Las ideas de
mayor potencial explicativo para indagar sobre los procesos terapéuticos que se
llevan a cabo, ya que los diversos problemas personales y sociales como la depresión
y el rendimiento laboral, entre otros; son vistos a la luz del saber de la
medicina, la psiquiatra, la psicología y el psicoanálisis que aparecen como los
conocimientos más adecuados.
Con esto se
limitan las posibilidades de considerarlos como problemas derivados del
funcionamiento social; ya que al ser problemas terapéuticos, entonces se
resuelven con métodos de autoayuda dejando de lado las determinaciones sociales
del problema. Por ejemplo, si el bajo rendimiento laboral es sólo un problema
terapéutico, entonces no es necesario estudiar la correlación entre bajo
rendimiento y sistema laboral-social imperante; entre bajo rendimiento y
desarticulación de las redes sociales conformadas en una atomización social; entre bajo rendimiento, depresión
y sobrevaloración del éxito económico.
Asimismo, al
aplicar la terapéutica a la depresión social, no patológica, entonces no es
necesario estudiar la posible relación entre el aumento de este tipo de
tristeza y el aumento del consumismo banal; entre tristeza y extensas jornadas
de trabajo; entre tristeza y disminución del tiempo que padres e hijos pasan
juntos. La terapéutica clausura la indagación social y legítima la intervención
sobre las acciones de los individuos, y libera, además, al sistema social de la
responsabilidad de producir y reproducir dichos fenómenos.
La terapéutica
permite reproducir aquellos fenómenos problemáticos que el sistema social
produce y reproduce, ya que son tratados como problemas terapéuticos
contribuyendo a legitimar el orden social. Esta identificación de los fenómenos
puede contribuir a cuestionar los procesos de autoayuda y centrarse en las
determinaciones sociales de los fenómenos. Dicha identificación podría cambiar
el foco temático dejando de centrarse sólo en el cuerpo individual, para
dirigir la mirada y la acción al sistema social.
La biogerencia
señala que hay que potenciar la inversión humana, social y ecológica. Si una
organización potencia las inversiones en tecnología de información con
orientación sostenible, logrará mayores diferenciadores de los que hoy tiene y
será capaz de generar, en última instancia, más riqueza, rendimiento,
rentabilidad e ingresos. Que es el fin de toda empresa.
A partir de
estos componentes se enfatiza la estrategia, la cual se orienta en dos direcciones:
la parte humana y la sostenibilidad. Con respecto a la parte humana, si no se
tiene información sobre la gente que labora no se pueden tomar decisiones sobre
ellos, ya que es necesario humanizar las empresas y se necesita trabajar en
grupo y conformar redes. La organización a volverse más humana reflejará el
bienestar de su gente, y éste, a su vez, se reflejará hacia la empresa logrando
ésta mejores resultados económicos. Entonces, el propósito principal es
consolidar una cultura empresarial que tenga en cuenta a la persona como el
centro de sus enfoques y prácticas gerenciales.
A partir de la
premisa anterior se genera la biogestión, que es un modelo de análisis
sistémico vinculado con la teoría de las organizaciones, que relaciona la
biología con la gestión de organizaciones; considera que las empresas, al ser
conformadas por personas y éstas al ser organismos biológicos lo que generan es
un nuevo organismo biológico, que se denomina organización.
En este
sentido, la biogestión plantea que las organizaciones, al igual que las
personas, deben equilibrar su identidad y adaptarse al ambiente entre el futuro
y rentabilizar la experiencia. Esta búsqueda de equilibrio se expresa, en la
organización, como identidad-cambio y aprendizaje-cultura.
La biogestión
asume que las organizaciones son una comunidad de seres vivos, con un objetivo
primario y común preservar la comunidad, esto es, la organización. En este
aspecto, cualquier organización tiene como objetivo primario su propia
preservación. Por tanto, para comprender los fenómenos organizacionales, es
necesario comprender que éstos son motivados por la búsqueda de la preservación
de la organización, no de los sujetos en primera instancia.
Por otra
parte, está la autonomía, que expresa la capacidad para darse normas o reglas a
uno mismo sin influencia de presiones externas o internas. Lo cual parece
contradecir lo anterior, pero no necesariamente. La autonomía tiene un carácter
imperativo, lo que conlleva a que debe respetarse como norma. Excepto cuando se
dan situaciones en que las personas pueden no ser autónomas o presenten una
autonomía disminuida, en este caso se puede justificar o no por qué no existe
autonomía o por qué ésta se encuentra disminuida.
En el caso de
la biogerencia, ésta puede tener la obligación de actuar en beneficio de otros,
al promover sus legítimos intereses y suprimiendo prejuicios. La biogerencia,
en este aspecto, promueve el mejor interés de las personas teniendo en cuenta,
aparentemente, la opinión de ésta. Supone, la biogestión, que ella posee una
formación y conocimientos que las personas que laboran en la organización carecen,
por lo que ella sabe y decide lo más conveniente para éstas.
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En este sentido, la biogestión plantea que las organizaciones, al igual que las personas, deben equilibrar su identidad y adaptarse al ambiente entre el futuro y rentabilizar la experiencia. Esta búsqueda de equilibrio se expresa, en la organización, como identidad-cambio y aprendizaje-cultura.
ResponderEliminardnd queda el equilibrio?
ResponderEliminarSOCIAL
En el caso de la biogerencia,
parece UN TITULO MAS RIMBOMBANTE Y SIN CONTENIDO SOCIAL REAL
ésta puede tener la obligación de actuar en beneficio de otros,
al promover sus legítimos intereses y suprimiendo prejuicios.
La biogerencia,
promueve el mejor interés de las personas teniendo en cuenta,
aparentemente, la opinión de ésta.
Supone, la biogestión,
que ella posee una formación y conocimientos
que las personas que laboran en la organización carecen,
por lo que ella sabe y decide lo más conveniente para éstas.