sábado, 9 de junio de 2018

LA DUDA, APRENDIZAJE Y CREATIVIDAD: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA


“Dudar no es precisamente un acto positivo. Pero es constitutivo de la acción”
Byung Chul-Han

La duda da entrada a las posibilidades. Por ello, admitir ésta muestra nuestra flexibilidad y apertura necesarias para alcanzar un mayor aprendizaje y mejor creatividad. El no saber socrático amplía nuestro conocimiento porque éste es un proceso generador; el cual nos brinda el conocimiento necesario para resolver desafíos complejos, que muchas veces con el conocimiento que ya poseemos no podemos solucionar.

Si aprendemos a observar y analizar los problemas con el resto de nuestros sentidos encontramos nuevas y diferentes perspectivas; por lo que podemos, de esta manera, encontrar nuevas formas alternativas de solución. Nuestro rol de aprendizaje se debe centrar en aprender a ver los problemas desde diversos puntos de vista, para analizar los obstáculos, las ventajas y así poder decidir por la alternativa de solución más adecuada a nuestra meta.

El discernimiento, en este contexto,  es la suma de percepción, de buen juicio; es un ejercicio intelectual para conseguir un resultado adecuado. Para ello, debemos estar atentos a los sujetos y situaciones con el objeto de actuar desde el espacio de la posibilidad. En este estar atentos, escuchar eficientemente nos permite confirmar nuestras propias opiniones y las de los demás. Al estar atentos buscamos lo que no sabemos. En este sentido, prestamos atención a los hechos para conseguir más datos e información. Repito, buscamos lo que todavía no sabemos.

La actitud empática, en la que somos capaces de atender a los otros de manera abierta y de conectar con las otras personas al entablar un diálogo verdadero. Con esta actitud prestamos la atención eficaz tanto a la persona cómo a lo que ella dice. Intentamos ver el problema a través de sus percepciones, juicios...

La duda socrática como condición generadora nos permite indagar en un nivel más profundo. La búsqueda, el aprendizaje para alcanzar alternativas de solución se ralentizan, pues estamos completamente presentes ante la problemática que se está desarrollando.

La duda filosófica genera, por una parte, una escucha atenta; y por otra, la actitud empática. Por ello, debemos aprender sentándonos, escuchando, observando y esperando para así actuar de manera más eficiente.

Al emplear esta forma de pensar-hacer de manera proactiva, la duda nos ayuda a desafiar nuestras creencias, suposiciones y prejuicios; nos aporta matices grises y de colores en un mundo, que por lo general, se mueve entre el blanco y el negro. De este modo, aprendemos a ver alternativas que nos liberen de las restricciones, de los caminos trillados y nos permitan abrirnos a nuevas oportunidades que no habíamos visto antes.

La experiencia más importante de la duda socrática es que nos permite darnos cuenta de que, muchas veces, elaboramos meras suposiciones; al reconocer estas suposiciones las aplazamos y comenzamos a preguntarnos sobre la problemática que debemos resolver.

Esto nos permite descubrir y desafiar aquellas certezas que pensábamos eran nuestras verdades. Pero que de hecho sólo era una opinión, un juicio que habíamos elaborado para una situación determinada. Habíamos transmutado una creencia en verdad, que solo ha podido servir en un determinado momento.

La duda filosófica nos obliga a estar completamente presentes para poder afrontar los imprevistos que surjan. Asimismo, supone estar abiertos a la posibilidad que en cada momento se da o estar preparados para abandonar el plan previsto.

La duda nos ayuda a fijar los límites, a crea los espacios necesarios para la experimentación y el proceso creativo. Al conocer las reglas también podemos cambiar éstas y desechar el plan trazado, para así trabajar en una nueva propuesta al margen de lo establecido. De esta manera, abrimos la opción para que la situación fluya por donde debe ir de manera más adecuada.

En la actualidad, el impulso es hacia la acción dejando de lado la reflexión.  Porque nos desenvolvemos en el entorno del saber, no de la duda. Dudar está excluido. Sin embargo, al enfrentamos a lo que no sabemos entramos en pánico o recurrimos a buscar solución en resultados de otro momento.

En vez de eso, necesitamos crear deliberadamente un espacio de posibilidad, un análisis consciente de lo que está pasando y de lo que es posible que pase durante el proceso de búsqueda de solución. Se trata de observar, recopilar datos y hacer varias interpretaciones, para esto es necesario entrar en el espacio de la duda.

En lugar de convertirnos en defensores de explicaciones, de modelos posibles, esto es, de verdades. Nuestro interés se debe enfocar en recopilar toda la información posible para analizarla. El objetivo es centrarnos en el descubrimiento y en la revisión, en considerar todas las tesis posibles hasta que encontremos la alternativa de solución más adecuada a las metas trazadas. De esta manera, podemos ofrecer diversas opciones e interpretaciones para resolver los problemas.

Referencias:
Twitter: @obeddelfin

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