lunes, 9 de septiembre de 2024

LA URÓLOGA


Los urólogos no lo pueden ver a uno, porque de una vez le quieren meter el deo en el trasero. No importa dónde uno esté, sea en la Avenida Bolívar, en la Baralt, en la Avenida Urdaneta, no importa lo primero, incluso antes de saludarlo a uno, es meterle el deo en el rabo.

Eso carajos lo agarran a uno como si fuese violín prestao o la Billo's Caracas Boys en carnaval.

—"Magallanes será campeón y palo y palo…"

La vaina tampoco es así.

Después del juramento hipocrático, el lema de esos carajos es:

—"Dele que son pasteles".

Fui a consulta con la uróloga, porque tenía años que no me hacia un chequeo médico de esa vaina. La busqué por Petare, por San Bernardino, por Instagram, Whatsverga. Ya parecía a Papa Montero, canalla rumbero.

Hasta que la conseguí ahí mismo, al laito de la Ítaca laboral. A pata e mingo, en Parque Carabobo al lado de la PTJ. Más fácil que pelar mandarina.

Fui el día que cayó la tormenta y se inundó media Caracas. Cuando yo salí de la consulta ya había pasado el aguacero y me vine caminando por las estaciones de Bellas Artes y Parque Carabobo estaban inundadas.

Uno llega y le empiezan a preguntar que esto y aquello, que el pato y la guacharaca.

—No doctora, los tiempos de hacer la firma en la pared meando ya pasaron, eso era antes. No está mal, pero nunca esos tiempos.

Vamos a hacer el tacto prostático.

Esa tarde, por el aguacero, se había ido la luz y para poder hacer la consulta la doctora tuvo que abrir la persiana.

La vaina parecía el cine Urdaneta.

Empezó a hacer el tacto:

—Aquí hay cierto endurecimiento y siento un nódulo, me dijo la doctora.

—Se jodió la verga, pensé para mi coleto. De aquí pa´ la morgue. Ni modo.

Y seguía con el tacto, hasta que le dije:

—Doctora, esto es un chequeo no un Only Fans.

—Ay, si es verdad.

A los urólogos hay que tenerlos a raya, porque se emocionan.

Tienes que hacerte estos exámenes: sangre tal, orina verga, 15 ecos.

—Será que esta verga es la Novena Sinfonía de Beethoven.

Pagué mi consulta, barata 40 dólares. Y salí con mi lista de exámenes, una vaina que me tengo que tomar por tres meses.

A buscar presupuesto para los exámenes, pregunté dónde me había dicho el pana Gustavo y me dijeron:

—Son 95 por el pecho.

Me faltaba una ñinguita, pero con la próxima quincena completo mi vaina.

Ahora todos los resultados los mandan por whatsverga, es un solo cholazo. Nada de que estar yendo a buscar papeles ni nada de esa vaina. Armé mi historia médica digital y de vuelta para que la doctora viera cómo estaba el cuerpo, que es mortal.

A lo mejor hay que despedirse a la llanera de toda esta cuerda de coños e madre. A lo mejor estoy más de allá que de acá.

Fui hoy a la revisión de los resultados.

La doctora empezó a ver la guarandinga y explicarme que esto y que aquello.

—¿Cómo está la jugada doctora?

—Estamos terminando el segundo tiempo cero a cero. Pero puede entrar Cristiano Ronaldo por el equipo contrario. Hay que tener cuidao, me dijo ella.

Ya decía el Canserbero, que "la muerte está tan segura de ganar que de ventaja te da una vida".

Y cualquier día es bueno para morir, no le quepa duda.

La verga de la muerte no me importa mucho. Me vale a verga, en verdad. Porque como me dijo una vez el viejo Eugenio: "Usted no tiene quien lo llore".

Ahora estoy en estudio, porque la mortadela está barata. Me mando a tomar una vaina antes de dormir, porque baja la tensión. Si yo que caigo muerto en vez de dormido, con esa pastilla va a ser más arrecho.

Después hay que repetir el antígeno prosverga.

La vaina va bien. Quién coño dijo miedo. Me vine en el Metro y me compré medio kilo de queso pa' rayar porque las arepas no pasan solas.

Entre las vergas que había en el Metro, había un carajo pidiendo abrazao con un perro y otro durmiendo en el piso del vagón.

 

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