sábado, 24 de agosto de 2019

ATREVERNOS A PEDIR: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA

Por lo general, nos cuesta pedir. Las razones de esto pueden ser muchas. También sabemos que hay muchas personas que son muy pedigüeñas y por eso son abusivas. Me interesa en este artículo ahondar en el caso de no atrevernos a pedir, y en particular, en los casos en que sabemos que nos merecemos eso que nos atrevemos a pedir.

Unas de las razones es que pensamos o creemos que las otras personas, el jefe por ejemplo, tiene que darse cuenta que nos merecemos eso que deseamos. Pero la realidad es que el jefe no tiene que darse cuenta de nada. Ni siquiera está en la obligación de darse cuenta. Podríamos decir que entonces el jefe es un mal líder ¿Y? ¿Qué resolvemos con decir que es un mal líder? Si seguimos sin tener lo que no nos atrevemos a pedir.

 Esa suposición es fatal porque nos convierte en unos receptores. Si deseamos algo y consideramos que lo merecemos debemos aprender a pedirlo. Por el merito que tenemos para obtenerlo. Si nos es negado eso es otro asunto, y de allí tomaremos otra acción.

Otra razón, y muy difundida, es que Dios o el universo no dará lo que nos corresponde. Pero en eso podemos pasar toda la vida, a la espera de la dadiva divina o universal. Eso sucede porque creemos que el mundo es justo o que hay una justicia divina de la buena repartición, y que a nosotros nos va a tocar algo de esa justicia divina. Lo único que tenemos que hacer es esperar, con paciencia, a que nos toque algún día.

Otra causa es que nos puede parecer malo —en sentido ético— o de mal gusto —estético— pedir lo que queremos tener. Es un prurito mal entendido y extendido. Que más o menos se fundamenta en los dos anteriores. Que nos impide expresar la petición que deseamos hacer y no hacemos. ¿Los motivos? Cierta vergüenza, un poco de miedo ante la posibilidad de que nos nieguen lo deseamos; reticencia a mostrarnos, a pedir, a tener la sensación de estar mendigando… O no pedimos por soberbia u orgullo mal entendido.

En un artículo anterior tratamos sobre lo que en verdad deseamos. Fundados en la interrogante: ¿Qué es lo que en verdad queremos? Al tener la respuesta a esta pregunta nuestras aspiraciones deben estar bien determinadas. De allí en adelante debemos procurarnos los medios, las estrategias  para conseguir lo deseado.

Sin embargo los malos hábitos, antes indicados, nos impiden por la mala costumbre desarrollar los medios y las estrategias necesarias, lo cual hace que empecemos a andar con rodeos para expresar lo que tenemos que pedir con firmeza, lo que deseamos.

Establecer los medios y las estrategias simplifica las cosas; esto nos permite abordar los temas tal y como son, a decir la verdad tal y como se presenta y a afirmar sin ambigüedades lo que deseamos. Ser directos nos permite ahorrar energía y tiempo.

Al saber lo que queremos debemos actuar para reivindicar lo que queremos. Una vez que hemos identificado, formulado y expresado nuestros deseos, necesitamos un poco de ayuda para actuar: una palanca, un detonante.

O como señala Klaric, es que no sabemos vendernos a nosotros mismos. No sabemos hacer marketing personal. Porque existe una mala concepción con respecto a ser un vendedor, esto es mal visto. Al no saber hacer nuestro marketing personal, en la misma medida no sabemos pedir ni reclamar lo que nos apetece y merecemos.  

No tenemos nada que perder y si mucho que ganar al pedir lo que consideramos merecemos. Debemos aprender a hacer nuestro marketing personal para así aprender a pedir lo que deseamos. Esto es fundamental. Al aprender a pedir siempre habrá alguien que estará encantado de ayudarnos, si se lo pedimos.

Cuántas veces hemos oído: «Podrías haberlo pedido o por qué no lo pediste antes. ¡Habría podido ayudarte! Pedir, es suficiente para encontrar una solución. Tenemos que atrevernos a pedir. Pero eso sí, haciendo marketing personal y haciendo bien lo que hacemos

Al atrevernos a pedir siempre habrá quien nos echará una mano de manera encantada porque reconocerá que lo que hacemos lo hacemos bien.

Referencias:
Twitter: @obeddelfin


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