lunes, 21 de julio de 2014

EMOCIONES Y LÍMITES EN LA APROPIACIÓN DE NUESTRA VIDA: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

Las pasiones se lidian con pasiones, no con razones. Las mismas emociones son las encargadas de sustituir a las pasiones y a los afectos inconvenientes para el bienestar de  nuestras vidas. En esto buscamos lo Hirschman llama la «pasión compensatoria», que es más persuasiva que represiva. Que buscan movilizar nuestro comportamiento para que éste no se resienta en función del bien de todos.

Nuestras emociones, en la conformación de relaciones interpersonales, deben ser vistas desde la importancia del valor del interés, como móvil de conducta. De aquí la importancia de las emociones compensatorias, pues se trata de discriminar entre las pasiones; se trata de utilizar un conjunto de emociones inocuas para compensar otro conjunto más peligroso y destructivo. Tratamos a través de una pasión que no puede ser reprimida ni suprimida, de abordar nuestras relaciones por medio de una emoción contraria y más fuerte que la que ha de ser reprimida. Por ejemplo, tratamos de sustituir la tristeza por alegría, miedo por confianza…

Como señala D’Holbach: las emociones son los contrapesos de las emociones. Por ello  no es posible intentar destruir las pasiones; sino tratar de dirigirlas, de compensar las que son dañinas con las que son útiles para nuestros fines.  Nuestro hacer es en gran medida afectivo y sentimental; pues nos movemos y actuamos en una dimensión emocional. La pregunta es ¿por qué no aprovechamos esta dimensión?

A través de nuestras emociones accionamos y reaccionamos ante la realidad, ante nuestro entorno; el cual, a su vez, provoca otras pasiones y modos de accionar ante él. Nuestro entorno, esto es, el lugar donde vivimos, trabajamos, estudiamos… puede aumentar o disminuir el deseo de hacer cosas, puede suavizar aristas de la vida en común o hacerlas más hirientes.

Los nombres de estas emociones no son inocentes ni neutros. El miedo, la ira, la alegría, la tristeza, la compasión, la confianza o la vergüenza son palabras que connotan algo que, en principio, nos afecta favorable o desfavorablemente. Emociones que son pertinentes o no en función de un propósito que nos hemos planteado, en lo personal o en lo social. Pues las emociones en sí mismas no son mejores o peores, buenas o malas, positivas o negativas; le damos significados en función de una meta, de un propósito. En este sentido, podemos hablar de emociones adecuadas o inadecuadas, favorables o desfavorables.
   
Nos cuestionamos cómo vivimos, según estemos afectados por nuestras emociones. Podemos escoger entre diversas formas de vida. No obstante, no todas las pasiones son igualmente adecuadas para cumplir tal elección, ni para perseverar en el ser que deseo ser ni para desear ser con más intensidad.

Si de algún modo y dentro de nuestros límites somos dueños de nuestra vida, debemos ser capaces de dar forma y sentido a nuestros sentimientos para no olvidarnos de nuestros cometidos, para poder florecer como sujetos. Una emoción es buena si responde o se dirige a algo que consideramos bueno, esto es, si se dirige o responde a algo que hemos relacionado con nuestro florecimiento como ser o seres humanos. Por otra parte, a las emociones les damos significados tanto en el ámbito individual como en el social. No siempre estos ámbitos están acordes.  

Abordemos, por ejemplo, el sentimiento de vergüenza, el mismo está relacionado con el sentido moral. La vergüenza se deriva de la caída de la imagen que uno tiene de sí mismo, de la pérdida de reputación, del descrédito ante alguien o ante la sociedad. El sentimiento de vergüenza se da porque hay un alguien que nos mira y nos juzga. Y este alguien nos importa porque lo admiramos o porque representa el peso y la presión de todo nuestro entorno social.

No nos formamos una imagen de nosotros mismos al margen de los demás, nuestra imagen está relacionada con los otros, aun cuando digamos que los demás no nos importan. Los otros son el espejo ajeno en el cual uno se contempla y deduce cómo es. Nuestra propia imagen depende y está precedida por las imágenes y las opiniones que los otros tengan de uno. Nuestra imagen se forma, en principio, a partir de creencias y normas que indican cómo debemos ser. Luego podremos reconstruir nuestra imagen, pero partimos de un fundamento ya previamente elaborado.   

Uno comienza reconociéndose  a sí mismo en la mirada del otro; y, particularmente, en la mirada de aquellos a quien más aprecia y estima. Por ello, se reconoce, asimismo, en la aceptación o la reprobación social, de acá tantos conflictos emocionales que arrastramos. Estos criterios de reconocimiento se asientan en nuestras emociones, nuestra personalidad; en nuestro sentimiento de vergüenza.

Cuanto más homogéneos son los criterios morales sobre la buena educación o el comportamiento correcto, cuanto más cerrada esté la comunidad sobre sí misma y en torno a sus creencias más sentirá el individuo el sentimiento de vergüenza al mínimo desvío de su conducta, de su forma de ser, de su forma de pensar. Por el contrario, una comunidad relajada y abierta en sus costumbres, e incluso indiferente a las distintas  formas de aparecer y de hacer de cada quien contribuye a que el sentimiento de vergüenza se desvanezca e incluso acabe por desaparecer. En este caso, podría dar cabida a la desvergüenza como forma social de vida.

De allí que sea necesario el desarrollo de una figura interna, de una conciencia propia que despliegue en el individuo sus propias críticas, para aprobar o desaprobar su propia conducta, para hacer crítica su mirada sobre la sociedad en que habita. De encontrar un término medio, diría Aristóteles, entre la desvergüenza y el sentimiento de vergüenza.




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1 comentario:

  1. eMOCION = pasión ? desde cuando

    es esto una confrontación de pasiones?
    o sustitución

    es posible switchear?

    puedo ser libre de mentir o decir la verdad

    puedo ser libre de matar o dar vida

    en final sere preso de mi elección?

    miedo, ira, alegría, tristeza, compasión, confianza o vergüenza

    puedo ser indiferente a los extremos ni alegre ni triste?


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