viernes, 18 de diciembre de 2015

DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE HUMILDAD: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

Ser humilde está de moda. Incluso es una exigencia, y uno no sabe por qué. Se nos exige ser humilde, sin saber en qué consiste la noción de humildad[1]. No obstante, seguimos exigiendo y loando tal condición como una razón fundamental en nuestro hacer cotidiano. Nicola Abbagnano[2] señala, en primera instancia, que la humildad es “la actitud de voluntaria abyección, típica de la religiosidad medieval, sugerida por la creencia en la naturaleza miserable y pecaminosa del hombre.”

Como vemos estamos ante una concepción religiosa medieval que considera que somos unos seres miserables y pecaminosos, por lo que debemos tener una actitud abyecta. De esta idea parte nuestra concepción de humildad. Abbagnano cita a Bernardo de Claraval, para quien la humildad “es la virtud por la cual el hombre, con verdadero reconocimiento de sí, se tiene a sí mismo por vil”. Como apreciamos, en esto consiste ser humilde, tenerse a uno mismo por un sujeto vil.

Por su parte, San Pablo entendió la humildad “como ausencia del espíritu de competencia y de vanagloria”, nos precisa Abbagnano. Tomas de Aquino, por su parte, equipara la humildad con la magnanimidad[3]. En este sentido, Aquino está más cerca de Aristóteles que de Bernardo de Claraval y de la concepción medieval. Ya que le da un carácter filosófico y no religioso a la noción de humildad.

Debemos señalar que la humildad no es una noción bien vista por los filósofos griegos, ya que consideraron a ésta como algo propio de la bajeza de nacimiento, como sumisión y algo falto de valor o de poco valor. En la Edad Moderna, Spinoza negó que la humildad fuese una virtud y la consideró una emoción pasiva, nos señala Abbagnano. Por cuanto ésta nace del hecho de que, expresa Spinoza, "el hombre considera su impotencia. Pues si suponemos que el hombre considera su impotencia por el hecho de que entiende algo más potente que él y con este conocimiento limita su potencia de obrar…" En la humildad el sujeto es impotente ante algo que es superior a él. De aquí que es un ser limitado.

Kant, nos dice Abbagnano, distinguió dos tipos de humildad. A saber, la «humildad moral» que es "el sentimiento de la pequeñez de nuestro valor en relación con la ley"; y la «humildad espuria» que es "la pretensión de adquirir, mediante la renuncia a cualquier valor moral de sí, un valor moral oculto". En la primera apreciamos nuestra pequeñez ante la ley; en la segunda la solicitud de querer tener un valor moral que no es en sí mismo. En ningún caso, en Kant hay un sentido o consideración religiosa con respecto a la humildad.

Por otra parte, el filósofo de Königsberg nos indica que “la pretensión en superar a los demás rebajándose a sí mismo es una ambición opuesta al deber hacia los demás y el servirse de este medio para obtener el favor de otros es hipocresía y adulación”. Se refiere a la «falsa humildad», de la cual muchas personas hacen uso para conseguir bienes a su conveniencia.

Nietzsche consideró que la humildad es un aspecto de la "moral de los esclavos". Esta concepción de la humildad, nos indica Abbagnano, está dirigida contra la concepción medieval. Como apreciamos, en sentido filosófico el humildad es un concepto poco venturoso. Y en el sentido religioso medieval nos considera como sujetos viles, nada apropiados para una sociedad de la «autoestima» y del éxito. 

La concepción de humildad, como apreciamos, corresponde a una relación con un ser superior a nosotros. Ante el cual solo tenemos, por nuestra condición de inferioridad, que ser humildes. Entonces, ¿cómo podemos ser humildes con un igual? Esto es un problema que se plantea frente a aquellos que abogan por la humildad, como condición fundamental en las relaciones interpersonales. Ya que nos encontramos ante el hecho de tratar al otro o como un ser superior o tratarlo como un igual. Si lo tratamos como un igual no podemos ser humildes ante este otro sujeto, si lo tratamos como una entidad superior le estamos dando atributos que no le corresponden como sujeto.

Considero que aquellos que pregonan la humildad, lo que hacen es contraponer ésta con respecto a la actitud soberbia. En vez de decir no seas soberbio, dicen se humilde. En este sentido, habría que hablar de no ser soberbios en las relaciones interpersonales y no de ser humildes. Dice Aristóteles que “los soberbios son necios porque se engañan acerca de sí mismos: comienzan empresas honorables creyendo ser dignos de ellas, pero así sólo hacen resaltar su insuficiencia” «Ética a Nicómaco» IV, 3, 1125 a 27.

La soberbia es el vicio de la magnanimidad, es decir, de la grandeza de ánimo o espíritu. Spinoza señala, en «Ethica» III, 26, que “la soberbia es... una alegría nacida del hecho de que el hombre se estima a sí en más de lo justo". Al estimarnos más de la cuenta despreciamos al otro en tanto sujeto. Por tanto, en lo que éste hace y piensa. Lo consideramos un algo inferior a nosotros.  De allí lo intolerable de la actitud soberbia.

Debemos evitar la soberbia cuando establecemos nuestras relaciones en los diferentes ámbitos personales, ya que ésta es generadora de conflictos interpersonales. Esta actitud, además, nos impide ver las posibilidades generadoras que hay en los otros. Y nubla nuestras propias posibilidades, más adelante nos pasará factura en nuestra vida.


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[1] El término humildad viene del griego «ταπεινοφροσύνη» y del latín «humilitas».
[2] Nicola Abbagnano. Diccionario de Filosofía, México, Fondo de Cultura Económica, décima reimpresión, 1993, pp. 630-631.
[3] Acerca de este concepto he escrito “De la magnanimidad en nuestro pensar-hacer”. Ver: http://obeddelfin.blogspot.com/2015/05/de-la-magnanimidad-en-nuestro-pensar.html

viernes, 11 de diciembre de 2015

DEL POST POST A LA POLÍTICA VENEZOLANA DE PRINCIPIO DEL SIGLO XXI

Karl Marx, al inicio de «El dieciocho brumario de Luis Bonaparte» indica: “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal se producen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia[1] y otra vez como farsa”. En la «realpolitik», como dicen los alemanes, esto sucede muy a menudo. Por diferentes razones, entre éstas el desconocimiento u olvido de la historia política.

            En el caso venezolano del siglo XXI es un hecho. Posterior a la figura de Chávez lo que se ha dado es una farsa o comedia. Se ha querido rememorar, malamente, a una figura ya ida. Un caso paralelo, pero no igual, fue López Contreras. Quien a mi juicio, era tan dictador como Juan Vicente Gómez, su tutor. López, como bien se sabe, fue el designado por Gómez para sucederlo; ya que ocupaba el cargo de Ministro de Guerra al momento de la muerte de aquel.

            López Contreras fue el sucesor-designado y luego electo presidente. Hasta acá las semejanzas, solo semejanzas. Algo parecido sucedió entre finales del 2012 y el año 2013. Sin embargo, López pudo otear que la situación política no era la misma que había vivido su antecesor. Que la cosa política y social había cambiado. De allí que empezó a alejarse con cautela de las maneras de gobernar del hombre de La Mulera.

