jueves, 31 de enero de 2019

EL DESEO DE SER LIBRES Y NUESTRAS PROPIAS CADENAS: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA


Día a día a todos nos mueven las urgencias cotidianas y vivimos preocupándonos por éstas. Aunque lo pensamos y muchas veces lo decimos en voz alta, no tenemos el valor de vivir sin tales preocupaciones o desentendernos de ellas.

En medios de esas inquietudes anisamos la libertad. No sabes para qué, pero la ansiamos igualmente. Todos anhelamos y soñamos con ser libres, con tener libertad. Quién es aquel que no sueña con ella, que ésta sea nuestro principal logro o meta.

Pensamos en ser libres para ir y venir a nuestro antojo; ser libres para hacer únicamente lo que a nosotros nos guste y queramos hacer; ser libres para actuar y movernos a como decidamos; ser libres para desear y encapricharnos con lo que queramos. Incluso ser libres para pensar. Todos hablamos y soñamos con el anhelo de ser libre. ¿Cuántos hacemos algo por ser libre?

Junto a este deseo de ser libres, todos acumulamos obstáculos para llegar a serlo.  Y muy a menudo nos encadenamos a preocupaciones, a tareas, a otras personas mediante compromisos sin sentidos. Contrarios a ese deseo del que tanto hablamos y soñamos, en esto somos contradictorios. Queremos una cosa, pero hacemos lo contrario.

Nosotros mismos nos obligamos a trabajar en cosas que nos desagradan, o estamos junto a personas con quienes no queremos estar. Adquirimos objetos banales que después no sabemos cómo deshacernos de ellos, lo mismo hacemos con nuestras relaciones interpersonales. Nos enredamos a personas tóxicas y nos forzamos a aguantarlas. Convertimos nuestras costumbres en obligaciones. Actuamos en contra de nuestro mayor sueño.

¿Por qué esta contradicción tan flagrante? Tal vez, sea hora de pensar sobre esto. ¿Qué nos encadena a esas cadenas que nos autoimponemos? ¿Por qué no nos quedamos solo con aquello que en verdad nos gusta?  O es que no sabemos qué es lo que nos gusta en verdad. ¿Por qué no mantenemos las relaciones que nos satisfagan? O ¿por qué no realizamos únicamente las actividades o trabajos que nos apasionan? ¿Por qué las circunstancias externas se imponen sobre nosotros?

Tal vez, debamos comenzar por hacer una buena limpieza en nuestra vida. Una limpieza que se fundamente en una reflexión sincera y no en una receta. Tal vez, debemos tomar nuestras propias decisiones, hacer lo que nos apetezca. ¿Sabemos, realmente, lo que nos apetece? O ¿Es que quizás en lo más profundo no queremos ser libre? 

Soñamos con ser libres. No obstante, no nos decidimos a serlo. Libres para tener lo que deseamos, para ser lo que queremos y para vivir como nos dé la gana en cada momento. Tal vez, somos más cobardes de lo que imaginamos. Tal vez, solo somos una fachada, pero en el fondo somos unos indecisos, unos timoratos para con nosotros mismos.

Lo constante en nosotros es que anhelamos ser libres, no que realicemos tal anhelo. Tal vez, ser libre no sea lo más importante para nosotros sino que vivimos engañándonos con ese sueño. Nos escudamos en ese sueño que no realizamos, para no confesarnos que queremos vivir en una jaula, que nos sentimos bien con las cadenas que nos autoimponemos. Lo demás es jugar a ser libres.

Si ser libres fuese realmente importante para nosotros lo llegaríamos a ser. Nos avocaríamos a serlo, pero evadimos ser libres. Y las justificaciones abundan. Por eso, en nuestra vida relegamos el ideal de ser libres a simplemente decisiones, por ejemplo, ir en vacaciones a la playa o a la montaña. Eso es ser libres, eso es tener un calendario.

Tal vez, nos falta valentía, templanza. Una de esas virtudes capitales que enunciaba Aristóteles para ser nosotros mismos. O quizás no sabemos vivir. No nos conocemos a nosotros mismos y nos sabemos en realidad lo que queremos. Por eso vivimos de un mero sueño.

También debemos aceptar que a los humanos nos gusta vivir ajetreados, imponernos obligaciones, tareas. Eso es parte de esa naturaleza humana. Siempre buscamos hacer algo, ocuparnos. Vivimos más ocupados por cosas ajenas que libres de hacer lo que decidamos.

Quién sabe si por eso ser libres sea más un sueño que un proyecto a realizar, una mera ensoñación más que un pensar-hacer efectivo. O somos indecisos o nos gusta encadenarnos. De todas maneras, soñar con ser libres puede llegar a ser una realidad, cuando decidamos serlo.

Referencias:
Twitter: @obeddelfin


No hay comentarios:

Publicar un comentario