sábado, 29 de abril de 2017

BARRERAS DE LA COMUNICACIÓN: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

La comunicación es un asunto problemático. De allí que surjan tantas barreras o problemas al momento de comunicarnos con otras personas. Tales barreras suelen ser síntomas de conflictos más profundos, por ello la siempre la necesidad de abordarlas, para así poder llegar a tener una comunicación más eficiente.

Entres éstas existen barreras TÉCNICAS y barreras ÉTICAS; las primeras corresponden a los aspectos instrumentales de la comunicación, las segundas a nuestro hacer, a nuestro comportamiento. Algunas barreras de la comunicación son las que trataremos a continuación, sin pretender abarcarlas todas.  

BARRERAS TÉCNICAS DE LA COMUNICACIÓN
IMPROVISACIÓN. Ésta es una de las primeras barreras que encontramos en la comunicación. Por lo que, una buena comunicación es obra de una buena planificación, no asunto que dejamos al azar. Este caso, hablamos de conversaciones de parejas o en el ámbito organizacional, donde es necesario organizar lo que vamos a decir. De este modo, es necesario establecer las razones para un acercamiento adecuado; debemos seleccionar el canal más  adecuado para que la comunicación fluya; y elegir el momento adecuado para llevar a cabo tal conversación. Estas son acciones que favorecen la comprensión comunicativa y reducen los problemas de entendimiento entre las partes.

SUPUESTOS TÁCITOS. A pesar de la importancia que tienen los supuestos, ya que a partir de ellos construimos nuestras relaciones, solemos pasarlos por alto. Los supuestos no comunicados, muchos casos, son la base de un mensaje. Esto se da mucho en las relaciones de pareja, en la cual se generan supuestos por la costumbre de la conversación común. Los supuestos no aclarados, por ambas partes, resultan a la larga en confusión y pérdida de una buena comunicación. No podemos creer que todos estamos pensando o entendiendo lo mismo o cuando hablamos o en una comunicación escrita. No podemos suponer tal cosa.  

DISTORSIÓN SEMÁNTICA. Ésta distorsión puede ser deliberada o accidental. Si es deliberada estamos conduciendo la comunicación hacia el fracaso; si, por el contrario, es accidental debemos estar prevenidos de no cometer tal distorsión. Pues las palabras provocan reacciones distintas según el oyente y el contexto donde se dicen. Por ejemplo, para algunas personas el término «gobierno» puede significar interferencia o gasto deficitario, para otras puede significar ayuda, trato igual y justicia.

MENSAJES DEFICIENTEMENTE EXPRESADOS. Éstos se pueden dar o por exceso o por deficiencia. El mensaje se puede resentir al hacer uso de palabras mal elegidas, omisiones, incoherencia, mala organización, oraciones torpemente estructuradas, asuntos que se dan por obvios, jerga innecesaria y falta de claridad respecto de sus implicaciones. Gramsci señala que un discurso está mal expresado porque la idea está mal concebida, esto es, a un discurso confuso corresponde una idea confusa. Esta falta de claridad es posible evitarla si ponemos más cuidado en la codificación del mensaje.

PÉRDIDA POR TRANSMISIÓN Y DEFICIENTE RETENCIÓN. Cuando un mensaje es transferido en una serie de transmisiones, es decir, que pasa de una persona a otra y de ésta a otra el mensaje se va volviendo cada vez más impreciso. La cadena de transmisión, las personas, van sumando interpretaciones y errores cada vez que dan nuevamente el mensaje. A esto contribuye la deficiente retención de la información, que hace el problema de transmisión se vaya agravando. Por ello, la necesidad de validar el mensaje y de emplear varios canales de comunicación se hacen necesarios. O en tal caso, dar el mensaje directamente sin intermediarios.

