jueves, 10 de septiembre de 2015

IMAGEN Y COMUNICACIÓN EN NUESTRAS RELACIONES: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

Las habilidades comunicativas y expresivas son tan deseables como las directivas. Ya que, unas y otras tienen que convivir para lograr una buena gestión, en cualesquiera sean los ámbitos o comunidades en que nos desenvolvamos. En muchos casos, la falta de preparación para asumir una comunicación exitosa es lo que causa el deterioro y fracaso de y en nuestras relaciones interpersonales, laborales, vecinales… y termina por causarnos temor a hablar delante de un conjunto de personas más allá de nuestro círculo más íntimo.

Comunicarnos y expresar una imagen de manera coherente tiene estructuras y secuencia a seguir. Asimismo, éstas están constituidas por una suerte de improvisación, que dependen de las circunstancias que en un momento cualquiera nos encontremos. Además, del carisma que cada persona pueda transmitir de manera adecuada. Todos estos elemento se conjugan en la comunicación y en la imagen exitosa.

Para que nuestras relaciones comunicativas las realicemos de modo beneficioso a nuestros fines, tenemos que desarrollar una serie de tácticas y disciplinas que estructuran entre la retórica y la expresividad corporal. En el arte de hablar en el desarrollo de nuestras relaciones se funda, en primera instancia, en nuestra naturalidad; es decir, debemos ser nosotros mismos. Aunque en verdad, un ser nosotros mismo mejorados por el uso de la retórica y la expresión corporal adecuada.

Para generar una comunicación exitosa tenemos que tener argumentos apropiados. Revestidos éstos de lógica y razones. Nuestros argumentos tienen que tener sentido y estar bien ordenados. Tenemos que saber expresarlos con convicción, ya que la falta de ésta lleva al oyente a ponerlos en duda. Además, debemos utilizar la enunciación conveniente y la expresión corporal apropiada. Lo verbal y lo corporal no pueden estar en contradicción. Cicerón decía que «ser un buen orador requiere hablar con convencimiento, de manera ordenada, con los ornatos del lenguaje y de memoria, todo ello acompañado también de una cierta dignidad de gestos».

Hay, por lo menos, tres aspectos a considerar para tener buena comunicación e imagen. Primero, los argumentos deben ser producto de una reflexión y ordenación del pensamiento adecuados a los fines que se desean lograr. Segundo, el uso estratégico de las distintas figuras retóricas o del habla. Tercero, la adecuada expresión vocal y corporal o lo que se conoce como «puesta en escena».

Siempre estamos comunicándonos, no podemos dejar de comunicar y transmitir una imagen. Aunque no digamos ni una palabra, nuestra expresión corporal está transmitiendo gran cantidad de expresiones sobre nosotros. Constantemente estamos en una comunicación verbal o corporal. A diario utilizamos para comunicarnos el lenguaje oral o verbal. Es decir, nos comunicamos mediante la palabra o el cuerpo. Recuerden esos ojos que a veces matan.

Para tener una  comunicación efectiva o exitosa debemos tener en consideración tres elementos fundamentales: Primero, lo que decimos tiene que ser verdad o tener veracidad; los contenidos que transmitimos deben ser ciertos. Si pensamos que vamos a construir una comunicación fundada en la mentira, hemos comenzado erradamente. Segundo, nuestra pasión debe estar puesta en lo expresamos; debemos contar los hechos y nuestros argumentos con expresividad y emoción, con la intención de despertar en el oyente el máximo interés. Por último, nuestros razonamientos los debemos utilizar de manera hábil y estratégicamente, para comunicar con persuasión y precisión lo que deseamos.

Una comunicación adecuada y favorable a las metas propuestas se compone de una dosis adecuada de lenguaje verbal y corporal. Los dos son importantes en el marco de toda comunicación. Puesto que, ambos se complementan y se refuerzan. Esto es importante recordarlo siempre. Más allá de lo verbal y corporal, para una comunicarnos podemos hacer uso de los recursos audiovisuales, cuando éstos sean necesarios para lograr un mayor efecto. En este presente, la tecnología audiovisual es parte fundamental en la retórica.

Con nuestro lenguaje verbal transmitimos de manera consciente, mediata o espontánea. Nos referimos directa o indirectamente a lo que decimos. La manera cómo lo expresamos está compuesta de: argumentos, razones con que apoyamos nuestros argumentos. La lógica en la que basamos nuestras razones. En nuestra voz ponemos volumen, velocidad, tono, pronunciación, acentos… Contamos hechos, opiniones, damos ejemplos…

Por otra parte, con nuestro lenguaje corporal transmitimos de manera consciente o inconsciente expresiones naturales o aprendidas socialmente. Nuestra expresión corporal está conformada por las distintas expresiones de nuestro rostro; las posturas y movimientos de la cabeza, piernas, brazos, manos, inclinación… tenemos un conjunto de micro-lenguajes conformados por tics, gestos sociales, coloración de la piel, sudoración, respiración, movimientos oculares involuntarios, las diversas distancias que adoptamos respecto a las demás personas… Y nuestra imagen personal, constituida por el vestuario, el peinado, los complementos, el perfume…


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