martes, 29 de octubre de 2019

LA SOCIEDAD DE LA INCOMODIDAD


Desde que se inventó la desdichada y triunfal frase “tienes que salir de tu zona de confort” esta sociedad se ha convertido en la sociedad de la incomodidad. Cada vez que alguien está tranquilo se le condena a que tiene que salir de su confort. ¿Cómo estarán haciendo los hedonistas que son tan dados al confort?

Alguno dirá que estamos en la sociedad post-hedonista. Lo cual no es cierto, mucha gente anda disfrutando de los placeres sibaríticos, otros solo mirando a éstos. Pero en fin alguien ha dado la orden de vivir en la incomodidad y todos hacemos loas y decimos amén a este mandato.

Cada vez que repetimos la infame frase nos creemos que somos originales. Hay una viñeta en las redes sociales que reza: “Tuve que hacerte sentir incómodo, de lo contrario nunca te habrías movido. El universo”. La insensatez llega hasta creer que el universo está preocupado por nosotros y por eso nos obliga a movernos. A estar incómodos.

¿Qué pasó con la comodidad que antes se buscaba? Debe ser que gracias a la tecnología y a las maquinas que resuelven gran parte del hacer físico estamos tan cómodos que ahora necesitamos buscar la incomodidad. Estamos cansados de la ociosidad corporal y mental.

No podemos permitirnos llegar a ninguna zona de comodidad y si llegamos a ella tenemos que salir de ésta inmediatamente y ponernos a hacer algo que nos haga sentirse incómodos. Estamos pasados de estúpidos al hacerle caso a gente que nos dice eso mientras ellos están muy bien apoltronados, gracias a nuestra incomodidad.

Estamos inducidos a hacer lo que nos dicen, nos gusta ser mandados. Si nos dicen que tenemos que estar incómodos nos ponemos incómodos y buscamos todos los argumentos posibles para justificar esa gran idea que nos han metido en la cabeza.

Solo una sociedad ociosa puede aceptar el mandamiento de salir de la zona de confort. Algunos gurús replicarán que es un asunto psicológico no material. ¿Cuál es la diferencia? Es igual nos están ordenando ponernos incómodos. Acaso estos panfletarios tienen la razón. En última instancia es solo el marketing de una vil frase que se ha hecho triunfal.

Muchos repiten la desacertada frase de la boca para fuera mientras disfrutan de lo poco que han alcanzado, que ya es bastante. Para vivir con todas las circunstancias que en éste se dan no hace falta salir de ninguna zona de confort, solo hay que vivir de manera reflexiva tal como lo recomendaba Sócrates.

Incluso vivir atentos a esos falsos gurús, a sus ideas panfletarias y simplistas; que hacen más mal que bien. Esas frases que se convierten en universales y repetimos como loros, son muchas veces la preocupación de un individuo y nada más. Que tiene la fortuna de ser una frase dicha por alguien que tiene talento para las frases memorables. De allí que se hacen pegajosas, hoy dice viral.

Se busca conciliar salir del confort con la economía del bienestar, con la felicidad momentánea y de satisfacción vital. Todo un revoltijo de cosas indigeribles que termina nuevamente en frustraciones. La mentada zona de confort es un lujo no reconocido de unos pocos.

 Lo que tenemos que hacer es gestionar nuestras expectativas valorando hasta qué punto nuestro vivir tiene sentido y en qué medida lo buscamos. Atender nuestra experiencia vivida, dejar de ser mandados y asumir el gobierno de nosotros mismos.

Debemos hacer uso de la reflexión y del razonamiento para analizar y argumentar las ideas de otros. Evitar que los mercachifles nos vengan con cuentos de camino, con supercherías emocionales y baratijas del pensamiento triunfalista.

Es necesario desmontar cada argumento falaz porque éstos nos empujan hacia comportamientos adquiridos e irreflexivos, que nos llevan a consumir una serie de ideas superfluas que no tienen nada que ver con nuestro hacer. Evaluar los diferentes productos que nos venden como panaceas para la felicidad, cuando aún no sabemos que es ésta.

La idea de todo esto es que construyamos nuestro pensamiento de acuerdo a nuestro hacer, que lo podamos adaptar a nuestras necesidades y circunstancias. Nuestra tarea es ver más allá de los engañosos fantasmas y sombras de la percepción cotidiana para comprender las formas verdaderas de nuestra existencia. La falacia de la zona de confort tiene que ser discutida para saber si nos compete o no.

CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA
Referencias:
Twitter: @obeddelfin


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