En República, Platón conserva
el dualismo psico-físico de Fedón,
que es común y fundamento de toda su antropología. No obstante, entre Fedón y República se produce una nueva perspectiva antropológica. ¿En qué
consiste esta nueva perspectiva?
El primer aspecto relevante de la antropología de República es la división del alma. Platón distingue tres partes del
alma con funciones distintas: la concupiscible (epithymíai) sede de los apetitos y deseos; la
irascible (tymos)
residencia de las pasiones nobles como el valor; y la inteligible (nous),
asiento de la razón. Las dos primeras rigen las funciones del cuerpo, la
inteligible domina sobre las otras dos evitando los excesos de éstas, y conduce
al hombre a alcanzar la verdad (República
580d - 581c). Como podemos apreciar permanece el dualismo onto-gnoseológico del
compuesto.
La división tripartita del alma, permite a Platón introducir la parte
irascible como un elemento intermedio que facilita la funcionalidad del alma,
al servir de vinculo entre los extremos, lo racional y lo apetitivo (República 440a-b), sin comprometer la
unidad de ésta. Puesto que, lo justo de la parte irascible es obedecer y
secundar a la razón (República 440e y
441e). No obstante, si ha sido pervertida por una mala educación se hace
contraria a la razón (República 441a).
Según hacia que parte del alma tienda lo irascible, el individuo será prudente
o no, valeroso o no, temperante o no; en fin, racional o no. En este sentido, lo
irascible es una articulación.
Platón intenta dar respuesta al conflicto interno del alma al formular el
principio de no-contradicción (República
436b-e y 439b) Sin embargo, con la formulación de tal principio la existencia de
un elemento intermedio, lo irascible, se hace innecesaria. Tampoco tendría
relevancia que las partes del alma sean dos o tres. Ya que el principio de
no-contradicción ni favorece ni fundamenta la hipótesis de la división
tripartita.
Por otra parte, si la parte irascible se alía con una o con otra parte (República 440b; 441a), según se dé el
caso, es porque comparte algo en común con ambas; entonces no se podría
considerar contraria sino complementaria a éstas. Sin embargo, Platón señala
que el alma irascible es distinta de la razón (República 441a-c). Lo que persiste es la necesidad de preservar la
dualidad onto-gnoseológica.
En correspondencia el principio de no-contradicción está el principio de
«lo justo» (República 441d-e; 442b) El
cual determina que a cada parte del alma le corresponde hacer lo que le es
propio por naturaleza. Éste permite establecer que cada parte del alma es
distinta y hace algo distinto a las otras. Lo justo, es considerado, por una
parte, acción exterior (República 443
c); por otra, acción interior, en tanto pone en armonía los tres géneros que en
el alma existen (República 443d-e). En
este sentido, lo «justo» se convierte en un aspecto y en un significado
psicológico, el cual termina de definir y determinar cada parte del alma. Y no
un aspecto ni significado matemático.
Con respecto a lo político,
la división tripartita del alma permite jerarquizar la división social en
distintas clases, según la naturaleza propia de cada una. Ya que cada clase
está determinada por el predominio de una de las partes del alma, lo que está
en concordancia con los tres géneros de hombres (República 581c). En razón de esto, cada individuo ocupará el lugar
que por naturaleza merece ocupar en la polis,
según la composición de su alma.
Por tanto, en República se da una
antropología psico-política. Ya que la estructura psicológica del hombre y la
estructura de la polis se
corresponden mutuamente, pues están íntimamente imbricadas (República 435a). La polis es el resultado del alma. La polis es un hombre grande y el hombre una politeía en pequeño. Por cuanto se da una mutua dependencia.
El segundo aspecto más relevante de la antropología psico-política de República es que el conflicto
antropológico se da ahora entre las partes del alma. Y no entre alma y cuerpo como
era el caso de Fedón.
El antagonismo antropológico ahora es propiamente un asunto del alma.
Entre lo racional, lo irascible y lo concupiscible. Entre lo determinado y lo
indeterminado, entre lo auténtico y lo inauténtico. Pues, el alma es ahora sujeto
que apetece, que atrae a sí aquello que desea alcanzar (República 437c). Este apetecer hace que el alma mantenga un
conflicto consigo misma haciéndola perder el dominio y el conocimiento de sí. Ya
no interviene el cuerpo.
En estas circunstancias, el dominio del hombre no consiste en alejarse
del cuerpo sino en dominar la parte irracional del alma. Pues si lo irracional gobierna
se convierte en tirano haciendo al hombre esclavo de sí mismo (República 431a-b). Sólo en el alma es
posible que se de tal movimiento. El cuerpo no cuenta como agente de afección.
Aquí radica la superación con respecto a la antropología religiosa de Fedón.