            En eso podemos decir que fue habilidoso, como corresponde a alguien que pretenda ejercer una buena «realpolitik». En lo que respecta a lo sucedido en el siglo XXI fue diferente, ya que el designado, y luego elegido, no pudo ver que la situación política no era la misma. Y se empeño en continuar la misma manera de gobernar del hombre de Sabaneta; de allí la farsa como señaló el barbudo de Tréveris. Tal empeño ha estado plagado de errores; pero así actúan, por lo general, quienes perseveran en una concepción mesiánica.

            Para evitar la farsa era necesario plantearse una «realpolitik» para gobernar. Pero esto no era posible desde el principio, porque el principio mismo ya era inamovible. Se hace necesaria una cita larga del mismo barbudo y del mismo texto ya indicado:

Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y transmite el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando éstos se disponen precisamente a revolucionarse y a revolucionar las cosas, a crear algo nunca visto, en estas épocas de crisis revolucionaria es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia universal.

            En la «realpolitik» es necesario deslastrarse de la tradición, pero no olvidar la historia. Esta última tiene que estar presente, para no hacer la farsa pensando que se hace la tragedia. El hombre de Queniquea fue más habilidoso que el electo del siglo XXI. En esto el proyecto andino se amoldó  a las circunstancias que se le presentaron. Por el contrario, el legado se impuso a toda circunstancia posible; incluso impidió toda posibilidad. “Todo un pueblo que creía haberse dado un impulso acelerado por medio de una revolución, se encuentra de pronto retrotraído a una época fenecida…” palabras del ya citado.

Querer repetir febrilmente el pasado o aferrarse a él conduce a un callejón que pocas veces tiene salida. Lo que en la política real se convierte en una trampa a corto plazo. De allí que el legado se convierta en la misma trampa que hay que evitar. Por lo que el mismo Marx señala, con respecto a su tiempo, que “la revolución social del siglo XIX no puede sacar su poesía del pasado, sino solamente del porvenir”. Esto lo decía Castro Leiva en «De la patria boba a la teología bolivariana», al hacer la crítica a toda esa semiología política.

Entonces, como no entender que haya ocurrido una derrota que ya estaba incubada desde el mismo inicio de la elección, y agrandada con el paso del tiempo. Los electores son los mismos, no hay una nueva población. “Así contesta al coup de main de febrero de 1848 el coup de tête de diciembre de 1851. Por donde se vino, se fue”, señalaba Marx. Lo que hay son circunstancias diferentes con los mismos referentes, es decir, una farsa en el sentido expuesto por Marx.

            De allí los llamados al debate, al análisis, a la reflexión. No a la acción. Ya que ésta está negada por el pasado, por la semiótica que da vueltas sobre antiguas glorias. De allí el retorno a caricaturas. El hablar en la mudez, el decir sin decir nada. Porque, como indica Marx, “quedaría por explicar cómo tres caballeros de industria pudieron sorprender y reducir a cautiverio, sin resistencia, a una nación de 36 millones”. Una cifra cerca a la actual.



[1] Debemos entender, en este caso, tragedia en el sentido del teatro griego, y no como algo catastrófico. En el caso de la farsa, se refiere a la comedia, la comparsa, la bufonería. Esta nota es nuestra, no pertenece a Marx.

jueves, 5 de noviembre de 2015

THELMA Y LOUISE O LOS ENCANTOS DE CIRCE: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

Thelma y Louise es un doble canto a la vida. En primer término, a esa vida que uno por sí mismo elige, y no la que otro le impone. En medio de este primer canto es paradójica porque ambas mueren, en ese intento de preservar la vida que la vida le has hecho elegir. Es no dejarse amedrentar por los avatares de las circunstancias. Es ponerse en píe, sin importar cuánto miedo se sienta. Es plantarle cara a la vida. Eso es la odisea de estas dos mujeres.

           En ese estar en la vía, como diría Jack Kerouac, Thelma y Louise hacen su viaje como así lo hizo Odiseo. Se enfrentan a los cantos de sirenas y a todos aquellos cíclopes que hacen de la vida una desventura. Solo se tienen a cada una como si fuesen una sola. Eran dos días nada más, que se convirtieron en toda una vida. Que hizo de Thelma a Louise, y de Louise a Thelma, como aquel paso Sancho Panza al Quijote y de éste a aquel. Se transmutan.

Cada una se abandona a la otra. La realidad las acecha, para impedirles su evasión de esta realidad. La realidad palpable, la realidad mezquina. Sin embargo, es que ella donde ambas se fraguan su carácter, y se descubren. Como diría Ortega y Gasset, “¡Cuánta astucia supone la fuga genial!”. La astucia de dormir y vivir con la existencia atada al abismo. La fuga de esta vida del hastío, por la excitación que se agazapa debajo del miedo.

La vida aburrida, repetitiva; esa que da hastío. La de cada mañana y cada tarde. La del mal vino, si es que es vino. La vida de la vida desaparecida. En esa vida donde los sujetos dejan de ser sujetos para convertirse en objetos. El marido imbécil de Thelma, el restaurante donde deja la vida Louise, el puercoespín que quiere violar a Thelma. Todo vacío y sin poder llenar. Por eso eran dos días nada más, de fiesta y alegría. Allí empezó todo.

El segundo canto a la vida de Thelma y Louise es el de amistad. De la cual dice Cicerón, “pues ciertamente siento la falta de un amigo cual no habrá nunca semejante…  Y afligirse uno gravemente por sus desgracias, no es de quien ama al amigo, sino de quien se ama a sí mismo”. Porque la amistad es amar tanto al otro como se puede amar a uno mismo. De eso nos dan ejemplo, las dos mujeres en medio de sus desgracias. Se expresan esa filia hacia la otra.

No importan para uno y la otra las cosas que van haciendo torpemente. La amistad se preserva porque, como bien dice Cicerón, la mayor fuerza de la amistad consiste “en los estudios, en los deseos y en los pareceres”. En estos últimos van reconstruyendo, a cada momento, Thelma y Louise sus vínculos más estrechos. Se van despojando de cada cosa y la amistad se convierte en lo esencial. 

En estos pareceres y deseos está a prueba laamistad, en este caso, la vida misma. Porque “no es otra cosa la amistad que un sumo consentimiento en las cosa divinas y humanas con amor y benevolencia; don tan grande, que no sé si han concedido los Dioses (excepto la sabiduría) otro mayor a los mortales”, dirá Cicerón. Es el consentimiento con el otro, la puesta en el amor, por ello éste no necesita la transparencia como dice Byung-Chul Han; al indicar “hay que negar el presente represivo y aceptar la existencia del otro y, de su mano, la posibilidad del amor”.
                                   
Las torpezas y desatinos de Thelma no son nada para Louise, ella es así. La quiere por lo que es. La amistad es eso, querer al otro por lo que es, y no por lo que uno quiere que sea. Y vuelvo nuevamente a Cicerón, quien nos enseña que “la amistad abraza muchas cosas; a cualquiera parte que nos volvamos, la encontramos pronta, en todas tiene lugar, nunca es impertinente, jamás molesta”. En esto consiste un espíritu en su magnanimidad. La mano tendida y presta.

En este artículo dedica a Thelma y Louise en las palabras de Cicerón, éste nos recuerda “porque el verdadero amigo le mira el otro como a una imagen de sí mismo”. Por ello la amistad no necesita de la «transparencia», concepto tan cacareado últimamente. “Porque donde rige la transparencia, no hay lugar para la confianza” nos puntualiza Byung-Chul Han. Y continua el filósofo coreano, “la transparencia suprime la confianza… solo se pide transparencia insistentemente en una sociedad en la que la confianza ya no existe como valor”.

