jueves, 6 de febrero de 2020

LIBERTAD Y RESPETO A NOSOTROS MISMOS






































Siempre nos planteamos crear un mejor individuo de nosotros mismos, buscamos eliminar nuestros temores e incertidumbres para saber qué tanto nos debemos fiar de ciertos principios, saber a qué responden éstos y en qué medida son capaces de reducir nuestra inestabilidad, minimizar nuestro temor y regular nuestros conflictos connaturales.

Para entendernos nos preguntamos cómo seríamos en un estado de naturaleza, en una situación previa a nuestro hacer actual. Suponemos que al explicarnos nuestro paso de lo natural a lo que actualmente hacemos comprenderemos lo que somos, del mismo modo que comprendemos los diversos aspectos de nuestro entorno. Que si darnos cuenta hace rato estamos en estas disertaciones.

Nuestro estado natural se caracteriza por vivir en una duda permanente con respecto a nuestro hacer, nuestra seguridad, a lo que somos y nos pertenece; pues escudriñamos cómo ganar una parcela en el mundo y defendernos de los roces que la convivencia genera. Nos percibimos desvalidos, y esto se da hasta en los que se creen más seguros de sí mismos.

Desde este punto de vista, pensamos que tenemos derecho a lo que aún no hemos alcanzado, y para ello debemos zanjar disputas que aún no se han producido. Todo nuestro hacer presenta situaciones de inseguridad, que nos obligan a defender lo que hemos alcanzado. Consideramos que solo somos nosotros lo que estamos en esa situación, sin darnos cuenta que es una situación general.

En esta situación estamos en un estado de guerra con nosotros mismos, lo cual puede poner en riesgo la relación con nosotros mismos. Debemos evitar extremar este estado para no convertimos en guasones de nosotros mismos, evitar ensimismarnos y separarnos de nuestras relaciones interpersonales. Lo que debemos hacer es hacer uso adecuado de nuestra voluntad de poder y asumir nuestro propio hacer.

Al defender y proteger lo que somos nos aseguramos a nosotros mismos. De allí la necesidad de fortalecer nuestras capacidades, de gobernarnos y administrar nuestro vivir con justicia usando la fuerza de la razón y la emoción con el fin de dar estabilidad y seguridad a nuestro vivir. Que es la función primaria de nuestro hacer, cuidarnos y defendernos.

Bajo esta inspiración, el foco de nuestro hacer es saber también cuánto producimos, cuánto ganamos y cuánto crecemos; saber si respetamos nuestro derecho de ser lo que aspiramos ser, que se traduce en nuestra libertad a elegir y en el resguardo de nuestra privacidad, entre otras cosas. Si tutelamos nuestro derecho a ser lo deseamos no cometemos ninguna falta ni nos sentimos amenazando.

De ese modo, nos incentivamos, nos reconocemos y nos damos los beneficios que nos corresponden en nuestro pensar-hacer, al estar basado éste en criterios justos y aceptados por nosotros tenemos las posibilidades de reconocimiento y beneficios, a que aspiramos. De lo contrario, estaríamos permitiendo un estado desfavorable de nuestro pensar-hacer.

Debemos revisar de forma racional y justa como llevar adelante nuestro hacer, para ver con claridad las oportunidades en las que podemos participar. Pues cualquier conflicto nos aparta de lo que queremos y altera la visión sobre nuestras metas. Para evitar esto necesitamos asegurar la claridad de nuestro pensar y así poder generar prosperidad.

Debemos tener la valentía de hacer uso de nuestras fortalezas, con el objeto de cumplir las metas que nos hemos propuesto. Debemos ejercer nuestra responsabilidad para promover nuestros actos, tomar las decisiones favorables y asumir el comportamiento adecuado a nuestros fines.

Porque somos, de alguna manera, nuestra creación y ésta tiene sentido en la medida que cumplimos nuestros objetivos y metas, nos damos así más capacidad de acción y amplios horizontes de significados. En esto está comprometido nuestro hacer inteligente que requiere grados de libertad.

Un punto crucial para medir nuestro ser es evaluar el grado en que cumplimos nuestras responsabilidades, pues esto revela el valor que le damos a nuestros compromisos y la disposición que tenemos de cuidarnos para no dejar decaer nuestro pensar-hacer. En ello consiste la libertad y el respeto a nosotros mismos.


Consultoría y Asesoría Filosófica Obed Delfín

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