La consultoría filosófica es un
método para ayudarnos a mejorar en los aspectos cotidianos de nuestra vida. La
filosofía, en este aspecto, significa hacer aflorar el potencial propio de cada
persona, de forma que ésta consiga realizar los objetivos y las metas de su
vida que antes no se sentía capaz.
La
meta de la consultoría filosófica es ayudar a elevar a la persona al máximo de
su potencialidad, mantener su capacidad de seguir mejorando y su deseo de
superarse. Para alcanzar estas metas es que establecen objetivos precisos a
partir de los cuales se trabaja. Tales objetivos contienen estructuras, procesos, herramientas
de trabajo, instrumentos de medición cualitativas para saber dónde estamos y
hacia dónde vamos en cada momento.
La
persona busca las opciones que mejor se acomodan a sus necesidades, a sus objetivos
y metas finales. Para lograr las metas la persona se tiene que plantear
acciones, las cuales tendrá que establecer cómo llevarlas a cabo, seguir sus propios
pasos, para así finalmente llegar a la meta propuesta.
La
consultoría y asesoría filosófica se caracteriza porque no da lecciones, lo que
hace es escucha muy atentamente lo que cada persona quiere hacer o conseguir. Para
ello observa, hace muchas preguntas e interpreta. De esta manera, el consultante
establece sus propias conclusiones y los pasos a seguir para alcanzar lo que
anhela o necesita.
La
consultoría filosófica puede utilizar el simbolismo, como herramienta de aproximación
y porque plantea una semiología de análisis, que nos acerca a la interpretación
de nuestro ser. En esta interpretación, lo primero que preguntamos es si de
verdad queremos hacer lo que nos planteamos y qué significa eso para nosotros.
Esto
tiene mucho que ver con lo que esperamos de nuestra vida. Puesto que, a veces, hacemos
las cosas para escapar, para saborear el arte, para encontrarnos con alguien,
para saborear la aventura, porque nos aburrimos, porque tenemos una visión
romántica de la vida y necesitamos beber de dicho romanticismo. Pero no tiene
que ver con un encuentro real con nuestro propio ser.
Exploramos
las diversas situaciones con nuestra imaginación para abrirnos a todo tipo de
experiencias y no sólo a una. Pues siempre cabe la posibilidad de que nos estemos
equivocando o no. Pero esta vez, confiamos en nosotros mismos, escuchamos nuestra
voz interior, o abrimos unas cuantas puertas más allá de los objetivos que sólo
nuestra mente consideraba acertados.
La
consultoría filosófica nos lleva a tomar contacto estrecho con nuestra voz
interior, con nuestra fuerza mental, es decir, con nosotros mismos. Este nosotros
mismos es la voz interior capaz de acercarnos a lo que somos ante nosotros y
ante la vida.
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