Para qué la transparencia, si “en la amistad nada es fingido, nada disimulado, todo cuanto hay de ella es verdadero, y todo proviene de la voluntad” nos recuerda por siempre Cicerón. Cuidado con la monserga de la transparencia, lo que importa es la amistad. Esa filia que nos une al otro, por el otro. Ese es el gran canto de Thelma y Louise, el cual se sella con la muerte. Así como el amor en Romeo y Julieta también se rubrica con la muerte.   

Porque en estas dos mujeres que, son a la vez, todas las mujeres se manifiestan aquello que decía el filósofo romano. “Soy de parecer que no puede haber amistad sino entre hombres de bien”. En este caso, entre mujeres de bien. Que se muestran en la maravilla de ser todo lo que son, instante dejado al tiempo en la foto de partida. Testimonio de la belleza que perdurará a lo largo del camino.

            Por eso en el momento decisivo ante el Gran Cañón, donde se hace la elección final entre la vida y la muerte, ambas optaran por la vida. Porque, “siguiendo tantos y tan grandes provechos de la amistad, el mayor de todos es que hace concebir buenas esperanzas para todo lo que puede sobrevenir, y no deja que desfallezcan o se acobarden los ánimos”, nuevamente Cicerón.

En este último momento es cuando acecha la realidad de la mediocridad, que intenta impedir a ambas mujeres la evasión hacia una realidad que se han  decidido. Y en esto consiste la fuga genial, decidir por la vida que se desea vivir. Por ello Ortega y Gasset nos dirá con claridad meridiana “Ha de ser un Ulises al revés, que se liberta de su Penélope cotidiana y entre escollos navega hacia la brujería de Circe”. 


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martes, 20 de octubre de 2015

«CORALINE» O LA POSIBILIDAD DE ASUMIRSE COMO SUJETO: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

           Coraline es una adolescente que anda fastidiada de la vida, ésta le resulta aburrida y monótona. Fastidia a sus padres pidiendo una atención que éstos, por el momento, no pueden dársela; ya que están resolviendo los problemas que la vida práctica exige. Exigencia que incluye la manutención y la crianza de la adolescente que busca horizontes sentidos en su vida.

           La adolescente al no obtener respuestas favorables a sus exigencias de atención, recae en el círculo de volverse más intolerante y fastidiosa; porque no entiende que la vida requiere de muchas atenciones y Coraline es solo una de ellas, pero no la única. El conflicto existencial entre padres y adolescentes, donde ambos son incomprendidos y terminan por rabiarse unos a otros.

           Coraline quiere sus padres se sigan haciendo cargo de su vida. La adolescente aún no se ha hecho cargo de su persona. En esa etapa de la vida predomina la inconformidad. Inconformidad por los padres, por donde se vive; el mundo es un fastidio. Y, a la vez, éste está ahí para conquistarlo. Pretendemos que toda la vida es nuestra, y que podemos hacer con ella lo que queramos. En este caso, la vida está representada por esa puerta que conduce al sótano, cerrada y atrayente, que parece negada a nosotros.

            Algo así como el fruto prohibido. La puerta nos invita a abrirla, es la tentación y los asuntos que nos depara la existencia. Los asuntos a los cuales tenemos que enfrentarnos y en los cuales tendremos que decidir. Indudablemente, Coraline consigue acceder al mundo otro que depara la apertura de la puerta. Y allí está el mundo amigable, ese mundo de atenciones que ella tanto desea. Nos maravillamos ante ese mundo que soñamos, el cual pensamos que es la solución a nuestra existencia aburrida e inconforme. 

            Pero el mundo no es inocente, siempre nos exige muchas cosas. Y entre éstas nuestra elección. Sí, Coraline queda encantada por las atenciones, la comida y la libertad que su otra madre y padre le ofrecen. Va y viene entre ambos mundos la adolescente; corretea entre ambos, para que pueda ver ambos. El mundo de siempre es rutinario, lleno de preocupaciones cotidianas; en última instancia es gris. El otro luminoso, un canto de sirenas.

            Sigue Coraline jugueteando entre la realidad gris y la posibilidad colorida de lo otro. Los padres atareados y abatidos por las necesidades del mundo, atienden en lo posible a la hija, que recibe todas las atenciones por parte de sus otros padres, siempre atentos. Nuestra vanidad o más bien la fragilidad del ser tenderá a lo placentero, está en nuestra naturaleza. Soñamos con oportunidades que ya están hechas y a las cuales creemos que podemos tomar con nuestras manos. No vemos que ya nuestra vida es una posibilidad, ante esto somos cegatos.

             La curiosidad anima a Coraline. Mira, pregunta, observa, compara. Un mundo opaco, el otro abundante. El jardín de las delicias siempre es atrayente y el camino a él fácil. Qué tenemos, qué abandonamos, qué asumimos; cuando la vida nos va poniendo en las diferentes bifurcaciones. Tal vez, la quimera que nos alucina o la realidad que podemos construir. En esos son los momentos de nuestras elecciones.

            De este modo se le presenta la vida a la adolescente que encarna toda vida que no se ha asumido. Toda vida que sigue buscando que le presten atención, que la atiendan. Que resuelvan por ella. Estamos en el mundo para resolver nuestra vida, y cómo la resolvamos es un asunto nuestro. Nos compete a nosotros hacernos cargo de nuestra orfandad, de nuestra menesterosidad. Esa es la responsabilidad de nuestra libertad.

            Llegado el momento Coraline tiene que decidir. En el mismo momento que sus padres han desaparecido. La soledad de la libertad se hace presente. Sola ante la puerta de Oriente tiene que decidir por uno de los mundos, ya no han posibilidad de corretear entre ambos. Es uno u es otro, no hay más alternativas. Coraline, ahora, tiene que decidir por ella y por sus padres. Por eso nuestras decisiones siempre tienen consecuencias más allá de nosotros.

             Este es el momento de asumirse o no. De ser sujeto libre o dejar que otro configure nuestra vida. Ese el drama de Coraline. Ese es el drama de cada uno de nosotros. Lo que decidamos signará nuestra vida. Y casi siempre, como es el caso de la adolescente, es la vida quien nos pone en tres y dos, contra la espada y la pared; pocas veces somos nosotros quienes armamos todo ese tinglado. Es la vida quien se encarga de ello, y nosotros los sujetos a decidir.

            En la película de Henry Selick, en los momentos de elección se cotejan la reflexión abrumada, asustada de Coraline y una conciencia representada por el gato. Ambas necesarias para la toma de decisión. Pues con ambas miramos y evaluamos nuestras circunstancias. La adolescente forzada por la vida, casi siempre es así, se asume para sí. Se asume como el sujeto propio de su vida. Ya no hay la mediación de los padres, éstos han quedado a ser sujetos de sus vidas. Ahora es Coraline quien es sujeto para sí, su propia conciencia electora y responsable.     

            Triunfa la adolescente sobre la araña y la encierra en el sótano de las quimeras. Asume su mundo gris y lo transforma en colores. La relación con ella misma es otra, y por supuesto para con los padres y el mundo. Coraline ha salido triunfante como la libertad. No es la de antes, es otra que se ha conservado superándose. El mundo también es otro. Es la posibilidad de asumirnos como sujetos.   


