jueves, 24 de enero de 2019

UNA VIDA VITAL Y HEDONISTA: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA


Desde hace mucho tiempo tratamos de entendernos, de encontrar nuestras fortalezas, nuestra actitud y virtudes. Buscamos entender nuestras costumbres y nuestras pequeñas manías, a través de una especie de ritual mágico para vivir en paz y ser felices.

Todo lo anterior lo buscamos para aplicarlo de manera natural y con muchos recursos en nuestra vida cotidiana, sea en lo personal o profesional. Deseamos, sin saberlo, practicar una filosofía vital y hedonista que podemos resumir en: comer, jugar, dormir, preocuparnos por su comodidad y hacer solo lo que nos gusta.

Aunque haya mucho más por descubrir. Ese es un estilo de vida, pensamos, que nos permitirá vivir sin estrés; pues siempre pretendemos alcanzar nuestro bienestar. Ahora bien, si imitamos esa forma de vivir o de actuar, tal vez se abrirá ante nosotros otra perspectiva de vida, otra visión del mundo, así como una comprensión diferente de nosotros mismos.

Para alcanzar eso debemos comenzar por alguna parte. Tal vez debiésemos comenzar por la libertad. Casi todos soñamos con ella, que ésta sea el motor de nuestra vida. Ser libres. No sabemos para qué, pero queremos ser libres. Ni siquiera sabemos que es la libertad, pero la anhelamos.


Tal vez, ser libres para ir y venir; ser libres para hacer lo que nos gusta; ser libre para actuar, desear y encapricharnos con lo que queramos. Ser libres para pensar-hacer-sentir. Tenemos que tener en cuenta que no poseemos una libertad absoluta, entender que toda nuestra libertad es una libertad mediada. Comprender esto es importante.

En medio de ese sueño y anhelo, contradictoriamente, siempre tendemos a acumular obstáculos. Y, muy menudo, nos esclavizamos a nosotros mismos o buscamos quien nos esclavice. Sea mediante préstamos bancarios o compras  que nos obligan a trabajar cada vez más. Por lo general, nos esclavizamos por objetos banales que los hacemos valiosos o por costumbres convertidas en obligaciones. O nos relacionamos con gente tóxica con las cuales convivimos y nos forzamos a aguantar.

Tal vez, sea el momento de hacer una reinicio —un «restart»— en nuestra vida, para ver si comenzamos a funcionar un poco mejor. Debemos probar quedarnos solo con lo que nos gusta; mantener solo las relaciones que nos satisfacen y agradan; realizar únicamente las actividades o trabajos que nos apasionan. Y olvidarnos de todo lo demás. Claro no olvidemos que somos seres responsables y ya estamos comprometidos con ciertas cosas. Pero, estas cosas podemos hacerlas de otra manera. 

Por ejemplo, tomemos nuestras propias decisiones, no que otro nos las imponga.  Hacer las cosas como nos apetezcan, a lo mejor en la familia no hemos hecho las cosas de la manera que nos hubiese gustado hacerlas; ser más liberales, darle rienda suelta a los juegos o pones más carácter. Hace años, una amiga me contaba que en su casa los domingos siempre la madre servía la misma comida en un matrimonio de 25 años; sin embargo, un domingo cualquiera el padre dijo «no quiero, no me gusta y nunca me ha gustado esta comida». El padre ese día hizo un reinicio y todo siguió adelante un poco más felices. 

La libertad no es un sueño. La libertad es una decisión, como muchas otras. Sin embargo, ésta compromete toda nuestra responsabilidad. Cuando decidimos ser libre para tener lo que deseamos; para ser lo que queremos ser y para vivir cada momento. Estamos muy comprometidos con nosotros y con los demás.

La libertad es muy importante. Se trata como de una segunda naturaleza y por eso es importante. En nuestra vida, a menudo, relegamos la idea de libertad a un simplemente a «poder elegir» cuándo y para dónde nos vamos de vacaciones de acuerdo a un calendario. Confundimos libertad con esa posibilidad de elegir.

Para vivir libre hay que aprender que es la libertad. No es como dice el adolescente soy libre, mientras le hace la vida imposible a la familia. Eso no es ser libre, eso es entorpecer otras vidas. Nuestra libertad no tiene que dañar a nadie, ni afectar la vida de otras personas. Porque nuestro bienestar depende, también, de muchos otros.

Referencias:
Twitter: @obeddelfin


No hay comentarios:

Publicar un comentario