lo vemos en nuestras ciudades, en las cuales la desidia de aquellos que tienen a sus cargos la imposición de la ley, dejan a la deriva la ruptura de las ventanas. Esto ha generado un estado de delincuencia donde lo que impera es la barbarie y el miedo. La gente lo expresa correctamente «la delincuencia está desatada» y, lo peor, no hay nadie quien la amarre.     

La «teoría de las ventanas rotas» fue aplicada, por primera vez, a mediados de la década de los 80 en el metro de Nueva York, que se había convertido en el punto más peligroso de la ciudad. Se comenzó por combatir las pequeñas transgresiones: graffitis que deterioraban el lugar, suciedad en las estaciones, ebriedad entre el público, evasiones del pago del pasaje, pequeños robos y desórdenes. Los resultados fueron favorables en la mejora del metro. Se comenzó por lo pequeño y se logró hacer del metro un lugar seguro. Aun cuando las instalaciones del Metro de Caracas, en nuestro caso, están en buenas condiciones, los constantes vendedores, los mercaderes de su mísera, los robos que ocurren cada vez más frecuentes, la pérdida del sistema de vigilancia y corrección de comportamientos, inducen a que éste pueda precipitarse a un deterioro acelerado, en caso que no se tomen las medidas correctivas. Es decir, no se remedien las ventanas rotas.

El otro caso, llevado a cabo en Nueva York  fue la política de «tolerancia cero» que llevó a cabo el Alcalde Giuliani; tal política se basó en la teoría de las ventanas rotas y en la experiencia del metro. La estrategia consistió en fomentar comunidades limpias y ordenadas, no permitir transgresiones a la ley y a las normas de convivencia urbana. El resultado práctico fue la baja de los índices criminales de la ciudad. La política de «tolerancia cero» tuvo el concepto de la prevención y promoción de condiciones sociales de seguridad.

La «tolerancia cero» se aplicó al delito. Se fomentaron comunidades ordenadas, respetuosas de la ley y de los códigos básicos de la convivencia social humana. En lo urbano se ha hecho mucho trabajo al respecto, el centro se ha rescatado, limpiado y en otros sectores, hay que reconocerlo. Sin embargo, queda por considerar la condición humana, de aquellos ciudadanos que están involucrados en esta concepción de la ventana rota. ¿Cómo conciliar una política urbana y la condición humana? Ya que en muchas circunstancias hay factores más fuertes que el mero 

La realidad es que las personas nos compartamos diferentes según el ambiente en que nos encontramos. Incluso, muchas veces, el ambiente nos intimidad, fue el caso del Metro de Caracas cuando éste se inauguró. Y el comportamiento era diferente. Se hablaba de un comportamiento ciudadano bajo Caracas y otro en la superficie. Y esto fue importante para un cambio de comportamiento, pero debe ser constantemente preservado.



PD. Facebook: consultoría y asesoría filosófica Obed Delfín
Twitter: @obeddelfin
Web: http://obeddelfin.wix.com/coasfi-obed-delfin
Youtube: Obed Delfín
Pinterest: https://www.pinterest.com/obeddelfin
Issuu: http://issuu.com/obeddelfin

Blog: http://obeddelfin.blogspot.com/

sábado, 5 de marzo de 2016

«IDIOTS» O LA PERMANENCIA DEL ARCAÍSMO SOCIAL: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

«Idiots» es un cortometraje de animación de la compañía de efectos visuales «Big Lazy Robot», que puede ser interpretado desde varias perspectivas. Por ejemplo, podemos decir de la animación que es una sátira o crítica sobre la obsolescencia programada; la cual nos hace estar constantemente, queramos o no, renovando nuestros equipos electrónicos, en el caso particular, del cortometraje de los teléfonos móviles o celulares.    

Desde esta perspectiva, estamos insertos sin podernos escapar de esa marcha acelerada de la técnica y la tecnología. Como dice Maffesoli, la tecnología se ha convertido en una criatura independiente que se emancipa así mismo, y a su paso tiene que destrozar todo a su alrededor para sobrevivir. Tal criatura termina por dominar a su creador y al usuario. Pues somos sus súbditos y a ésta le rendimos nuestra pleitesía diariamente. Nos tiene atrapados.    