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jueves, 15 de octubre de 2015

DE LA CIUDAD DE LOS INMORTALES AL MERCADO DE LA FELICIDAD: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

En la búsqueda emprendida por Joseph Cartaphilus de Esmirna para encontrar la ciudad de los inmortales, según nos narra Borges en «El Inmortal», este anticuario encontró a un troglodita “echado en la arena, como una pequeña y ruinosa esfinge de lava, dejaba que sobre él giraran los cielos, desde el crepúsculo del día hasta el de la noche. Juzgué imposible que no se percatara de mí propósito”. No sabe, por supuesto, el anticuario quien es este troglodita al cual pone el nombre de Argos, y quien está perdido en las brumas del tiempo. 

            Después de recorrer aquella entraña ciudad de los inmortales, deshabitada por demás. No dice: “Pensé en un mundo sin memoria, sin tiempo; consideré la posibilidad de un lenguaje que ignorara los sustantivos, un lenguaje de verbos impersonales o de indeclinables epítetos. Así fueron muriendo los días y con los días los años, pero algo parecido a la felicidad ocurrió una mañana. Llovió, con lentitud poderosa”. Cuando estamos perdidos en el tiempo ocurre que algún hecho, en este caso la lluvia, nos trae a nuestro presente.

Y bajo aquella lluvia “Argos, le grité, Argos. Entonces, con mansa admiración, como si descubriera una cosa perdida y olvidada hace mucho tiempo, Argos balbuceó estas palabras: Argos, perro de Ulises”. En ese momento, “todo me fue dilucidado, aquel día. Los trogloditas eran los Inmortales;… juzgando que toda empresa es vana, determinaron vivir en el pensamiento, en la pura especulación. Erigieron la fábrica, la olvidaron y fueron a morar en las cuevas. Absortos, casi no percibían el mundo físico”. Y aquel a quien Joseph Cartaphilus había puesto por nombre Argos era Homero, el divino.

            Y ante este develamiento nos dice Borges. “Ser inmortal es baladí; menos el hombre, todas las criaturas lo son, pues ignoran la muerte; lo divino, lo terrible, lo incomprensible, es saberse inmortal” Pero ser inmortal contiene en sí el abandono. Si Heidegger planteo el ser para la muerte como todo proyecto posible para el sujeto, por saberse éste finito. La inmortalidad es la desmesura del tiempo, entonces que importa cuándo hacerlo. 

Por lo que, “adoctrinada por un ejercicio de siglos, la república de hombres inmortales había logrado la perfección de la tolerancia y casi del desdén. Sabía que en un plazo infinito le ocurren a todo hombre todas las cosas. Por sus pasadas o futuras virtudes, todo hombre es acreedor a toda bondad, pero también a toda traición, por sus infamias del pasado o del porvenir. Así como en los juegos de azar las cifras pares y las cifras impares tienden al equilibrio, así también se anulan y se corrigen el ingenio y la estolidez”. La inmortalidad para el sujeto es el abandono de toda posibilidad. De todo proyecto.

Ya que la vida, la vida finita, es ante todo la conciencia de la desgracia y nuestra compensación. Asimismo es la felicidad, la conciencia de nuestra desgracia y nuestra compensación; por ello la buscamos. Y si la encontramos se nos diluye entre las manos. Nos resulta inatrapable. Pero por eso mismo siempre estamos en el proyecto de alcanzarla. El logro y permanencia en la felicidad se convierte en un paraíso de ficciones, en el que se complace tanta gente a la que la vida ha defraudado.

La vida es la conciencia de la pérdida de la gracia. No obstante, esta misma conciencia es la permanente búsqueda, lucha por alcanzar una felicidad. En esta búsqueda manifestamos la situación de quien se ha perdido a sí mismo. De quien puede decir yo y asumir su pensar-hacer. En el mercado de la felicidad, la búsqueda de ésta se convierte en una desgracia, porque sirve para el mercado, para la producción, no para el disfrute sin compromiso. 

Perdidos en este tiempo del desamparo, la vida no tiene por objeto ensueños. La vida exige ser interrogada, realizada. Al mundo hay que ganárselo; ya que ninguno de nosotros nos lo es dado. Tenemos que construirlo y reconstruirlo permanentemente. No hay un llegar, no existen puertos; éstos solo sirven para abastecernos y volver a zarpar. Porque la felicidad si la llegásemos a lograr y retener sería nuestra pérdida como proyecto de vida.     

En estos tiempos, en los cuales buscamos o pregonamos tanto la felicidad es porque vivimos en una época de infelicidad y desventura. Sin embargo, no es para detenerse. Pues la vida es sentimiento y experiencia, esto es, renovación de nosotros mismos. Para vivir hay que crear, producir la necesidad, el fin, los medios, los obstáculos. Ésta siempre depende de la búsqueda, no de la felicidad. El sujeto se aburre hasta de ser feliz e allí una de sus desgracias, nada termina por satisfacernos.    

La vida tiene un objetivo y ella misma es su objetivo, vivir. Es en nuestro hacer donde desplegamos la posibilidad de la felicidad. De este modo, el verdadero sujeto busca la vida durante toda su vida. Porque ésta es experiencia y búsqueda; una búsqueda no determinada. Y a veces pasamos toda la vida ignorando esto. Por ello, en última instancia parecer ser que somos según aquello que vivimos.

Ahora bien, ¿de dónde proviene lo que vivimos? De las posibilidades de nosotros mismos, al ir descubriendo y afirmando nuestro pensar-hacer. En este sentido, todo hacer y pensar nos transforma; toda acción realizada por nosotros es acción sobre nosotros mismos. Aniquilación de nosotros que produce, a la vez, la permanencia del anhelo de la felicidad.


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jueves, 8 de octubre de 2015

