martes, 7 de octubre de 2014

DE NUESTRAS RELACIONES HUMANAS O INHUMANAS: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

Cuando no establecemos bien una relación, no son suficiente el mayor número de palabras posibles para comunicar lo que queremos decir, porque los significados e intenciones  no se encuentran en las palabras, sino en las personas. La persona antecede a la palabra. Por esto, la relación persona a persona es fundamental para establecer una comunicación eficaz. No una teoría de comunicación. 

Cuando ponemos por delante el respeto y la consideración hacia la persona, empezamos a establecer relaciones eficaces con otras personas. Por tanto, comenzamos a cambiar el carácter y la disposición de nuestra comunicación con ellas. Empezamos a construir confianza recíproca.

Llevar a cabo relaciones armoniosas y comprensión mutua es tarea difícil. Pues todos vivimos en dos mundos, por una parte, vivimos un mundo privado, subjetivo, dentro de nuestras cabezas, a éste lo  llamamos nuestra personalidad. Por otra, vivimos un mundo exterior, intersubjetivo, de convenciones, este es nuestro mundo social.

Entre estos dos mundos tenemos, por lo general, experiencias que cambian nuestro marco de referencia, sea éste el subjetivo o intersubjetivo. Experiencias que nos hacen cambiar nuestra visualizamos del mundo. Cuando así sucede nuestro comportamiento cambia, y a través de éste reflejamos un nuevo marco referencial. Un marco donde se interrelaciona lo subjetivo y lo intersubjetivo.  Cambiamos nuestro comportamiento cuando cambiamos nuestro marco de referencia. De este modo asumimos nuevos roles o responsabilidades, o emplazamos nuevas situaciones.

Ahora bien, en este cambio de comportamiento, que debe de estar signado por un proceso de reflexión emotiva, se ha de plantear la habilidad de la comunicación desde dos niveles. En primer término, desde la parte visible, la cual equivale a la habilidad de comunicarse, de entablar conversaciones, de interactuar con los otros. En segundo lugar, la parte que representa el nivel de nuestra actitud motivacional, en la cual radica la base de nuestro pensar-hacer.

Para alcanzar mejoras significativas y de largo plazo en nuestra capacidad de comunicación es necesario que trabajemos en ambos niveles, el de nuestra habilidad y el de nuestra actitud motivacional fundada en nuestro pensar-hacer. En este proceso de aprendizaje, el camino para poder avanzar de lo que hoy somos a lo que querremos ser, es aceptar reflexivamente lo que hoy somos. Ya que esto nos permite visualizar si no queremos o no podemos emprender este proceso de aprendizaje, o no queremos asumir una actitud para mejorar nuestras maneras de relacionarnos con los demás. Se basa en la sinceridad con nosotros mismos.

Puesto que, la comunicación eficaz y mutua exige que aprehendamos tanto el contenido como la intención de ésta; debemos tratar de comprender la intención de la comunicación sin prejuzgar ni rechazar el contenido de ésta. Además, debemos aprender a hablar en los lenguajes de la reflexión y la emoción, ya que éstos están implícitos en toda relación entre las personas.

Construimos conversaciones eficaces si prestamos total atención al otro, esto es, estamos presentes por completo a los requerimientos de la persona que nos habla. Por otra parte, suspender la posible opinión que uno tenga, para tratar de ver las cosas desde el punto de vista del otro exige valentía, paciencia y seguridad en nuestra personalidad.

Esto significa estar abierto a nuevas enseñanzas y a cambios posibles, introducirnos en el pensar-hacer de los demás para ver el mundo como intenta el otro que lo veamos. Esto conlleva a que uno entiende cómo se sienten o ven el mundo los demás, es decir, establecemos empatía con el otro. Proceso que puede abrir las puertas para llegar a sentir simpatía por el pensar-hacer del otro.

Desarrollar una actitud de empatía nos permite abrirnos a la receptividad, los demás sienten que uno está aprendiendo de ellos, que está abierto a un mundo de posibilidades. En esta relación empática la relación de influencia es mutua, asunto que es clave para lograr influencia sobre los demás; ya que los otros perciben que también ejercen influencia sobre nosotros. En última instancia es una relación ganar-ganar.

Cuando aprendemos a escuchar, aprendemos que la comunicación es un asunto entre dos o más. Aprendemos que la comunicación es una cuestión de confianza, no de inteligencia.  Por tanto, aprendemos a confiar en los demás y los demás aprender a confiar en nosotros; aceptamos sus ideas y sentimientos, y ellos aceptan nuestras ideas y nuestros sentimientos.  Admitimos que somos diferentes, y que ambos por igual podemos tener razón.


PD. Visita en facebook: Consultoría y Asesoría Filosófica Obed Delfín

Escucha: “Pasión y Razón” en www.arte958fm.com (todos los martes desde las 2:30 pm, hora de Caracas)

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