jueves, 5 de marzo de 2015

ALTERNATIVAS Y MEDIACIÓN EN LA SOLUCIÓN DE CONFLICTOS: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

Una alternativa que podemos llevar a cabo en la solución de conflictos es la detección y cambio de «creencias irracionales». Esta alternativa implica conocer y manejar cuáles son los marcos interpretativos de información, de manera que realicemos un análisis de la situación o de las experiencias vividas, las creencias y los pensamientos que emergen sobre una situación dada, y las consecuencias que se generan tanto en lo emocional como el carácter y la conducta. Buscamos conocer estos marcos interpretativos, porque por lo general somos sujetos interpretados en mayor o menor medida.

En esta misma línea de análisis son útiles los «auto-registros de pensamientos», porque nos permiten identificar cuáles son registros de pensamientos que las partes poseen; en el caso que estos auto-registros de pensamientos sean inadecuados para la solución del conflicto o para alcanzar un fin específico, es necesario cambiar tales registros pensamientos, porque no contribuyen a que las partes lleguen a ponerse de acuerdo.

Otro elemento de interés, es trabajar en los individuos la «aplicación de auto-instrucciones». Esta aplicación permite conformar un marco de referencia que ayuda a pensar, sentir y actuar como se desea en vista a un fin. Además, resulta más eficaz si se formula con miras a alcanzar una meta definida.

Otra estrategia a aplicar es el «re-encuadre». Entendido éste como una técnica que ayuda a las partes a tomar perspectiva diferentes a la que ya poseen, es decir, a percibir una situación desde diferentes puntos vista. De esta manera, se busca que las partes en conflicto sean capaces de «ponerse en lugar de», aspecto fundamental que pretende fomentar el sentimiento de empatía que permita resolver el conflicto de un modo pacífico.

Aspecto fundamental en la solución de conflicto es la «mediación». Aquí hace presencia el mediador. La mediación es una técnica muy usual, ésta se fundamenta en el poder y la confianza que se tiene en el mediador. La mediación se produce cuando las partes en conflicto  deciden negociar para tomar una decisión que favorezca a ambas partes, o cuando al mediador se le atribuye la capacidad para tomar una decisión.

En la mediación es de interés, por una parte, el «modelo de la satisfacción», porque éste facilita acuerdos específicos entre las partes. Por otra, el «modelo transformador» que centra la atención del mediador en las necesidades de las partes que están involucradas en la disputa. El mediador al intervenir en un conflicto necesita conocer bien en qué fase se encuentra éste, para saber qué aspectos hay que analizar y resolver.   

No toda persona está capacitada para ser mediador o en todo tipo de conflicto no puede intervenir el mismo mediador. Éste debe poseer unas características determinadas para realizar su función de manera óptima. Entre los objetivos del mediador está el reconocimiento de cada parte por igual, pues el fin de la mediación consiste en ayudar a tomar la mejor decisión. Acción que implica ser capaz de comprender las diferentes posturas.

El mediador no debe ser responsable de los resultados obtenidos en la mediación. Pues los mediadores solo son transformadores. No deben influir en el resultado de la decisión. Ya que la decisión tomada es responsabilidad de las partes en conflicto y solo de ellas. El mediador solo debe de destacar las oportunidades que hay para solucionar el conflicto. Tampoco debe emitir juicios sobre las opiniones y decisiones, porque el mediador media entre las partes y nunca emite juicios de valor, ya que éstos deben ser controlados.

El mediador debe mantener una visión favorable sobre la capacidad y motivación de las partes involucradas, es decir, debe creer en la capacidad de actuar de las partes para que tomen decisiones y adoptan la mejor decisión. Si el mediador no cree en la capacidad de las partes, puede caer en la «directividad», esto es, comienza a dirigir a las partes en el conflicto. Actitud totalmente negativa para la mediación y contraria a la transformación.

Además, el mediador tiene que permitir que las partes expresen sus emociones o sentimientos. No obstante, las partes deben entrenarse para que tengan un gobierno adecuado de sus emociones y sentimientos, para que éstos no sean expresados de modo violento.

Para que la mediación sea exitosa, las partes deben de disponer del tiempo necesario para que conozcan minuciosa y objetivamente en qué consiste el conflicto, las razones y las causas que lo han generado. De este modo, puedan formular correctamente aspectos sobre hechos del pasado. Una vez que se conocen las razones o causas del conflicto, el mediador debe centrarse en la discusión y en las posibles alternativas. Ahora la mirada debe estar puesta en una o unas metas a alcanzar.

En la mediación, la interacción es un elemento propio en la solución del conflicto; en el cual la intervención del mediador forma parte de un proceso interactivo mayor. Por lo que, cuando se produce cualquier cambio durante el conflicto, por pequeño que éste sea, es importante hacer relevante el éxito logrado.


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