LA COMUNICACIÓN EN EL ÁMBITO ORGANIZACIONAL: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

La organización, en tanto grupo humano, está dotada de una formación social compleja. Se trata de un sistema de roles en el que existe coordinación y redes de comunicación entre los distintos grupos funcionales. Desde un enfoque interaccional es posible analizar la relación entre los conceptos organización y comunicación, para afirmar que existe un profundo nexo entre ellos. Pues es impensable una organización sin comunicación. Las organizaciones se han dado cuenta del valor de la comunicación como recurso estratégico para desarrollarse y sobrevivir en un mundo altamente competitivo. En donde las estructuras cerradas o aisladas impiden la toma de decisiones. La confrontación, el diálogo franco, la valoración de las acciones individuales y colectivas establecen, por su parte, relaciones más armónicas.
Muchos de los problemas en la organización son producto de la falta de comunicación efectiva, tanto interior como exterior a ésta. La comunicación en las organizaciones es un imperativo, ya que de ésta depende el éxito de sus funciones. Tanto para la imagen que quiere dar al exterior como al interior. El cambio de barreras en la comunicación organizacional responde a la presencia de paradigmas que, en definitiva, detienen la evolución de una organización. Ya que al convertirse en una entidad estática los niveles de crecimiento se estancan. Todo cambio y modificación de esquemas conlleva un serio y decidido análisis que debe superar las buenas intenciones; con el fin establecer un conjunto de buenas relaciones que implica compromisos de concretos de comunicación.
La comunicación organizacional es el flujo de datos que sirven a los procesos de comunicación e intercomunicación en la organización. Se identifican tres sistemas de comunicación: los operacionales, los reglamentarios y de mantenimiento/desarrollo. La comunicación brinda información entre los miembros de una empresa, ya que transmite un mensaje que promueve la comunicación entre éstos. Existen tres factores claves a considerar, la comunicación: 1) Se da en un sistema complejo y abierto influenciado e influyente en el ambiente. 2) Conlleva múltiples mensajes. 3) Implica personas.
Un mensaje, por su parte, se da dentro de cualquier sistema en el cual exista información. La manera en que el receptor recibe el mensaje es variable, ya que se ve influenciado por el contexto. En la comunicación es importante el flujo y la valides de los mensajes. En las organizaciones, el mensaje que pasa de uno a otro individuo va formando una conexión que se denomina red de comunicaciones. Ésta se divide en comunicaciones ascendentes, descendentes y horizontales. Tal división depende de cual nivel de jerarquía inicia el mensaje y cual lo recibe. La comunicación descendente, tiene la función de coordinar, informar, motivar y controlar. La ascendente, tiene las funciones de comprobar la recepción del mensaje, de evaluar, informar y sugerir. En la comunicación horizontal, el objeto primordial es la del intercambio, coordinación y apoyo entre el personal de la misma posición jerárquica.
Todo proceso de comunicación está compuesto por los siguientes elementos: 1) Emisor: Persona que emite el mensaje. 2) Receptor: Persona que recibe el mensaje. 3) Mensaje: Contenido de la información que se envía. 4) Código: Signos y reglas empleadas para enviar el mensaje. 5) Contexto: Situación en la que se produce la comunicación. 6) Canal de Transmisión: Vía por la que se transmite el mensaje. 7) Mensaje codificado: Texto que se quiere hacer llegar al receptor. 8) Retroalimentación: Confirmación de que el mensaje fue recibido correctamente. 9) Ruidos, distorsiones e interferencias: Interrupciones en el proceso de comunicación. 10) Elementos internos a la comunicación: Factores psicológicos, estados de ánimo, etc. 11) Elementos externos a la comunicación: Dificultades en el canal de transmisión, problemas técnicos, de idioma, de cultura.
En el proceso de comunicación, el emisor decide el mensaje a emitir, el canal y la codificación que va a usar. El emisor es quien se ocupa de que la retroalimentación, que es un mensaje en sí, llegue lo más claro posible. Ya que ésta es la vía necesaria para conocer si el mensaje se recibió con claridad. De lo contrario, la retroalimentación llegará en el momento en que el receptor incumpla o no realice la tarea indicada en el mensaje, debido a una mala comunicación o interpretación del mensaje. Es importante tener en cuenta que, la mayoría de los componentes del proceso de comunicación tienen la capacidad de crear distorsiones. Por tanto, inciden sobre la meta de la comunicación. Las distorsiones dependen fundamentalmente del estado psicológico del emisor y del receptor, del canal usado y del tipo de codificación.
La comunicación es el proceso mediante el cual se transmiten y se reciben datos, ideas, opiniones y actitudes para lograr una comprensión plena y una acción eficiente. Ésta es el acto por medio del cual un individuo establece un contacto que le permite transmitir una información a otro individuo. Por tanto, es una actividad inherente a los individuos; que implica la interacción y la puesta en común de mensajes significativos, por medio de diversos canales y medios para influir en el comportamiento de los demás. La comunicación es, entonces, un proceso de interacción de lenguajes, que se encuentra más allá del traspaso de información; es más un hecho sociocultural que un proceso mecánico.
La comunicación es eficaz cuando el receptor interpreta el mensaje en el sentido que pretende el emisor. La comunicación es dinámica, continua y sistemática. Ésta es la oportunidad del encuentro con el otro. Por lo que plantea una amplia gama de posibilidades de interacción en el ámbito social, que es allí donde tiene su razón de ser. Ya que, a través de ésta las personas logran el entendimiento, la coordinación y la cooperación que posibilitan el crecimiento y desarrollo de las organizaciones.
La comunicación organizacional es el efecto de comunicar la información formal e informal que se genera, para la adecuada relación y desempeño laboral de los integrantes de una organización. Ésta es uno de los factores fundamentales en el funcionamiento eficiente de las organizaciones. Pues es una herramienta clave en la organización, por lo que tiene un papel primordial en la cohesión de las organizaciones. Y es posible gracias al intercambio de información entre los distintos niveles de la organización, ya que entre éstos se establecen patrones de comportamiento comunicacional, lo cual supone que cada persona realiza un rol comunicativo específico. Así pues, la comunicación organizacional es un sistema de interrelaciones y entendimiento laborales, por medio del cual se establece la estructura de los objetivos a lograr; los cuales están dirigidos al beneficio individual, colectivo y organizacional. De allí, que ésta sea el conjunto total de mensajes que se intercambian entre los integrantes de una organización, y entre ésta y su medio. Se entiende también como el conjunto de técnicas y actividades encaminadas a facilitar y agilizar el flujo de mensajes que se da entre los miembros de una organización y entre organizaciones.
La comunicación produce en una multiplicidad de sentidos, dado que cada receptor se transforma en productor de nuevos y variados mensajes. Las relaciones que se dan entre los miembros de una organización se establecen gracias a la comunicación. En estos procesos de intercambio se establecen compromisos, se asignan y delegan funciones. La comunicación organizacional se determina con relación a la creación, mantenimiento y renovación de: 1) Cultura (valores): Principios, conceptos y creencias, explícitos o implícitos, compartidos por todos los que forman parte de una organización. 2) Estructura: Cómo está operativamente organizada la empresa; además determina las relaciones laborales entre las distintas áreas que conforman la estructura organizativa. 3) Estrategia: Pasos que deben darse para alcanzar los objetivos de la empresa. 4) Recursos (habilidades): Áreas, capacidades, conocimientos, fortalezas. 5)  Procedimientos: Rutinas, formas en que se ejecutan las actividades, niveles de acción e interrelaciones. 6) Personal (potencial humano): Factor que se define en función de perfiles, habilidades, actitudes, aptitudes, conocimientos, acorde al número necesario que requiere un área o actividad determinada. 7) Estilo de dirección: Actitudes que adoptan los integrantes de los niveles directivos de la Empresa. Como apreciamos la comunicación dentro de una empresa está determinada por lo que cada miembro debe conocer según el nivel que ocupe.