En República, Platón asume una antropología
compleja que abarca la psicología de lo inteligible conformada por deseos y
pasiones; lo cual revela una estructura psíquica múltiple constituida por elementos
diferenciados y opuestos. Tal reconocimiento conlleva al filósofo a elaborar
una antropología que abarca la multiplicidad. Puesto que ahora el alma es un
compuesto, una y múltiple a la vez.
En República 437d, indica que el alma es
quien apetece; en República 485d, por
su parte, señala que el alma es el sujeto del placer; con lo cual deja de lado la
concepción de que los placeres sólo pertenecen al cuerpo (Fedón 66b-d). En consecuencia, en República 580d a cada parte del alma corresponden tipos de placeres
y deseos, esto es, los deseos de saber (philomatheis) los deseos
ambiciosos (hilótimoi, philonikoi) y los avariciosos (philochremátoi).
Ya que, cada apetito sólo es deseo de aquello que le conviene por naturaleza (República 437e)
Ahora, ¿cómo es concibido el cuerpo en República? En República
444d, el filósofo señala que el cuerpo está constituido por elementos, agrega,
además, que cuando tales elementos están en armonía hay salud, en caso
contrario, enfermedad. ¿Cuáles son estos elementos? Según la tradición
hipocrática estos son: sangre, bilis y flema. Según Filebo 29b, fuego, aire, agua y tierra. En tal caso, se da una descripción
fisiológica del cuerpo. En este sentido, cuando el cuerpo recibe un golpe mira
hacia el alma, quien es el elemento rector del compuesto, entonces toda el alma
siente y sufre a un mismo tiempo, en ese momento se dice que el hombre siente (República 462d). El cuerpo, ahora, es un
mero receptáculo del alma. Una cárcel inactiva. Ya no hay antagonismo entre
alma-cuerpo.
La preeminencia del alma, por otra parte, como esencia antropológica desvanece
las diferencias entre hembra y varón. Ya que tales diferencias son corporales,
y no de naturaleza. En consecuencia, hembra y varón son iguales; pues la
naturaleza humana es una determinada por el alma. Es de acuerdo al alma donde
Platón establece las diferencias que regirán en la polis.
La tripartición del alma al sustituir la polarización razón-deseo
garantiza el orden social; por cuanto la supremacía de lo racional justifica la
división social impuesta en República
580d–581d. En el plano ontológico, el alma racional es lo real del compuesto
anímico. Por lo que toda acción racional hace al hombre un ser real y
verdadero, lo mismo se da con respecto a la ciudad (República 429a). En el orden ético, la parte racional restaura y
conserva los valores éticos del individuo y de la polis. En lo epistemológico,
lo racional hace posible el conocimiento verdadero que es opuesto a la mera opinión
(República 477c) al ser ésta algo mas
propio de lo irascible y lo concupiscible. Consecuentemente, la ciudad debe ser
regida por quienes están gobernados por lo racional, pues esta parte del alma
induce a la práctica de las virtudes ejerciendo la prudencia, la sabiduría, la
fortaleza y la templanza. Quienes buscan el saber y lo justo (República 473b-e)
El alma racional es quien dota al cuerpo de todas las excelencias
posibles y cuida de él, no el cuerpo del alma (República 403d; 408e). Razón por la cual, el cuerpo requiere ser
educado en la música y la gimnástica, pero esto en función del alma. La música,
sirve para estimular el alma irascible (República
410b) haciendo del hombre un atleta guerrero (República 404a-b). El fin de la educación musical es conseguir el
amor a la belleza (República 403 c).
La armonía entre música y gimnástica dará como resultado un alma sobria y
valerosa (República 411a), que es el
ideal del guardián platónico. Pilar fundamental de la polis de Platón.
El alma racional al dotar al cuerpo de todas las excelencias gobierna a
la parte concupiscible, que por naturaleza es insaciable de los placeres
corporales (República 442a). En tal
caso, es más preciso llamarlos placeres concupiscibles, que corporales. Además,
una vida corporal austera evita enfermedades y desenfrenos, con lo que la
ciudad no se llenará ni de tribunales ni dispensarios (República 405a). El cuerpo, sin embargo, tampoco debe ser cuidado
en exceso, pues esto impide participar en los asuntos de la ciudad (República 407b-c). La problemática del
cuerpo se desplaza plenamente al alma.
En la concepción psico-política de República
el bienestar del individuo y de la polis
deben ser preservadas porque éstas constituyen una unidad. El bienestar
individual está en íntima relación con el bienestar colectivo; pues el orden
político y el del individuo pertenecen a una misma naturaleza. No es posible pensar
hombre y ciudad como entidades separadas. Puesto que el alma, principio del
hombre es principio de la polis. El
alma determina el modo particular de cada hombre y de cada ciudad, según que
parte predomine de ella.
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