Parafraseando al divino Hegel, Maffesoli nos plantea que se ha dado una «astucia de la técnica» en la posmodernidad. Una astucia que a imagen de un «Golem» o «Frankenstein» desencadenado nos conduce a una meta diferente a la que nos había trazado. Pues, tiene sobre nosotros un poder de dominación. Que estamos a su merced.

Otra interpretación, que no excluye la anterior, es que la tecnología y la técnica en el siglo XX y XXI participan en lo Maffesoli denomina una «refrigeración de lo social»; un enfriamiento o congelamiento de nuestras relaciones sociales. Esto se da por el aislamiento social que es provocado por la tecnología; aislamiento que se convierte en la característica de los centros poblados contemporáneos. La técnica nos ha llevado a una pérdida de las solidaridades comunitarias, nos dice la crítica, que constituían la especificidad de las sociedades históricas. Nos hemos abandonados unos a otros.

La causa es conocida. El desarrollo tecnológico contribuye, nos es mentira, al encierro en uno mismo. Fundamento de la soledad gregaria del día de hoy, nos señala Maffesoli. Esto lo han analizado psicólogos, sociólogos y filósofos, y constituye la crítica del siglo XX. Opinión que aún prevalece cuando aludimos a los perjuicios causados por Internet o cualquier otro instrumento relacionado con la cibercultura, en lo que tiene que ver con la soledad de las personas; lo asocial de los individuos. No obstante, se ha producido una inflexión dentro de la cibertécnología. Esta la otra interpretación, y en ésta seguimos al autor antes citado.

Dentro de la cibertecnología, lo arcaico se ha manifestado. Porque dentro de esta cibercultura, podemos apreciar los afectos y recreaciones del vínculo social. Arcaísmo que no ha podido ser aniquilado por la técnica, sino que se ha reforzado a niveles sin fronteras. Las manifestaciones del arcaico vínculo social están desatadas en el desarrollo tecnológico del ciberespacio. Facebook es su expresión más evidente. Se han establecido nuevas formas sociales de relaciones.

Lo arcaico remite a las características primarias de nuestra naturaleza. La del vínculo. Que se manifiesta en la capacidad de jugar, de fantasear, de intercambiar. En el caso, de la cibercultura de construir relaciones a partir de lo inmaterial. Este es el imaginario colectivo que se ha desarrollado en el cuerpo social de las redes sociales de internet. Es una realidad.

Se ha generado una nueva sociabilidad. Facebook se ha conformado como sitio comunitario, es un «reencantamiento del mundo» dice Maffesoli. Cada día hay más usuarios en las redes sociales o haciendo uso de internet. Son usuarios que buscan un espacio de libertad, de expresión, de intercambio, de hacer daño; se dan todas las manifestaciones humanas. Se difunden en estas redes sociales: música, arte, pornografía, artistas, arquitectura, noticias, mentiras… En realidad, se busca al otro.

Toda esta trama constituye uno o varios vínculos sociales. Según el interés de cada quien. Hay una sociabilidad en esto. En oposición a una idea racional y demasiado rígida de lo social; o en oposición a lo social institucionalizado. Ya que, esta sociabilidad restituye su fuerza y su vigor a la dimensión simbólica de la existencia. Acentúa el hecho de que la sociedad se basa en el valor de las cosas que no tienen precio.

Por ello, el arcaísmo de hacer amigos se expande cada día. De inclusión social se manifiesta de otra manera. Es un acontecimiento. Lo arcaico de lo social, de compartir, es lo que obra en contra de la tecnología del aislamiento; del congelamiento social. Lo que se da en este acontecimiento es la cooperación entre la tecnología y el arcaísmo social, un lugar horizontal. Lugar simbólico que establece vínculos entre iguales. Facebook remite a una horizontalidad, aunque oculta el dominio vertical, donde podemos publicar lo que deseamos. O abrimos blogs para publicar, sin que haya un jurado que juzgue lo que publicamos. De allí, que haya expresiones como «este es mi facebook y publico lo que quiero»
 
Hacer amigos o intercambiar cosas en las redes sociales despliega un rol de creatividad. Lo intempestivo, lo inatrapable encuentra una nueva actualidad simbólica. La cibercultura permite convertir la propia vida en una obra de arte. Un hacer vivido en la cotidianidad. Que impregna la totalidad de la existencia social. Cualquiera te dice búscame en facebook o en instagram, como antes te decían que lo  buscaras en la calle tal, o en el barrio tal. «O busca eso en internet». Este acontecimiento de-construye la forma social existente hasta ahora, e impone otra forma.