La comunicación cumple un conjunto de funciones, tales como: 1) proporciona información acerca de los procesos internos; 2) posibilita funciones de mando y de toma de decisiones; 3) soluciones de problemas y diagnóstico de la realidad. Dentro de una organización la comunicación abarca tres funciones, a fin de mantener la estabilidad y el equilibrio de la empresa. Estas son: 1) Función de producción: La comunicación abarca todas las actividades y la información que se relaciona directamente con los modos de capacitación personal; orientación pertinente a la realización del trabajo; apertura de espacios para la formulación y concertación de objetivos; la solución de conflictos y la sugerencia de ideas para mejorar la calidad del servicio y del producto. 2) Función innovadora: En ésta se dan dos tipos de innovaciones. Primero, la de la organización. Segundo, en la organización. La innovación de la organización cambia la empresa, pero no afecta al personal que labora en ella. La innovación en la organización se requieren cambios en el comportamiento de los individuos, hecho que afecta a todo el conjunto; pues exige una actitud adecuada y prospectiva en todos y cada uno de los estamentos de la empresa: directivos, administrativos y empleados. La función innovadora de la comunicación incluye actividades de comunicación tales como los sistemas de sugerencias a nivel general: el trabajo de investigación y desarrollo; la investigación y el análisis de mercados; las sesiones de manifestación de inquietudes y los comités de desarrollo de ideas. 3) Función de mantenimiento: Está relacionada con los espacios de socialización que permiten un contacto con el ambiente físico y humano, por medio de información oportuna, amplia y puntual; lo cual genera mejores relaciones interpersonales e identificación con la organización. La comunicación de mantenimiento busca compensar y motivar al personal para que se comprometa con los objetivos y las metas de la organización. Reconoce al individuo competente y valioso, resalta el trabajo en equipo y la creación individual.
La comunicación organizacional interna promueve la participación, la integración y la convivencia en el marco de la cultura organizacional. Acá adquiere sentido el ejercicio de funciones y el reconocimiento de las capacidades individuales y grupales. De allí que el factor esencial de la cultura de una organización es la comunicación en todas sus direcciones y en todos los niveles. Por lo que, la comunicación engloba prácticas internas y externas de los flujos comunicativos. En los cuales se pone énfasis en la necesidad de alcanzar un equilibrio entre los canales formales e informales de comunicación que se utilizan. Los flujos de comunicación se encuentran compuestos por el conjunto de estos canales de comunicación, y representan en sí la estructura de la organización desde el punto de vista de las interrelaciones de comunicación. Lo cual ayuda a elevar la eficiencia del proceso de las comunicaciones, es decir, transmitir efectivamente un mensaje.
La buena comunicación es de suma importancia para la eficacia de la organización, pues hace referencia a la transmisión y comprensión eficaz de significados. El flujo de mensajes sigue un camino que se denomina «red de comunicación». Por otra parte, se entiende por «proceso seriado» la ruta que sigue la comunicación dentro de la organización, es decir, el proceso persona a persona. En una organización existen y coexisten de modo paralelo redes formales e informales. En cualquier organización, la comunicación tiene cuatro funciones principales: 1) Controlar: La comunicación controla la conducta de los miembros de varias maneras. Las organizaciones tienen jerarquías de autoridad y lineamientos formales que deben seguir los empleados. Por ejemplo, la comunicación desempeña una función de control cuando se pide a los empleados que primero comuniquen las quejas laborales a su jefe inmediato, que se limiten a la descripción de sus puestos o que cumplan con las políticas de la empresa. 2) Motivar: La comunicación alienta la motivación porque aclara a los empleados qué deben hacer, cómo lo están haciendo y qué pueden hacer para mejorar un rendimiento deficiente. La definición de metas concretas, la retroalimentación sobre el avance logrado hacia las metas y el reforzamiento de la conducta deseada estimulen la motivación. 3) Expresar emociones: En el caso de un gran número de empleados, el grupo de trabajo es su fuente primaria de interacción social. La comunicación que ocurre en el grupo es un mecanismo fundamental que permite a sus miembros manifestar sus frustraciones y sentimientos de satisfacción. Por consiguiente, la comunicación se convierte en una puerta de expresión emocional de sentimientos y de realización de las necesidades sociales. 4) Informar: Se refiere al papel que desempeña la comunicación cuando facilita decisiones. Pues mediante la transmisión se proporciona la información necesaria para la toma de decisiones.
Para que la organización funcione es preciso tener cierto control de los miembros, estimularlos para que trabajen, proporcionarles un medio para expresar emociones y tomar decisiones. Cualquier intercambio de comunicación en una organización cumple con una o varias de estas funciones. La comunicación interna engloba el conjunto de actos de comunicación que se producen en el interior de una organización. Esta comunicación concierne a todos sus componentes, desde la dirección general hasta los empleados de más bajo nivel. Ésta persigue informar acerca de lo que la organización hace, e intenta lograr un clima adecuado de integración al incrementar la motivación y, en consecuencia, la productividad.
Los principales canales de comunicación en una organización son: los supervisores, los compañeros de trabajo y la actividad personal basada en hacer preguntas y observar. Los miembros de la organización suelen acudir a los supervisores, como fuentes de información, en los siguientes casos: 1) Para información técnica. 2) Para la obtención de metas instrumentales. Por lo general, se dan dos canales de comunicación para transmitir la información adecuadamente, éstos son: la comunicación vertical y horizontal. La comunicación vertical puede ser descendente o ascendente. En la comunicación descendente la información permite la regulación y control de la conducta de los subordinados, tal como instrucciones sobre la tarea; comprensión de la tarea y su relación con otras tareas; justificación del trabajo. Información sobre procedimientos y prácticas. Información al empleado sobre su rendimiento y ejecución. Información ideológica para inculcar un sentido de misión. Los canales de comunicación más utilizados en la comunicación descendente son: cartas, reuniones, teléfono, manuales, memorandos, circulares, mails, y guías.
Los canales de comunicación organizacional son: 1) Comunicación descendente: Transmite políticas, procedimientos, reglas y manuales. 2) Comunicación ascendente: Contiene quejas, sugerencias, reportes de desempeño, investigación de actitudes. 3) Comunicación lateral u horizontal: En ésta se manejan memoranda interdepartamental, conferencias de línea y asesoría, interacción de empleados con sus supervisores, relación sindicato-empresa.
Los mensajes que se intercambian entre los miembros de una organización y otra organización pueden ser: 1) Comunicación escrita: debe ser clara, precisa, completa y correcta; se califica como información de primera mano y se deja constancia. Por medio de ella las personas tienen la oportunidad de poder regresar a segmentos anteriores del mensaje, lo que permite una mejor comprensión en la información. Esta puede darse a través de: Cartas: Es el medio más usado dentro de una organización para las personas ausentes, en la cual se comunica alguna cosa de interés personal o grupal. Memorando: Tiene el objetivo de recordar mensajes o información con referencia a instrucciones internas que los empleados deben realizar dentro de la organización. Carteleras: Son un factor clave en una organización. En ésta se maneja la información sobre actividades de motivación o mensajes de interés general para los empleados y directivos. Para que éstas funcionen se debe tener en cuenta su ubicación, es decir, sitios estratégicos por donde hay mayor flujo de personal. Revista: Es la forma de comunicación tradicional con mayor aceptación dentro de la empresa. En ésta se propicia la participación activa en todas las actividades, con el objeto de contribuir a fomentar la investigación de acontecimientos afines a la realidad de la organización. Periódico: Envuelve un área de conocimientos especializados; en muchos casos éste es utilizado para ganar tiempo en el ámbito de la información. Boletín: Es un medio donde se maneja información especializada para el público interno y externo de la organización. Comunicación masiva: Es la comunicación permanente que genera mensajes y noticias de manera específica, coherente, directa y sincera para el público interno y externo de la organización. Esta se da por medio de: Entrevista: Es uno de los medios más utilizados dentro de la organización para la selección del personal. En otros casos, la entrevista es empleada como un instrumento preliminar para estructurar la comunicación interna. Reuniones: Se puede definir como una comunicación directa donde intervienen más de dos personas; las reuniones son dirigidas por alguno de los integrantes de la organización, en ella se retroalimentan, se transfiere información de interés general y lo más importante se toman decisiones que tiene por objeto llegar a un acuerdo común para beneficio de la organización. Circuito cerrado de televisión y radio: Tiene el fin de lograr una buena influencia y ofrecer grandes posibilidades de retroalimentación. Allí los directivos, administrativos y empleados pueden tener una visión más precisa sobre actitudes y sentimientos generados en la interacción y percibir con mayor facilidad cual va a ser el comportamiento del otro.
