Los urólogos no
lo pueden ver a uno, porque de una vez le quieren meter el deo en el trasero.
No importa dónde uno esté, sea en la Avenida Bolívar, en la Baralt, en la
Avenida Urdaneta, no importa lo primero, incluso antes de saludarlo a uno, es
meterle el deo en el rabo.
Eso carajos lo agarran
a uno como si fuese violín prestao o la Billo's Caracas Boys en carnaval.
—"Magallanes
será campeón y palo y palo…"
La vaina tampoco
es así.
Después del juramento
hipocrático, el lema de esos carajos es:
—"Dele que
son pasteles".
Fui a consulta con
la uróloga, porque tenía años que no me hacia un chequeo médico de esa vaina.
La busqué por Petare, por San Bernardino, por Instagram, Whatsverga. Ya parecía
a Papa Montero, canalla rumbero.
Hasta que la
conseguí ahí mismo, al laito de la Ítaca laboral. A pata e mingo, en Parque Carabobo
al lado de la PTJ. Más fácil que pelar mandarina.
Fui el día que
cayó la tormenta y se inundó media Caracas. Cuando yo salí de la consulta ya
había pasado el aguacero y me vine caminando por las estaciones de Bellas Artes
y Parque Carabobo estaban inundadas.
Uno llega y le
empiezan a preguntar que esto y aquello, que el pato y la guacharaca.
—No doctora, los
tiempos de hacer la firma en la pared meando ya pasaron, eso era antes. No está
mal, pero nunca esos tiempos.
Vamos a hacer el
tacto prostático.
Esa tarde, por el
aguacero, se había ido la luz y para poder hacer la consulta la doctora tuvo
que abrir la persiana.
La vaina parecía
el cine Urdaneta.
Empezó a hacer el
tacto:
—Aquí hay cierto
endurecimiento y siento un nódulo, me dijo la doctora.
—Se jodió la verga,
pensé para mi coleto. De aquí pa´ la morgue. Ni modo.
Y seguía con el
tacto, hasta que le dije:
—Doctora, esto es
un chequeo no un Only Fans.
—Ay, si es
verdad.
A los urólogos
hay que tenerlos a raya, porque se emocionan.
Tienes que
hacerte estos exámenes: sangre tal, orina verga, 15 ecos.
—Será que esta
verga es la Novena Sinfonía de Beethoven.
Pagué mi consulta,
barata 40 dólares. Y salí con mi lista de exámenes, una vaina que me tengo que
tomar por tres meses.
A buscar presupuesto
para los exámenes, pregunté dónde me había dicho el pana Gustavo y me dijeron:
—Son 95 por el
pecho.
Me faltaba una
ñinguita, pero con la próxima quincena completo mi vaina.
Ahora todos los
resultados los mandan por whatsverga, es un solo cholazo. Nada de que estar
yendo a buscar papeles ni nada de esa vaina. Armé mi historia médica digital y
de vuelta para que la doctora viera cómo estaba el cuerpo, que es mortal.
A lo mejor hay
que despedirse a la llanera de toda esta cuerda de coños e madre. A lo mejor
estoy más de allá que de acá.
Fui hoy a la
revisión de los resultados.
La doctora empezó
a ver la guarandinga y explicarme que esto y que aquello.
—¿Cómo está la
jugada doctora?
—Estamos
terminando el segundo tiempo cero a cero. Pero puede entrar Cristiano Ronaldo
por el equipo contrario. Hay que tener cuidao, me dijo ella.
Ya decía el
Canserbero, que "la muerte está tan segura de ganar que de ventaja te da
una vida".
Y cualquier día
es bueno para morir, no le quepa duda.
La verga de la muerte
no me importa mucho. Me vale a verga, en verdad. Porque como me dijo una vez el
viejo Eugenio: "Usted no tiene quien lo llore".
Ahora estoy en
estudio, porque la mortadela está barata. Me mando a tomar una vaina antes de
dormir, porque baja la tensión. Si yo que caigo muerto en vez de dormido, con
esa pastilla va a ser más arrecho.
Después hay que
repetir el antígeno prosverga.
La vaina va bien.
Quién coño dijo miedo. Me vine en el Metro y me compré medio kilo de queso pa'
rayar porque las arepas no pasan solas.
Entre las vergas
que había en el Metro, había un carajo pidiendo abrazao con un perro y otro durmiendo
en el piso del vagón.
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