Esto es lo que ha estado sucediendo. Podemos, sin demasiadas dificultades, encontrar gente afín a nuestros intereses. Por la variedad de gustos —sexuales, musicales, deportivos, consumistas, religiosos, filosóficos— encontraremos allí quien le dé «me gusta» a lo que publicamos. A partir de allí generaremos una comunidad social, instinto básico de toda mujer y todo hombre.  Hay «hormigueo cultural», y a partir de éste vamos elaborando modos culturales. Esto ya tiene varios años, pocos en realidad, en estado naciente; donde lo que se va instituyendo se burla de lo instituido. Este nuevo entramado pone en juego nuevos vínculos sociales. En el ciberespacio cualquier cosa tiene su espacio. Es el crisol de la vida social.


PD. Facebook: consultoría y asesoría filosófica Obed Delfín
Twitter: @obeddelfin
Youtube: Obed Delfín

jueves, 3 de marzo de 2016

EVALUACIÓN DE LA CAPACITACIÓN EN LAS ORGANIZACIONES: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

La evaluación en las organizaciones es un proceso que debe realizarse en distintos momentos. Por ejemplo, desde el inicio de un programa de capacitación, durante y al finalizar el mismo. Pues, la evaluación es un proceso para valorar la efectividad y la eficiencia de los esfuerzos de la capacitación. La misma es una fase importante del ciclo de capacitación. Ocurre en cada fase del ciclo como un proceso en sí mismo. Por ello, debe ser parte del plan de capacitación y debe ocupar un tiempo determinado.
Los datos que se obtienen en la evaluación son útiles para la toma de decisiones. Por ello, en un adecuado programa de capacitación se ha de contemplar una evaluación del desempeño, control y adecuado seguimiento a las actividades que se realizan. Pues, permite la medición de los fundamentos, aplicación, efectos a corto y largo plazo de las acciones del diseño y la ejecución de los programas de capacitación.
Los pasos necesarios para la ejecución de un programa de capacitación se determina de acuerdo al propósito general del mismo, que además contribuyen al logro de los objetivos generales de la organización. Es preciso, entonces, desarrollar programas que contemplen las metas y estrategias de la organización. La mejor capacitación es la que se desarrolla como un proceso continuo, ésta busca conocimientos y habilidades para estar al día con los cambios que suceden en el ámbito organizacional o empresarial. La capacitación continua busca que los participantes estén preparados para avanzar hacia mejores oportunidades.
El proceso de capacitación está compuesto por cinco pasos, éstos son: 1) Análisis de las necesidades: se identifican las habilidades y necesidades de conocimiento y desempeño. 2) Diseño del programa de capacitación: se elabora el contenido del programa en folletos, libros, actividades… 3) Validación: en este paso se eliminan los defectos del programa, y se hace una nueva presentación para validar el programa. 4) Aplicación: se imparte el programa de capacitación. 5) Evaluación: se determina por medio de técnicas de evaluación el éxito o fracaso del programa.
El análisis de las necesidades es vital para justificar los cursos o la acción de capacitación que se requiere. Por necesidades de capacitación se entienden: 1) Las carencias o deficiencias que posee un trabajador o un grupo de ellos, para ejecutar de forma satisfactoria las tareas y responsabilidades que le corresponden en la empresa. 2) Las limitaciones o situaciones que afectan el desempeño de los mismos. Tales necesidades se solucionan mediante la capacitación.
Para determinar las necesidades de capacitación, es necesario investigar todos los hechos por las cuales los trabajadores no ejecutan con éxito sus labores o incurren en accidentes. El programa de capacitación debe enfocarse al menos en cuatro cuestiones, ésta son: 1) Objetivos de capacitación. 2) Deseo y motivación de la persona. 3) Principios de aprendizaje. 4) Características de los instructivos.
Para implementar un programa de capacitación es necesario considerar: 1) La efectividad respecto al costo 2) El contenido deseado del programa. 3) La idoneidad de las instalaciones con que se cuenta. 4) Las preferencias y la capacidad de las personas. 5) Las preferencias y capacidad del capacitador. 6) Los principios de aprendizaje a emplear. 7) Describir e interpretar los diversos modelos de evaluación.