PERIODO INSUFICIENTE PARA LA ADAPTACIÓN. En algunas comunicaciones se da la necesidad de una adaptación y capacitación adicional, como pueden ser ajustes profesionales, en la relación de trabajo, de pareja… Ya que los cambios afectan a las personas de distintas maneras; por lo que debemos tomarnos el tiempo necesario para reflexionar sobre el significado de nuestros mensajes, ya que muchas veces no distinguimos entre la particularidad de las personas y queremos tratar a todos de la misma manera. Para alcanzar una mejor eficiencia en nuestra comunicación es importante atender lo que decimos con respecto a quien se lo decimos, porque cada persona es una historia y como tal interpreta al mundo a su manera; al no atender a esto no consideramos las implicaciones de nuestro decir. Hay personas que necesitan adaptarse al discurso del nuevo ámbito. Es muy común en las agencias bancarias, por ejemplo, que al buscar cierta información la persona que nos atiende nos habla como si supiésemos el discurso bancario, es decir, tuviésemos un discurso común y resulta que muchas veces salimos más confundidos.

SOBRECARGA DE INFORMACIÓN. Esta barrera se da por exceso de información. A veces pensamos que entre más abundante sea la información ésta ayudará a resolver los problemas de comunicación. Sin embargo, tal verborrea puede generar más confusión.  El dar mucha información a la vez puede dar como resultado un exceso de información, una saturación. Y cada persona responde a la sobrecarga de información de manera distinta. En primer lugar, lo más seguro es que desestimemos cierta información, que no sabemos si es la más importante. En segundo término, si nos vemos abrumados por demasiada información lo más probable es que cometamos errores al procesar ésta. Finalmente, muchas veces reaccionamos a la sobrecarga de información huyendo de la tarea de comunicación. Incluso, huimos de las personas que hablan mucho porque nos saturan.

BARRERAS ÉTICAS DE LA COMUNICACIÓN
ESCUCHA DEFICIENTE Y EVALUACIÓN PREMATURA. Para escuchar necesitamos prestar total atención y tener disciplina de oyentes. Además, de escuchar atentamente debemos evitar la evaluación prematura de lo que dice la otra persona. Es muy común nuestra tendencia a juzgar, aprobar o desaprobar, lo que la otra persona dice antes de esa persona haya terminado de decir lo que tiene que decir. Por ello, es obligatorio hacer un esfuerzo por comprender el marco de referencia del hablante, del marco de lo que dice. Si estamos molestos con la persona en cuestión somos aún más premeditados a juzgar, no dejamos que termine de hablar y ya estamos haciendo todos juicios que se nos ocurren.

INTELIGENCIA INTERPERSONAL. La comunicación eficaz es algo más que transmitir una información a otra persona la conozcamos o no. Ésta requiere de un contacto frente a frente, en condiciones de apertura y confianza. Para mejorar la comunicación necesitamos tener la disposición a participar de conversación abierta y franca. La comunicación interpersonal necesita de la confianza, de que ambas personas sepan que cada uno tiene la mano tendida hacia el otro. Cuando queremos entablar una conversa con alguien nos ponemos a la disposición de la otra persona y se lo hacemos saber.

DESCONFIANZA, AMENAZA Y TEMOR. La desconfianza, la amenaza y el temor minan toda forma de comunicación, podemos señalar que son los elementos de la incomunicación. En un ambiente en el que estén presentes estos factores todo mensaje es visto con recelo, con escepticismo. La desconfianza, por ejemplo, puede ser producto de las incongruencias en la conducta de la persona (nuestra o de otra persona); o se da por experiencias anteriores donde hemos sido castigados injustamente por haber transmitido una información desfavorable, pero verídica, esto es, cuando hemos dicho una verdad que no gusta.

RUMORES o CHISMES. La principal distorsión de toda comunicación son los rumores, los cuales se forman con mucha facilidad. Ya que, somos proclives a éstos. Los rumores se producen cuando la comunicación es incontrolada, ambigua, indirecta y cerrada. Entonces, las personas buscan completar inventando la información que falta. Se da también cuando el mensaje circula sin conocerse el origen de éste y sin seguir ningún canal válido. El rumor corre rápidamente de persona a persona y nadie se responsabiliza de su veracidad, se toma como una verdad. El rumor es negativo porque genera un ambiente de tensión, de expectativa y de desasosiego entre las personas. Sin contar la mala fe de muchas personas que disfrutan creando rumores para perjudicar a personas en particular.

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