sábado, 8 de diciembre de 2012

SEMIOLOGÍA DE LA CIUDAD: REPRESENTACIÓN Y SIGNIFICADO


La arquitectura estructura el lugar y le da un significado antropológico, el cual tiene repercusiones en el uso del espacio urbano; ya que los individuos hacen uso del espacio urbano de una determinada manera. En este uso, la arquitectura adquiere un significado que puede ser, por ejemplo, simbólico, ritual puede ser considerado un contenido.

            El contenido de la arquitectura se puede estructurar a partir del simbolismo del uso o de la forma, por ejemplo, las iconologías arquitectónicas. La arquitectura, en este aspecto, es un objeto simbólico, y puede ser analizada en términos del significado de una forma simbólica. La ciudad como manifestación arquitectónica, que articula contenido y forma, es una forma simbólica.

Mirar la ciudad es captar un orden de significaciones, que está modelado por una estructura esencialmente hecha de logos. El nivel narrativo permite encontrar los significantes implícitos en la forma arquitectural o urbana,  tal que ésta narre las cosas de manera explícita. La ciudad es representativa en tanto que todos los elementos constitutivos de ella son representativos, puesto que representan las formaciones y contradicciones de la comunidad.

La semiología urbana descifra los signos, muestra la estructura implícita y describe la forma la ciudad. El análisis semiológico distingue:
§  En primer término, el nivel de los elementos significantes o semantemas, i. e., líneas, grafismos y formas elementales.
§  En segundo lugar, el nivel de los objetos significantes o morfemas: inmuebles, calles y el conjunto de elementos significativo de la ciudad.

La semiología utiliza tres categorías, estas son:
§  Primer, el signo: Éste tiene sentido en el contexto de la sociedad, sólo dice algo a los individuos de una comunidad que viven procesos semejantes, por lo cual éstos connotan y reconocen en él mensajes equivalentes. Este mensaje expresa la estructura a la cual está vinculado, enuncia una realidad, un compartir cultural. Sin embargo, la relación entre signo y realidad no tiene que darse en todas las ocasiones. Por otra parte, el signo fuera de una comunidad en particular no tiene ningún valor.
§  Segundo, el significante: Es uno de los relata que se presentan en el signo; éste es lo expresivo del signo y está constituido por la organización de la forma; es un elemento mediador, usa la materia y no tiene otra representación ajena a ella, dispone imágenes, objetos, palabras, discursos.
§  Tercero, el significado: Se da sobre una materia. La materia sobre la cual se aparece el significado está constituida por la materialidad del significante. El significado es la representación psíquica de la cosa, aquello que es representado en la mente de los individuos cuando éstos aprehenden una imagen por medio del lenguaje oral, escrito o icónico[1].

            La distinción entre lengua y discurso indica que:
§  La lengua existe en abstracción con un léxico y unas reglas gramaticales en cuantos elementos de partida y frases en tanto producto final.
§  El discurso, en cambio, es una manifestación concreta de la lengua; éste se produce necesariamente en un contexto lingüístico, en circunstancias de su producción y relaciones entre elementos extralingüísticos, es decir, de enunciados[2].

            La ciudad, como sistema cultural urbano, tiene una figura compleja semejante a la lengua. La ciudad se muestra como una expresión autónoma y, al mismo tiempo, constitutiva y expresiva de todo un sistema. Lo que actúa en la ciudad refleja los efectos de la cultura y descubre la capacidad para cumplir las tareas institucionales.

            La relación entre ciudad y cultura está referida a la función y al funcionamiento de la ciudad en el interior del sistema total. La ciudad, en tanto entidad social y política, es todo lo que concierne a la institución y organización de su ser en su devenir. La ciudad le da cuerpo y estructura a la acción del individuo, y vuelve significante el simbolismo implícito de las formas urbanas.



[1] Cfr. Roberto Briceño León y otros. Hacia una sociología de un plan urbano, Caracas, U. C. V, 1975, p. 102-103.
[2] Cfr. Tzvetan Todorov. Simbolismo e interpretación, Caracas, Monte Ávila Editores, 1981, p. 9.

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