sábado, 5 de octubre de 2019

SEAMOS MAGNÁNIMOS Y APRENDAMOS A DIVERTIRNOS: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA


En nuestro hacer tenemos que colocar nuestras aspiraciones racionalmente bien arriba, para que éstas sean aspiraciones reales, alcanzables y no perezcamos en medio de falsas aspiraciones. Tenemos que ser ambiciosos y dar lo mejor de nosotros para alcanzar buenas metas. También es importante saber ser magnánimos en caso de derrota.

Tenemos que ser honestos y esforzados en nuestro hacer. Ahora bien, nadie nos pide que hagamos un sobreesfuerzo hasta el punto de caer enfermo. Esto sería insensato. No podemos fustigarnos continuamente por no ser tan fuerte o tan rápidos, por tratar de ser el mejor. La época de la sobre-competencia lo que dejó fue enfermos coronarios y ACV, chatarra humana.  

Tenemos que hacer lo mejor posible lo que hacemos con nuestro mejor esfuerzo, pero también tenemos que disfrutar nuestro vivir. Nos pasamos la vida preocupados por conseguir una cierta posición o estatus, y lo peor es muchas veces que sabemos que nunca podremos tener la misma. Vivimos de vana esperanza.

Nos llegamos a odiar por ello y nos reprochamos cada día. Tener magnanimidad para con nosotros y aceptar nuestras inteligencias no nos impide que estemos orgullosos de lo que somos y de lo que hacemos. Si no cantamos como Freddie Mercury o no pintamos como Cézanne ¿Tenemos qué dejar de hacer eso que hacemos? Tenemos que aceptar esas diferencias ¿Cuál es el problema?

Debemos hacer lo mejor que podamos con nuestras inteligencias y capacidades para seguir avanzando, pues el gato que nunca será un león no deja por ello de brincar, correr, cazar. Quitemos de encima tanto prejuicio y tanto complejo.

Seamos magnánimos en lo que hacemos y con nosotros mismos. Debemos seguir haciendo lo que hacemos cada día mejor. Y en este hacer tenemos que aprender a divertirnos, a disfrutar de lo que hacemos. Aunque la vida no es un jardín de rosas, tampoco tiene que ser una permanente experiencia dolorosa.

Cuando la vida se pone difícil nos preguntamos ¿de qué va ésta? Nunca nos preguntamos eso cuando nos estamos divirtiendo. Así que para conjugar el diario hacer y para encarar nuestras circunstancias desde otro punto de vista tenemos que aprender a divertirnos.

Saber divertirnos es una condición básica para ser sentirnos bien. Tenemos que interrelacionar los momentos serios, nuestras ensoñaciones con ser capaces de jugar, divertirnos y reír. Tenemos que tener capacidad para la sonrisa. Reservar las caras largas para los momentos adecuados.

Una de las principales ocupaciones del humano es jugar. Es el juego de la naturaleza y nosotros, hemos inventado miles de formas de reírnos y pasarlo bien Hay que saber reírse, especialmente, como Demócrito saber reírse de todo. Saber no tomarnos en serio esos pedestales sociales, y mirar con recelo cuando alguien dice «Entiende, en mi posición no me lo puedo permitir…». Solo son bla bla bla.

La imagen social, la imagen de uno mismo, el aparentar ser cultos, el fingir que ya lo sabemos es una ilusión. Ya esto lo mostró irónicamente Sócrates. En fin, todo aquello que impide divertirnos y reírnos son unos rasgos que a veces cultivamos y debe en muchos casos olvidar.

Ser magnánimos y aprender a divertirnos es fundamental para llevar una buena vida. Es saber vivir en concordancia con nosotros y nuestro entorno nos permite un estado de ataraxia.

Referencias:
Twitter: @obeddelfin


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