martes, 28 de noviembre de 2023

LOS BOMBEROS UNIVERSITARIOS


 

Hoy me senté a almorzar con el pana Gustavo durante el almuerzo en la Ítaca laboral y, a lo mejor, por el asunto del Esequibo nos pusimos a conversar sobre Charles Brewer-Carías, quien entre otros fue uno de quienes le puso sostenes a la María Lionza de Colina, la que se quebró y estaba en la autopista.

Me contó Gustavo que cuando Brewer-Carías fue Ministro de la Juventud, durante el gobierno de Cabeza de Cochino, implementó los campamentos de frontera. Como el pana Gustavo ya estaba en eso de la Defensa Civil y los bomberos fue a la frontera a reconocer los sitios para cuando llegaran los jóvenes excursionistas al campamento. En varios sitios fronterizos estuvo el pana haciendo esa labor.

También me contó que estuvo en la frontera revisando los mojones que delimitan la frontera venezolana con Colombia y con Brasil.

En esa conversa me cuenta, el panela, que los bomberos universitarios se crearon cuando el gobierno de Caldera intervino la Universidad Central de Venezuela, la cual estuvo dos años cerrada. Crear los bomberos universitarios fue la manera que encontraron los muérganos de la UCV para sacar las armas que había en la universidad, y que el gobierno no encontraba.

Lo primero que hicieron los bomberos universitarios fue secuestrar, entiéndase robarse, una ambulancia del hospital universitario y un camión cisterna de la misma universidad. Un auto-robo. Los pintaron de rojo y les pusieron a ambos los  emblemas y logos de los bomberos universitarios.

Como los muérganos sabían dónde estaban las armas escondidas se acercaban al lugar con el camión cisterna, sacaban las armas, las echaban dentro  de la cisterna y paticas pa´ qué te tengo. Salían de la universidad como botellazo de puta con las armas dentro del camión.

En muchas facultades había armas, así como en las residencias estudiantiles. Pero los coño e madre se inventaron esa de los bomberos universitarios, hace 55 años, para desaparecer las armas que se utilizaban en la guerrilla urbana en ese entonces.

El bautizo de fuego y la aceptación de los bomberos universitarios por los demás bomberos, me cuenta el pana Gustavo, fue cuando se incendió una fábrica de velas en El Cementerio, por donde hoy está el CICPC, la vieja PTJ. Los bomberos del municipio Sucre tenían un carro químico, pero no sabían qué hacer con esa mierda; los de Caracas ni la más puta idea de cómo apagar esa parafina.

Mientras los bomberos de Caracas y Sucre estaban delante de la fábrica en candela sin saber que hacer, llegaron los bomberos universitarios por el autopista que pasaba por encima de la fábrica de velas con una bombona de espuma química y apagaron el incendio. Apagaron esa verga y se fueron para la universidad de nuevo.

De bolas, muchos de esos bomberos sabían de química porque se la pasaban haciendo bombas. Después de ese incendio enseñaron a los bomberos de Caracas y del municipio Sucre lo que era la química del fuego y otras vainas más.

Ahí se ganaron el respeto de todos los bomberos de Caracas y de Miranda.

Los bomberos universitarios están ahí en la cachucha de Pérez Jiménez. Aunque vivieron una dura crisis una vez, son ejemplo de buenos profesionales.

Siguen ahí después de 55 años y son emblema de la Universidad Central de Venezuela. 


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