sábado, 14 de septiembre de 2024

LA NECESIDAD DE LA EXPRESIÓN


 

Todo viviente tiene la necesidad de expresarse, por una u otra razón. Algún motivo individual lo impulsa a eso. Y por uno u otro medio lo realiza. La expresión no es potestad de un limitado número de vivientes, y me refiero a la expresión que va desde el llanto por hambre hasta las expresiones intelectualmente más elaboradas.

Cuando esta necesidad se decanta por lo que se ha determinado como arte, se habla de expresión artística. Pero esta es una manifestación más dentro del universo total de la expresión de los vivientes. Tal vez, la más alabada y reconocida. Pero no las abarca a todas.

El llanto de un neonato es una necesidad de expresión, como lo es una protesta ciudadana. Así mismo lo es la canción de cualquier cantante, o el baile en un teatro o en una fiesta familiar. El mendigo que solicita una limosna expresa su estado de indigencia. El buhonero que está ocupando un lugar en la calle expresa una necesidad económica para sobrevivir.

Como he dicho las más ensalzadas son las llamadas expresiones artísticas. El artista, en cualesquiera de sus disciplinas, antes de denominarse de esa manera es un viviente cualquiera que siente la necesidad de decir algo: sea cantando, bailando, interpretando con el cuerpo. Ese viviente ha terminado consiguiendo el rumbo o camino a través del cual él puede decir lo que necesita decir.

Si no lo logra se sentirá frustrado. Y posiblemente esto es lo que pasa en la mayoría de los casos. Po razones propias o del contexto.

Unos se expresan mejor que otros, he ahí la diferencia entre las categorías de los artistas. Unos son más destacados que otros. Entre mejor el artista exprese lo que quiere decir mejor artista se considerará. Hay unos que no consiguen expresarse tan fácilmente. Pero todos parten de la forzosidad de decir algo que quieren decir. Esto es lo fundamental.

Esta necesidad de expresarse la apreciamos en la música, tal vez el género artístico más difundido. En las canciones, los vivientes encuentran de que el bardo dice lo que él quiere decir, el cantante, de esta manera, se convierte en quien traduce o manifiesta un conjunto de sentimientos que el viviente tiene dentro de sí.

Por esa razón, existe la identificación con ciertos cantantes y con géneros musicales. Lo mismo sucede con las artes escénicas, la plástica y las otras actividades artísticas. Porque son haceres y todo hacer es un modo expresarse. Sea carpintero, albañil o un barítono. Está haciendo y se está expresando.

En una conversa de la producción "El Apartaco", la rapera Mestiza indicaba que de niña (12 años) ella encontró en el rap y en el baile que lo acompaña la manera decir lo que quería expresar. Ese fue su medio expresivo. Ella llegó al rap y en éste tuvo la posibilidad de manifestar lo que estaba viviendo, fue su medio de expresarse.

Indudablemente, todas las expresiones de los vivientes no son constructivas, bien sabemos que hay muchas que son destructoras. Como el asesino, el castrador, el vampiro energético, el narcisista entre otras muchas patologías humanas. Y contra estas hay que enfrentarse al día a día.

Las expresiones constructivas, aunque no sean plenamente logradas, satisfacen al viviente.

La forzosidad de expresarse es algo biológico, algo de todo viviente natural. No es una construcción intelectual, eso llegará después con los estudios, las justificaciones, las influencias y otras más. La expresión es la necesidad de un impulso biológico. Por eso es natural y el cuerpo está comprometido en esta necesidad, porque él es el elemento fundamental de la misma. Luego vendrá lo intelectual, que si no lo daña lo coarta.

El principio expresivo le pertenece a todo viviente, es parte de su configuración. Pero necesariamente no es artístico. Puede darse en cualquier hacer: los trabajos mecánicos, los ejercicios de gimnasios, lo que sea que haga el viviente. Porque la expresión se manifiesta a través del hacer, por eso no es potestad de lo artístico. 

Por eso la primera manifestación del viviente no es la pintura rupestre sino el llanto del neonato.


martes, 10 de septiembre de 2024

ANTONIA AZUAJE LA TOTALIDAD DE LA EXPRESIÓN


 

La artista autodidacta o popular, como así también se les denomina, tiene la particularidad de que vive su vida cotidiana y, simultáneamente, se ocupa de los fenómenos de la creación artística. No hay distinción entre una y otra, el vivir ya es creación artística. Por lo cual, su obra carga a cuesta el espíritu de lo que ella es en sí misma.

La creación plástica de la artista se arraiga en la vida de lo colectivo, no en patrones personales. Motivo por el cual todo lo referente a la colectividad es parte de su vida y de su hacer. No hay un discurso individual, como sucede con el artista académico.

