jueves, 13 de febrero de 2014

DE LAS RAZONES DE MI CONDUCTA A MIS ACTOS DE VIVIR: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

A veces desatendemos la realidad que tenemos delante de nuestros sentidos, y atendemos el complejo de ideas, imágenes, nociones, percepciones que incorporamos a nuestro lenguaje y que hemos heredado de él.  Lo que llamamos el mundo es una tradición social, el cual nos llega ya hecho.
           
Nuestra fantasía, nuestro extravío anima lo inanimado, todo lo humaniza; y en esta labor sobrenaturalizamos la naturaleza, esto es, la divinizamos humanizándola, la hacemos humana; de allí que la razón mecaniza y materializa toda cosa, todo lo vuelve un algo.

Como somos una voluntad, y la voluntad refiriéndose al porvenir, en el que cree, lo hace cosa, como la fe es cosa de la voluntad, es mi movimiento, mi disposición de ánimo hacia una realidad práctica, hacia una persona, hacia algo que me hace vivir y no tan sólo comprender la vida.

Pienso para vivir y pienso porque vivo, esta forma de mi pensar responde a la forma de mi vida. De allí que mi modo de ver el mundo, en general, es la justificación a posteriori de mi conducta, de mis actos. Mis argumentos es el constructo por el que explico y justifico a los demás, y me justifico y explico a mí mismo sobre mi propio modo de obrar.
           
En la mayoría de los casos no sé, en rigor, por qué hago lo que hago y no otra cosa; de allí que sienta la necesidad de darme cuenta de las causas de mi obrar y forjo, entonces, mi mundo de argumentos. Construyo los móviles de mi conducta que, por lo general, son sólo pretextos.

El mismo argumento que me construyo y me impulsa a mí para cuidar de mi vida, es el que en la creencia de otro le lleva a descuidar su vida. En los actos humanos influyen los razonamientos, las ideas, están mis actos determinados por tales y de ellos dependen. Y en éstos encuentro el consuelo práctico de la vida o la penosidad de ella.

Mi sentimiento de solidaridad parte de mí mismo; como soy sociedad necesito adueñarme de la sociedad humana, como soy un producto social tengo que socializarme. Aquí me pongo en los otros, me doy mutuamente sus espíritus, me sello mutuamente en los otros. Por ello, cuando la pereza se hace materia inerte en mí me disminuye, me anonada.

El punto de partida de mi especulación es la representación mediata o histórica, humanamente elaborada como se me da principalmente en el lenguaje, por medio del cual conozco el mundo. No es el yo, ni es la representación o el mundo tal como se me presenta, inmediatamente, a mis sentidos.

Por ello, llego a esta conciencia de mí mediante el diálogo, la conversación social. El lenguaje es el que me da mi realidad. La representación muda o inarticulada sólo es un esqueleto. El amor se descubre a sí mismo hasta que habla.

Uno se pierde cuando intenta encontrarse, me pierdo en este mi diálogo, entre estos mis argumentos. Mis argumentos no pueden llegar a ser una prisión, a través de éstos me debo invitar a descubrir mi propio camino; así mientras avanzo me es necesario desembarazarse de mis sombras, antes que éstas se vuelvan exigencias y obstáculos.

En este estado de transformación que acompaña los reajustes mi realidad, mi ser se transfigura. En él se cumplen metamorfosis alimentadas de sueños y temores, de fatigas y aprehensiones. En esta transformación, descubro que mis argumentos sólo tienen sentido cuando están fecundados por mi experiencia, que es constituida por mis emociones, por mi mismo pensar.

Esta figura que soy tiene sentido en la medida en que estimulo invitaciones e incitaciones a producir nuevas formas en mí. Esta mi obra me permite expresar mi preferencia entre una concepción de la vida y otra. Porque al construirme a mí mismo poseo el sentido de la diferenciación, práctico las afinidades electivas que he desarrollado.

He partido del combate contra aquello que me divide, me debilita y me empequeñece, contra la alienación y sus perversiones. Porque lo que me he propuesto es construir es mi identidad, que debe emerger de un bloque o masa informe. Ese trabajo es monumental, el mismo me hace una figura fáustica.

En esta figura recurro a mi voluntad que se impone a una realidad impuesta; que me ha generado una sumisión que concierne a una otra realidad resistente, compacta, feroz y determinada. Donde late lo informe se ocultan mis potencialidades, que corresponden a la fuerte individualidad que hago surgir, que saco a la luz.


En este intersticio aplico toda mi determinación, todo mi poder para obtener mi forma y mi orden. Imprimo mi marca y las señales de mi voluntad. 

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