La evaluación del proceso de capacitación permite estimar los logros de los objetivos propuestos y retroalimentar el proceso mismo. Por esta razón, al concluir la fase de aplicación del programa de capacitación y con el propósito de tener conocimiento preciso de los resultados logrados con relación a lo planeado, es necesario llevar a cabo un trabajo de evaluación para obtener información útil para así analizar los cambios de conducta logrados en los capacitados; su desempeño en el área de trabajo; juzgar alternativas y tomar decisiones acerca de los diferentes elementos que intervinieron en el proceso.
La evaluación permite obtener datos objetivos y completos de esta etapa. Para esto se cuenta con: 1) Evaluación diagnóstica: se efectúa al inicio del proceso y parte de los resultados que arroja el diagnóstico de necesidades, de las propuestas establecidas en el plan y programas, ejecución de las acciones; así como de los conocimientos y habilidades que posee el capacitando y los que requiere. Esta evaluación permite analizar la situación actual de la organización, los fines que busca lograr y sobre todo de los compromisos y responsabilidades que competen a la función de capacitación con referencia al que hacer global de la misma.  2) Evaluación intermedia: se realiza durante el programa de capacitación, con el objeto de localizar deficiencias cuando se tienen posibilidades de corregirlas; se intenta poner de manifiesto los puntos débiles y errores cometidos, de forma que sean corregidos, aclarados o resueltos. 3) Evaluación sumaria: se enfoca a los logros obtenidos, como resultado de las actividades efectuadas a fin de establecer parámetros que coadyuven a retroalimentar y reiniciar el ciclo; es cuando se analiza la efectividad y funcionalidad de las acciones emprendidas a fin de reprogramar nuevas tareas.
Uno de los modelos utilizados para la evaluación es el modelo de Kirkpatrick, el mismo consta de cuatro etapas consecutivas e independientes: 1) Reacción: percepción de los participantes de su efectividad, se realiza por medio de cuestionarios. Se revisa también la adecuación de contenidos, el dominio del instructor, el manejo del tiempo de parte del instructor, claridad de exposición, aspectos útiles y menos útiles. 2) Aprendizaje: nivel de adquisición de conocimientos. Es una evaluación del antes y del después de la aplicación de la capacitación, se realiza por medio de pruebas de contenidos. 3) Conductas: es el más importante y difícil de evaluar. Se lleva a cabo por medio del reporte de otros: reclamos, productos defectuosos, costos, etc. que lo miden indirectamente. 4) Resultados: impacto en la organización o retorno de la inversión, se usan informes de gestión, niveles de producción, calidad, costos, niveles de ausentismo, rotación, licencias médicas, etc.
Una forma de determinar que tan apropiados han sido los métodos y estilos de la capacitación, y para tener una idea precisa de dónde puede ser necesaria una mayor capacitación es la de interrogar al personal. Esto puede hacerse formalmente al final de las sesiones de capacitación, o mediante el llenado de cuestionarios que incluyan asuntos como los siguientes: 1) Lo conveniente y confortable que han resultado el sitio y las facilidades de la capacitación: la duración de las sesiones, los recesos y las oportunidades de formular preguntas. 2) Lo relevante que ha sido el material presentado y cualquier área en la que el personal considere que requiere mayor información o práctica. 3) Lo conveniente que han resultado los estilos y métodos de capacitación empleados. ¿Qué resultó efectivo? ¿Qué no al transmitir la información? 4) Autoevaluación integral de conocimiento en las responsabilidades encomendadas. 5) Sugerencias para mejorar sesiones futuras de capacitación.
Para incrementar el método de recolección informativa de carácter formal, los capacitadores pueden tener comunicación continua con el personal; por ejemplo, durante los recesos, al inicio y final de cada sesión, así pueden determinar dónde existen lagunas de conocimiento y cuáles estilos de presentación funcionan mejor.