La postura de la creadora autodidacta expresa lo esencial de la vida, lo biológicamente determinado que tiene la intención de hacer arte, esto es, de manifestarse en su totalidad. Por eso recurre a lo minúsculo, a lo irrelevante, a lo cotidiano, a una estética derivada del paso del tiempo, de lo meramente subjetivo. Que es lo que la hace universal, ya que es parte de un todo.

En su obra no hay oposición entre la creación plástica y la vida, todo está ahí. Todo está presente. Los elementos y los medios de expresión no pretenden crear arte, son arte. Es el arte de la expresión de la totalidad arraigada en lo biológico, el cual se manifiesta de manera plena.

Esta plenitud es la obra de arte total. No hay especializaciones, cualquier posibilidad es factible porque abarca la totalidad de su vivir. En su obra la vida fluye mezclada, todo se da a la vez. Es una reunión de todos los momentos de la vida, por eso es una totalidad. Incluye todas las cosas de las vivencias y anula cualquier posible separación, es una mezcla en la que todas las experiencias surgen de la necesidad biológica y desembocan en una expresión universal.



En su obra todo está aparentemente simplificado y en apariencia inacabado, pero es que así es la vida que se vive. En su obra el espíritu está abierto, es dependiente y dinámico.

En su obra las relaciones expresivas están determinadas por lo que se vive, no por lo que se estudia. La relación entre las partes y el todo es absoluta, no hay intermedios. No hay elementos positivos y negativos, ni elementos intercambiables. Todo participa de todo.

De este modo, la obra de la artista hace frente al movimiento de la fortuna, de la necesidad y de las pasiones que impulsan al alma. Por todas partes la obra es soberana y, a la vez, sometida por las circunstancias. Es lo que es con sus azares, sus necesidades y pasiones así se manifiesta la obra, junto a lo que acontece o no.

Para el hacer autodidacta todo es voluntario, no hay coacción sobre él. Ya que, siendo soberano actúa libremente. En él, el hacer-pensar es una sola cosa, hacer y ser son uno y lo mismo, no hay diferencia. Es todo en sí mismo y por sí mismo. Su obra sucede por el principio que tiene en sí, porque produce como vive.

El alma artística posee en sí lo que realiza, como el fuego que genera lo que produce. La artista vive lo que produce y produce lo que vive. Es plenamente aistesis. Conoce lo que hace por sí misma y reúne en sí todo su hacer, más allá de la razón produce su obra bajo el dominio de su búsqueda. Así, todo se reconcilia en sí misma.

En su obra ella está en sí misma, que es su hacer. En su hacer predomina la disposición pura de lo que es y tiene como ser. La obra conduce al espectador hacia su deliberación, que es quién asigna razones. La artista, por el contrario, tiene la esencia propia del hacer, sin que el azar ni la imaginación impidan la producción, porque está en su autodominio. Por un lado, obra por sí misma; por otro, no se atribuye a sí misma lo voluntario.




Al hacer, lo artístico por el principio de la autonomía, se eleva a la actividad productiva y por ello posee el ser libre. Sus apetencias, además, la conducen hacia lo interior, por eso su actividad produce tal como produce, por tener libertad y estar en sí misma. Tiene en sí su producir y reúne en sí la praxis de la necesidad interior y la expresión exterior.

El autodominio de la obra está en sí y en el alma según la virtud del hacer. Ella es dueña del azar y de lo bello que lo produce por sí mismo. Porque la actividad está en sí según la excelencia que le sobreviene y está dirigida por la virtud del obrar, donde la artista fija lo justo y lo ordenado.

De esta manera, lo que es libre y está en sí mismo busca la gracia de lo bello, en tanto su actividad es según el bien. Porque se tiene a sí misma y al estar en sí misma se encadena a la vida, a la expresión de la totalidad. La obra popular en sí la producción del ser.

Su hacer artístico es una acción voluntaria que desea el hacer. Su naturaleza es plena y la actividad una. La esencia de su actividad es la esencia de su ser, en sí misma armonizada. Su obra es más grande por ser en sí misma, por ser producida por una actividad que es soberana, pues es principio de sí misma.

Desprovista de considerar lo que hace, en sí misma se determina por la excelencia. Que es la virtud de la disposición y la cualidad. Lo cual genera según dispone la libertad que está en ella, como algo superior. A través de su obrar da a conocer su libertad, que junto con todo su ser conduce a la tranquilidad terapéutica que está encadenada a sí misma. La excelencia al obrar en el hacer artístico tiene la necesidad de prestar ayuda.

