miércoles, 8 de noviembre de 2017

LA ADMINISTRACIÓN DE NUESTRAS ACCIONES, NO DEL TIEMPO: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

¿Cómo administramos nuestro tiempo? Todos tenemos la misma cantidad de tiempo para hacer lo que tenemos que hacer. En esto nadie tiene ventaja sobre otro. Sin embargo, la cuestión depende de cada quien, de cómo aprovechamos nuestro tiempo. Sea en el trabajo, en el hogar, todos podemos beneficiarnos de hacer uso eficiente del mismo. Considerarlo un recurso preciado.

La gerencia del tiempo es una forma imprecisa de hablar de nuestro hacer, pues a lo que se refiere es al uso de nuestras acciones en forma regular. Por tanto, lo que tenemos que comprender es la forma más adecuada de hacer uso de nuestras acciones, y toda acción contiene en sí una decisión de actuar. ¿Cómo estamos actuando en nuestro hacer? Es, entonces, la pregunta fundamental.

Manejar nuestras acciones nos exige a ser explícitos en cuanto al valor que le damos a nuestras decisiones de actuar. Esto nos permite dirigir nuestros esfuerzos en concordancia con vista a un fin. Controlar nuestras acciones nos ayuda a mantener el equilibrio entre las diversas fuerzas bajo las cuales estamos sometidos, nos facilita el logro de nuestras metas; con lo que paliamos el estrés.

El tiempo no lo podemos controlar, porque él es independiente de nosotros. Lo que sí podemos controlar es nuestro hacer. Existen muchos escritos sobre el manejo del tiempo, esto es un error. Lo que podemos, insisto, es manejar nuestras acciones. Por ello, lo que debemos conocer es ¿cómo utilizamos nuestro hacer? Por ejemplo, ¿cómo hacemos las cosas durante una semana? ¿Llevamos una bitácora de las acciones que realizamos? Nos movemos en el tiempo como el pez en el agua, pero lo que podemos organizar son nuestras acciones que acaecen en el tiempo.

No dividimos ni organizamos el tiempo, lo que dividimos y organizamos son nuestras acciones en el tiempo. Por ejemplo, organizamos nuestras llamadas, reuniones, visitas inesperadas, trabajo, viajes, comida, descanso, actividades personales… esto no es tiempo, son acciones. Por ello, debemos analizar si nuestras acciones se corresponden con nuestras responsabilidades.

Por otra parte, toda acción debe estar en función de una meta establecida. Para así  determinar lo que queremos lograr en un tiempo determinado, esto en función de que sea importante o urgente. Para ello podemos desglosar cada meta en tareas específicas, y le asignamos un tiempo de ejecución a cada una. En el cumplimiento de las metas es fundamental establecer las prioridades, porque de ello depende cuándo las llevaremos a cabo. Si no determinamos las prioridades estamos como Alicia en la bifurcación de los caminos.

En este orden de cosas, al organizar nuestras actividades o acciones debemos identificar cuáles son las herramientas adecuadas para realizar las tareas establecidas en un lapso de tiempo específico. Las herramientas están en función de la actividad que realizamos; las herramientas de un mecánico automotriz son diferentes a las de un burócrata. Cada uno de nosotros debemos conocer cuáles son los instrumentos que requerimos.

Debemos identificar, con el fin de eliminarlos, cuáles son los enemigos de nuestras acciones. Por lo general, los principales problemas para controlar nuestro hacer suelen ser, por ejemplo, sobrecargar nuestras actividades, esto es, tratar de hacer más de lo que podemos hacer; asumir tareas de otros; atender llamadas no planificadas y hacer uso indiscriminado de los dispositivos móviles; visitas inesperadas, reuniones improvisadas… Todas estas son actividades que entorpecen nuestro hacer, y mucho más cuando no planificamos nuestras acciones.

Para mejorar nuestras actividades es fundamental planificar las mismas. Por prioridades, importancia, semanal… La planificación está en función de lo que haga y con quien lo hace. Por ejemplo, no es lo mismo trabajar solo que trabajar con un grupo de personas; ser subordinado que ser dirigente. La planificación de las actividades varía en función del contexto en que éstas se realizan.  

Como he indicado antes toda actividad está en función de una meta. Por lo tanto, es necesario preguntarnos si lo que estamos haciendo, en este momento, ¿nos mueve en dirección de cumplir la meta trazada? La pregunta es un controlador. Porque si la respuesta es NO, en algo estamos fallando. Y si estamos fallando estamos desperdiciando nuestro esfuerzo, es decir, nuestra acción.

Si la respuesta, a la pregunta controladora, es NO. Estamos administrando inadecuadamente nuestra acción; estamos siendo ineficientes e ineficaces. Estamos malgastando nuestro esfuerzo; estamos desperdiciando nuestro hacer. Entonces, somos gerentes deficientes de nuestras acciones. El tiempo, por su parte, seguirá allí igual para todos. Sin embargo, la administración inadecuada de nuestras acciones nos convierte en sujetos fracasados, porque no hemos podido cumplir nuestras metas. Por el contrario, el manejo adecuado de nuestras acciones es parte de ser sujetos exitosos. 

Referencias:
Facebook: consultoría y asesoría filosófica Obed Delfín
Youtube: Obed Delfín

Twitter: @obeddelfin

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