Para la evaluación se debe diseñarse un modelo que permita recoger información de los cuatro niveles que se señalan a continuación: 1) Reacciones o satisfacciones: da respuesta a la pregunta ¿Te gustó la actividad? Se busca determinar en qué medida los participantes valoran la capacitación. Los participantes satisfechos tienen más probabilidades de enfocarse en los principios de capacitación y utilizar la información en su trabajo. 2) Aprendizaje: da respuesta a la pregunta ¿Los participantes desarrollaron los objetivos propuestos? El propósito es determinar el que grado los participantes han logrado los objetivos de aprendizaje. Permite probar el conocimiento y las habilidades antes de un programa de capacitación, y proporciona un parámetro básico sobre los participantes; el cual puede medirse después de la capacitación para determinar si ha mejorado. 3) Comportamiento: da respuesta a la pregunta ¿están los participantes utilizando las competencias desarrolladas? La finalidad es determinar si los participantes han transferido a sus actividades las habilidades y el conocimiento adquirido. Identifica, además, las variables que pueden afectar el resultado, si el comportamiento de los participantes no cambia. La transferencia de la capacitación es una implantación efectiva de los principios aprendidos. Para maximizar se pueden adoptar varios enfoques: A) Presentar elementos idénticos. B) Enfocarse en los principios generales. C) Establecer un clima para la transferencia. 4) Resultados: da respuesta a la pregunta ¿cuál es el impacto operacional? El propósito es determinar el impacto operacional que ha producido la acción de capacitación; si éste se puede expresarse en dinero entonces se puede identificar el retorno de la inversión. Se piensa en términos de utilidad de los programas de capacitación, a fin de identificar las áreas que requieren mejoras. Dicho proceso propone a los gerentes: A) Planear. B) Hacer. C) Comprobar. D) Actuar.
El seguimiento del proceso evaluador implica conocer los resultados y su repercusión en el ambiente de la organización. El seguimiento es un proceso integral, dinámico y participativo enfocado a la obtención de información, para la toma de decisiones en cuanto a la planeación de las acciones y su retroalimentación; la ubicación, desempeño y desarrollo profesional del capacitando, lo que permite determinar si la formación fue la requerida o no y por qué.
Los aspectos a considerar en el seguimiento son aquellos que tienen que ver con los recursos humanos, materiales y financieros utilizados durante la realización de las acciones. Esta información es relevante para una nueva planeación y operación de capacitación, se obtiene al utilizar diferentes instrumentos tales como el cuestionario; mediante el cual el personal capacitado proporciona datos acerca de los aspectos que intervinieron en su formación, y la forma en cómo estos están siendo aplicados en la práctica laboral cotidiana.
Los resultados que se obtienen del seguimiento son: 1) Análisis del desempeño profesional del personal capacitado. 2) Comparación del desempeño del personal capacitado con el no capacitado. 3) Orientación de la planificación de las acciones para su mejor operación. 4) Valoración de las capacidades de las entidades responsables del programa (recursos humanos y materiales). 5) Identificación de las necesidades no satisfechas, condiciones actuales y deseadas. 6) Determinar los objetivos y metas a cubrir en la empresa.
El seguimiento implica llevar registros (control estadístico del proceso) que permitan conocer los indicadores económicos de la inversión realizada en capacitación, y otros aspectos, como por ejemplo: 1) Número de horas totales de capacitación. 2) Número de horas por persona. 3) Número de horas por departamento o proceso. 4) Número de horas por tema tratado. 4) Costos totales de la capacitación. 5) Resultados de las evaluaciones realizadas
