sábado, 15 de junio de 2019

SOLUCIÓN O EVITACIÓN DE LOS CONFLICTOS: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

Evitar los conflictos resulta más fácil que solucionarlos. Con evitar me refiero, en este caso, a eludirlos cuando ya éstos están presentes o se han hechos manifiestos. También consideramos que evitar es no participar en ningún tipo de conflicto, acá evitar tiene otro sentido y significado. Por otra parte, conflicto no puede ser visto solo como un aspecto negativo o como algo que nos llega de afuera. Puesto que, el conflicto puede ser algo que nos planteamos con el ánimo de resolver.

Cuando hablamos de conflicto, en muchos casos, nos referimos a éste como un enfrentamiento o situación desagradable, razón por la cual evitamos participar en él. Esto es en su aspecto negativo, esto es, algo que nos resulta doloroso. En un sentido positivo, el problema o conflicto designa una dificultad que requiere una acción intelectual y de experiencia para resolverlo. En este caso, el conflicto es un eslabón de la cadena: problema-indagación-solución.

Ahora bien, para la resolución de todo conflicto llevamos a cabo un conjunto de acciones que involucran nuestros conocimientos y creencias, las cuales desplegamos para la solución del mismo. Esto lo hacemos en la medida que tenemos que analizar el despliegue del mismo, los mecanismos sobre los cuales se fundamenta, el dinamismo, el sentido y la significación en el marco de la dimensión de nuestro pensar-hacer y de las interrelaciones con los demás.

Los conflictos en nuestras relaciones interpersonales tiene muchas causas, por ejemplo, defender nuestro territorio personal, laboral o familiar; o muy común los mal entendidos al hablar sobre algo. Ahora bien, ¿son en verdad conflictos o simples roces de convivencia? Con respecto a los conflictos, creo que es importante distinguir lo importante de lo cotidiano. Con cotidiano me refiero a esos roces intrascendentes de cada día, por ejemplo, un empujón sin intención el cual se resuelve con una disculpa, con un gesto de amabilidad urbana.

No hay que hacer un drama de cada roce. Porque terminaríamos por creer que cada asunto que nos pasa es un conflicto en su sentido más grave, más bien esto puede ser un asunto patológico que requeriría de una consulta con un especialista. Y no es el caso que acá trato de exponer.

Otro aspecto del conflicto, el cual he tratado en otros artículos, es distinguir el problema de la persona. En filosofía, en el campo de la lógica, se llama a esto argumento «Ad hominen» que significa argumento “contra el hombre”, el cual que es un falacia; el mismo busca desacreditar a la persona que ha hecho un reclamo, por ejemplo, al replicar sobre quién es esa persona. En la política es muy común ver esto, por ejemplo, cuando se desacredita a una persona porque pertenece a un determinado partido político, y con eso se evita abordar la denuncia o el reclamo que la persona realiza. Lo que se busca es enfrentar el problema o el conflicto que alguien ha planteado.
Todo conflicto necesita el despliegue de estrategias. El conflicto hay que enfrentarlo con el fin de solucionarlo, no para agrandarlo. El dicho popular dice: «echarle gasolina a la candela», con eso se refiere a que no hay disposición de solución sino de hacer que el problema se haga más dificultoso.

Para la solución de nuestros conflictos tenemos que ser audaces con el conocimiento que poseemos y con el que tenemos que adquirir. Este último, lo adquirimos de manera rápida consultando a otras personas que nos pueden ayudar.

Al principio señalé que evitar también tiene el sentido de no participar en conflictos, en la forma de no generar problemas. Esta es la actitud general de no ser beligerantes, para utilizar un término agresivo, por medio del cual evitamos producir conflictos. Es un talante activo que deviene de una actitud prudente, sensata de llevar adelante nuestro vivir. De antemano, prevemos no generar roces.

Esta postura ante los conflictos es juiciosa y debemos cultivarla, porque nos hace estar atentos a nuestro entorno; a lo que en él sucede. Así prevemos  ciertos sucesos que pueden desencadenar un conflicto. A esto también lo llamamos evitar. El afrontar y el evitar en este sentido el conflicto es una actitud activa y responsable. Pues, siempre estamos dándole la cara de manera reflexiva a lo que sucede.

Referencias:
Twitter: @obeddelfin





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