jueves, 9 de noviembre de 2023

SOLEDAD


Te voy a decir la verdad y es que no conocía la soledad, hasta que te fuiste. Apenas cruzaste esa puerta se me metió entre ceja y ceja agarrar una buseta haya en Rodovías y largarme pa’l carajo viejo.

Y así lo hice.

Como siempre me senté en el puesto del pasillo. Y el autobús arrancó como a las 10 de la noche. Apenas clareaba el día vimos los primeros algarrobos y me provocó arrecostarte a uno de ellos, o a un araguaney manque fuese. Se oyeron a lo lejos los arrendajos.

Y ahí fue cuando conocí Soledad.

Había chigüiros, lapas y acures. Sintiéndote en mi corazón me quedé en La Encaramada, no sé por qué me acordé de vos y ahí me bajé. Más adelante estaba El Hueco, pero ya era mucho decir.

Estaba fresco, pero ya llevaba los calzones sudaos.

Soledad, me dije.

Todo me acordaba de vos, la burriquita y el mare mare. Sentado en la plaza suspirando por vos, alguien me dijo:

—Andá pa’ Mamo nuevo y Mamo arriba.

Esperé la noche a que pasará el autobús de regreso y me vine de revuelta.

Al pasar vi el cartel de Las Mochilas. Pero ya traía sueño.

 

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