sábado, 12 de octubre de 2019

LA CLAVE ESTÁ EN EL ENCANTO Y LA COMODIDAD: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA


Tenemos que ser guapos y saberlo, porque hay bellezas que exceden las palabras y ésta es la amabilidad. Al ser amables somos hermosos, ¡lo que resulta sorprendente! Pues es muy raro que nos topemos con una persona amable que sea fea. Esa persona es guapa y nos cautiva por su amabilidad.

Que la persona amable sea guapa tiene importancia porque condiciona esa confianza que enarbola continuamente en el trato con los demás. Es hermosa y tiene que ser consciente de ello, porque la clave está en el encanto.

Es probable que la amabilidad no se identifique con ninguna idea de belleza, lo cual supone un gran alivio. Para nosotros la belleza de la amabilidad es un elemento indispensable para ser felices y tener confianza en nosotros mismos. Ese esquivarse en la frase «lo importante es la belleza interior» es falso e insuficiente y todos lo sabemos. El encanto es otra cosa, está más cerca de lo sublime que de lo bello.

En las relaciones interpersonales no todos somos iguales en belleza; no todos tenemos ese encanto natural con el que nacen algunos y otros lo cultivan de manera consciente. De todas formas, hay un punto proporcional en tener el encanto de la amabilidad y ofrecer una imagen repulsiva.

Hay una figura que debemos moldear para sentirnos lo mejor posible con nuestro pensar-hacer, un margen que nos permita trabajar con la actitud y la posibilidad... El objetivo es sentirnos bien con nosotros mismos, sentirnos bien tanto mental como físicamente.

Hay una única regla imparcial de belleza que debemos seguir ser amables. ¡Nada más! Para eso tenemos que ser.

Si nos vemos guapos frente al espejo[1] y somos sinceros con nosotros mismos, se multiplicará el carisma, el aura y, por consiguiente, nuestro poder de seducción y amabilidad, esto es, nuestro encanto. Es importante sentirnos guapos, incluso es primordial. Pero no siguiendo cualquier criterio.

Querer parecernos al modelo de la foto de portada de una revista es, antes que nada, no querer parecernos a nosotros mismos y, sobre todo, no aceptarnos ni querernos. ¿Quién podrá amarnos si solo formamos parte de una mascarada de apariencias? Seamos guapos por lo que somos, por lo que hacemos y por lo que podemos mejorar en nosotros, no por los cánones que se exhiben.

¿Cómo podemos ser guapos si no estamos cómodos en cualquier situación? Tenemos que sentirnos cómodos para ser amables, para ser nosotros mismos. Debemos contentarnos con ser, es el verbo que mejor nos va en esta vida. Y eso incluye muchas cosas.

En nuestra vida hay muchas situaciones en las que nos sentimos incómodos, eso tiene muchas causas y es algo normal. No obstante, cuando ganamos confianza en nosotros mismos esto nos permite superar situaciones delicadas con mayor facilidad, es decir, nos sentimos cómodos.

No sentirnos cómodos es no sentirnos a la altura de la situación. ¿De quién, de qué no nos sentimos cómodos? Es evidente que de los otros y muchas veces de la imagen que mostramos nosotros mismos. Cuando no nos sentimos es porque hay piezas desajustadas afuera y dentro. Tenemos que ajustarlas.

Cuando no tenemos ninguna imagen que defender porque somos no podemos sentirnos incómodos. Cuando somos nos sentimos a nuestras anchas, plenos. En ese momento somos y punto. Debemos tener una actitud definida, sin mentiras sobre nuestra personalidad o nuestras virtudes que pueda ponernos en tela de juicio. Este «ponernos» es lo que provoca esa incomodidad en ciertas situaciones. Al no ser nosotros.

Lo que construimos artificialmente es lo que da lugar a ese sentimiento de incomodidad. Nos arriesgamos a que los demás descubran lo falso, el no estar a la altura de lo que hemos contado, reivindicado y que forma parte de esa imagen que los demás tienen de nosotros. Pero que no somos.

Nos sentimos incómodos cuando nos encontramos descubiertos o por descubrir entre lo que hemos dicho, lo que hemos hecho y somos. Cuanto más aumenta la distancia entre lo verdadero y lo falso, más se acrecienta el sentimiento de malestar. Allí perdemos todo encanto.

Para sentirnos cómodo y guapos en cualquier situación hay que ser honesto con nosotros mismos y con los demás. No crearnos falsas imágenes, pues la nuestra es suficiente. No es fácil sentirse cómodo siempre, por ejemplo, en casos de injusticias. Pero la comodidad de ser quienes somos nos permite la confianza abordarlas con propiedad. Recuerda la clave está en el encanto.

Referencias:
Twitter: @obeddelfin




[1] Recordemos la escena ¿Qué ves en el espejo? de la película Angel-A de Luc Besson. Ver https://www.youtube.com/watch?v=e4V6JmYJBoo

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