jueves, 21 de agosto de 2014

ENTRE BRÚJULAS Y MAPAS LA NAVEGACIÓN DEL SUJETO: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

La construcción de una brújula personal nos orienta a través de las coordenadas de la vida y nos indica que rumbo o dirección debemos ir tomando en nuestro hacer individual y colectivo. A medida que nuestro territorio va cambiando, y lo hace constantemente, nuestros mapas mentales se tornan obsoletos. En el día a día de cambios rápidos, nuestros mapas de la vida pueden estar caducos y ser imprecisos, aun cuando estén recién salidos de nuestro pensar.

Los mapas que se tornan imprecisos son motivo de grandes frustraciones, para quienes tratamos de encontrar un camino o explorar el territorio de la vida. Muchas veces, en nuestro pensar-hacer, viajamos por aguas y desiertos desconocidos, ya que no disponemos de mapas que los describan con precisión, lo que pasa casi siempre. Para llegar a los sitios que nos hemos propuesto, más que un mapa muchas veces lo que necesitamos es una brújula, que nos diga cuál es nuestro sur, oeste, este, norte y cualquier otra dirección.

Nuestros mapas personales y colectivos ilustran la descripción del terreno en que nos movemos. La brújula, por el contrario, nos brinda una dirección, una perspectiva que realizamos nosotros mismos. Un mapa puede ser algo dado, una buena herramienta que muchas veces no sabemos leer. Pero una brújula es algo que yo debo interpretar y tomar decisiones, por ello ésta se convierte en una herramienta de liderazgo y poder, sea personal, colectivo, gerencial…

Nuestros paradigmas o niveles de razonamientos, que a veces tenemos, equivalen a un mapa que hemos heredado de la realidad, un mapa del territorio al cual hemos llegado, y que nosotros hemos añadido algunos trazos. El asunto, entonces, es que la mayor parte de los asuntos eficaces o ineficaces de lo personal están dados en el mapa social que tenemos, un mapa que nosotros no hemos trazados, y que nunca llegaremos a trazar del todo. El mapa o los mapas por los cuales me rijo en mis recorridos son la causa de mi situación. No estoy poniendo, a modo de excusa, la causa de mi situación fuera de mi voluntad de decidir, lo que señalo que es que mi voluntad es más un mapa dado que una brújula propia. 

Para cuando cada individuo intenta tomar las riendas de su vida, el mapa dado ya es algo incompleto; en el peor de lo casos éste se basa en soluciones instantáneas, en formas de pensar a corto plazo, orientado sólo a resultados. Es un instrumento de uso. Las riendas de la vida no pueden ser guiadas por un instrumento de esta naturaleza. Otro aspecto, de muchos de estos mapas, es que han sido diagramados por una mentalidad de escasez. Y allí la vida naufraga irremediablemente. 

Entre las alternativas que tenemos en esta vida, una consiste en cambiar de nuestro pensar-hacer orientado por mapas a un pensar-hacer orientado por brújulas sentidos personales y sociales. Lo que nos permitirá desarrollar orientaciones estratégicas en nuestro hacer. De este modo, nuestras acciones se centrarán en fines, en visiones de conjunto y en compromisos con marcos de sentidos y principios. Pues nuestra brújula, nos permite discernir con nuestra propia pericia y juicios, para así tomar decisiones y actuar.

Toda persona puede tener su propia brújula, tener el poder de fijar sus propios objetivos y de hacer sus propios planes que reflejan cual es su realidad. Ya que nuestros marcos de sentidos y principios no son prácticas. Nuestras prácticas o praxis son las actividades y acciones específicas que funcionan en una determinada circunstancia, pero no necesariamente en otra. De allí que nuestra terapéutica filosófica no puede estar signada por fórmulas universales, ya que la filosofía no adiestra.

Si administramos nuestra vida sólo por medio de prácticas, posiblemente no tengamos juicios, porque éstos nos serán suministrados bajo la forma de normas y reglamentos, esto es, en forma de mapas. Por el contrario, si uno desarrolla marcos de sentidos y principios se confiere asimismo y a los otros  el poder de actuar, sin tener que estar conduciéndose por parámetros. Además, los procesos de evaluación, corrección y control son reflexivos, no punitivos.

Los marcos de sentidos y principios son de aplicación más general, pues éstos son como faros guías. Cuando se transforman en algo rígido han dejado de ser brújulas y se han convertidos en mapas. Los marcos de sentidos al ser incorporados en nuestros hábitos potencian nuestro pensar-hacer, pues creamos una amplia variedad de reflexiones y prácticas con las cuales plantear diferentes alternativas de solución, según las situaciones en que nos encontramos.

Con nuestros marcos de sentidos nos guiamos a través de nuestros propios principios reflexivos, en actos de pensar-hacer. Donde desarrollamos una mayor pericia, creatividad y responsabilidad personal, que denominamos virtudes; las cuales compartimos sin egoísmo a todos los niveles, sean sociales, comunitarias, organizacionales, empresariales… ya que no constituyen ninguna información secreta, sino nuestra personalidad. En oposición a hacer nuestras praxis personales y sociales por medio de meras prácticas instauradas, que se adquieren por medio de diferentes tipos de capacitación, es decir, de mapas dados.


PD. Visita en facebook: Consultoría y Asesoría Filosófica Obed Delfín

Escucha: “Pasión y razón” en www.arte958fm.com (todos los martes desde las 2:30 pm, hora de Caracas) 

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