miércoles, 28 de febrero de 2018

TRES TENDENCIAS FUNDAMENTALES DE LA VIDA: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

Asumamos que hay, por lo menos, tres tendencias fundamentales en nuestra vida, a las cuales corresponden tres necesidades y tres posibilidades fundamentales de llevarlas a cabo.

La primer tendencia nos permite relacionarnos o con ésta nos relacionamos con lo que ya existe, es decir, compartimos con el mundo, con nuestro entorno; con las personas que están a nuestro alrededor y con las cosas que conforman nuestro hábitat. En este sentido, interactuamos con lo que hay en el mundo, que no pertenece a nuestro concurso pero que está listo para nosotros, que está a la mano.

Ser aceptados en nuestro entorno es el contenido de esta tendencia. Pues buscamos vivir a cubierto, estar bajo la protección de lo que preexiste. De allí, la construcción de nuestro entramado social-afectivo, porque necesitamos de los otros para vivir. Establecemos relaciones con el mundo, entiéndase nuestro entorno social e ingresamos en él para poder convivir con los otros.

La segunda tendencia contiene en sí el abandono de la anterior esfera, y por ello nos exponemos a la confrontación directa con las cosas y con las demás personas. Generamos el roce, lo provocamos; en este sentido, vivimos a descubierto con el mundo.

Es nuestro esfuerzo por conservar y prolongar nuestra existencia, por definir nuestra personalidad, nuestra identidad mediante el manejo de las cosas. Es nuestra proyección en los demás y en las cosas; por ejemplo, la caracterización de nuestro modo de vestir, de nuestra habitación. Acá humanizamos las cosas del mundo, para convertirlas en nuestro mundo; ejemplo, nuestros amigos, nuestros colegas. Hacemos una cosificación.

Este encuentro-desencuentro con las cosas y las personas resulta para nosotros la tendencia más peligrosa. Porque es aquella en que nos amenaza la mayor locura, en estar fuera de nosotros. La dimensión acá es el presente, no concebimos un más allá.

La tercer tendencia es la de la existencia auténtica, que solo puede producirse sobre la base de las dos anteriores. Ésta se plantea como una relación explícita con nosotros mismos; en las dos tendencias precedentes la relación se hacía posible en el trato con las cosas y las personas.

El objeto de esta tendencia es que somos esencialmente nosotros, lo que hace posible cada una de las tendencias anteriores. Lo es porque abre la posibilidad cierta de nuestras relaciones y roces con el mundo, con los otros. Con esta establecemos una conexión de sentido para con nosotros y los demás, y nos abre la clave para comprender lo que somos.

Tal tendencia es fundamental para entender que vivimos y que a través de este vivir nos proyectamos hacia un futuro. El carácter de esta tendencia tiene el significado de que nosotros somos un haz de luz, que ilumina de un modo distinto y nuevo. Es en sí la posibilidad de todas nuestras posibilidades.

Referencias:
Twitter: @obeddelfin

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