Los
actos involuntarios son aquellos en los cuales:
El alma, modificada por los factores externos, obrare algo o tendiere a algo llevada de una especie de movimiento ciego, tal acción y tal disposición no debe ser calificada de voluntaria. Dígase lo mismo cuando, haciéndose peor ella misma por propia cuenta, se dejare llevar de aquellas tendencias que ni son siempre rectas ni poseen el mando[1]
El alma, modificada por los factores externos, obrare algo o tendiere a algo llevada de una especie de movimiento ciego, tal acción y tal disposición no debe ser calificada de voluntaria. Dígase lo mismo cuando, haciéndose peor ella misma por propia cuenta, se dejare llevar de aquellas tendencias que ni son siempre rectas ni poseen el mando[1]
Los
actos involuntarios están determinados por:
§ Causas externas o del entorno
§ Movimientos ciegos
§ El alma misma
§ Dimensión irascible y apetitiva inferior
§ Tendencias innobles
§ Dimensiones no aptas para gobernar.
Con
respecto a los actos voluntarios, Plotino expresa:
Nos preguntamos entonces si realmente no somos nada
y si nada hay que dependa de nosotros. Porque si algo dependiese de nosotros,
eso mismo precisamente no lo haríamos dominados por la suerte, por la necesidad
o a impulso de las pasiones, sino con nuestro pleno asentimiento y sin que nada
se opusiese a nuestra voluntad[2]
Los actos voluntarios son actos de la voluntad,
esto es, de la dimensión intelectiva del alma, que es agente causal de sus
acciones.
Tenemos
pues:
§ Acto involuntario
§ Causas externas o del entorno
§ Movimientos ciegos
§ Azar
§ Necesidad
§ El alma misma
§ Dimensión irascible y apetitiva inferior
§ Tendencias innobles
§ Impulsos de pasiones.
§ Acto voluntario
§ Dimensión intelectiva del alma
§ Voluntad
§ Pleno asentimiento
El
asentimiento es el acto intelectivo de la voluntad. La comprensión racional de
la acción que se lleva a cabo. "Hablamos de lo que depende de nosotros
dando a entender lo que está sometido a nuestra voluntad y lo que llega a
acontecer o no, pero siempre tal como lo hayamos querido"[3].
El acto voluntario es independiente del espacio-tiempo, pues no es relevante
que él llegue a concretizarse o no. Es suficiente que la voluntad lo haya
querido. La implicación histórica de esta afirmación la encontraremos en Pedro
Abelardo[4].
Con
respecto a los actos voluntarios tenemos:
§ Acto voluntario
§ Dimensión intelectiva del alma
§ Voluntad
§ Pleno asentimiento
§ Puede acontecer
§ Puede no acontecer
Plotino
cualifica los actos voluntarios. Para ello señala:
Distingamos en todo acto voluntario, en primer
lugar el acto que hacemos a conciencia y sin ser forzados a él, y en segundo
lugar el acto que depende de nosotros y que somos dueños de hacer. Ambos
aparecen con frecuencia reunidos, aunque para uno y otro exista distinta razón;
pero también se muestran algunas veces en desacuerdo[5]
Un
acto es voluntario si se hace con conocimiento y sin ser forzados. Por el
contrario, si es a conciencia pero forzado, es involuntario. Segundo, un acto
es voluntario si depende de nosotros y somos dueños de hacer. 1) Somos dueños si
el alma intelectiva es causa de éste. Podemos hacerlo o no. 2) Depende de
nosotros sí únicamente el alma intelectiva puede hacerlo.
Con respecto al acto «que
depende de nosotros y que somos dueños de hacer», Plotino nos da un
ejemplo
Ocurre, por ejemplo, que somos dueños de matar y no
realizamos un acto plenamente reflexivo matando a un hombre si desconocemos que
es el padre a quien damos muerte. Aquí se da un claro desacuerdo y cometemos
tan sólo un acto que depende de nosotros[6].
Habíamos
considerado que todo acto voluntario es un acto del alma intelectiva, esto es,
que contenía en sí la reflexión. No obstante, Plotino expresa que es un «no
plenamente reflexivo». El desacuerdo entre el «acto que hacemos a conciencia» y
el «acto que depende de nosotros» consiste en que el primero tiene su causa en
la dimensión intelectiva superior del alma y el segundo en la dimensión
intelectiva inferior. Ya que el segundo es un acto «no plenamente reflexivo».
Podemos indicar que es un acto voluntario inferior. "Para el acto
enteramente voluntario conviene que tengamos conocimiento no sólo de las
circunstancias particulares sino de las de carácter general"[7]
Por
tanto, tenemos:
§ Acto involuntario
§ Causas externas o del entorno
§ Movimientos ciegos
§ Azar
§ Necesidad
§ Triple dimensión del alma
§ Alma intelectiva
§ A conciencia pero forzada
§ Alma irascible y apetitiva
§ Acciones innobles
§ Impulsos de las pasiones
§ Acto voluntario
§ Alma intelectiva
§ Dimensión intelectiva superior
§ Acto enteramente voluntario
§ Voluntad
§ A conciencia sin ser forzada
§ Con pleno asentimiento
§ Puede acontecer
§ Puede no acontecer
§ Dimensión intelectiva inferior
§ Acto no enteramente voluntario
§ Que sólo depende de nosotros
§ No plenamente reflexivo
§ Dueña de hacerlo
§ Dueña de no hacerlo
Plotino expresa:
Precisamente de estas formas, de las que el alma
recibe ya, ella sola, su señorío sobre el animal, es de donde provienen los
razonamientos, las opiniones y las intelecciones. Y aquí es donde
principalmente está nuestro yo. Los niveles preliminares son nuestros, pero «nosotros»
somos lo ulterior y presidimos desde arriba al animal[8]
La
cualificación de la dimensión intelectiva del alma es lo que permite entender
la clasificación entre actos enteramente voluntarios y no enteramente
voluntarios. Los primeros son acciones de la dimensión intelectiva superior,
los segundos de la inferior. Por otra parte, las formas, a las que alude
Plotino, son las percepciones intelectivas. Lo que Plotino denomina «yo» es la
dimensión intelectiva superior del alma; la que tiene que gobernar el compuesto
dual.
