martes, 28 de mayo de 2019

DE NUESTRAS NECESIDADES Y POSIBILIDADES: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

Nuestras posibilidades existen o están ahí porque las creamos a merced de los haceres en que invertimos cada día; si empleamos estos haceres es porque necesitamos esas ocurrencias que son parte de nuestras  necesidades cotidianas.

La verdad de nuestras necesidades y posibilidades es que éstas son encontradas por nosotros en nuestro hacer. Originariamente las encontramos y luego las pensamos, o las reencontramos por medio de otros que nos trasmiten sus esfuerzos.

Si hemos encontrado tales posibilidades es que las hemos  buscado y si las buscamos es que hemos tenido necesidad de ellas, sea por el por un u otro motivo. Lo cierto es que no podemos prescindir de ellas. De allí, que cuando  no las encontramos nos consideramos fracasados en nuestras vidas. Por el contrario, su encontramos lo que hemos buscado, se hace evidente que hemos encontrado aquello que es adecuado a esa necesidad que hemos sentido.

Esto que parece un trabalenguas es importante comprenderlo. Pues, decimos que hemos encontrado una posibilidad cuando hemos hallado algo que satisface una nuestra necesidad intelectual, emocional, financiera, corporal, espiritual, que previamente la hemos sentido en falta.

Si no nos sentimos necesitados de esa posibilidad ésta no será para nosotros una verdad. La posibilidad es, por lo pronto, aquello que aquieta una inquietud, una necesidad en nuestro vivir. Sin esta inquietud no cabe aquel aquietamiento, como dice Ortega y Gasset. Decimos que hemos encontrado una posibilidad cuando hallamos algo que nos sirve para abrir un hacer que es hasta el momento una necesidad.

Nuestra búsqueda se aquieta en el preciso momento que hallamos esa posibilidad. Necesidad y posibilidad están en función una de otra. Una posibilidad existe propiamente cuando existe una necesidad que satisfacer. En este sentido, una posibilidad solo es tal para quien la busca afanosamente, en fin, la posibilidad es posibilidad solo para quien la necesita.

Para quien no necesita la posibilidad, para quien no la busca, la posibilidad es una serie de palabras o, si queremos, es un o varios sucesos que carecen de sentido para nosotros. Para comprender algo como una posibilidad no hace falta tener talento ni poseer grande sabiduría, lo que nos hace falta es esa condición elemental y fundamental de lo que nos hace falta, de lo que nos es necesario.

Hay distintas formas de necesidad, por ejemplo, si alguien nos obliga a hacer algo lo haremos necesariamente; sin embargo, la necesidad de este hacer no es nuestro, no ha surgido en nosotros sino que nos ha sido impuesto desde fuera. Por el contrario, si sentimos la necesidad de pasear y esta necesidad es nuestra porque brota en nosotros, entonces la sentimos como necesidad nuestra.

Si vamos al médico y éste nos exhorta a ejercitarnos, podemos decir que el médico nos obliga a seguir una cierta ruta, nos encontramos con otra necesidad; que no es nuestra sino que nos viene impuesta del exterior (médico), ante esta imposición lo hacemos es convencernos por reflexión de sus ventajas y, en vista de ello, la aceptamos.

Ahora bien, aceptar una necesidad, reconocerla no es sentirla, me refiero a sentirla inmediatamente como una necesidad nuestra, es más bien la necesidad de la cosa (el ejercicio físico) que de ella me llega, pero es extraña a nosotros.

A esta necesidad, la del ejemplo del médico, Ortega y Gasset la denomina «necesidad mediata o exterior». A la necesidad que nace de nosotros (el ejemplo de pasear) la llama «necesidad inmediata o interior», que sentimos como nuestra y como tal es en nosotros una necesidad auténtica.

Esto quiere decir, que por lo menos, nos movemos en el mundo por medio de tres necesidades, a saber: la obligada, la mediata y la inmediata. Estas condicionan nuestro pensar-hacer. Considero que la mayoría de las veces actuamos debido a las necesidades exteriores o mediatas, por ejemplo, como todo viviente necesitamos comer para vivir.

Ahora bien, cuando nos vemos obligados a aceptar una necesidad externa o mediata, nos encontramos por lo general en una situación equívoca y bivalente, porque esto significa aceptar una necesidad que no es nuestra. Tenemos, queramos o no, que comportarnos como si fuese nuestra. Y aunque pongamos toda nuestra buena voluntad para lograr sentirla como nuestra, es posible que no lo logremos. De acá viene las decepciones, las saturaciones en el vivir cotidiano.

En menor medida hacemos en el mundo con las necesidades íntimas, auténticas e inmediatas. Aunque estas necesidades son menos, son las que determinan nuestro pensar-hacer auténtico, nuestra actitud íntima. De allí que debemos cultivar e incentivar las producción de este tipo de necesidades y equilibrarlas si es posible con las mediatas. Pues, de éstas nacen las posibilidades auténticas e íntimas que satisfacen nuestro yo.

Referencias:
Twitter: @obeddelfin




No hay comentarios:

Publicar un comentario