miércoles, 29 de enero de 2025

ORINOCO Y ALTAGRACIA

 


En los días decembrinos aquejado de una ladilla espiritual estaba sentado plácidamente mirando por la ventana a ver si pasaban algunas nalgas de 18 kilates de esas que siempre pasan. Cuando en la emisora de radio por más veces que estrellas hay en el universo pusieron la gaita "Orinoco".

Esa misma que ya antes de que llegara el maricón de Colón por estas tierras en la emisora Yukpa Fm ponían en la Goajira. Dale con "Orinoco, río hermoso en ti palpitan las nalgas de no sé quién", algo así dice la canción. Cuando de pronto cantan una estrofa de la canción y le paro bolas a la letra y dijo:

—¿Qué verga es esta?

Paro la oreja para oír bien la vaina.

La vaina es la siguiente: el carajo que escribió esa gaita tiene que haberse fumao unas mandocas de plátano verde con concha y todo.

La estrofa que me llamó la atención, dice:

"Y cuando ya se acerca a su delta glorioso

se hace más lento más oscuro y más grandioso

el verso en puñaladas sobre el mar escribe

bañando las azules aguas del caribe"

 

Si me lo acarameleai. No me jodas chico. Si esa verga desemboca en el Océano Atlántico, coño e madre.

Yo he oído esa puta gaita desde antes que expulsaran al marico de Adán del Paraíso y nunca me había dado cuenta de esa verga. Por eso es que vamos a perder el Esequibo, y media Goajira se la han quedado los colombianos. Sin hablar de los llanos de abajo y del Amazonas.

Ese gran carajo pensará que el Orinoco desemboca en Cabo Codera.

¿De dónde coño habrá sacado ese carajo que el Orinoco desemboca en el Mar Caribe? Ni que fuese el Manzanares, déjame pasar que mi madre enferma me mandó a llamar.

Si la vaina sigue así, cualquier día de estos vamos a creer que la Gran Sábana queda en Arizona. Ese coño no sabe ni dónde quedan Los Filuos.

Verga, comprenle un libro de geografía de Venezuela a ese carajo. Porque ese carajo no fue a las clases de geografía en la primaria, en aquellas clases donde mandaban a calcar el mapa de Venezuela en una hoja, luego uno lo trasladaba a un cartón y recortaba el mapa y los estados; con estas piezas se hacía un rompe cabeza, ahora lo llaman puzzle, estamos pasados de maricos. Uno pintaba de colores diferentes a los estados y rearmaba el rompe cabeza.

Yo hice uno, me quedó del carajo. Pero por alguna puta razón, que nunca he entendido, uno tenía que llevar armado el rompecabezas a la escuela. Armé mi mierda y me fui para clases a las 7 de la mañana. Cuando llegué a la clase y me pongo a acomodar el mapa me doy cuenta que me faltaba el estado Guárico, en todo el centro del mapa. En ese momento, en mi inocente infancia, no sabía Altagracia que ya mi destino estaba entreverao con el tuyo.

Rebusqué por todas partes y no apareció el bendito estado Guárico, yo pensaba:

—Si estaba aquí, dónde se habrá metido.

Pero, Altagracia, eran las Moiras que ya tenían marcado mi hado hacia vos; a vivir errante buscándote por Ortiz, Calabozo, Guayabal, El Socorro, las Mercedes sin poder hallarte. Así como le pasó al patriarca en su otoño.

Como la maestra vio que me faltaba ese estado en el mapa me bajó la nota. Cuánto me puso, no recuerdo. Estuve toda la mañana pensando en el puto estado Guárico.

¿Qué coño e madre se había hecho?

Me vine para la casa al terminar las clases a mediodía, y ahí en todo el portón de la casa de los Delfín estaba el estado Guárico, tirao en el patio de la entrada, se me había caído y no me di cuenta. Lo recogí y lo guardé con las otras piezas. Me alegré de encontrarlo, pero ya mi alma por vos Altagracia estaba perdida, eso lo supe años más tarde cuando ya no había remedio.

Así estamos con esa gaita.


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