martes, 18 de febrero de 2014

EL INTENTO DE SER LO QUE QUIERO SER: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

En la posibilidad de tomar el control de mi vida me puedo, según Trask, plantear dos trayectos. El primero se identifica por ser un camino de éxito en la relación conmigo mismo; tal éxito me hace ser responsable para conmigo mismo; así cuando se presente un evento, y éste presente un cambio importante en mi vida, posiblemente me dé aprehensión enfrentar el proceso de cambio que se puede producir.

En esta situación y con una visión hacia un horizonte propuesto debo transformar aquella aprehensión, aquel miedo, en un motivador favorable a mis circunstancias, pues al producirse o estar produciéndose un cambio estoy atravesando una situación de riesgo, que según el modo que trate la misma alcanzaré o no el triunfo de mi gestión personal.

En medio de esta situación debo tener y mantener una actitud de reflexión permanente,  pues el cuidado de mi mismo me permite restaurar y restablecer la condición conmigo mismo, pues es imprescindible asumir la aprehensión o el  miedo como un motivador favorable a mí. Ya que éste  es parte inherente de mí actuar, no un algo extraño.

El segundo trayecto se identifica como el recorrido de la mediocridad, es el camino de la irresponsabilidad para conmigo mismo; en este escenario he asumido, por diversas razones, la aprehensión que me genera una situación de cambio personal como un motivador negativo; lo que me puede producir un estado de ansiedad para conmigo mismo.

Si este escenario se da y permanece latente puede llegar a una parálisis de mis emociones, afectos y acciones; en tal parálisis presento una actitud de evasión, de carencia de entusiasmo, de aburrimiento ante el mundo, y particularmente ante o en mismo. Me siento fracasado conmigo mismo, pues no he sido capaz de alcanzar algo que me propuse o se me presento; en este caso he sido arrastrado por el mundo debido a mi inoperancia.

En este estado de aburrimiento, el cuidado de mí mismo y el saber de mí mismo son ruines, pues tengo una actitud de desmerecimiento; que activa en mí la culpa. El sentirme culpable por mí fracaso me causa ansiedad, esto es, estoy atrapado en el círculo del resentimiento y del fracasado.

El miedo, la aprehensión, que siento ante una situación de cambio, es una emoción que incluye sensaciones de temor, confusión, nerviosismo, anticipación, ansiedad y suspenso. Si concibo el miedo como un motivador desfavorable a mí lo trato de evitar o, simplemente, lo evito. Pues en mi contexto he aprendido que el miedo es una sensación de impedimento, y cuando éste llega a mi pienso que algo anda mal en mi vida. Esto es, la visión de mi mundo la he constituido a partir de que el miedo es un des-motivador, un algo que debo evitar. Por tanto, no lo enfrento.

Lo cierto es mucho más simple, el miedo es nuestro motivador principal, por siempre está presente en mi, en diversos grados cierto, pero está presente, es parte constitutiva de mi ser en tanto sujeto que soy.  El desafío diario, entonces, es asumir que el miedo es un motivador favorable a mi condición de persona, que él es parte de mi aprendizaje, del cuidado que tengo que para conmigo mismo. En esto consiste el control que tendré sobre mis miedos; y no vivir en un estado de pánico permanente para conmigo mismo.

El estado de pánico al que puedo llegar, y en el cual puedo permanecer, se da cuando el miedo me bloquea y ya no puedo seguir adelante. El miedo, por el contrario, como parte constitutiva de mí mismo hace que me ponga en estado de alerta y me prepare a actuar de una u otra forma. Éste es un factor que debo considerar en la toma de mis decisiones.
 
Cuando el sentimiento de miedo me invade, tengo dos opciones: Primero, lo hago parte de mi proceso de acción y actúo o actúo de modo no reflexivo. Segundo, lo ignoro y actúo o me éste me paraliza. Hago una acción reflexiva o irreflexiva, pero el miedo siempre será parte mi ser.  

Del modo como asuma mi miedo, lo hago dentro del mismo miedo y de la emoción que estoy sintiendo en ese momento. Como lo haga y los resultados de mi decisión tienen un impacto a lo largo de mi vida. Si decido manifestarme como un sujeto con valentía y esfuerzo, que muchas veces creo no tener, puedo concebir mis aprehensiones como un motivador favorable, lo que hace que afirme la seguridad de mi condición de sujeto. Con lo cual minimizo la magnitud del riesgo, que siempre es exagerada por mis patrones de aprendizaje.

En mi vida no puedo apartarme del miedo, no lo puedo poner a un lado, no puedo deshacerme de él. Lo que puedo hacer es decidir si permito que éste me motive o me paralice. Eso si lo puedo hacer. Según sea mi decisión tendré un concepto de mí mismo. O tengo más confianza y respeto de mi mismo, o me siento inseguro y no me tengo respeto. 


Si opto por un miedo como motivador favorable estaré recorriendo un sendero que me fortalecerá como sujeto, en el cual me doy cuenta que soy capaz de asumir mis temores. Desde esta postura actúo favorablemente con respecto a mí mismo, lo cual significa que tomo posesión de mi actuar y, por ende, de mi vida; a partir de aquí soy conformador de mis experiencias; me comienzo a amarme a mí mismo; que es condición necesaria para el cuidado de mi mismo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario