jueves, 23 de enero de 2025

LA MUÑECA DE TRAPO Y SU ESTÉTICA


 

He escuchado a Clairet y a Carmen Teo decir que la muñeca de trapo no es fea, porque se hace con el corazón. Han hecho este comentario cuando alguna aprendiz de muñequera comenta que su muñeca quedó fea o que al principio quedaban feas. Por el contrario, le he oído decir a Elva Villegas, hablando de sus muñecas, que éstas son feas y que por eso nadie las quiere hacer.

Las muñecas de Elva Villegas podemos decir que son básicas en su hechura, en algunos casos ella no les hace rostro: ni les borda ojos ni nariz ni boca, y tienen la costura por fiera. Por eso, ella dice que son feas.

Y esto nos lleva a la pregunta ¿En cuál estética filosófica se ubica la muñeca de trapo?

La muñeca de trapo se hace para agradar, esa ha de ser su primera sensación. Tal vez esto es lo que quieren decir las muñequeras cuando dicen que las muñecas de trapo se hacen con el corazón, se hacen con la intención cariñosa y amorosa de producir un sentimiento de agrado. Ninguna muñeca de trapo tradicional se hace para producir rechazo o desagrado. Por esta razón, la misma se inserta en la estética de la belleza.

Por supuesto, que la misma se puede hacerse con ese fin. En este caso, la muñeca estaría en la estética de lo feo. Cuando conocí a Malú Rengifo y vi a los monstrochicos le dije que esos muñecos pertenecían a la estética de lo feo. Pues, los monstruos por ser monstruos pertenecen a la tradición de la estética de lo feo. Como aquel muñeco hombre lobo que tenía el hijo de la familia Monsters. Pero los de Malú no producen ningún desagrado.

Repito, la muñeca de trapo tradicional está hecha para agradar y eso la hace parte de la estética de la belleza. Cuando la muñeca queda con desperfectos, en cuando a su confección, la cara no le quedó bien bordada o la costura no fue la mejor, o el vestido no quedó como se quería, es cuando la muñequera dice que quedó fea. Lo que quiere decir, es que la muñeca no es tan agradable como ella quería que fuese o como pretendía que hubiese quedado. Algo semejante expresa Elva Villegas cuando habla de que sus muñecas no agradan. En tal caso, lo que se reduce es la calidad de la belleza por una confección no satisfactoria a un estándar de belleza social. Pero esto no hace que la muñeca sea parte de la estética de lo feo, aunque se diga que quedó fea o que es fea, porque no es la intención primaria.

Ya que lo feo tienes sus principios y expresiones plásticas propias. Si una muñeca de trapo se hace con el fin de desagradar, es decir, dentro de la estética de lo feo. No se puede considerar una muñeca de trapo en el sentido tradicional o convencional de la misma. Tal vez, se puede considerar un muñeco de trapo, como aquel espantapájaros de Batman que se insertaba en los miedos atávicos de la gente. Y aunque se representaba a través de una máscara era un muñeco de trapo relleno de fibra vegetal, era parte de la estética de lo feo.

En este caso, sí estamos hablando de un muñeco feo con las características de pertenecer a la estética de lo feo. O el muñeco se puede considerar una escultura textil que está en el orden de lo feo.

En cuanto a la escultura textil, en el Museo de Arte Contemporáneo en el 2024, en el programa "Artista del Mes", una artista expuso unos "muñecos de trapo", pero ella no los consideraba muñecos de trapo sino esculturas textiles, y su apreciación era correcta. Pues las mismas no estaban pensadas como muñecos sino como esculturas, en este caso de tela. Las mismas no pertenecían a la estética de lo feo.

Por eso, no toda pieza antropomórfica hecha de tela, retazo o trapo puede ser considerada, en el sentido tradicional, una muñeca o muñeco de trapo.

Ahora bien, volviendo al asunto de la estética de la muñeca de trapo. La misma pertenece a la estética de la belleza porque su intención es agradar. La muñeca tradicional básica o elemental lo más probable es que no tenía ni rostro ni vestido, porque no había ni los medios ni las habilidades para hacerlos. Eran como tallar en madera una figura humana en la cual se perciben los rasgos fundamentales de un humano: cabeza, tronco y extremidades. Pero no hay detalles. Asimismo, debe haber sido con la muñeca casera, donde había una intención primaria de agrado, pero ni recursos materiales ni grandes habilidades manuales.

La intención es que la muñeca le agrade a la niña para que ésta juegue con ella. Esto es lo que estéticamente la hace bella. No obstante, está el gusto de por medio. Y entre gustos y colores no hay nada escrito, dice el dicho. A unos le gustan unas muñecas por su expresión plásticas y a otros otras. Para todos los gustos hay una muñeca de trapo.


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