Los informes permiten conocer el avance del plan de capacitación y sus resultados parciales; de tal manera, que se pueden hacer los ajustes requeridos y evidenciar el impacto en los participantes. En el control y seguimiento del programa de capacitación es necesario considerar que no todos los asistentes requieren el mismo nivel de profundidad en los contenidos. De esta manera, es preciso clasificar a quien se dirige cada uno de los temas propuestos, ya que algunos necesitan un nivel introductorio, otros un nivel intermedio y otros una sesión de profundización. Esto es la taxonomía del proceso de capacitación, es decir, la ordenación jerarquizada de los participantes y de los temas a impartir o impartidos.
En muchas ocasiones, los seminarios y talleres fracasan por no tener en cuenta este aspecto, lo cual hace que para algunos asistentes el curso sea considerado como deficiente, ya que no llena las expectativas esperadas en cuanto a su contenido. Para otros, por el contrario, resulta excelente ya que nunca o pocas veces han tenido la oportunidad de trabajar sobre el mismo.
La disponibilidad de tiempo es un aspecto importante, por cuanto que una de las grandes dificultades de las empresas tiene que ver con el tiempo que se puede asignar a las personas seleccionadas para participar en la capacitación; el ritmo laboral y los compromisos previamente adquirido hacen que haya que recurrir a tiempos específicos, lo que implica sacrificio de tiempo para el asistente. Una manera de lograr que todos los participantes puedan asistir es: 1) Dar a conocer con anticipación las agendas de tiempos de los diferentes seminarios y talleres. 2) Acordar con los jefes inmediatos para suplir a las personas que asistirán a los eventos. 3) Establecer tiempos compartidos por la empresa y la persona, como por ejemplo, viernes y sábado si se trata de eventos de larga duración. 4) Establecer con el capacitador jornadas cortas, por ejemplo de 4 horas.
Por último, el presupuesto de capacitación está definido por las asignaciones que realice la administración de la empresa, por el tamaño de la empresa, por la importancia que le asigne la gerencia a estos temas o bien por el nivel de autonomía que al respecto tenga el administrador de la capacitación. Es importante conocer claramente los recursos económicos con los que se cuentan, con el fin de unificar el dinero que se utilizará en la capacitación.
Al realizarse la evaluación del programa de capacitación se puede incurrir en varios errores, tales como: 1) No realizar evaluación del desempeño. 2) Evaluar sin haber trazado objetivos al inicio de un periodo. Esto hace más subjetiva la evaluación y causa molestias y resentimientos. 3) Acordar objetivos y no observar, dirigir, asesorar.
Como hemos expuesto, la capacitación es factor determinante en el cumplimiento de los objetivos de toda organización; para desarrollar actitudes y destrezas en el crecimiento personal, lo que permite mayor eficiencia y calidad. La capacitación es una inversión para toda organización o empresa; pues los resultados que se obtienen de ella no sólo benefician al empleado, sino que contribuye al logro de los objetivos empresariales. La utilización efectiva de los recursos humanos dentro de la organización depende de la correcta aplicación de las fases de evaluación que se han descrito anteriormente, tales como: detectar necesidades de capacitación, identificar los recursos para la capacitación, diseño del plan de capacitación, ejecución del programa de capacitación, y la evaluación, control y seguimiento. Esto último permite establecer y reconocer requerimientos futuros, para asegurar a la empresa el suministro de empleados calificados y el desarrollo de los recursos humanos disponibles.
Fuentes consultadas para la elaboración de este artículo:
Aquino, Jorge y Arecco. Marcelo J. Recursos Humanos, Buenos Aires, Ediciones MACCHI, 1996.
Chiavenato, Idalberto. Introducción a la Teoría General de la Administración, México, Mc Graw-Hill, 1998.
Mondy, R. Wayne y Noe, Robert M. Administración de Recursos Humanos, México, Editorial Prentice-Hall Hispanoamericana, S.A., 1997.
Rodríguez S., Manuel. Recursos Humanos: su misión trascendente y ética, México, Editorial Grijalbo, 2000.
Werther, William B. y Keith, Davis. Administración de Personal y Recursos Humanos, México, Mc Graw-Hill, 1995

PD. Facebook: consultoría y asesoría filosófica Obed Delfín
Twitter: @obeddelfin
Youtube: Obed Delfín