Se hace ser en sí misma, sin dueño. Pues es en sí misma. El alma produce por la libertad que tiene en sí se atribuye a su esencia, al ser dueña de su actividad y de la excelencia de la contemplación. Como el ser evidente, lo inmaterial es libre y forzosamente está en sí. En su esencia y por mandato va al exterior, esto es, a la expresión sin separarse, permanece fuera y en sí misma.

Toda la obra vuelve hacia sí misma y es obra en sí misma, es libre y plena de posibilidades, como vida que se vive. Así es Antonia Azuaje en su obra.


lunes, 9 de septiembre de 2024

LA URÓLOGA


Los urólogos no lo pueden ver a uno, porque de una vez le quieren meter el deo en el trasero. No importa dónde uno esté, sea en la Avenida Bolívar, en la Baralt, en la Avenida Urdaneta, no importa lo primero, incluso antes de saludarlo a uno, es meterle el deo en el rabo.

Eso carajos lo agarran a uno como si fuese violín prestao o la Billo's Caracas Boys en carnaval.

—"Magallanes será campeón y palo y palo…"

La vaina tampoco es así.

Después del juramento hipocrático, el lema de esos carajos es:

—"Dele que son pasteles".

Fui a consulta con la uróloga, porque tenía años que no me hacia un chequeo médico de esa vaina. La busqué por Petare, por San Bernardino, por Instagram, Whatsverga. Ya parecía a Papa Montero, canalla rumbero.

Hasta que la conseguí ahí mismo, al laito de la Ítaca laboral. A pata e mingo, en Parque Carabobo al lado de la PTJ. Más fácil que pelar mandarina.

Fui el día que cayó la tormenta y se inundó media Caracas. Cuando yo salí de la consulta ya había pasado el aguacero y me vine caminando por las estaciones de Bellas Artes y Parque Carabobo estaban inundadas.

Uno llega y le empiezan a preguntar que esto y aquello, que el pato y la guacharaca.

—No doctora, los tiempos de hacer la firma en la pared meando ya pasaron, eso era antes. No está mal, pero nunca esos tiempos.

Vamos a hacer el tacto prostático.

Esa tarde, por el aguacero, se había ido la luz y para poder hacer la consulta la doctora tuvo que abrir la persiana.

La vaina parecía el cine Urdaneta.

Empezó a hacer el tacto:

—Aquí hay cierto endurecimiento y siento un nódulo, me dijo la doctora.

—Se jodió la verga, pensé para mi coleto. De aquí pa´ la morgue. Ni modo.

Y seguía con el tacto, hasta que le dije:

—Doctora, esto es un chequeo no un Only Fans.

—Ay, si es verdad.

A los urólogos hay que tenerlos a raya, porque se emocionan.

Tienes que hacerte estos exámenes: sangre tal, orina verga, 15 ecos.

—Será que esta verga es la Novena Sinfonía de Beethoven.

Pagué mi consulta, barata 40 dólares. Y salí con mi lista de exámenes, una vaina que me tengo que tomar por tres meses.

A buscar presupuesto para los exámenes, pregunté dónde me había dicho el pana Gustavo y me dijeron:

—Son 95 por el pecho.

Me faltaba una ñinguita, pero con la próxima quincena completo mi vaina.

Ahora todos los resultados los mandan por whatsverga, es un solo cholazo. Nada de que estar yendo a buscar papeles ni nada de esa vaina. Armé mi historia médica digital y de vuelta para que la doctora viera cómo estaba el cuerpo, que es mortal.

A lo mejor hay que despedirse a la llanera de toda esta cuerda de coños e madre. A lo mejor estoy más de allá que de acá.

Fui hoy a la revisión de los resultados.

La doctora empezó a ver la guarandinga y explicarme que esto y que aquello.

—¿Cómo está la jugada doctora?

—Estamos terminando el segundo tiempo cero a cero. Pero puede entrar Cristiano Ronaldo por el equipo contrario. Hay que tener cuidao, me dijo ella.

Ya decía el Canserbero, que "la muerte está tan segura de ganar que de ventaja te da una vida".

Y cualquier día es bueno para morir, no le quepa duda.

La verga de la muerte no me importa mucho. Me vale a verga, en verdad. Porque como me dijo una vez el viejo Eugenio: "Usted no tiene quien lo llore".

Ahora estoy en estudio, porque la mortadela está barata. Me mando a tomar una vaina antes de dormir, porque baja la tensión. Si yo que caigo muerto en vez de dormido, con esa pastilla va a ser más arrecho.

Después hay que repetir el antígeno prosverga.

La vaina va bien. Quién coño dijo miedo. Me vine en el Metro y me compré medio kilo de queso pa' rayar porque las arepas no pasan solas.

Entre las vergas que había en el Metro, había un carajo pidiendo abrazao con un perro y otro durmiendo en el piso del vagón.