sábado, 9 de noviembre de 2019

LA ARMONÍA DE LA VIDA

Nuestro hacer debe representar un constante movimiento por llevar un modo de vida armónico y lograr la tranquilidad de espíritu. En este intento debemos encontrar la claridad en el modo de relacionarnos con nuestro modo de vivir.

De la vida debemos tomar el principio de lo que es bello y armónico, porque nuestro hacer y los modos de pensar deben responder a una proporción que exprese el bien y la belleza. Así nuestro vivir tenemos que organizarlo según una recta proporción entre trabajo, descanso y contemplación.

Es necesario, entonces, descubrir cuál esa proporción que necesitamos para llevar adelante nuestro pensar-hacer. Para hallar el camino correcto hacia esa proporción debemos hacer uso de los sentidos y de la reflexión discursiva; este buen cocimiento nos proveerá de un saber especulativo para asumir los cambios.

Debemos observar cuáles son nuestros patrones de vida y del uso del tiempo que poseemos o de cuáles hacemos uso. Para tener un indicio de la calidad y del desempeño en nuestro vivir. Tenemos que saber cuánto tiempo dedicamos a pensar, a ejecutar, a controlar, pues nos transformamos según las maneras y proporciones en que organizamos nuestra vida.

Tenemos que poseer instrumentos adecuados para cuantificar la realidad de lo que hacemos, evaluar nuestro hacer y la calidad del mismo. Es necesario recordar que para la adecuada toma de decisiones debemos disponer de un conocimiento y una información de calidad.

En nuestro hacer debemos determinar cuál es la proporción la calidad del liderazgo que dedicamos a las respectivas labores. Debemos saber cuántas personas están a nuestro cuidado, cuántos resultados favorables obtenemos, cuánto aprendizaje damos y recibimos. Porque lo bello y lo bueno en la vida responden a los principios de la proporción armónica.

Debemos conocer si medimos cuantitativamente nuestro desempeño; si nuestro entorno revela orden y armonía; si el tiempo empleado refleja las prioridades de nuestra gestión estratégica; si existe en nuestra vida un clima armónico; si respetamos y producimos una adecuada  calidad de vida.

Debemos estar atentos por sentir el clima de armonía que reina en nuestra casa, en nuestro trabajo, en el entorno donde nos desenvolvemos. Observar si las personas se saludan, el orden en que las personas desempeñan sus actividades, el cuidado de los detalles. En fin, observar si hay belleza y orden en nuestro entorno, pues éstos son una clara señal de la calidad de vida que tenemos y nos rodea.

CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA
Referencias:
Twitter: @obeddelfin


No hay comentarios:

Publicar un comentario