martes, 26 de febrero de 2019

MIRAR AL MUNDO EN SU COTIDIANIDAD: CONSULTORÍA Y ASESORÍA FILOSÓFICA


Cultivar una actitud atenta, permanecer a la escucha como un observador silencioso nos hace alguien que busca comprender algo. Cultivar esta forma de ser hace que prosperemos de manera útil, forma una manera de mirar el mundo de manera interesada y sin prejuicios. Es una manera de productiva de vivir.

Si estamos atentos a la vida ganamos eso que se llama sabiduría, que para los antiguos helenos era la forma de saber y entender cómo vivir una buena vida. Por ello, una persona podía ser o era llamado sabio. La sabiduría atiende a la vida misma.  

Al estar atento estamos en medio del mundo, involucramos conjuntamente la vida y los acontecimientos que en ella se dan. Que necesitamos escuelas, libros, pensadores, directrices o referencias, es cierto. Sin embargo, sin mucha edad ni experiencia podemos poseer una sabiduría cultivada.

Una sabiduría conformada por una gran cantidad de dudas, de tentativas, de intercambios, de reflexiones e introspección. La sabiduría es algo que se constituye, que se forma en el transcurso de nuestro pensar-hacer. Es por tanto, una construcción de cada día.

Como toda construcción requiere tiempo e inversión. No es fácil, pero tampoco imposible. Es un camino que tenemos que recorrer mientras miramos y participamos con los demás del hacer de vivir. Compartimos con el mundo porque estamos en él. Es un interactuar.

Tenemos mucho que aprender del mundo y la forma hacerlo es estar en él.  Nuestras interacciones conforman nuestra sabiduría. Vivimos, cada momento, inmersos en las dudas; en esos pensamientos que como olas nos abaten una y otra vez; y nos sentimos, muchas veces, incapaces de ver las cosas con diferentes perspectivas. En eso consiste vivir.

Miramos a la vida a los ojos y ella nos mira como si leyera nuestros pensamientos. Por eso notamos que no sabemos nada y nos sentimos perdidos, no importa. Queremos evitar estas incertidumbres como si no formaran parte de nuestra vida, pero son ellas las que nos constituyen. Pensamos que es solo lo placentero, éste es una parte nada más.

La mirada bondadosa de la vida es un mero cuenta, una leyenda. Tampoco la vida está conformada por frases alentadoras, o por sentimientos o situaciones consoladoras. Es más el tiempo que estamos perdidos. Pero esto no impide la construcción de nuestro pensar-hacer-sentir. Son momentos necesarios.

Tal vez, invertimos demasiado tiempo preocupándonos por lo que no ha sucedido,  y permanecemos ciegos y sordos ante lo que importa en la vida.  Debemos estar aquí y vigilantes, cuidando de nosotros mismos. Atentos a lo que sucede.

La sabiduría es un pensar-hacer-sentir que se aprende viviendo. Qué se puede enseña, tal vez. Aunque nadie escarmienta en cabeza ajena, dice el dicho. Nuestra posición ante la vida que vivimos es un estado, una postura para poder aprehenderla en la posibilidad de su totalidad.

Atender lo que vivimos es saber contemplar y analizar la que en ella sucede, y lo que a nosotros nos sucede en ella. Es una introspección que se nutre con el afuera y con el adentro de nosotros. Esta relación constante entre afuera y adentro, entre vivir y pensar; entre actuar y ser. Es un torbellino que no podemos atrapar, pero si vivir en medio de él. 

Nuestra atención directa por la vida tal y como la experimentamos es, simplemente, mirar esto que se presenta ante nosotros. Sea eso lo que sea, y analizarlo con la mayor precisión que podamos. De allí que debamos prestar la mayor atención a las cosas, y dejar que se revelen por sí mismas ante nosotros. Que también somos productores de situaciones.

De esa forma estamos conectados con la experiencia normal que habitamos. Lo cual significa que encontrándonos arrojados en el mundo, producimos nuestra propia experiencia y definición como personas. Pues, de una manera  u otra, ocurre interactuamos con otros sujetos o formas de vida.

Podemos pensar que nos hemos o nos has definido con alguna etiqueta, pero estamos equivocados porque siempre somos una obra en marcha, un hacer permanente. Producimos nuestro propio ser constantemente a través de la acción y el pensar; esto es tan fundamental para nuestra condición humana. Que consiste en ser libres, responsables; y que podemos elegir e inventar si así lo deseamos.

Referencias:
Twitter: @obeddelfin




No hay comentarios:

Publicar un comentario