lunes, 10 de febrero de 2020

LA RAZÓN Y NUESTRO ACTUAR






































Con el uso de la razón nos hacemos estratégicos, cuestionadores, capaces de poner en duda conocimientos que habíamos dado por ciertos, podemos dudar de esos saberes impuestos por autoridad; asimismo, tenemos la capacidad de cuestionar los saberes impuestos por la tradición. Esto nos permite pensar sin ataduras de autoridad, cuestionar nuestras propias conclusiones y gobernarnos a nosotros mismos.

Ahora bien, para hacer uso de la razón de la forma más adecuada es importante tener un método para pensar correctamente, para tomar decisiones, gestionar efectivamente nuestros haceres y producir eficientemente. En el hacer filosófico todo lo anterior se fundamenta en la “duda metódica”. La misma, expuesta por Descartes, consiste: 1) Rechazar cualquier  proposición que revele la más mínima duda sobre su veracidad. 2) No emitir ningún juicio de certeza sobre cualquier conocimiento que derive de una proposición que no sea absolutamente veraz.

Al asumir esos dos principios tenderemos un fundamento “claro y distinto” desde la razón. Descartes y la tradición griega nos han hecho dudar sobre el conocimiento que nos ofrecen los sentidos, por lo cual dirá Descartes “éstos a veces nos engañan y si nos engañan al menos una vez, entonces no pueden constituirse en fundamento de la verdad”. Debemos señalar que en ambos hay una búsqueda de la verdad absoluta, nosotros actualmente nos conformamos con una verdad contingente.

Descartes nos legó el idealismo y el subjetivismo, cuando en medio de su escepticismo constata que por el hecho de estar dudando y equivocándose, se revela a sí mismo, sin ninguna duda, que él “es una cosa que piensa”. En esto no hay duda; el pensar es la primera certeza absoluta que tenemos, es una verdad absoluta.

Esta certeza cartesiana inicia un método que solo tiene apoyo en la reflexión personal y racional, no busca ningún argumento de autoridad, ni en la fe ni en ninguna doctrina. Esto que ahora es tan común, es un desafío al sentido común, pues postula que la primera certeza es nuestro pensar y no el entorno en que nos desenvolvemos. Es del pensar que se derivan las pruebas de las existencias de esas realidades en que estamos inmersos.

A partir de acá, la razón no es asistida ni por la fe ni por ningún principio de autoridad ni por el sentido común, en tanto certezas. Esto es el triunfo de la razón. Lo cual significa que en el mundo de acciones prácticas no debemos ceder a los engaños de los sentidos, a la urgencia de tomar una decisión apresurada, a la autoridad de otros, o al deseo de querer que algo sea de cierta forma. Debe prevalecer la reflexión racional y mesurada.

Todo el discurso cartesiano nos lleva a actuar bajo principios sólidos y verdaderos, tener certeza firme ante cada juicio, conocimiento y opinión. Debemos ser responsables al emitir un juicio, éste no puede ser apresurado y debe contar con evidencia firme; debemos asumir una opinión fundada en un análisis consistente. Para asumir esta condición es necesario que seamos capaces de gobernarnos a nosotros mismos, para así conducir nuestros impulsos, emociones y distracciones de modo que éstas no entorpezcan el libre despliegue de nuestro pensar. Ya que no podemos confundir nuestra reflexión racional con nuestro querer, desear o sentir.

Es necesario que distingamos la certeza y la verdad. Tener la sensación de una certeza no es razón suficiente para sostenerla como si ésta fuese una verdad. Las intuiciones son un tipo de conocimiento que debemos considerar, pero hay que estar conscientes que no tienen un valor de verdad. Tomar lo aparente, lo que se dice o lo que se cree como verdad absoluta es muestra de nuestra debilidad en el recto pensar. A esto debemos estar atentos, porque nos desvía del pensar adecuado y del gobierno de nosotros mismos.

Los cuatro pasos fundamentales del método cartesiano para asegurar el recto pensar son:
• No admitir como verdad cosa alguna que no sea clara y distinta al pensar.
• Dividir los problemas en tantas partes simples como sea posible.
• Conducir ordenadamente la reflexión desde lo que es más simple de conocer hasta lo complejo.
• Hacer enumeraciones y revisiones para asegurar que no se ha omitido nada en el análisis.

Esto nos sirve para pensar y actuar, pues con ellos podemos producir, gestionar, seleccionar, tomar decisiones, comprar, invertir, entre otras muchas cosas. Del mismo modo, nos ayuda a definir con claridad nuestros objetivos y metas.

Consultoría y Asesoría Filosófica Obed Delfín

1 comentario:

  1. Did you hear there's a 12 word phrase you can communicate to your partner... that will trigger intense feelings of love and impulsive attraction to you buried within his heart?

    Because deep inside these 12 words is a "secret signal" that triggers a man's impulse to love, idolize and protect you with his entire heart...

    12 Words That Trigger A Man's Love Impulse

    This impulse is so built-in to a man's brain that it will drive him to try harder than before to make your relationship as strong as it can be.

    Matter-of-fact, fueling this influential impulse is so mandatory to achieving the best possible relationship with your man that the instance you send your man one of these "Secret Signals"...

    ...You will immediately notice him expose his heart and soul for you in a way he haven't experienced before and he will recognize you as the only woman in the universe who has ever truly fascinated him.

    ResponderEliminar