Todo viviente
tiene la necesidad de expresarse, por una u otra razón. Algún motivo individual
lo impulsa a eso. Y por uno u otro medio lo realiza. La expresión no es
potestad de un limitado número de vivientes, y me refiero a la expresión que va
desde el llanto por hambre hasta las expresiones intelectualmente más
elaboradas.
Cuando esta
necesidad se decanta por lo que se ha determinado como arte, se habla de
expresión artística. Pero esta es una manifestación más dentro del universo
total de la expresión de los vivientes. Tal vez, la más alabada y reconocida.
Pero no las abarca a todas.
El llanto de un
neonato es una necesidad de expresión, como lo es una protesta ciudadana. Así
mismo lo es la canción de cualquier cantante, o el baile en un teatro o en una
fiesta familiar. El mendigo que solicita una limosna expresa su estado de
indigencia. El buhonero que está ocupando un lugar en la calle expresa una
necesidad económica para sobrevivir.
Como he dicho las
más ensalzadas son las llamadas expresiones artísticas. El artista, en
cualesquiera de sus disciplinas, antes de denominarse de esa manera es un
viviente cualquiera que siente la necesidad de decir algo: sea cantando,
bailando, interpretando con el cuerpo. Ese viviente ha terminado consiguiendo
el rumbo o camino a través del cual él puede decir lo que necesita decir.
Si no lo logra se
sentirá frustrado. Y posiblemente esto es lo que pasa en la mayoría de los
casos. Po razones propias o del contexto.
Unos se expresan
mejor que otros, he ahí la diferencia entre las categorías de los artistas.
Unos son más destacados que otros. Entre mejor el artista exprese lo que quiere
decir mejor artista se considerará. Hay unos que no consiguen expresarse tan
fácilmente. Pero todos parten de la forzosidad de decir algo que quieren decir.
Esto es lo fundamental.
Esta necesidad de
expresarse la apreciamos en la música, tal vez el género artístico más
difundido. En las canciones, los vivientes encuentran de que el bardo dice lo
que él quiere decir, el cantante, de esta manera, se convierte en quien traduce
o manifiesta un conjunto de sentimientos que el viviente tiene dentro de sí.
Por esa razón,
existe la identificación con ciertos cantantes y con géneros musicales. Lo
mismo sucede con las artes escénicas, la plástica y las otras actividades
artísticas. Porque son haceres y todo hacer es un modo expresarse. Sea
carpintero, albañil o un barítono. Está haciendo y se está expresando.
En una conversa
de la producción "El Apartaco", la rapera Mestiza indicaba que de
niña (12 años) ella encontró en el rap y en el baile que lo acompaña la manera
decir lo que quería expresar. Ese fue su medio expresivo. Ella llegó al rap y en
éste tuvo la posibilidad de manifestar lo que estaba viviendo, fue su medio de
expresarse.
Indudablemente,
todas las expresiones de los vivientes no son constructivas, bien sabemos que
hay muchas que son destructoras. Como el asesino, el castrador, el vampiro
energético, el narcisista entre otras muchas patologías humanas. Y contra estas
hay que enfrentarse al día a día.
Las expresiones
constructivas, aunque no sean plenamente logradas, satisfacen al viviente.
La forzosidad de
expresarse es algo biológico, algo de todo viviente natural. No es una
construcción intelectual, eso llegará después con los estudios, las
justificaciones, las influencias y otras más. La expresión es la necesidad de
un impulso biológico. Por eso es natural y el cuerpo está comprometido en esta
necesidad, porque él es el elemento fundamental de la misma. Luego vendrá lo
intelectual, que si no lo daña lo coarta.
El principio
expresivo le pertenece a todo viviente, es parte de su configuración. Pero
necesariamente no es artístico. Puede darse en cualquier hacer: los trabajos
mecánicos, los ejercicios de gimnasios, lo que sea que haga el viviente. Porque
la expresión se manifiesta a través del hacer, por eso no es potestad de lo
artístico.
Por eso la
primera manifestación del viviente no es la pintura rupestre sino el llanto del
neonato.
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