Sobre la hechura
de la abayomi, que es una muñeca de trapo muy elemental, hay como una cierta mitología.
Unos dicen que las africanas durante la travesía en el barco negrero arrancaban
del ruedo del vestido una tira de tela para hacer con ésta una muñeca, que es
anudada, para dársela a la niña. En este caso, hay que preguntarse si a las
esclavas las transportaban vestidas, lo dudo. Si le ponían vestido, por algún
pudor cristiano, sería cuando ya estaban en el puerto negrero listas para ser vendidas.
Es más factible
que hicieran esas muñecas cuando ya trabajaban en la hacienda o en casa del
amo. Pero, la muñeca, muy elemental, no podía ser de tela negra, porque ésta estaba
reservada para el luto. A los esclavos, varón y hembra, los vestían con un
camisón de tela cruda. Por tanto, la muñeca tenía que ser del color de esa
tela, y no negra.
Lo que tendría
era la connotación de ser una muñeca negra, porque era hecha por una mujer
negra.
El niño negro a
partir de los seis o siete años se convertía en laborante. Antes no, por
razones de motricidad corporal y por la poca capacidad de ejecutar adecuadamente
las órdenes recibidas. A partir de esa edad se convertía el niño en parte
activa del modo de producción esclavista.
Ya no era un
niño, era un esclavo más. Antes de los siete o seis años el niño podía tener un
juguete, después si estaba trabajando tenía que esconderlo o guardarlo hasta la
noche en el momento del reposo.
La muñeca abayomi
es de origen yoruba. Por el contrario, "los esclavos en Venezuela provenían
de la región del Congo. Los esclavos de la región del Congo y de Angola pertenecían
a una cultura patrilineal, estructurada alrededor del linaje y del culto
familiar a los ancestros. A diferencia de los yorubas, ewe-fon, mandingas y
otros que, aunque son patrilineales –como la mayoría de las etnias africanas–
estaban organizados en estados-naciones, con un gobierno –la casa real– y una
religión de estado practicada por todos los habitantes. De modo que al
transportar a un esclavo de nación Congo a América, gran parte de su cultura
permanecía en suelo africano ligada a su linaje, al culto a los antepasados y
al pedazo de tierra que cultivaba para vivir"[i]. La muñeca
en cuestión no forma parte de la tradición venezolana sino de la tradición cubana,
donde sí hubo una gran población esclava yoruba.
La muñeca en
cuestión tiene raíces religiosas con función de talismán o amuleto, pues con
cada nudo (seis en total) se expresaba una oración o deseo de protección. Hay
otra muñeca, en este caso centroamericana, que se llama la "quita pena"
o "quita pesares", creo, si no me equivoco, es guatemalteca de la
región maya. Ésta es de raigambre aborigen y tiene un sentido semejante a la abayomi
en cuanto es un talismán. Un ser protector, ya no del niño sino de la persona
sin importar la edad que tenga.
En Venezuela debe
haber algo semejante a la abayomi y a la quita pena; pero parece que no existe
en la tradición hispano-venezolana. Y es factible pues para eso estaba todo el
aparato religioso con sus santos y vírgenes. No obstante, debe existir en la
tradición aborigen, de eso estoy seguro. Pues el talismán o amuleto pertenece a
la cultura humana en general y nuestra cultura no será una excepción. El
talismán es de orden religioso, pero paralelo a la cristiandad, como es el caso
de la abayomi y la quita pena.
En Venezuela debe
existir un equivalente, pero a las muñequeras que les he preguntado no saben. Me
he propuesto indagar en la tradición muñequera aborigen este asunto, porque ahí
debe haber mucho material interesante e importante que está en el rango de lo
antropológico, de lo mítico religioso. La muñequería aborigen debe ser una
buena cantera. Esto me interesa indagar y es lo que haré en los próximos meses.
He leído que
ciertas etnias originarias de Venezuela como los kariñas, guahibos, yukpas y
bari entre otras, sembraban algodón, tenían husos, hilaban y tejían. Si tal actividad
es precolombina pienso que las mujeres hicieron muñecas con los retazos o
desperdicios que quedaban del tejido, las hicieron de algodón. Y no solo de
fibra vegetal como se repite siempre. Pero no tengo certeza aún de si tal
actividad es anterior a la conquista.
En el caso de
Venezuela se desmontaría el mito de que las muñecas de trapo son de origen
europeo. Pienso que los incas y aztecas sí hicieron muñecas de tela, pues ellos
utilizaron el telar en el periodo precolombino.
Hacer
representaciones antropomórficas es parte de todas las culturas, son lo que hoy
llamamos selfies, autorretratos del humano. Que es lo que es una muñeca de
trapo o de cualquier otro material.
Lo que me
interesa en estos momentos son dos asuntos. Primero, la semiótica y la observación
etnográfica del hacer de la muñequera. Segundo, es la muñequería aborigen,
porque ésta es nuestro real origen.
Y esto me trae a
cuento cierto asunto que he oído algunas veces, que es el referirse a la
cultura negra como nuestro origen. Eso es falso. Los negros no son nuestro
origen, ellos son unos allegados juntos con los europeos, porque éstos los
traen por la fuerza, donde el europeo no distinguía culturalmente a un negro de
otro, para él todos eran lo mismo.
Nuestro origen
son las etnias indoamericanas, los llamados pueblos originarios. Ellos sí son
nuestros orígenes. Europeos y africanos son advenedizos que se mezclaron
culturalmente en América.
Volviendo a
nuestra muñeca o talismán desconocido. Es importante encontrarla y la veta debe
ser la antropología indígena, esta rama del conocimiento debe haber reseñado la
existencia de tal talismán que ha pasado desapercibido para las muñequeras
tradicionales. No así para las que se dedican a la muñeca aborigen. Esto es un
pendiente en la libreta investigativa.
[i] Michaelle Ascencio. "Las religiones paganas del
Caribe". Antropologías hechas en Venezuela. Tomo II, Annel Mejías Guiza y
Carmen Teresa García (Editoras), pp. 343-344, Venezuela, 2021.
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