Los problemas de comunicación suelen ser síntomas de conflictos más profundos. Algunas de las barreras de la comunicación son: 1) Falta de planeación: La buena comunicación no es obra del azar. Por ello, es necesario establecer las razones de una instrucción, seleccionar el canal más rápido y elegir el momento adecuado son acciones que pueden favorecer enormemente la comprensión y reducir la resistencia al cambio. 2) Supuestos confusos: A pesar de su gran importancia, suelen pasarse por alto los supuestos no comunicados en los que se basa un mensaje. Los supuestos no aclarados por ambas partes pueden resultar en confusión y pérdida de la buena voluntad. 3) Distorsión semántica: La cual puede ser deliberada o accidental. Las palabras pueden provocar reacciones distintas. Por ejemplo, para algunas personas el término “gobierno” puede significar interferencia o gasto deficitario, para otras puede significar ayuda, trato igual y justicia. 4) Mensajes deficientemente expresados: Aun siendo claras las ideas del emisor su mensaje puede resentir palabras mal elegidas, omisiones, incoherencia, mala organización, oraciones torpemente estructuradas, asuntos que se dan por obvios, jerga innecesaria y falta de claridad respecto de sus implicaciones. Esta falta de claridad se puede evitar si se pone más cuidado en la codificación del mensaje. 5) Pérdida por transmisión y deficiente retención: Un mensaje que debe ser transferido en una serie de transmisiones de una persona a la siguiente se vuelve cada vez más impreciso. La deficiente retención de información es también otro problema serio. Así, la necesidad de repetir el mensaje y de emplear varios canales resulta obvia. 6) Escucha deficiente y evaluación prematura: Escuchar exige total atención y autodisciplina. Requiere asimismo que el escucha evite la evaluación prematura de lo que dice la otra persona. Es común la tendencia a juzgar, a aprobar o reprobar lo que se dice, en vez de hacer un esfuerzo por comprender el marco de referencia del hablante. 7) Comunicación interpersonal: La comunicación eficaz es más que sencillamente transmitir a los empleados. Requiere de contactos frente a frente en condiciones de apertura y confianza. Para mejor la comunicación no son necesarios costosos y sofisticados medios de comunicación, sino la disposición de los superiores a participar en la comunicación frente a frente. 8) Desconfianza, amenaza y temor: La desconfianza, la amenaza y el temor minan la comunicación. En un ambiente en el que estén presentes estos factores, todo mensaje será visto con escepticismo. Por ejemplo, la desconfianza puede ser producto de las incongruencias en la conducta del superior, o de anteriores experiencias en las que el subordinado fue castigado por haberle transmitido honestamente a su jefe información desfavorable pero verídica. 9) Periodo insuficiente para la adaptación al cambio: Algunas comunicaciones apuntan a la necesidad de capacitación adicional, ajustes profesionales, etc. Los cambios afectan a las personas de distintas maneras, de modo que puede tomar cierto tiempo reflexionar en el pleno significado de un mensaje. En consecuencia, y para una eficiencia máxima, es importante no forzar el cambio antes de que los individuos puedan adaptarse a sus implicaciones. 10) Sobrecarga de información: Puede pensarse que un más abundante e irrestricto flujo de información ayudará a resolver sus problemas de comunicación. Pero un flujo irrestricto puede dar como resultado un exceso de información. Cada individuo responde a la sobrecarga de información de distinta manera. Primeramente puede desestimar cierta información. En segundo término, si un individuo se ve abrumado por demasiada información, puede cometer errores al procesarla. Finalmente, las personas reaccionan a la sobrecarga de información sencillamente rehuyendo la tarea de comunicación.
Con respecto a estas barreras, se pueden considerar en la comunicación ascendente cuatro aspectos para predecir estas distorsiones: 1) El poder del superior: Las personas situadas en el nivel inferior de la jerarquía no transmiten información ascendente que les puede perjudicar. 2) Influencia del superior: Los subordinados pasan información más favorable a los superiores que tienen más influencia. 3) Confianza del subordinado en su superior: Se transmite más información distorsionada cuando no se confía en el superior. En situaciones donde hay confianza, la transmisión de la información es más exacta. 4) Aspiraciones de ascenso del subordinado: No se transmite información que se supone pueda perjudicar el desarrollo de la carrera profesional del subordinado. 5) Problemas por falta de confianza en la comunicación: La empresa no cree que la comunicación interna sea una herramienta de gestión estratégica, la ve más como un símbolo de modernidad o una acción de marketing dirigida al público interno. La comunicación interna se considera un costo, y no valor. Los líderes ven a la comunicación como un fin en sí mismo y no como un medio para alcanzar otros fines, por ejemplo: motivar al personal. Se confunde la comunicación con las herramientas de comunicación. Se cree que la comunicación interna es propiedad y responsabilidad de un departamento en particular y no de toda la empresa. La comunicación formal e informal en la organización La comunicación organizacional se divide en formal e informal.
La comunicación formal es aquella que la organización ha regulado. Ésta define las reglas de comunicación en la organización. La comunicación formal define el modo en que cada miembro de la organización ha de comportarse; confirma el tipo de relación que han de mantener los miembros de la organización entre sí. Ésta cumple dos funciones en la organización. Primera, permitir la toma de decisiones. Segunda, motivar al personal de la empresa. Para garantizar la toma de decisiones y lograr niveles adecuados de motivación en los miembros, la organización conforma estructuras que facilitan la transmisión de la información. Para que la información sea adecuadamente transmitida es necesario que exista un flujo de comunicación que lo permita. Este flujo de comunicación debe cumplir los siguientes objetivos de información: 1) Transmitir la información útil para la toma de decisiones. 2) Transmitir la información con exactitud. 3) Transmitir la información con rapidez. 4) Transmitir la información sin errores. Por otra parte, el flujo de comunicación adecuado es aquel que ofrece: 1) Una estructura de comunicación que no la obstruya. 2) Fuentes de comunicación capaces de recoger y transmitir la comunicación que se necesita en cada momento. 3) El camino que sigue la comunicación es el adecuado.
Las principales estructuras de flujo de comunicación son: 1) Estructuras centralizadas: El flujo de comunicación está centralizado cuando todo el poder de decisión se concentra en un único punto. La centralización es el mejor medio para coordinar la toma de decisiones cuando la información no produce una sobrecarga, lo cual limitaría la eficacia de la coordinación. 2) Estructuras descentralizadas: El flujo de comunicación está descentralizada cuando la información se reparte entre varios individuos; descentralizar el flujo de comunicación permite una mayor reacción ante el ambiente y es un estímulo de motivación.