Entre
los actos voluntarios, hay uno, en particular, que es para Plotino el acto
voluntario por excelencia. El mismo tiene como causa al alma consigo misma. Al
respecto el filósofo señala:
Cuando tendiere a algo poniéndose bajo el mando de
su propia razón pura e impasible, hay que decir que ésta es la única tendencia
que está a nuestro arbitrio y es voluntaria y que ésa es nuestra obra, la que
no nos vino de fuera, sino de dentro, de un alma pura, de un principio que es nuestro
guía y señor principal y que no sufre error por ignorancia o derrota por la
violencia de los apetitos[9]
Éste
es un acto del alma pura, un arrobamiento propio del sabio. Un acto voluntario
puro. Sin embargo, no es el arrebato místico; pues este último está más allá de
todo acto voluntario y pertenece al grado de la libertad mística.
De modo que lo que hay de libre en nuestras
acciones y lo que verdaderamente depende
de nosotros no habrá que referirlo al hecho de actuar, cuando menos en su
realidad exterior, sino más bien a un acto interior, a un pensamiento y a una
contemplación de la virtud misma[10]
Agrega además,
Otorgamos por el contrario la autodeterminación al
ser que se libera de las pasiones del cuerpo por la actividad de la
inteligencia. Refiriendo entonces todo lo que depende de nosotros al principio
más hermoso de nuestro ser, esto es, a la actividad de la inteligencia[11]
J.
Combes comenta que Plotino “relaciona la necesidad de la libertad y la
justifica como el orden que la libertad se da a través de sus planos de
expresión. Éstos corresponden a los grados de actividad en su correspondencia
con Lo Absoluto"[12].
Estos «planos de expresión» son los grados de libertad en las diferentes
dimensiones del alma, que se manifiestan, a su vez, en los diferentes actos del
alma.
La
libertad humana es una libertad finita, que adquiere grados de separación
sucesivas con respecto al mundo y como preludio a la unidad mística. En esta conversión
el hombre escapa de las dimensiones irascibles y apetitivas, luego se eleva a
la intelectiva hasta ser sujeto absolutamente puro. En esto consiste el arrobamiento místico
Basta para ello con un contacto intelectual. Pero,
con este contacto, cuando tiene lugar, no se da posibilidad ni tiempo alguno
para poder expresar nada, siendo sólo más tarde cuando se razona sobre él.
Hemos de creer que lo vemos cuando el alma percibe súbitamente su luz; porque
la luz proviene de él y es él mismo… Tal es el fin verdadero del alma: el
contacto con esa luz y la visión que tiene de ella, no por medio de otra luz
sino, precisamente, por esa misma luz que le da la visión[13]
La
libertad metafísica es para Plotino una aspiración.
Así
pues, tenemos la siguiente estructura:
§ Acto involuntario
§ Causas externas o del entorno
§ Movimientos ciegos
§ Azar
§ Necesidad
§ Triple dimensión del alma
§ Alma intelectiva
§ A conciencia pero forzada
§ Alma irascible y apetitiva
§ Acciones innobles
§ Impulsos de las pasiones
§ Acto voluntario
§ Alma intelectiva
§ Dimensión intelectiva superior
§ Acto enteramente voluntario
§ Voluntad
§ A conciencia sin ser forzada
§ Con pleno asentimiento
§ Puede acontecer
§ Puede no acontecer
§ Dimensión intelectiva inferior
§ Acto no enteramente voluntario
§ Que sólo depende de nosotros
§ No plenamente reflexivo
§ Dueña de hacerlo
§ Dueña de no hacerlo
§ Acto voluntario puro
§ Alma consigo misma
§ Arrobamiento místico
Como
apreciamos, la dimensionalidad del alma genera una compleja arquitectónica de los
actos que el alma realiza.
[1] Plotino. Enéada III 1,
9, 5-8.
[2] Plotino. Enéada VI 8, 1;
p. 342.
[4] Ver. Pedro Abelardo. Conócete a ti mismo.
Buenos Aires, Aguilar, s/f.
[5] Plotino. Enéada VI 8, 1;
p. 342.
[6] Plotino. Enéada VI 8, 1; p. 343.
[7] Plotino. Enéada VI 8, 1;
p. 343.
[8] Plotino. Enéada I 7, 7,
15-18.
[9] Plotino. Enéada III 1,
9, 9-15.
[10] Plotino. Enéada VI 8, 6;
p. 351.
[12] J. Combes, "Deux
styles de libération: la nécessité stóicienne et l`exigence plotinienne", Revue de Métaphysique et
de Morale, 74 annes, No.3, 1969, p.137.
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