La comunicación informal se conforma en torno a las relaciones sociales de los miembros, y surge siempre que un miembro siente la necesidad de comunicarse con otro sin que exista ningún canal formal para ello, o si los que existen son inadecuados, es decir, son las interacciones que conforman relaciones no reguladas por la comunicación formal. Este tipo de comunicación aparece donde la comunicación formal es insuficiente para las necesidades emocionales y de información de los miembros de la organización. Estas redes ayudan a mantener relaciones sociales ajenas a las relaciones estipuladas en las normas. La comunicación informal se produce de manera espontánea y no obedece a patrones de comportamiento establecidos por la organización, es reconocida como una forma básica de conocimiento del otro, de incorporar información de carácter situacional (quién es, qué hace). El principal medio de comunicación empleado en la comunicación informal es el cara a cara, la relación interpersonal directa. Sin embargo, algunas organizaciones son conscientes de la importancia de este tipo de comunicación para conectar con el empleado, y emplean un medio de comunicación que les permite llegar a todos ellos utilizando con un carácter informal; por ejemplo: los boletines o revistas de la empresa. Los boletines pueden contener historias sobre empleados citados por su buen servicio o por un rendimiento laboral sobresaliente, anuncios sobre las funciones sociales de la empresa, preguntas y respuestas acerca de temas laborales, información sobre actividades informales de los empleados etc. Se utilizan con contenido moral para ayuda a que los empleados sientan que forman parte del todo.
La principal distorsión de la comunicación informal es la causada por los rumores, que se forman con cierta facilidad. Pues al ser una comunicación no controlada busca complementar la falta de comunicación de la comunicación formal. Es la comunicación en donde el mensaje circula entre los integrantes de la empresa sin conocer con precisión el origen de éste, y sin seguir canales establecidos formalmente por la empresa. El cual corre de persona a persona, y aunque nadie se responsabiliza de su veracidad se toma como una verdad. El rumor puede ser negativo para la empresa si es que crea un ambiente de tensión, expectativa y desasosiego entre el personal. Por ejemplo, cuando se hacen cambios en el personal y surge el rumor de que podría haber despidos masivos, esto hace que todos se sientan preocupados por su futuro.
La forma de evitar los efectos negativos de la comunicación informal es aumentando la calidad de la comunicación formal. Al hacer que ésta última llegue cuando sea necesaria y en el momento oportuno. Otra forma de hacer frente a la comunicación informal es evitar que la comunicación formal sea tan autoritaria, al punto de no dejar cabida para la participación y las propuestas del personal. Sin embargo, en ocasiones la comunicación informal puede resultar beneficiosa para la empresa. Cuando por medio de ésta se logra complementar la comunicación formal, lo cual permite que el mensaje enviado fluya más rápido por la empresa; de este modo, se logra una forma de comunicación más eficaz.
Existen varios métodos para mejorar y hacer más eficiente la comunicación organizacional, entre éstos tenemos: 1) Muestreo de actividad: Es una técnica de campo en la que se registra y analiza el proceso de comunicación en distintos momentos, para hacer generalizaciones a partir de estas muestras. Es un método que requiere mucha cooperación de los miembros de la empresa. Además, es un método intrusivo, es decir, para obtener los datos es necesario interrumpir el trabajo, lo que obliga a utilizar estrategias lo más discretas posible de recogida de muestras. 2) Sociograma: Es la representación gráfica de quién se comunica con quién dentro del grupo. Durante un determinado período de tiempo un analista registra los patrones de comunicación interpersonal dentro del grupo. 3) Análisis ECCO: «Canales de Comunicación Episódicos en la Organización» (ECCO). Es un método que se basa en un cuestionario. Su objetivo fundamental es descubrir cuándo una persona recibe por primera vez una parte de la información. Los empleados responden un mismo cuestionario al mismo tiempo, y los resultados muestran el patrón de difusión de la información para la organización. Este tipo de análisis permite representar la secuencia de comunicaciones sobre un evento determinado. Muestra la difusión de una porción de información desde su origen hasta llegar a todas las personas de la organización. Este método invierte poco tiempo para recoger los datos, obtiene resultados rápidos y son más fiables que los obtenidos mediante auto-informes.
Otros aspectos a considerar para mejorar la eficacia en la comunicación organizacional, entre éstos tenemos: 1) Escuchar todo lo que la otra persona comunique. 2) No emitir juicios sobre el mensaje a partir de prejuicios o estado emocional. 3) Escuchar todos los puntos de vista de quien intervengan en una conversación. 4) Planificar la forma como se va a comunicar algo. 5) No expresar una opinión si no se está seguro de lo que se está diciendo. 6) Verificar el efecto que la comunicación puede producir en el receptor. 7) Tratar de ser lo más objetivo posible cuando se exprese una opinión. 8) No exagerar los sentimientos para tratar de convencer a otra persona. 9) Considerar siempre los sentimientos ajenos. 10) No descalificar una opinión sin antes oír todos los argumentos.
Para que la comunicación en una empresa fluya adecuadamente, se debe: 1) Emitir el mensaje utilizando un lenguaje simple. 2) Evitar el uso de palabras que den lugar a ambigüedades. 3) Construir sintácticamente las oraciones siguiendo una estructura simple: Sujeto-verbo-predicado. 4) Hacer uso de los canales más adecuados, según de la naturaleza del mensaje. 5) Exponer cada idea en forma positiva. 6) Utilizar el mayor número posible de canales. 7) Reiterar las partes fundamentales del mensaje. 8) Proponer ejemplos que clarifiquen el mensaje. 9) Establecer una relación de empatía con el receptor. 10) Elegir el momento oportuno para transmitir el mensaje. 11) Eliminar en lo posible, la existencia de intermediarios entre el emisor y el receptor. 12) Reducir el mínimo de tiempo que va desde la emisión hasta la recepción. 13) Expresar lo que se espera del interlocutor. 14) Distinguir perfectamente bien entre la idea principal y las ideas secundarias. 15) Explicar los objetivos que se persiguen. 16) Evitar la excesiva longitud del mensaje. 
Recordemos que la comunicación organizacional es el reflejo de las relaciones humanas en la organización. Por tanto, la función gerencial de una organización, entendida como un espacio de convivencia donde se toman decisiones de estrategia, se asignan recursos, se afrontan crisis y se gestionan recursos humanos, debe contemplar como prioritaria la comunicación. Pues al fallar el proceso de comunicación la organización fracasa, ya que la distorsión entre emisor-receptor se vuelve insalvable. Los acuerdos, los consensos en este marco de relación deben tenerse en cuenta, ya que a través de éstos se llega a un proceso confiable de interrelaciones personales. Entre los que destacan la confiabilidad y satisfacción de los integrantes de una organización. Un sistema estructural de comunicación viable debe establecer planes para prestar servicios o desarrollar productos que satisfagan las demandas de los grupos.
La organización debe comprender que la práctica de una buena comunicación saca a la organización del plano de las intenciones y la pone en la dimensión de las realizaciones. Para ello, debe dotarse de la capacidad de articular y conducir el trabajo en equipo y de coordinar los esfuerzos para desarrollar un proyecto compartido. Así el concepto de efectividad de los logros debe contemplar, desde el punto de vista de los planes o proyectos de la organización, el alcance y la calidad de la comunicación organizacional. En la misma organización coexisten e interactúan áreas y procesos que generalmente son diferentes, pero que deben estar orientados a la consecución de un mismo objetivo final. En la misma organización conviven mundos diferentes. Un mundo que piensa en base a resultados económicos, productividad y eficiencia de procesos; otro, de relaciones sociales y personales, donde aparecen afinidades y diferencias; y un tercero de mensajes y comunicaciones para que todo se desarrolle de manera ordenada y satisfactoria. El conocimiento mutuo, la empatía, las relaciones de confianza, la cooperación presente en la comunicación favorecen los procesos de y agilizan la construcción de la cultural organizacional.

Las fuentes documentales para la realización de este artículo han sido:
Bartoli, Annie, Comunicación y Organización, Barcelona, Ediciones Paidos, 1992.
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Muriel María Luisa y Rota Gilda, Comunicación Institucional, Enfoque Social de Relaciones Humanas, Quito, Editorial Andina, 1983.
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Nosnik Abraham, Comunicación y Gestión Organizacional, Bucaramanga, Universidad Autónoma de Bucaramanga, 1996.
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